La izquierda en el poder comenzó a demostrar su incapacidad de tener un modelo económico
diferente, crítico y alternativo, pero sobre todo a dejar claramente establecido que con el ejercicio
de poder se podía ser igual o peor que la Derecha a la que criticaba
EL BUEN VIVIR UN PARADIGMA ANTICAPITALISTA
Freddy Javier Álvarez González
Esta reflexión se origina en el caminar con las naciones y pueblos indígenas de los Andes, la
selva Amazónica y la costa Ecuatoriana. Pretendemos mostrar un pequeño aspecto del Buen
Vivir de los pueblos ancestrales y hacer una crítica desde este lugar-tiempo al modelo de
desarrollo del Capitalismo y a las prácticas inspiradas en el Desarrollo Endógeno de la
izquierda en el poder del Ecuador. No pretendemos hablar desde la misma universalidad que nos
aplastó, pero si inspirar a naciones, pueblos y personas a preguntarse por la Buena Vida para hoy
y para mañana.
1. ¿Por qué volver a preguntar por la vida?
El Buen Vivir se sitúa en el centro de las reflexiones actuales cuando las crisis, de la economía,
de las energías, de los alimentos, de la naturaleza y del futuro y sus efectos, parecen avanzar en
el Norte generando grupos de indignados en diversos lugares, y en el Sur, con la elección de
gobiernos de izquierda. Las anteriores crisis nos colocan en el punto de una crisis planetaria que
los medios intentan desviar y los líderes mundiales atenuar. Lo cierto es que las respuestas hasta
el momento no son las pertinentes ni las relevantes. La credibilidad se desvanece en las
propuestas de los organismos internacionales y lo mismo sucede con los políticos de turno
demasiado comprometidos con el Capital. 2
¿Por qué la pregunta por la vida es tan importante hoy dentro de nuestras sociedades? ¿Qué ha
sucedido con la vida que el Capitalismo prometió? ¿Qué tipo de vida ofrecieron y cuál es la vida
real garantizada? ¿Qué ha pasado con la vida que hoy tenemos necesidad de volver a pensarla y
re-definirla? El Estado de derecho ya no es compatible con la supremacía del mercado. El Norte
parece despertar del iluso sueño del Capital, cuando descubre que aquello que les sucede a ellos,
le estaba ocurriendo a casi todos, sin trabajo, con serias dificultades para vivir dignamente. No se
vive más en la suficiencia, se pasa a la necesidad, tampoco en la seguridad, la incertidumbre es el
nuevo nombre de la cotidianidad europea. El trabajo paso a ser una palabra angustiante. El
empleo se multiplica mientras se dividen los montos y las horas entre muchos bajo la lógica del
goteo. Se reparte la pobreza mientras la riqueza sigue en las manos de los especuladores. El
futuro ya no es una promesa. El pragmatismo económico que reemplazó a la política no se
pregunta más sobre por qué estamos así, solo le interesa resolver el cómo por lo que sigue
repitiendo las mismas soluciones previstas en la lógica de los efectos de verdad.
Proponer el Buen Vivir o aquello que los pueblos y naciones indígenas del Sur llaman Sumak
Kasway es comenzar haciendo la pregunta sobre qué entendemos por Vida? ¿Qué es vivir? Hay
muchas formas de vida que no son dignas de vivir; hay formas de vivir que generan
indignación; la vida sin respeto a la naturaleza es un atentado a la vida plena, la vida individual
sin sociedad es una pesadilla; la vida del desarrollo nos convirtió en subdesarrollados mentales.
Es apenas cierto que la vida tiene relación con condiciones básicas sobre las que el Marxismo
avanzó sin lograr conectar con la naturaleza y con otros aspectos de la vida que también son
fundamentales. Hoy más que nunca sabemos que la vida es un concepto integral y que sus
fragmentaciones, canonizadas por el método científico, sirven fundamentalmente al
Capitalismo.
El punto de partida de nuestra reflexión sobre la vida es la distinción entre el Vivir Bien y el
Buen Vivir, una distinción indispensable en tanto en cuanto, la primera ha sido la promesa hecha
a un sujeto definido bajo la condición de individuo/ciudadano dentro de una sociedad capitalista,
usufructuando de sus beneficios, sin ser molestado por nadie, conviviendo con el derecho
sagrado de la propiedad privada, dentro de un Estado que le protege de los otros y protege sus
propiedades en la medida que paga sus impuestos. De este modo, lo público se construyó bajo la
garantía de lo privado, así el Vivir Bien adquirió rasgos privatizadores. Ese Vivir Bien, no tenía3
necesidad de los otros, más bien se construía en oposición a ellos; el respeto por la naturaleza no
implicaba necesariamente rebelarse contra las políticas internacionales que atentaban contra las
selvas y los territorios del Sur, en realidad la conciencia ecológica seguía el principio de cuidar la
domus entendida como lugar en el que se vive separado de los demás. El Vivir bien no fue la
opción por la vida, fue la calificación de la misma lo que importó.
La vida es un valor universal, lejos de cualquier antropocentrismo;su reduccionismo es la mayor
contradicción, pues la vida no se encuentra aislada. Mientras la vida sea destruida en algunos
lugares para que otros vivan bien, ella estará suspendida. Si la vida sigue estando determinada
por los indicadores del consumo, la vida no será más que una mascarada. Tampoco se puede
medir la universalidad de la vida por medio de la universalidad de la democracia y los derechos
occidentales, menos ahora cuando estos se han convertido en la justificación para apropiarse por
la guerra de los recursos de otros países. Los indicadores del Buen Vivir serán contextuales
mientras no perdamos de vista conseguir una vida buena para todos y el contexto no se aísle del
entorno.
2. “Siempre se puede crecer”, dice el Capitalismo
El Sumak Kawsay o Buen Vivir es un nuevo paradigma de desarrollo originado y sostenido en los
pueblos y naciones ancestrales del Sur, que sigue vigente a pesar de la conquista, la colonización
y el neocolonialismo del desarrollo. Los gobiernos de izquierda de América Latina recurrieron a
él, pues al preguntarse sobre el Socialismo del siglo XXI, cuestionaron el desarrollo,
propusieron un modelo alternativo, central para la planificación.
