El habitus, decía Bourdieu, es un principio generador de las relaciones, de sentidos y gusto, estos luego se hacen cuerpo y carne en tanto construcción social histórica del poder. Nadie del entorno presidencial habla aymara o quechua. ¿Qué otra cosa se puede entonces esperar del resto?
JACH’AT ÄRSUÑA, ISK’A LURÄÑA
Falsa descolonización
Pablo Mamani Ramirez [1]
Un amigo nos contó a finales de 2012 que había osado escribir, tratar de pensar y presentar su investigación en lengua aymara. Las respuestas fueron entre la incredulidad, sorpresa, alguna que otra satisfacción y en un buen porcentaje enojo o rechazo. ¿Por qué aún no es normal escribir, pensar, hablar en la academia y en la vida social, en la lengua aymara o en su caso quechua o guaraní?. Pues la sorpresa, la incredulidad y el enojo, nos muestra que esto aún es un hecho extraordinario, de modo particular, el enojo observado en el momento de entregar la invitación para la presentación del libro. Esta es una constatación sociológica.
Entonces debemos preguntarnos una y otra vez. ¿Realmente estamos en el camino de la descolonización o de lo contrario en un proceso de falsa descolonización? Este es un tema que en el último tiempo se ha dejado a medias en Bolivia aparentemente por la complejidad de su definición sobre qué se entiende por descolonización y cómo se hace efectiva. Este parece ser un buen argumento, aunque ciertamente es compleja el hecho y la idea de la descolonización, para seguir el camino contrario a la descolonización. Esto es así particularmente en los niveles del entorno presidencial y en sus mecanismos de acción. Por lo que podríamos decir que en Bolivia la descolonización es raquítica desde este lugar del poder y robusta la falsa descolonización. Este es el hecho que aquí analizaremos con datos y descripciones.
Antes debo aclarar que estas críticas son ante todo a los nuevos gobernantes y sus círculos íntimos de poder donde algunos callan de lo que observan aunque otros aportan datos para el conocimiento público. Pues día a día se observa en dichos lugares la reproducción y producción de las ontologías del poder colonial y republicano. Así estas críticas no se refieren a la dinámica de la sociedad y sus movimientos sociales e intelectuales. Dado que aquí ocurren hechos diferentes al de los círculos íntimos del poder porque existe una dinámica particular y novedosa aunque con muchas variantes. Es evidente que el poder produce nieblas que no permite entender ni ver lo que ocurre en la sociedad que está en un proceso de lucha aunque con sus propias paradojas. Haciendo uso de metáfora se podría decir que por debajo de los zapatos de los señores del poder hay un movimiento de otra índole que no necesariamente es producto de los actos del gobierno. Incluso algunos son en respuesta a lo que estos hacen y dicen.
Así el tema de la descolonización o su contraste la falsa descolonización es un hecho concreto pero y a la vez es un asunto conceptual. ¿Qué entender por falsa descolonización? Frantz Fanon[2] (el médico argelino que luchó contra la colonización francesa), alertó brillantemente que dentro de la descolonización también se puede producir una falsa descolonización. Para Fanón, la falsa descolonización es un hecho concreto. Esto es. Se es radical en el discurso y reformista en la práctica. Esto es lo que ocurre en Bolivia. Se emiten discursos radicales pero con acciones reformistas y paradójicas. Dado que la descolonización es un hecho dolorosa y dura porque se trata de cambios profundos no sólo de forma o fenomenológico sino en el hecho del trastocamiento de un ser por otro ser. Diríamos nosotros, es cambiar una totalidad social por otra totalidad social. En ese sentido, la descolonización no es el cambio del discurso para hacer lo mismo que hacían los otros aunque con algunos detalles menores, sino destruir lo que existía como es la dominación colonial y moderna. El hacer, en aymara luraña, es el centro de este hecho histórico a la vez del revolvimiento (pacha tijra) de las ideas o los imaginarios sociales. Sin duda esto no es sencillo, pero las acciones y el habla deben estar orientadas hacia ella. Si las acciones más que cambiar reproducen lo colonial estamos entonces ante la falsa descolonización.
