Animamos a los trabajadores de ROCA a que se decidan por la opción de tomar el control de la factoría
18-01-2013
La dirección de Roca, siguiendo la lógica enfermiza de maximización de los beneficios empresariales quiere dar un paso más deslocalizando su factoría de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) a países con salarios y condiciones laborales más precarias, es decir, pretende aumentar sus lucros a costa de ahorrar en costos laborales y, por tanto, del salario y del medio de vida de cientos de familias.
Esto no es nada nuevo, en la carrera por ahorrar costes y obtener mayores ganancias, las empresas europeas (y entre ellas Roca) llevan décadas desplazando sus factorías a países semicoloniales, con menores niveles de vida, que padecen una grave ausencia de derechos sociales y laborales. Las consecuencias directas de esto son la desindustrialización de los países europeos y la elevación en los niveles de desempleo. La culpa de estas consecuencias no la tienen los trabajadores de estos países explotados, pues su clase trabajadora labora a menudo hasta 14 horas al día y los salarios muchas veces no permiten siquiera cubrir la necesidades vitales mínimas. El verdadero culpable de todo esto es el sistema capitalista que lleva hasta el extremo la necesidad de acumulación de capital en las empresas por encima de las necesidades de la clase trabajadora, sea del país que sea. Los empresarios que llevan a cabo estas prácticas son los que materializan esta lógica perversa y los que, por tanto, deben ser reprendidos por ello.
En nuestro país, para solucionar los problemas de cierres de empresas y fábricas se suele recurrir a soluciones con consecuencias muy dañinas para los trabajadores, normalmente basadas en la aceptación de despidos masivos (EREs), en vergonzosas prejubilaciones y/o en cierres con indemnizaciones que son pan para hoy y hambre para mañana. Ninguna de estas salidas conviene a los trabajadores de ROCA, millones de trabajadores han sufrido estas consecuencias en las últimas décadas y fueron llevados a años de paro, a ser desahuciados, a recurrir a la asistencia social, o a vivir durante el resto de sus vidas con pensiones reducidas.
Ejemplos como los de FaSinPat en Argentina deben servir a los empleados de ROCA como inspiración; esta empresa de cerámica, expropiada en el año 2001 por los trabajadores tras el cierre patronal, llevó a que los propios trabajadores asumieran el control de la factoría, y que en cuatro años pasaran de 240 a 410 trabajadores, y que hayan podido financiar proyectos sociales de notable envergadura en la comunidad, como la construcción de un centro de salud que los poderes públicos llevaban dos décadas rehusando construir.
En Francia, desde el inicio de la crisis económica mundial, más de ciento cincuenta empresas han pasado a ser controladas por sus trabajadores bajo régimen de trabajo cooperativo, aunque la mayoría de las veces por medios diferentes a la de la fábrica argentina FaSinPat, pues se han basado a menudo en la compra por parte de los trabajadores de las instalaciones con un capital inicial para su puesta en marcha.
Múltiples estudios están demostrando que las empresas cooperativas, sociales y bajo el control de sus trabajadores, resisten mejor las crisis en todos los países del mundo, y generan empleo estable a largo plazo.
Por ello, animamos a los trabajadores de ROCA a que se decidan por la opción de tomar el control de la factoría, en lugar de esperar a que el patrón actual o un nuevo capitalista continué con el actual modelo generador de despidos, inseguridad laboral y acumulación enfermiza capitalista. Los animamos a que no teman emanciparse de la clase explotadora y que sigan el exitoso ejemplo que han llevado a cabo cientos de miles de trabajadores en todo el mundo.