Retrocesos y restauraciones
Por José Luis Saavedra
Periódico Pukara
“El Estado plurinacional
es una propuesta
multiculturalista de
poder que
instrumentaliza a los
pueblos indígenas
subordinándolos a los
intereses de grupos de la
izquierda criolla del país.
No representa los
intereses históricos de
los pueblos indígenas ni
la construcción de una
democracia intercultural”
Víctor Hugo Cárdenas
Con motivo del reciente aniversario del llamado Estado
plurinacional se han conocido un
cúmulo de escritos panegíricos
y una serie de versiones oficialistas u oficiosas en torno a
dicho aniversario, redundar en
torno a ello sería superfluo y
creo que sería más útil articular
un posicionamiento teórico crítico
desde y a partir del propio
entorno del poder.
1. La suplantación de la
insurrección aymara
Recordemos que es en plena
euforia neoliberal, cuando parecía que ya se había domesticado
al indio y sus históricas ansias
de sublevación, que irrumpe la
insurrección aymara del año
2000, cuya praxis de lucha
cuestiona radicalmente el
carácter racista y colonial del
Estado boliviano.
¿Cómo reaccionan las elites
dominantes u oligárquicas del
país frente a la rebelión aymara
contemporánea, liderada por
Felipe Quispe, el Mallku?, obviamente con pavor, “los indios se
nos vienen encima”, no era para
menos, estaba en riesgo la
propia subsistencia de la dominación blanco-mestiza.
Es por primera vez, en más
de un siglo, después de Pablo
Zárate Willka, que un líder
aymara, como Felipe Quispe y
sus huestes combatientes provocan las condiciones de posibilidad de abatir el Estado
colonial y reconstituir la patria
ancestral: el Qullasuyu.
Es, pues, frente al inminente
derrumbamiento del Estado
colonial que las elites económicas
y políticas del país apresuradamente “fabrican” un partido
político, el MAS, y un “líder indí-
gena”, Evo Morales, para contener y sujetar la rebelión aymara
y realizar algunas reformas (que
no transformaciones) constitucionales.
Es también por ello que el partido político, hoy, en funciones de
gobierno trata afanosamente de
restaurar y regenerar el Estado
nacional, a través de una serie
bastante extendida de políticas
indigenistas; tanto que, por
ejemplo, las autonomías indí-
genas no son sino reediciones
de las antiguas reducciones
toledanas, además de la simple
extensión de la municipalización
implementada por el régimen
neoliberal.
Actualmente, los pueblos llamados indígenas no participan,
ni con voz propia y menos con
un pensamiento propio (en el
MAS está prohibido —por
expresa voluntad del vicepresidente Linera— pensar con
cabeza propia) en las decisiones
estatales y gubernamentales. La
palabra de los pueblos autóctonos está pues impunemente
usurpada, escamoteada y
suplantada por los indigenistas
(blanco mestizos) y conspicuos
agentes del partido político hoy
en funciones de gobierno (como
Linera, Quintana y Romero).
Veamos qué dicen al respecto
un par de connotados pensadores.
2. La restauración del
Estado (pluri) nacional
Por hoy vamos a tomar como
un primer pretexto de nuestras
cavilaciones un texto, en realidad
un panegírico de una autora
pretendidamente crítica pero
arrimada al poder, que escribe
acerca del Estado plurinacional.
Se trata de Catherine Walsh
1
,
quien discurre en torno a la
diversidad cultural, la propuesta
del “vivir bien” y el “horizonte
de-colonial”, temas sin duda
prometedores, pero cuyo tratamiento es extremadamente
laudatorio y carente de sentido
crítico . Si bien alude a la
colonialidad, su percepción es
enormemente superficial, básicamente porque no tiene incidencia alguna en la comprensión
de la estructura (económica y
política) del poder dominante en
el país.
Walsh habla, en la parte medular de su ensayo, de “los derechos de la naturaleza”, pero evita
discutir y/o cuestionar la opción
industrialista de las políticas del
gobierno de Evo Morales en relación con la explotación compulsiva de los recursos naturales,
ignora pues las consecuencias
depredadoras y devastadoras
que entraña la iniciativa industrialista. Y cuando habla del “vivir
bien” se pierde en una serie de
consideraciones esotéricas,
políticamente improductivos, y
no alude en absoluto a las polí-
ticas extractivistas y desarrollistas del actual gobierno.