La descolonización es cambiar el sustrato mismo de ser. Y en esto lo indio o indígena originario tampoco es inerme por completo porque históricamente ha sido y es producto del proceso de colonización social y mental que se expresa como inconsciente individual o consciente social. Dado que en la vida social todo se aprehende y se aprende. Aquí el que hoy llamamos criollo-mestizo y su cultura es el centro del cuestionamiento dado que en este lugar social e histórico se produjo el hecho colonial suponiendo que tenía una grandeza cultural y civilizatoria. La colonización territorial es parte de este hecho y la colonización cognitiva también porque hubo un proceso de imposición de una forma de ver el mundo y la vida social. En una palabra, si la colonización es un hecho social donde un grupo de personas extraños a un lugar y tiempo se imponen según sentidos de superioridad al otro u otros y por medio de la violencia o fuerza aunque estos se resistan, entonces, descolonizar es desmontar todo ello de modo inteligente apropiándose lo que cultural y políticamente es adecuado a la nueva realidad social y a la vez engrandeciendo lo que es propio primigeniamente. Esto bajo los principios de justicia, igualdad, respeto, y gobierno compartido entre los miembros de ese lugar o territorio histórico. En este sentido, la elite colonizadora no entra en esta posibilidad histórica porque está claro que es parte de un daño humano, territorial, social, cultural, cosmológico y lingüístico, producido por la violencia y apropiación de lo ajeno y muerte selectiva o inducida de sus habitantes.
Ahora el debate de la descolonización ya tiene más de 150 años en Bolivia, pero éste ha sido soterrado por el poder colonial y republicano porque esto significa hurgar los actos impunes del genocidio humano y etnocidio político. Así, por ejemplo, el ideólogo del indianismo, Fausto Reinaga, decía, en su libro: La inteligencia del cholaje boliviano[3], que el colonizador o el criollo fantaseaba de su grandeza (aparente) sin importar que efectivamente éste haya sido así. Sólo creía que eso era cierto fundado en la supuesta superioridad cultural bajo la lengua de Castilla aunque la lógica y la realidad hayan dicho otra cosa como es el manojo de falsas coherencias. Además argumentaba Reinaga que el criollo o el cholo es un ser para el latrocinio, para vivir de lo ajeno, para asaltar si tiene las posibilidades el poder, de endulzar sus palabras con grandilocuencias, de presentarse ante el otro mirando sobre los hombros, etc. La pregunta es. ¿Cuánto de esto hoy ha cambiado en cuanto se refiere a los señores del poder? Los datos nos dicen que no han cambiado nada o tal vez en algo. Pues se observa que siguen siendo lo mismo ya sea con el poder o sin ella porque develan siempre su altanería, cree que su juicio es válido, y si no logra imponer su visión amenaza con juicios penales, particularmente en contra de los más humildes y pobres aunque también en contra de la gente indígena adinerada. Incluso no sólo amenaza sino ha logrado construir cárceles como la de San Pedro en La Paz hecha a finales del siglo XIX para la indiada. Incluso hoy se observa otro método como es el de arman trampas con el alcohol para luego incriminarlo.
El propio Gustavo Navarro (Tristan Marof), uno de los miembros de este grupo en la ciudad de Sucre entre 1930 y 1945, sostuvo en su libro: La Ilustre cuidad[4], que el criollaje no era más que apariencia, grandilocuencia verbal, imaginaria obsolescencia de vivir en Francia, porque en los hechos sólo se imaginaba y cantaba loores a la madre patria para acostarse sin embargo con sus empleadas domésticas (al que despreciaban públicamente), de emborracharse en las cantinas de la esquina, vociferar diciendo que son “doctores” de Charcas o de los Cuatro Nombres, etc. A esto Marof lo llamó los badulaques, es decir, mamarracho, falso, doblés impregnado en su propia mirada y ser. Y por este hecho Navarro fue echado de la ciudad de Sucre y quemado su casa. ¡Un gran acto de la cultura civilizada!
El propio Franz Tamayo (llamado el indio y después de su muerte exaltado como el gran pensador boliviano)[5] decía que la gente de su tiempo era profundamente bobarysta. Esto es grandilocuencia en el habla, el sentir que es superior al indio, impresionar a la audiencia con palabra difíciles con la sola finalidad de hacer notar que saben mucho, aunque en realidad no sepa nada, por ejemplo, sobre la filosofía del niño aymara. En otras palabras era pura fanfarronería. ¿En qué medida hoy la educación está cambiando si éstas son las condiciones estructurales de la mentalidad boliviana particularmente de los grupos de poder? ¿Se habrá entendido que una cosa es educar y otras es instruir?. ¿Por qué aún se enseña hoy en las escuelas religión y moral cristiano católico?