Cuestionar el paradigma hegemónico del desarrollo occidental no es tan difícil, en cierta medida
es bastante común encontrar hoy posturas críticas, lo difícil es separarse de él. Todavía su crisis
no basta para que definitivamente sean tomados seriamente modelos alternativos, pues los
gobiernos del Norte siguen preocupados por lograr que la maquinaria siga funcionando a pesar
de sus claros síntomas de fenecimiento. 4
El paradigma del desarrollo occidental fue un fin y no un medio. Lo que importó fue ser
desarrollado y desarrollarse, sin embargo el desarrollo no nos dejaba vivir precisamente porque
el desarrollo nunca finalizaba. Luego, la vida estaba al final del trabajo y la producción, sin
embargo era demasiado tarde o porque después de una vida de trabajo no podíamos jubilarnos, o
habíamos adquirido un cáncer o nos habíamos enloquecido bajo el modelo individualista. La
producción llenó todos los espacios del mundo de la vida hasta el punto de no depender de las
necesidades del consumo sino de una productividad sin límites.
El desarrollo fue homologado al crecimiento sin límites. Así como la acumulación no tenía
límites, el desarrollo era una expansión infinita. Desarrollarse era crecer y crecer era un asunto
para las matemáticas. Nunca se dejaba de crecer y quién más logró trabajar bajo esta ilusión
antropológica fue la sociedad de consumo del Capitalismo. Tener más, adquirir otras cosas,
cambiar, estar al día, no quedarse estancado, son líneas duras de su filosofía. Cosas nuevas para
aprender más con el objetivo de la rapidez y el valor de la eficacia y la eficiencia.
La tecnología nos hizo suponer que en la adquisición de lo actual no abandonábamos el tren del
desarrollo, una cosa nos llevaba a otra y esta a otra más, y así hasta el vértigo, anclados en la
cultura de la obsolescencia. No era solo el pasado lo que se dejaba de lado, tampoco era el ayer,
era básicamente lo que iba a ser ofrecido en el futuro, lo que había sido condenado a la basura
desde antes de nacer.
La educación de la Ilustración pretendió ser la liberación de las tinieblas de la superstición y la
creencia, y el arma contra las desigualdades naturales, sin embargo, como sucedió con todo, fue
marcada por el modelo del supuesto crecimiento evolutivo: del pensamiento concreto al
pensamiento abstracto, de la escuela hasta la universidad, de la revolución al mercado, de la
licencia a las maestrías, siempre queriendo ser mas para tener más porque si mas teníamos
éramos másfelices. En la crisis ese másse transformó en mayores decepciones. La liberación de
las desigualdades de antes fue generando nuevas desigualdades con aquellos que no podían, no
alcanzaban, no querían seguir el ritmo del crecimiento. De este modo la categoría de lo real
inicio un proceso de degradación de la utopía, no era lo que se quería, estábamos en el tren del
deber pues la realidad del mercado así lo exigía. 5
El crecimiento estaba patentado en todos los campos, la educación, la política, la psicología, la
biología, en la vida misma. Su énfasis estaba en el crecimiento económico. La capacidad de
consumir, de tener, de vivir de acuerdo a los parámetros del Capitalismo ha sido su horizonte
referencial. Para Vivir Bien había que tener una buen billetera. El capital fue la condición
insoslayable de una vida buena. Sin embargo, el desarrollo suplantó a la vida, en sentido estricto,
la vida fue una pesadilla para quién optó por el desarrollo, pues implicó el sacrificio de la vida
misma. El Vivir Bien del Capitalismo pasó por encima de los demás, y la naturaleza fue
condenada a su destrucción.
El desarrollo se convirtió, más por imposición que por convencimiento, por colonialismo que por
opción libre, por obligación que por decisión propia, en un objetivo universal. Nada de lo que
fuera conocido podía estar fuera del desarrollo. La democracia liberal y los derechos humanos
fueron el instrumento político y estratégico para conducir hacia el Capitalismo, y su modelo de
desarrollo el fin que construye ciudades muy parecidas en su estética y bastante repetidas en sus
problemas. El país que no llegara al desarrollo era porque no tenía las libertades suficientes del
Liberalismo, se afirmaba. La democracia conduciría hacia el paraíso capitalista. Los derechos
humanos fueron el arma política de la hegemonía liberal capitalista.
Incluso los mismos gestores y creyentes del desarrollo tenían la posibilidad de criticarlo. En
consecuencia, la feria de los matices siguió a la crítica: no solo desarrollo también ecodesarrollo, no desarrollo a secas sino desarrollo sustentable, no desarrollo de cosas sobretodo
desarrollo humano, no desarrollo neoliberal también desarrollo endógeno. En realidad nunca
podíamos separarnos del desarrollo. Así, nos convencimos que habían cambiado las cosas,
cuando en realidad en lo que seguíamos parados y queriendo mucho más, era el desarrollo.
Gracias a la globalización se mundializó el desarrollo con sus políticas de apertura a las
transnacionales, y comenzó a revelarse un fenómeno extensivo e intensivo: el decrecimiento. La
perdida de la biosfera, el decrecimiento del empleo, la notable disminución de la calidad de vida,
el decrecimiento de lo humano, la gobernabilidad en crisis, mientras el futuro era endosado, y el
presente paso a ser un gran interrogante.
El decrecimiento reprodujo prácticas políticas con un mayor autoritarismo. La derecha en Europa
respondió de manera contradictoria a sus sociedades al optar por las medidas económicas de la 6
misma naturaleza a las que había encendido la crisis. Mientras la democracia se redujo al día de
las elecciones, sin que los líderes pudieran decidir sobre sus propias políticas, el discurso de la
democracia y los derechos se convirtió en la manera reiterativa de abortar la Primavera Árabe,
globalizar la ambición de las corporaciones, e imponer el modelo capitalista por medio de la
guerra. La protesta era asunto de delincuentes, el dialogo y el consenso se realizó bajo el
concepto de lo inevitable. Porque había situaciones que no podíamos cambiar, por ello era
necesario dialogar. El consenso fue el nuevo nombre de la estrategia política neoliberal.
Para garantizar que nadie estuviera fuera del Desarrollo, que todos sirviéramos al Capitalismo
de las corporaciones y asegurarse de que todos fuéramos por el mismo camino, se crearon
entidades como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco
Interamericano del Desarrollo (BID), y la Organización Mundial del Comercio (OMC), de este
modo se implementaron medidas duras e indispensables, por medio de créditos. Estas actuaron
como entidades “salvadoras” creadas para llevarnos a la “salvación” propuesta por el mercado.
Si algún país no quería estar dentro del Club seguramente era porque allí no se respetaba la
democracia o los derechos liberales, en consecuencia tenían que ser boicoteados por la ONU y si
no aceptaban la autoridad “legitima”, ser destruidas por la OTAN hasta lograr que el mercado y
su sistema político triunfen.