Walsh elude por tanto hablar
de los aspectos problemáticos,
ambiguos y/o discutibles de la
Constitución Política del Estado
(CPE), se limita a repetir los
postulados cardinales de la
misma. En todo su trabajo no
hay asomo alguno de actitud
crítica, con lo cual denota un
paternalismo típicamente colonial, que consiste en el característico talante gringo de
condescendencia en relación con
las prácticas o discursos de los
llamados indígenas. Así, como
bien dice Schavelzon, el paternalismo condescendiente se
transforma en racismo colonial.
No obstante y más allá de
estas insuficiencias teóricas y
políticas, propias de los investigadores arrimados al poder
(Zavaleta), emerge la lúcida obra
de Luis Tapia, quien, en el texto
“Consideraciones sobre el Estado plurinacional”
2
, entre otras
múltiples preocupaciones, discute y cuestiona el modo liberal
de reconocimiento multicultural.
De acuerdo con Luis Tapia el
Estado plurinacional se articula
a partir de núcleos predominantemente euro-céntricos y
ello se puede contrastar y
constatar con la cuestión de las
llamadas autonomías indígenas,
que aún cuando pueda implicar
el “reconocimiento” de la organización del gobierno político en
los respectivos territorios y de
las propias formas de tomar
decisiones, es no más pues la
reposición de las antiguas
reducciones toledanas. Recordemos además que tales
autonomías están estrictamente
circunscritas a las fronteras
departamentales (el Art. 280 de
la CPE prohíbe expresamente
“trascender límites departamentales”) y están sujetos a los
municipios, cuyo devenir es pues
colonial. Por tanto y de acuerdo
con Tapia, “es (pues) la estructura del estado moderno burocrático, supuestamente racional
y universal, la que prima por
sobre los procesos políticos de
los diferentes pueblos y
culturas”
3
.
Aquí concordamos plenamente
con Luis Tapia, quien al examinar
el proceso de implementación del
Estado plurinacional, llega a una
muy lúcida conclusión en el
sentido que no se ha transformado , en modo alguno , la
estructural moderno-colonial del
Estado boliviano, tanto que:
“Si se trata de definir el tipo
de Estado y de plurinacionalidad que se ha
configurado en la Constitución
y los procesos de legislación
inmediatamente posteriores,
yo diría que se trata de una
forma de estado plurinacional
débil, aunque a veces tiendo a
pensar que se trata más bien
de un Estado multicultural
liberal y no de un estado
plurinacional en sentido
estricto”
4
.
En resumen, no hay pues
construcción de Estado plurinacional, éste mantiene una serie
de institucionalidades típicamente coloniales, es decir que la
modernidad y la colonialidad aún
permean la estructura básica del
Estado boliviano, tanto que en
el actual régimen político no hay
plurinacionalidad y en el legislativo sólo hay las ridículas cuotas étnicas (restablecidas por la
ley electoral), propias de un
régimen de apartheid a la
boliviana. Igualmente se recorta
el reconocimiento (ejercicio) de
las formas (propias) de autogobierno y el consiguiente uso
del territorio: explotación de
recursos naturales, la post
consulta es sólo una expresión
de esta problemática, pero que
nos permite afirmar que la retó-
rica plurinacional se hace trizas
en el TIPNIS5
. Igualmente se
mantiene la tradicional estructura agraria y esto es más grave
aún si se tiene en cuenta la
reciente disposición gubernamental en el sentido que se
suspende por cinco años la verificación de la función económica
social de la propiedad agraria.
Las propias políticas de inclusión
y/o reconocimiento de la diversidad cultural son absolutamente funcionales al sistema de
dominación moderno colonial
(Quijano), tanto que los pueblos
y naciones autóctonas no tienen
incidencia alguna en la política
económica del gobierno. Es a
todo ello que denominamos la
sistemática reducción de la plurinacionalidad al multiculturalismo
y el consiguiente desarrollo de
una serie de principios institucionales de carácter liberal.
1 Cfr. Walsh, Catherine, “Interculturalidad, plurinacionalidad y
decolonialidad: las insurgencias
político-epistémicas de refundar
el Estado”, en: Tabula Rasa.
Bogotá - Colombia, No.9: 131-
152, julio-diciembre 2008.
2 Cfr. Tapia, Luis, “Consideraciones
sobre el estado plurinacional”,
en: Bolivian Research Review/
RevistaE., Vol 8 (Issue 2),
october-november, 2010.
3
Ibídem, p. 16.
4
Ibídem, p. 17.
5
La carretera por el TIPNIS constituye un verdadero punto de
inflexión en el desarrollo del
Estado pluri-nacional, básicamente porque implica la eliminación de la biodiversidad, la
severa afectación del medio
ambiente y la agudización del
cambio climático a través de la
deforestación, además del incumplimiento de los derechos
(sobre todo territoriales) de los
pueblos autóctonos.