Ante esta realidad, Eduardo Nina Quispe, un aymara echado de sus tierras de los ayllus de Ingavi por la hacienda, funda en la ciudad de La Paz, el Centro Cultural del Qullasuyu[6] y allí el primer acto que realiza es enseñar la ética y la moral con la finalidad de cambiar un país corrupta en su valores y formas de ser. Nina Quispe planteaba ante ello una profunda Renovación de Bolivia que en el lenguaje de hoy sería una radical y profunda descolonización del poder colonial y sus instituciones. Un poco antes el general aymara Pablo Zárate Willka arengó también en la Proclama de Caracollo (Qaraqullo), Renovar Bolivia: “porque todos somos hermanos”[7]. Y esta visión luego también fue aplastado y él asesinado por el Coronel José Manuel Pando. Entre paréntesis habría que decir que la “elite” paceña nunca quiso reconocer el gran aporte de los Willkas y de los ayllus para la victoria de los pandistas frente al presidente Constitucional Fernández Alonso. Dicho aporte consistió en el hecho militar, humano, alimenticio y de estrategia territorializado del poder con las que no pudieron las tropas del Sur. Pando y Alonso luego se unen ante el peligro de la indiada que se había levantado por sí mismo. Hoy muchas cosas son similares a aquellos tiempos pese al llamado Proceso de Cambio. Dado que, por ejemplo, la traición está en el orden normal de la sociedad y el uso del indio para fines de legitimidad aunque no sea militarmente como en el ‘52 o en la guerra del Chaco. Hoy el uso consiste en el voto y para ser aplaudidos en las concentraciones campesinas. Un pequeño ejemplo para ello. En 2007, el Vicepresidente García Linera ha “instruido” zarcamente al entonces alcalde de Achacachi, Eugenio Rojas, que debía estar en Sucre diez mil ponchos rojos. “Quiero diez mil ponchos rojos en Sucre para el diez de octubre”[8]. Ahí está el uso y el abuso del poder que para este sector social es un orden normal de las cosas del mundo.
También viene al caso el ejemplo de Bautistas Saavedra. Saavedra después de hacerse famoso con la “defensa”[9] de los aymaras en el proceso de Mohoza, en 1921, al ser Presidente de Bolivia acomete una violenta masacre en Jesús de Macha[10]. Allí son fusilados más de 100 hombres y mujeres aymaras machaqueños y sus bienes repartidos entre los vecinos de este centro poblado y el regimiento Guaqui. Fácticidad histórica del uso “racional” de la fuerza del Estado, la manu militari, como solución óptima para el problema del indio.
A partir de estos hechos deberíamos preguntarnos hoy ¿por qué algunos se olvidan de tales actos de colonización y genocidio? La paradoja de hoy es que algunos sectores sociales y su dirigencia particularmente sindical piensan y creen que comparte el poder con el entorno criollo-mestizo cuando apenas participan de las migajas derramadas debajo de la mesa. En lo descrito anteriormente encaja pues hoy varios de los personajes del alto nivel gubernamental. Uno de ellos es el Vicepresidente. El señor Vicepresidente se había “sumado” al discurso y lucha aymara indianista pero esto ha sido para adquirir notoriedad pública y luego cambiar fácilmente a un aymara como Felipe Quispe (después de haber incluso intentado formar el Ejército Guerrillero Tupaj Katari, EGTK)[11] por otro indio más potable coyunturalmente como era Evo Morales. Y hoy sostiene él que “siempre había soñado que algún día gobernase el indio este país”. Y según ello la misión ha sido cumplida.