En tal carrera, fue fundamental renunciar a las filosofías ancestrales, a los lazos de casta, credo y
raza. Las culturas tenían que ser aplastadas, la educación debería ser colonizadora, la política
debería ser sumisa a las reglas de los países poderosos y de las transnacionales. El desarrollo era
el futuro y el pasado era su lastre para la construcción de la propuesta en el presente. En sentido
estricto, se le exigía al Sur dejar ser lo que había sido, es y quería ser, para perderse en la gran
promesa del Norte, una condición de supuesta humanidad impuesta por medio de la violencia, la
destrucción de la naturaleza y el despojo.
El Norte se sirvió de la explotación del Sur, de la mano de obra barata, de las reglas
internacionales del mercado para que el desarrollo de todos fuera fundamentalmente el desarrollo
del Norte. Dicho esquema funcionaba aparentemente bien, dentro de una burbuja, hasta que el
Norte comenzó a tropezar con su propio invento, es decir, a comprender que la economía en
tanto que desarrollo también los explotaba a ellos, que los problemas económicos ya no los
tenían solo el Sur, que en materia de trabajo se venía una situación sin precedentes, que el 7
hambre y la inseguridad no habían sido heredados a un solo lugar, que el Vivir bien los hacía más
infelices y las consecuencias de su modelo sobre la naturaleza, más temprano que tarde,
terminaba afectándoles hasta convertirse en una pesadilla. Con el proyecto de las corporaciones
internacionales, el lucro se convirtió en un factor que ya no respetaba países, sociedades,
culturas, ni nacionalidades, y mucho menos personas.
A la noción de desarrollo se le concedió connotaciones mágicas y míticas, sin embargo, ella no
existía en el vocabulario de los pueblos y naciones originarias. Como no existía, no se tenía la
necesidad de ser desarrollado. La tierra no era para ser dominada por el deseo de producción
como en la cosmovisión Hebraica Bíblica en la que el hombre es dueño de la naturaleza en la
medida que da un nombre a las cosas. El oro, el petróleo, el cobre, la plata, en general los objetos
de locura y de ambición del Capitalismo, podían quedarse allí bajo tierra, pues habían
significado más muerte que vida. El objetivo de la acumulación no tenía sentido entre sus
culturas.
El desarrollo fue una invención epistémico-ideológica históricamente concebida con fines de
dominación (Sachs 1996ª, Rist 1997, Escobar 1998,). Su despliegue obedeció a planes de lo
llamado por De Souza (2005) una “hipocresía organizada” con el fin de mantener en el poder a
los vencedores de la Segunda Guerra Mundial y sus aliados. Así el desarrollo ha sido la
propuesta más ambigua, seductora y neocolonial.
El sacrificio no fue una causalidad para el desarrollo. La eliminación de las economías locales,
la destrucción de la biodiversidad y de la diversidad cultural, la amputación de las cosmovisiones
ancestrales fue el camino obligado. La agenda era bastante clara y por su claridad cínica. La
connotación religiosa del sacrificio bastaba para justificar la ruptura. En efecto, muchos años
después, ninguna de las promesas del desarrollo fue cumplida, lo cual deja abierta la verdadera
agenda: mercados cautivos, acceder a materia prima abundante, mano de obra barata, mentes
obedientes y cuerpos disciplinados. (Souza: 2005).
Los guardianes de la idea de desarrollo son los mismos que buscaron determinar el mundo en el
que se inscribe la universidad neo-liberal, con estudiantes esclavos de la competitividad,
aspirantes a mendigar un puesto en el mercado internacional bajo la condición de no criticar el
sistema-mundo muy a pesar de su profunda crisis. En efecto los cambios exigidos por el 8
desarrollo buscaron que la realidad de lo países se ajustara, a la maquinaria del mercado global,
manejada por las corporaciones e inversionistas transnacionales, los nuevos amos del mundo
(Bakan 2004)
El Vivir Bien del desarrollo fue una promesa frustrada. Su modelo fue para nosotros pero sin
nosotros y en contra de la naturaleza, como sucede con el desarrollo extractivista del Sur. En
muchos casos se pudo hacer con algunos de nosotros pero no desde nosotros. En consecuencia,
los pueblos del Sur siguen siendo las regiones más desiguales del mundo, a pesar de la
“generosidad” de los poderosos y la “mano desinteresada” de la Cooperación Internacional.
3. Saber lo que se debe hacer y sin embargo no hacerlo, o la imposibilidad de separar a
la izquierda del desarrollo
Pareciera que los partidos o movimientos de Izquierda que han llegado al poder en algunos
países de América Latina, tuvieran bastante claro el tema del desarrollo, pues tienen un discurso
crítico, validan alternativas como por ejemplo el Buen Vivir de pueblos y naciones indígenas,
no obstante nos preguntamos sobre los límites de dicha postura, no a partir de lo que dicen sino
de lo que hacen.
A menudo estar aparentemente en el lugar del poder ha llevado a que todo ser mortal
experimente la sensación de estar refundando la historia, en este caso, pues por fin no se
repetirían las prácticas y los discursos de una Derecha vendida a los intereses del Capital, se
piensa y se dice. Se amplía el espacio de la distinción en la promesa: nosotros, la Izquierda
seremos aquello que la Derecha nunca fue. Se apunta muy alto, porque aunque el camino
transitado ha sido cambiar las leyes, en realidad también querían cambiar las reglas de la
convivencia. Sin embargo, pareciera que se quedaron atrapados en la formulación de las leyes y
con ello en la trampa del derecho y es confundir lo real con la realidad de la ley, hasta el punto
de creer que algo es porque la ley lo enuncia.
En el proceso de hacer bajo la ilusión del poder, hubo necesidad de identificar, no un mal, sino
la fuente del mal, el mal radical: el neoliberalismo, corriendo el riesgo de reducir toda la crítica y 9
la autocritica a dicha fuente. Se sabía contra quien se tenía que luchar desde el comienzo. El
demonio estaba muy bien definido. De ahora en adelante todo lo que significara frustración,
retraso, oposición, sabemos que vendría del Neoliberalismo.
