Dispuestos al diálogo
Periódico La Jornada
Jueves 3 de enero de 2013
El gobierno federal debe cumplir los acuerdos de San Andrés y reanudar el diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), sostuvo José Narro Céspedes, ex presidente de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) en la anterior legislatura.
Destacó que la marcha de zapatistas realizada el pasado 21 de diciembre y los comunicados del subcomandante Marcos definen una nueva etapa del EZLN. La propuesta de tender puentes con otras organizaciones sociales es un salto a la ofensiva contra el neoliberalismo, dijo.
Dirigentes de organizaciones campesinas y representantes indígenas también aceptaron la propuesta del EZLN –suscrita por el subcomandante Marcos– de construir puentes, pero subrayaron que se debe respetar la pluralidad del movimiento indígena y no desplazar ni tratar de suplantar a ningún representante indígena y campesino. Consideraron que el diálogo con los zapatistas se fracturó por el silencio y distanciamiento con diversos grupos.
Hay más coincidencias que diferencias con el EZLN, pues en la práctica el actual gobierno continúa con su visión asistencialista y cerrazón, indolencia e indiferencia hacia los derechos de los pueblos indígenas y campesinos más pobres; el ejemplo inmediato es la reducción del presupuesto a la infraestructura, expusieron en entrevistas por separado.
Carlos de Jesús Alejandro, secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, recordó que distintas expresiones del movimiento indígena participaron en el diálogo de los acuerdos de San Andrés y en la Marcha del color de la tierra (2001) e hicieron causa común en las demandas. Resurge la exigencia de que se reconozca y eleve a rango constitucional la consulta bajo el principio de conocimiento libre, previo e informado, y que el Legislativo actúe para que se reanuden los diálogos de San Andrés y se reintegre la Cocopa en la 62 Legislatura. Todos los grupos políticos, los tres poderes de la Unión y niveles de gobierno deben atender los problemas de rezago, discriminación y marginación, para que termine la política de simulación, asistencialista y paternalista hacia los pueblos indígenas.
Marcos Matías, ex asesor en la mesa de diálogo y paz entre el EZLN y el Estado, e integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI), consideró saludable que el EZLN vuelva a colocarse en la arena nacional, pero debe respetar la multiplicidad y pluralidad del movimiento indígena; hay muchos claroscuros que seguramente en los próximos días se descifrarán. Coincidió con el subcomandante zapatista en torno al fracaso de los gobiernos del PAN y de Luis H. Álvarez, ex comisionado de paz durante el gobierno de Vicente Fox y ex titular de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, pues el dinero que derramaron fue para tratar de empanizar al movimiento indígena.
Invitó al subcomandante a reflexionar sobre las críticas que en su momento hizo contra algunos dirigentes indígenas, por lo cual prácticamente fueron expulsados del CNI, agrupación que –destacó– no es la única de los pueblos nativos.
Emilio García, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, comentó que la propuesta del EZLN debe significar flexibilización hacia el movimiento social –sindicatos, sectores de la sociedad civil y diversas organizaciones–, que no es tan radical en sus posturas, para que el horizonte de influencia e impacto sea amplio y se una ante la acción represora del gobierno, de leyes que van contra los intereses de la población, de acciones que atentan contra el patrimonio nacional y los recursos naturales.
Rocío Miranda, dirigente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, sostuvo que la postura del EZLN refleja las demandas de los más pobres y su exigencia de que el gobierno cumpla con sus compromisos, pero que después no los cobre, como hizo Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador del estado de México.
Es momento de hacer algo juntos para construir un país en el que haya distribución equitativa de la riqueza, la cual se genera de abajo hacia arriba, y se dejen de crear unos cuantos millonarios mientras se multiplican los pobres.
Sugirió al EZLN respetar la autonomía y las formas de lucha de las organizaciones, las cuales ven en los partidos políticos una ventana para construir formas unitarias de lucha.