García Linera viene del criollaje de Cochabamba. Por esto varios de sus críticos sostienen que “ni es chicha ni limonada”. Pero él es certero en los hechos que tiene que ver con sus particulares intereses de pronto grandilocuencia. Mediante la lectura de la sociología del cuerpo se puede observar que el Vicepresidente disfruta mucho en ser engrandado a la vez de ejercer el poder como lo hace hoy. La cultura criolla como hemos hecho notar más arriba trata de sustentar su poder en este hecho particularmente frente a los que no lo tienen. ¿Qué habría que pensar, por ejemplo, del matrimonio de Tiwanaku? En esto se presentó como un gran benefactor de la lucha aymara o qulla cuando sólo era la auto-exposición de su Yo. “Vean cómo yo soy capaz de hacer esto”, era el mensaje del Yo. Además hizo gala del Nacionalismo Revolucionario del MNR porque este partido había hecho uso del Tiwanaku para afianzar el nacionalismo boliviano. Aquí se puede observar una forma de exponer el orgullo criollo sediento de ser alguien en un mundo donde se duda cada días más y más de su coherencia, y su sentido de realismo histórico. O ¿ha servido también para enviar un mensaje subliminal a muchas otras tierras lejanas de los Andes?. En esto descubrimos una vez más el habitus del Vicepresidente según como expuso el sociólogo francés Pierre Bourdieu y de la que él hablaba intensamente en las aulas universitarias. El habitus, decía Bourdieu, es un principio generador de las relaciones, de sentidos y gusto, estos luego se hacen cuerpo y carne en tanto construcción social histórica del poder. El habitus es una especie de formación social del cuerpo y del de ser. Desde este lugar de la historia luego declaró a ABI (Agencia Boliviana de Información) que: “Los indígenas, los indios, a quienes la brutalidad de la invasión y los sedimentos centenarios de la dominación habían establecido en el propio sentido común de las clases dominantes y las clases dominadas hoy asumen decisiones y manejan los destinos del país… Los sujetos de la política y la institucionalidad real del poder se han trasladado al ámbito plebeyo e indígena”[12]. En los lugares estratégicos del poder gubernamental por ejemplo no están los indios sino como siempre en lugares subalternos. Aunque hoy ya no es lo mismo que ayer. En otro momento dijo ante el CONAMAQ paralela que Evo es la representación de Tupaj Katari; misma que se puede leer como una forma de agradar al Jefe. “Ese líder es capaz de unir a todos, pero no solamente es capaz de unir, sino de sacrificarse, de luchar por la unidad de su pueblo, porque la unidad es la clave que separa el colonialismo de la emancipación. Katari es la unidad del pueblo aymara, Zarate Willca es la unidad de los pueblos indígenas y qué es Evo Morales, es la unidad”[13]. Dicho discurso se emitió en el contexto de un serio intento de dividir el CONAMAQ.
Otro dato de ello es cuando Felipa Huanca (Stria. Gral.) de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias- B-S. expresa públicamente que “una mujer de pollera debe ir como embajador ante Naciones Unidas” [14], ante el cual García en una conferencia de presencia expresa su apoyo a Sacha Llorenti[15]. En el discurso, como realismo político-cultural del poder criollo, se aprecia la pollera pero en los hechos siempre vale más la corbata. Antes había dicho que valen igual entre el poncho y la corbata. “Hoy nuevamente el poncho y la corbata, el mestizo y el indígena se miran como iguales, como bolivianos”[16]. Pero como se ve la realidad es otra porque vale más la corbata que la pollera. Por éste y por lo anterior, García, no tiene buenas relaciones con los intelectuales aymaras. Al parecer los detesta. Y éstos también. Entonces nuevamente preguntamos ¿qué ha cambiado hoy en los nuevos funcionarios del gobierno de Evo Morales y Álvaro García? Sin duda muy poco o nada, por el contrario, al parecer han mejorado en su accionar como se observa en la red de extorsión tan bullado[17].
Tal vez un dato más para dejar notar que la descolonización es débil. En el Presupuesto General del Estado de 2012, el Viceministerio de Descolonización recibió un monto pequeño ante el monumental hecho colonial como la que hemos descrito. Este Viceministerio sólo recibió 35 millones 747 mil bolivianos frente, por ejemplo, al Ministerio de Defensa y de Gobierno, por separado, de más de 2 mil 304 millones de bolivianos. El ministerio de Desarrollo Rural y Tierras recibió 472 millones 767 mil bolivianos[18]. Tal vez con el apoyo de algunas ONGs éste monto haya subido un poco. Está claro que la descolonización no sólo se concentra en un Viceministerio, pero éste tiene el deber de diseñar políticas macros de descolonización si se tiene en el horizonte trastocar el colonialismo en el Estado. Para 2010 el gobierno no tenía claro en qué consistía la descolonización. Esto lo constatamos al hacer un estudio en diferentes Ministerios, Viceministerios y Direcciones sobre qué se estaba entiendo por descolonización y qué se estaba haciendo al mismo tiempo. En esa oportunidad nos pareció vital que existiera un Ministerio de Descolonización (y no sólo un Viceministerio) para ejecutar una política transversal en los diferentes niveles del gobierno y del Estado. Eso no existía. Hoy al parecer tampoco. El propio Viceministro Cárdenas nos dijo: “el Estado está hecho en contra del indio…no hay manera de hacer otra cosa” [19]. Aunque luego en años posteriores afirma que en la administración pública, la policía y la educación, hay una alta discriminación. “Las tres instituciones constituyen los escenarios más dificultosos pero son los lugares donde hay mayor racismo y discriminación, es allí donde se debe trabajar”[20].