Mientras luchábamos ardientemente contra el Neoliberalismo se fue pasando por alto,
conscientemente, la crítica al Capitalismo. En cierta forma, ser anti-neoliberales nos eximia de
ser fervientes creyentes en el Capitalismo. De esta manera combatíamos a un demonio, pero
seguíamos adorando otro dios. Así, lo que no debíamos hacer porque era una imposición
internacional de las corporaciones, si lo podíamos sostener al lograr ganancias y beneficios; el
discurso de la soberanía fue el cambio de amo. La diferencia se fue ubicando en quién
transgredía la ley, pero la falta no estaba en la transgresión. Por último, no había escapatoria,
pues desde la real politk nadie puede aspirar a estar fuera del Capitalismo.
El catecismo se fue extendiendo pues había que tener un discurso coherente entre nosotros: de lo
que se trata es de colocar el mercado al servicio del hombre y no el hombre al servicio del
mercado, pues al final el problema no era el mercado sino el puesto que ocupamos en relación
con él. En otras palabras, el objetivo era quitarle al mercado su rostro macabro, pues había que
humanizarlo, o el problema no estaba en los daños que hace el capital, sino en no tener capital.
Cuanta ingenuidad en estas creencias discursivas y prácticas como si dentro del capital hubiese
posibilidad de elegir entre lo uno y lo otro.
La Izquierda en el poder estaba segura que con ella comenzaba una nueva historia, porque lo
demás estaba condenado al fracaso, no tanto por la oposición como por sus propias
contradicciones internas. Poco a poco fuimos descubriendo que una cosa es el discurso y otra la
realidad. La realidad tiene sus propias lógicas, diferentes a la claridad de un discurso pensado
bajo los criterios kantianos del deber ser.
En la gobernabilidad existe lo que se debe hacer, aquello que se quiere hacer y aquello que se
puede hacer y que generalmente el deber, el querer y el poder solo coinciden cuando trabajamos
colectivamente. Por tal motivo, mucho de los conceptos y nociones de la Nueva Constitución
del 2008 terminaron siendo novedosos y radícales en un primer momento pero problemáticos,
contradictorios e imposibles de aplicar para el pragmatismo económico, y uno de estos aspectos
ha sido los derechos de la naturaleza. 10
Un caso patético es el Sumak Kawsay considerado como un gran aporte para la humanidad, sin
embargo los pueblos y naciones indígenas no han hecho parte de la construcción de la propuesta
oficial pues algunas veces se le consulta a grupos leales al gobierno o indígenas aislados y
disponibles para conseguir el ingreso de las empresas petroleras y mineras a los territorios
indígenas.
De antemano se sabía que el Buen Vivir era un paradigma que requería de una posición política y
que esta no podía ser igual a la tomada por gobiernos de Derecha que seguían las reglas dictadas
por las Corporaciones, es decir, una política basada en la democracia representativa y en las
libertades liberales, pues estas dos referencias en el fondo sustentan la libertad del mercado. Para
una posición política acorde con el Sumak Kawsay hacía falta una política del Buen Vivir que
arriesgará en romper con la noción de un ciudadano anónimo, sin cultura, sin género, sin
territorio, y partir del concepto de vida integral y relaciona con un sujeto político nuevo, para lo
cual no se podía caer en la trampa de la conservación del poder de Maquiavelo.
Otro espacio en el que no podía quedar atrapada la Izquierda era en el Relativismo que
paradójicamente en lugar de abrirnos a la posibilidad de escuchar y tejer la política con diversas
perspectivas, nos encerraba en la imposición del Uno como la convergencia del Todo, pues lo
más cercano a los ambientes que pregonan la tolerancia es un agudo autoritarismo. Más bien, es
como si necesitáramos de la tolerancia para ejercer el derecho a una única voz, haciendo uso de
la razón comunicativa en la que se despliega el pragmatismo. Así, en lugar que la democracia sea
real en el mundo del mercado, sucede exactamente lo contrario: la negación de las libertades
más fundamentales y vitales.
Si bien es cierto que el Buen Vivir es contextual y que por lo tanto no es igual el Buen Vivir de
los latinoamericanos al Buen vivir de los Europeos, y que el Buen Vivir de las mujeres negras
difiere al Buen Vivir de las mujeres blancas, también es cierto que el Buen Vivir solo puede
existir tejido entre otros y otras y con la naturaleza, para no caer en el error común del Vivir Bien
que se construyó de espaldas a la naturaleza y a la vida de los otros, las otras y lo otro, por lo
tanto, es una decisión local por ser construcción universal, y por ser una opción universal es algo
que se tiene que hacer desde contextos y pueblos concretos. 11
No basta con afirmar que no hay verdades absolutas para que haya Buen Vivir, pues tampoco se
trata de competir con otros modelos dentro de un mundo que ya ha sido definido. El relativismo
ha significado una renuncia a la verdad, posición indispensable para que funcione un mundo
estructuralmente injusto. El Buen Vivir es lo otro que deja entrever lo distinto que ha sido
aplastado por el Capitalismo, la Ciencia, el Desarrollo y el Occidentalismo.
Los autores que nos sirvieron para implementar el nuevo modelo económico fueron aquellos que
nos hacían tomar conciencia que estábamos en un nuevo momento histórico. Eso nos hizo
experimentar una mayor responsabilidad. Wallerstein ha ayudado a la Izquierda para reconocerse
dentro de un momento de transición en donde el Sistema-Mundo se encuentra en crisis, pues la
realidad ya no se reproduce por los mecanismos normales con respecto a su fundación y la
historia está abierta a la indeterminación y por consiguiente a la ausencia de certezas.
Descubrimos que no hay desarrollo porque lo único que se ha desarrollado es la economíamundo. Experimentar el tiempo de esa manera situó a sus actores con una conciencia de héroes y
de mártires como suele suceder en todo tiempo en el que nos sentimos estar construyendo algo
totalmente nuevo.
Criticamos el concepto de desarrollo porque sabíamos que era una forma de dominación no solo
por los intereses sino también por los valores normativos definidos. La Teoría de la Dependencia
nos ayudó a descubrir que el desarrollo no es atraso, es decir aquello que tiene que ser superado.
Entonces creamos el concepto de Desarrollo Endógeno, es decir no eran otros lo que iban a
beneficiarse de la explotación de la naturaleza, éramos nosotros mismos los primeros
beneficiarios.
Supimos que el Capitalismo refuerza sociedades jerárquicas, por lo que la igualdad siempre está
subordinada a la libertad individual. Además por medio del desarrollo ha sucedido una
naturalización directa de la desigualdad donde los de abajo son vistos como inferiores. Entonces
pusimos la igualdad en marcha con la construcción de nuevas instituciones que debían ser
iguales en su modelo, pues una de las cosas que no se permite en la gestión del Estado es
diferenciar.
