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Desuniversidad – Boletín 3

La práctica de la Desuniversidad

En la Desuniversidad nadie enseña. Todos aprendemos juntos las indisciplinas que permiten evadir los laberintos sistémicos y tomar la tierra, el aire y el agua en nuestras propias manos para hacer otro mundo. No nos preparamos para empujarnos unos a otros para meter la cabeza en la trampa de ratones del trabajo precario, sino que compartimos la mirada y el abrazo del alimento libre de tóxicos y de la construcción del techo común. No disputamos los espacios del poder como para repartir canastas o asistencia médica gratuita con remedios químico-farmacéuticos en los barrios, pues eso también se paga con la sangre que chorrea el capitalismo, ya que el capital saca su ganancia de la producción, es allí donde se explota la mano de obra y se destruye la naturaleza. Los capitalistas malos se gastan la ganancia en lujos. Los capitalistas buenos también, sólo que una parte la tiran a algunos pobres, así ganan votos de izquierda y votos progresistas. Nosotros no queremos administrar el capitalismo para distribuir riqueza ensangrentada, sino descubrir juntos entre diversos pensamientos y prácticas como producir alimentos y servicios con nuestras propias manos, como sostenernos en barrios y localidades sin necesidad de dejarnos atrapar por la red del estado y del mercado.

Por ejemplo: el estado durante el gobierno militar dividió algunas tierras mapuche generando pequeños propietarios, buscando acabar con el sentimiento comunitario y el uso común de las tierras. La pregunta es ¿Se puede hacer lo contrario? Por ejemplo varios izquierdistas y revolucionarios, que tengan casas o terrenos colindantes, podrían juntarse y extinguir su propiedad privada para hacer una propiedad común. No se ría. Tenga confianza, son honestos, bueno, supongamos, en teoría, ¿podría hacerse? Las respuestas posibles provendrán según el arraigo que tenga el militante a la propiedad o al estilo de vida. Es fácil opinar de forma contemplativa. Tal vez se podría hacer con ellos una “revolución cultural” para cambiar sus mentes y ponerlas a tono con la nueva moda: “Entregue su propiedad al estado” o similares. Como eso no funcionará así, se busca otro modo y así pasan 80 años hasta que se cae el modelo y el muro.

En la Desuniversidad no nos sacamos la suerte entre gitanos ni competimos para ver quien tiene la verdad. No concientizamos ni lavamos el cerebro ni vamos por las calles dando gritos contra peruanos y bolivianos como marinos Rambos atontados con los golpes de la disciplina y temerosos de recibir culatazos y castigos si no cumplen la orden, que puede resultar hasta con 40 muertos como en Antuco, donde le dijeron al oficial que estaba fea la cosa y el imbécil, por decir lo menos, dale con el “de frente… marrrr!” y partieron a paso de carga o de ganso (no tengo la información precisa) para hundirse en la nieve y nunca volvieron. Doloroso, muy doloroso. Las 40 madres murieron con ellos. Gajes del oficio dicen los disciplinarios soltando el billete que costaban esas vidas. Un par de millones por aquí, otro por allá y abracadabra, la ilusión se ha consumado. Fotos y testigos ratifican que la institución es “buena”. Los universitarios también se van a la nieve de los laberintos del saber-poder y del título que les sirve de tarjeta plástica para las relaciones mercantiles, muchos no vuelven, se van y se van lejos de los demás a perderse en los laberintos de la soledad individualista y egoísta, como tornillos que ajustan las tablas y planchas del tinglado, como diría el indio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Lo importante es que le colocan una que otra migaja en la boca de vez en cuando, como el domador en el circo, que mucha gente está ansiosa preguntándose “¿Cuándo le darán un buen mordisco a ese huevón?”. Y si el animal le da un mordisco al domador, se va más preso aún.

A esta altura usted está sacando sus propias conclusiones y para contribuir a la reflexión veamos un ejemplo distinto: Vecinos colindantes en una manzana, que mirada desde arriba se ve un gran patio central dividido en mini patios individuales. Dos o más de ellos pueden compartir una parte de patio en una especie de patio común, donde pueda instalarse una huerta, un taller de carpintería, un lavadero común, un horno de barro, un comedor, un pozo o un biodigestor para transformar basura orgánica en gas. Podemos desarrollar varias metodologías prácticas para mostrar, informar, argumentar, instigar, aprender juntos, instalar, etc dirigida hacia los demás.

Otro ejemplo: De actividades con niños, se lanza el “catastro de la naturaleza del barrio”, van de casa en casa dos o tres niños con uno o dos adolescentes preguntando si tiene en el patio o jardín árboles, flores, y plantas en macetero, cómo se llaman esos ejemplares, como se cuidan, qué producen, etc. Los más interesantes, diversos y llamativos pueden dibujarse o hacerse fotos e invitar un domingo a la exposición en la plaza, donde habrá un payaso, música, teatro, stands, etc.

Otro ejemplo es la creación de un comité autónomo de salud comunitaria, sicología de la relación adultos-jóvenes, un comité de comprando juntos, conocimiento, cultivo y uso de yerbas medicinales, sacar a los abuelitos del ropero a contar historias a los niños y adolescentes, colecta de basura no orgánica para formar un stock de materia prima para artesanías y una lista interminable de actividades práctica constructivas, todas ellas contribuyentes al encuentro, el compartir, la autogestión y las formas de vida comunitaria en barrios y localidades. Así se construye un mundo nuevo aprendiendo y se aprende construyendo. No sólo producir otro sistema de relaciones humanas y económicas, sino que en torno a ello está la reconstrucción del sujeto común que al mismo tiempo es productor de subjetividad, es decir, capta y ordena en su mente el conocimiento del mundo viejo y lo diferencia del mundo nuevo que está haciendo con sus manos, lo que a su vez permite la autoconciencia crítica del sistema viejo en decadencia.

He ahí la Desuniversidad.
Usted está invitada e invitado a formar-formarse construyendo con otras personas de la diversidad.

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