Esta es la complejidad y la paradoja del discurso de la descolonización en Bolivia. Los datos, los hechos, la lógica, nos muestran que hay más palabrería que hechos subsecuentes a este discurso. Así el ser colonial y el sistema racista tiene mucha más fuerza que el hecho de la descolonización. Ahí está sin duda la falsa descolonización. Esto es así porque se ha continuado imponiendo los designios de los grupos de poder petrolero y minera en hechos como la de TIPNIS, en Mallku Quta, la masacre de Caranavi, en el encarcelamiento de Mallkus de Chuquisaca y de Norte Potosí, leyes (como el de Deslinde Jurisdiccional), que son inconsultos y muchos de sus contenidos anticonstitucionales. Y entonces ¿dónde quedó la frase ‘gobernar obedeciendo al pueblo’”’ dicha en oportunidad de abrogar el Decreto del Gasolinazo del diciembre de 2010?. Adelantamos algo para terminar. Pues parece ser insuficiente la idea de la descolonización sino se requiere plantearse un horizonte radical en la visión de la destotalización de la totalidad colonial impuesta sobre el cuerpo de la sociedad. Destotalizar quiere decir des-articular la totalidad colonial que curiosamente ha sido impuesto como un universal absoluto. Esto es trastocar un orden práctico de las instituciones sociales y del imaginario social. Es destotalizar la razón universal y la intersubjetividad social. Por esto está ahí el hecho anotado al principio. Nadie del entorno presidencial habla aymara o quechua. ¿Qué otra cosa se puede entonces esperar del resto?
Ukhamäch ukastï, ¿kunsa luräña wakisispa?. ¿Amukïña, p’iqi altaña, lup’iña, mayampi saytasjaña? Arsuniphäñani.
Notas:
[1] Pablo Mamani Ramires es alteño y aymara de la nación Qulla. Es coordinador de la Revista Willka y tiene varias publicaciones en libros y artículos.
[2] Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
[3] Fausto Reinaga, La “intelligentsia” del cholaje boliviano, PIB. La Paz, 1967.
[4] Tristan Marof, La ilustre ciudad (Historia de Badulaques), Universo, La Paz, 1960.
[5] Franz Tamayo, Creación de la pedagogía nacional, Juventud, La Paz, 1987.
[6] Eduardo Nina Quispe, De los títulos de composición dela Coronade España, 1929.
[7] Ramiro Condarco, El “Temible” Willlka, Renovación, La Paz, 1982.
[8] Esto ocurrió en Montreal-Canadá en ocasión de XXVIII Congreso Internacional de Latín American Studies Asociación, LASA, desarrollado entre el 5 y 8 de septiembre de 2007. En el momento del incidente estuvimos presente varios aymaras de Bolivia.
[9] Bautista Saavedra, El ayllu. Segunda parte Proceso de Mohoza, Juventud, La Paz, 1995.
[10] Roberto Choque y Esteban Ticona, Jesús de Machaqa: la marka rebelde. Sublevación y masacre de 1921, CEDOIN-CIPCA, La Paz, 1996.
[11] Jaime Iturri, EGTK: La guerrilla aymara en Bolivia, Vaca sagrada, La Paz, 1992.
[12] Ver: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012032301 (25/3/2012).
[13] Ver: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012032301 (25/3/2012).
[14] Felipa Huanca expresa en la semana de 7 de septiembre de 2012 que el gobierno postulara a una mujer de pollera para Naciones Unidas. Ver: http://www.paginasiete.bo/Suplementos/Ideas/2012-09-16/Destacados/11ideas-001-0916.aspx (09/01/13).[15] Álvaro García el 17 de agosto de 2012 expone su apoyo a Sacha Llorenti. Ver: http://www.paginasiete.bo/2012-08-18/Nacional/Destacados/500000118-08-12-P720120818SAB.aspx (25/08/2012).
[16] Con fuente en ABI. Esto es el día sábado 28 de junio de 2008.Ver: http://greenhouse.economics.utah.edu/pipermail/reconquista-popular/2008-July/064828.html (09/01/13).
[17] Allí la pregunta es en manos de ¿quiénes está el dinero efectivo exaccionado? ¿Sólo está en manos de los que hoy están en la cárcel?¿Cuánto dinero se ha exaccionado? ¿Por qué hoy algunas familias tienen mucho dinero en consorcio con los venezolanos para convertirse en socios de la empresa televisiva ATB, el periódico La Razón? Y también ¿la radio Panamericana?.
[18] Ver Ministerio de Economías y Finanzas en su página web: www.economiayfinanzas.gob.bo (04/03/12). Esto es sólo para tener una idea de cómo se maneja desde el punto de vista económico el tema de la descolonización.
[19] ¿Cuáles son los resultados del ingreso de jóvenes indígenas al Colegio militar a través de un pequeño programa que viene desde 2007?.