Con Boaventura se ha venido aprendiendo el error del tiempo en el desarrollo. La razón
indolente de Leibniz sustrae el presente y contribuye al desprecio de la experiencia, pues deja de 12
lado la consistencia de la realidad que podría estar presente en la comprensión del tiempo. Dicha
razón expande el futuro infinitamente, en consecuencia se considero que la acumulación
capitalista no tenía límites y que el desarrollo podía continuar sin obstáculos, lo cual es hoy más
que nunca una de las grandes mentiras del sistema capitalista.
Aprendimos a identificar las falsas lógicas del desarrollo dentro del proceso de la Revolución
Ciudadana. Sabíamos que el desarrollo se fundía con el Progreso y con la Modernidad y que
todo tendía al crecimiento económico, en tal sentido la vida era solo una mercancía. Vimos que
el problema del desarrollo era más una cuestión política que económica y que cuando se
enfatizaba en lo económico se quería esconder su carga ideológica. Sin embargo, en la división
de la técnica y la política, dejamos a los técnicos que actuaran con sus modelos como si fueran
apolíticos y permitimos que un pequeño grupo de supuestos revolucionarios tomaran las
decisiones políticas. Teníamos claro que la respuesta exclusivamente económica nos llevaría a
un problema civilizacional y de sustentabilidad porque si los países de Sur nos desarrollamos
siguiendo los indicadores de los Países del Norte, el planeta colapsaría. Sin embargo la claridad
racional esta subordinada en el acto económico.
Para combatir al Neoliberalismo había que estar en contra de los discursos y las prácticas que nos
llevaban al debilitamiento del Estado, por eso el Estado creció como nunca antes había ocurrido
hasta el punto de darnos cuenta que su fortaleza no tenía que ver con la calidad y que además,
crecer de esta manera era insostenible.
Volvimos a pensar y hacer la redistribución de las ganancias sin cuestionar el modelo que se
usaba para obtener la riqueza. Repartimos la riqueza sin repartir la pobreza. Queriendo ser
nosotros y no otros, continuamos dentro del Capitalismo, donde decretamos la muerte a la
politiquería, con criterios económicos y valores y prácticas del pragmatismo. En consecuencia el
déficit de participación fue creciendo a medida que aumentaban las críticas y crecía la lógica de
dialogar solo con quien podía ser leal a la gestión nuestra. Luego, fuimos construyendo un
desarrollo supuestamente alternativo dentro del mismo capitalismo, imponiendo nuestras reglas
sin estar fuera de las reglas del capital. Hablando de personas como centro sabiendo que para el
capital lo central es la mercancía, aprovechando de la plusvalía sin separarnos de ella. De este
modo, comenzamos a hablar del Buen Vivir pero sin los indígenas, pues nos pareció que ellos no
querían cambiar precisamente porque seguían atados al Neoliberalismo que solo ofrecía 13
proyectos pero que dejaba de lado el Buen Vivir. Su problema, pensamos, era la
interculturalidad.
Así, la izquierda en el poder comenzó a demostrar su incapacidad de tener un modelo económico
diferente, crítico y alternativo, pero sobre todo a dejar claramente establecido que con el ejercicio
de poder se podía ser igual o peor que la Derecha a la que criticaba. El Buen Vivir pasó a ser
aquello que podíamos definir como bienestar dentro de las reglas del Capital y sin movimientos
sociales. Sabíamos mucho desde marcos de interpretación Eurocéntricos, pero no logramos
hacer lo que pensamos porque el poder tiene sus encantos y al final no basta solo con saber, la
ética nunca la garantiza el conocimiento. En efecto, era casi imposible crear lo nuevo sin cambiar
las estructuras institucionales y mentales de una izquierda que se reciclaba en el poder y porque
el Estado Uninacional, Monocultural y Colonialista es el dulce encanto del Capitalismo.
4. El conocimiento no es sabiduría y conceptos para una epistemología del Sumak
Kawsay
Lo primero que debemos afirmar es que el Sumak Kawsay hace parte de la sabiduría ancestral
que está todavía presente en la memoria y en las prácticas de los pueblos y naciones indígenas.
Dicha memoria, a pesar de la Conquista, el colonialismo y el desarrollo, -tres tiempos que
definen su política emancipadora- está ahí, todavía bajo la acusación de conocimiento
inservible para el desarrollo, mitológico para la ciencia occidental y supersticiosa para el canon
de la racionalidad moderna. Hasta ahora no pasa del estatuto de la curiosidad científica, y del
reconocimiento que se hace desde la política de las diferencias. Por consiguiente para responder
a la pregunta sobre qué es el Buen Vivir para los pueblos y naciones indígenas, es indispensable
iniciar por tomar la decisión de aprender de ellos, es decir del sujeto que siempre fue considerado
ignorante, mítico y cuyos supersticiosos conocimientos debían ser destruidos para llevarlos al
“bien” y la razón del mundo occidental.
Esta otra forma de saber, que bien puede ingresar en lo que Boaventura llama Epistemologías del
Sur, implica la experiencia de otro tiempo, pues es un volver al pasado para buscar allí las claves 14
fundamentales de la vida buena, no para repetirlo sino para reconstruirlo en la ida y venida,
regular y cíclica. La vuelta al pasado no es un movimiento único, es el pasado que está
regresando en forma de espiral hacia otros tiempos, ampliándose bajo la forma de churo, ya no
en el tiempo Agustiniano de presente del pasado, presente del presente y presente del futuro sino
en el tiempo del pasado del pasado, pasado del presente y pasado del futuro, trastocando el
significado del cambio, pues no es separarse de lo sucedido para ser mejor sino tener la
capacidad de volver para reconocerse de otra manera en lo sucedido y en lo que está por
acontecer, sin linealidad o direccionalidad alguna, porque la reversibilidad se experimenta en la
fiesta y en el ritual, por lo que se trata de un tiempo sin nostalgia. En sentido estricto, solo se
avanza en la medida que se regresa al mismo ritmo del tiempo de la naturaleza y de los astros, en
armonía con ellos, buscando el equilibrio.
Este otro tiempo de la vida buena contrasta con el tiempo lineal de Occidente en el que hoy se
reemplaza el final por el apocalipsis. Ya no el tiempo de los fines sino del final definitivo, un
tiempo tal como ya había sido presagiado por Heidegger, ser para la muerte, bajo la angustia de
ir hacia el abismo y no poder evitarlo. Para este tiempo el pasado era inservible, y el presente
debía ser sacrificado, el futuro existía como promesa, suspendido en el todavía no. La espera era
la única posibilidad de atenderlo. Al final estaba la felicidad completa, mientras tanto la tragedia
del origen y la comedia de la continuidad para su atenuación. El Vivir Bien no era más que la
perspectiva intermitente del algo que siempre podía justificarse porque el cierre no estaba al
alcance de nuestros ojos, por eso la experimentación era una buena manera de soportar la
ausencia metafísica pues no sabíamos que era sin embargo podíamos buscarlo como si ya lo
conociéramos.
El tiempo de la vida buena está atravesado por la sabiduría que no es lo mismo que el
conocimiento, no porque lo supere dialécticamente sino porque está en otro lugar, bajo otra
epistemología, tejido y tejiendo cuatro modos de ser y de vivir: el amor, el hacer, el saber y el
poder.
El conocimiento ha sido la garantía para Occidente, en él ha descansado la gran promesa de una
nueva Época, el Aufklarung. Conocer para decidir, una perspectiva que todavía no se completa,
porque el conocimiento está en el mundo de la vida para justificar lo decidido que se hace bajo el 15
criterio del Vivir Bien. Un conocer metódico y cuantificable que va avanzando dentro de un
mundo pensado y construido bajo el ordenamiento del Capital.
Con el conocimiento, se suponía, éramos mejores personas, las sociedades podían tener
confianza en él para avanzar hacia la humanidad comprendida en los términos del Capitalismo.
Conocer era la expresión directa de la racionalidad. El era el fundamento de la ética, sin
embargo, el bien fue homologado a conocer bien. El conocimiento fue la autosuficiencia.
La razón se desplegaba con los conocimientos bajo formas epistemológicas que se autovalidaron universales cuando en realidad estaban atadas al contexto. En efecto, el conocimiento
desde el inicio fue la garantía para el ejercicio de un poder jerárquico, pretendidamente aislado,
con lo cual nadie se preguntaba por la visión de mundo en el que estaba inscrito.
Esas formas de conocimiento han llegado a colocarnos bajo la ilusión de construir sociedades del
conocimiento, o ahora del bio-conocimiento, pues el capital se moviliza a su ritmo. La confusión
entre conocimiento e información no es casual. Sentir que desde el conocimiento podemos ser
totalmente independientes es su consecuencia normal. Incluso, la libertad cree estar en el
conocimiento mismo como una experiencia ofrecida por el mercado que tiene en la educación su
máximo vasallo.
Muy diferente es la sabiduría que no se origina en las percepciones y en la división entre el
sujeto y el objeto, sino en una relación de amor, y de encariñamiento. En cierta forma no hay
conocimiento sin amor, pues solo se puede llegar a conocer aquellos fenómenos por los que nos
interesamos desde una relación fundamental. Así, es casi imposible conocer algo que no se ama
y con lo cual no estamos comprometidos. Dicha relación de amor nos abre de tal manera que la
relación entre sujeto y objeto no es posible plantearla porque conocemos aquello que se nos
permite conocer ya que el conocimiento acontece en una inter-relación en donde lo conocido
conoce, y quien conoce es conocido.
Ese interés del saber no es el interés del capital. No deseamos saber porque podemos usufructuar
de ello, queremos saber por el crecimiento mutuo, intercultural, inter/relacional y vital, no para
apoderarnos de lo sabido, ni para hacernos dueños de algo por medio del conocimiento. El amor
como punto de partida es la pasión que se requiere para emprender un saber que nos lleve a
adentrarnos en relaciones de vida, donde lo que se ofrece es la vida y aquello que se obtiene es 16
un puro don. En cierta forma compromiso y don son las dos características de un saber que tiene
su punto de partida en el amor. En realidad solo se conoce aquello que se ama, porque cuando se
ama no se tiene necesidad de poseer, de apropiarnos de algo, en orden a manipular el objeto
conocido; de este modo el saber es sabiduría.
Situar el amor como el principio de la sabiduría es, de forma concreta, que muchas de las cosas
que deseamos conocer no son posibles porque como en el amor, nunca se conoce completamente
y solo se conoce aquello que se nos ofrece, pues las relaciones de dominio son en el fondo
relaciones que renuncian al amor, ya que la dominación genera repliegue, inclusive cuando
recibe aquello que espera, es decir, entrega lo deseado, pero no da lo profundo que solo es
atrapable mediante el compromiso y el don.
La sabiduría tampoco es un cúmulo de conocimientos para hacer, el saber no es solo un saber
hacer, por el contrario, la sabiduría es el resultado de la vida. Muy al contrario de una educación
que nos da conocimientos o competencias para lograr fines, la sabiduría es el resultado de
prácticas, compromisos y experiencias, vertidas en los encariñamientos. Vamos a la vida para
aprender y es desde dicha perspectiva como la sabiduría se diferencia del conocimiento pues ella
se encuentra después del hacer. Ese hacer no está separado de la naturaleza y de la relación con
los otros en la medida que cría la vida.
Si conocer es poder, el saber no es el poder de dominar. El poder se encuentra fuera del
sabiduría. El poder se sirve del conocimiento pero no así del saber, puesto que el saber no puede
estar separado del amar. Si se rompe con dicha relación el saber se anquilosa, ya no es un saber
que le sirve a la vida, por el contrario la coloca en riesgo.
Conocer es un ejercicio de la razón Moderna que busca separarse del mito para elaborar leyes
sobre lo Real. Para el Cartesianismo, con el método podemos explicar la naturaleza y por tanto
controlarla. Por el contrario, para la sabiduría el saber no es producto de un ejercicio mental y
metódico, pues el acto del saber es un dialogo profundo y sostenido. Por tal motivo la sabiduría
es fruto de una convivencia armónica con la naturaleza y de una relación intercultural con los
otros. En otras palabras, no conocemos porque seamos muy inteligentes o estemos equipados de
sofisticados métodos, sabemos porque nos encariñamos de la naturaleza y establecemos
relaciones interculturales, simétricas, de intercambio, respetuosas con los diversos. El 17
relacionamiento armónico no depende básicamente de prácticas mentales, aunque no las excluye.
La armonía pertenece a la convivencia. Saber es convivir y las reglas del convivir no son una
derivación del enfoque antropocéntrico. El saber se extiende más allá de nuestro espacio, se
expande en otros lugares y en otros tiempos de los cuales dependemos en la medida que estemos
en el mundo solidariamente. En sentido estricto, el saber armónico de la sabiduría rechaza
cualquier intención de destruir a la naturaleza, de explotar las culturas, los pueblos y las
personas como una condición indispensable para la buena vida. Así, la destrucción de los otros
ya no hace parte de la sabiduría de los pueblos sino de la posible brutalidad de la inteligencia que
se ve desde sí misma y actúa a favor de los intereses del Capital.
Si el conocimiento admite un ejercicio violento sobre la naturaleza como el previsto por Francis
Bacon en el Novum Organum, la sabiduría implica el saber respetuoso, dialógico y de
encariñamiento. Mientras el primero es un acto violento, de conquista, posesión, y colonización,
el segundo es un encuentro de respeto en tanto que la naturaleza es un sujeto de derechos; de
dialogo puesto que es otro ser vivo.
El conocer hace parte del imperativo categórico Kantiano, donde el espacio y el tiempo son
categorías de la intuición. Por el contario, la sabiduría no es un deber porque el saber no
descansa en un sujeto que piensa, sino en un sujeto que vive. En cierta forma, el imperativo de la
vida viene de fuera porque nos teje desde adentro. La colectividad es la guardiana de la
sabiduría, aunque existan algunos privilegiados del saber. Para llegar a la sabiduría se requiere de
una relación armónica entre la naturaleza y el runa –ser humano-. La armonía no se encuentra
en la tranquilidad de quien conoce, la armonía se sitúa en el respeto por la vida.
El sujeto del conocimiento pretende quedar fuera del objeto. Su análisis no es igual a la
contemplación. La división es metodológica lo cual genera muchos problemas. El sujeto tiene un
supuesto control sobre el objeto. En la sabiduría los sujetos están compuestos de la naturaleza
que quieren conocer. La savia de los árboles está en nuestros cuerpos. El agua de las quebradas
es el agua que necesitamos para vivir. Los seres humanos estamos compuestos de los mismos
elementos de las montañas. No podemos decidir estar fuera o dentro. En efecto, estamos dentro
por eso el conocimiento bajo la ilusión objetiva es una gran demencia. Luego, en toda posesión
cognitiva nosotros somos poseídos por quien poseemos, no solo por el rol que tiene el
dogmatismo, sino fundamentalmente por las relaciones entre la vida del conocimiento y el 18
conocimiento de la vida. Así, en el mejor de los casos un objeto va estar siempre marcado por la
subjetividad mientras que los sujetos compartimos la objetualidad. El sujeto que conoce no
puede renunciar a la contextualidad, de ahí la fragilidad de cualquier pretendida universalidad. El
objeto no está fuera de nosotros como nosotros no estamos fuera del objeto. Esta es una
limitación productiva porque en lugar de ser un obstáculo, abre un campo para establecer
recorridos todavía impensables en el campo de la epistemología.
Para que el conocimiento occidental y científico arribara a la noción de realidad, le desnudo al
objeto de toda composición sagrada. En sentido estricto, el conocimiento tuvo que ser secular
para lograr responder a la pregunta sobre ¿qué es algo? Una de las consecuencias de la
secularización del objeto fue el pasar inmediatamente a la medición, la cuantificación, la
división, a la manipulación y por último a la venta del objeto. Al objeto se le desvistió de su
carácter sagrado para fetichizar la mercancía. El objeto sin relación con lo sagrado fue
trasplantado. Sacar un objeto de un lugar y llevarlo a otro lado hizo parte de las prácticas de
colonización. El objeto convertido en mercancía podía estar en cualquier lugar. La
universalización primera tuvo que ver con la circulación de los objetos sin contexto, expuestos
para el consumo, al servicio de la dominación de los más poderosos. Por lo tanto no es extraño
que el Siglo de las Luces caminara al mismo tiempo con el origen del Capitalismo y sus
sombras.
Por el contrario, la sabiduría indígena tiene necesidad de estar anclada en la relación con lo
sagrado. Las cosas no son solo cosas, ellas conforman el panorama de la vida y al hacer parte de
la vida, son sagradas, un término no religioso sino espiritual. La tierra, el agua, la comida, los
recursos en general son un ofrecimiento de la Pacha Mama. Todo lo que viene de la naturaleza
no puede ser patentado por el trabajo y menos por la explotación, en realidad la vida es un
ofrecimiento. La Pachamama es la dadora de la vida y es a ella a quien le arrebatamos la vida
por medio de la lógica del extractivismo y la explotación. Destruimos la fuente de la vida,
creando una muerte generalizada garantizada por el goce del Capitalismo.
La desaparición del objeto es notable en la lógica de la sabiduría. Todo es sujeto en el mundo de
la sabiduría, hasta el mundo de los muertos es un mundo vivo, en consecuencia, la afirmación de
la vida implica el relacionamiento intersubjetivo con todos los seres vivos. Pareciera que la vida
solo pudiera conservarse mediante la intersubjetividad. La intimidad con la vida es una exigencia 19
de la propia intersubjetividad, por eso existe el despertar de un sentir la vida en aquello que nos
rodea. El convivir es el sentido último de la intersubjetividad entre los animales, los arboles, las
piedras, los ríos y las montañas.
Por último el conocimiento sabe operar como una cámara fotográfica, capta el presente. Incluso,
cuando el conocimiento está al servicio de la memoria, no abandona su ordenamiento en la
mecánica de instante. El conocimiento sabe que todo cambia, sin embargo no puede captar el
cambio pues él capta el momento. La sabiduría de los pueblos y naciones indígenas sabe que
nada permanece estático. Todo cambia porque todo tiene vida y la sabiduría de la vida se fue
condensando en grandes encuentros interculturales o tinkuykuna. En tal medida, el conocimiento
autentico solo puede ser una experiencia marcada por lo irreductiblemente otro, que no se puede
condensar en un documento ni sintetizar en un artículo, de ahí la importancia de la oralidad para
transmitir la vida puesto que es la única mediación que nos coloca en la situación de testigos.
5. La unidad en la diversidad del Sumak Kawsay
El Buen Vivir es contenido por una visión holística: buenas condiciones de vida, buenas
relaciones con los demás, consigo mismo y con la naturaleza. Un Yachak del pueblo Kichwa
Sarayacu decía que el Buen Vivir era comer bien, dormir bien y tener buen sexo. Él vive en la
selva amazónica y sale pocas veces a una pequeña comunidad a conseguir sal. Esta visión
aparentemente simple es muy profunda puesto que señala que para arribar al Buen Vivir se
requiere menos cosas de las que nos ofrece la sociedad capitalista y que las más importantes
están a nuestra mano. No significa que dependa básicamente de nosotros pues caeríamos en el
cinismo, pero sí que hay una distancia entre lo que nos ofrecen las sociedades modernas y
aquellas formas de vida consideradas no civilizadas y atrasadas. Por el contrario el Vivir Bien ha
favorecido aspectos específicos de la vida de forma aislada. El dinero ha sido central para definir
los valores que circulan alrededor del tener como el egoísmo, la acumulación y la ostentación.
Dentro de las sociedades capitalistas la felicidad ha estado ligada al tener, por eso cuando no hay
dinero, somos muy infelices. De igual manera, dentro de las sociedades inscritas en el Vivir Bien20
la importancia dada a la vida confortable ha ido hasta el extremo pues siempre se puede estar
mejor, así los niveles de consumo han sido impresionantes.
En general, el énfasis que ha hecho el Capitalismo en el dinero, nos llevó a olvidar la vida. Por
ejemplo la acumulación solo era posible por medio del despojo, la explotación y la miseria, y
no por ineficacia de los pobres. En efecto, los indicadores del Buen Vivir, como la felicidad, el
respeto por la naturaleza, las relaciones interculturales con otros pueblos y personas, no son los
mismos que la economía establece para determinar el bienestar de los ciudadanos dentro de un
Estado. El nivel de consumo de los ciudadanos sigue siendo uno de los indicadores más críticos
de la economía porque señala que se requiere constantemente de la ideología transportada por los
medios de comunicación para tener una sociedad sonámbula y manipulada. Cuando el éxito de la
economía está en los autos que se venden, en el ahorro, en la cantidad de dinero circulante, hay
algo que anda muy mal.
El Buen Vivir se origina en una concepción de unidad que no tiene principio ni fin, es decir, no
es que antes hubo la unidad y que ella se perdió como sucedió con el pecado original del mundo
Judeo-Cristiano. Tampoco la unidad es lo que debemos buscar al final de la historia a manera de
una utopía. La unidad es algo que se consigue ahora, por momentos, pues se pierde dentro de los
procesos políticos, sociales, culturales y económicos, pero es algo que debemos siempre buscar,
pues no hay como vivir sin ella. En consecuencia, la unidad es el espacio/tiempo en el que nos
encontramos, es la existencia misma a pesar de las fragmentaciones del pensamiento y de las
intervenciones. Luego, reconocer la unidad como la forma en que la vida sucede es rechazar que
existan pueblos a los cuales se les considera bajo la categoría de indeseables o personas que han
sido catalogadas por ideologías como inferiores. La unidad no es la hegemonía del Uno que
implicaría que todos debemos vivir bajo las mismas modalidades del desarrollo o de la economía
y menos de la política; la unidad se genera en la lógica de aquello que los pueblos y naciones
indígenas llaman: la unidad en la diversidad.
La visión unitaria es una visión integradora pero no integracionista, sin embargo no podemos
creer que si no existen relaciones construidas de integración, la unidad no existe. Se puede tener
unidad sin necesidad de políticas de integración. No olvidemos que la integración ha sido un
campo ambiguo en el campo de las relaciones pues se confunde a la integración con la
asimilación o con la adaptación. El multiculturalismo que hoy aparece como un fracaso para los 21
líderes políticos europeos en realidad contenía políticas asimilacionistas. Así, la integración ha
sido un ámbito privilegiado de la ideología porque quien está en el poder o quien hospeda,
determina las reglas de la integración, las cuales están muy lejos de la interculturalidad propuesta
por los pueblos del Sur.
Los gobiernos atrapados en el capitalismo difícilmente pueden aportar a la unidad de la vida. Por
ejemplo, las posiciones en la política internacional nos demuestran la incapacidad de algunos los
líderes mundiales para hacer frente de manera ética y responsable al Cambio Climático. El
respeto por los derechos de la naturaleza es un imposible para el modelo de desarrollo
determinado por el Capitalismo. No detener la máquina del desarrollo es la acción más trágica,
absurda y criminal de la política actual capitalista que ya no requiere de más argumentos y
hechos para darse cuenta que estamos ante un problema real. En efecto, no podemos seguir
apostando por un modelo de desarrollo que nos va a matar a todos, por lo tanto no se puede
seguir dividiendo la concepción de la vida en la política y la educación.
La vida del Buen Vivir está relacionada con todo: las montañas, las plantas, los animales, los
seres humanos, los vientos, las quebradas, los ríos, no hay nada que esté separado. En esta vida
desaparece la noción de lo inservible. Dichas conexiones no dependen de que nosotros las
pensemos, es decir no están inscritas dentro de una perspectiva cartesiana. El mundo de los
vivos, los muertos, las divinidades, la naturaleza se encuentra en una interrelación e intersección
permanente. Lo más conveniente sería que nuestro modelo de pensamiento así lo reconociera, sin
embargo no es así, el pensamiento divide para analizar y para transformar, de esta manera la
realidad se ve afectada dramáticamente por la invisibilidad de las relaciones, las interrelaciones y
las intersecciones.
En consecuencia, unidad puede tener tres significados dentro del Buen Vivir.
Un primer significado es el reconocimiento de la unidad en la manera como existe el
mundo de la vida, porque todo está conectado entre si. La parte es un todo y no
simplemente la sumatoria. Para el mundo de las nacionalidades y pueblos indígenas, la
parte constituye el todo y el todo se encuentra en la parte, nada esta fuera de lugar, el
territorio, los animales, los pueblos las personas, conforman una familia, hacen parte del22
un mundo, donde hay varias realidades. Esta unidad pre-existente protege la diversidad,
por lo tanto, la unidad y la diversidad no son términos excluyentes.
Un segundo significado es la convivencia armoniosa, así, admitir que nos encontramos en
una situación en la que incidimos y nos afecta todo lo que existe, porque no estamos
solos, nos exige vivir responsablemente con la naturaleza y los otros pues de lo contrario
no podemos vivir nuestra vida. Luego, el Buen Vivir es un vivir con… La convivencia
armónica es vivir en el respeto de una alteridad cósmica. Los hermanos son cualquier ser
humano, y también lo son las plantas, los animales, las montañas y los ríos. La
fraternidad tiene un significado cósmico y ya no meramente antropológico.
Por consiguiente las políticas de extractivismo o de segregación no son formas de
convivencia armónica, por el contrario son el decreto de la incapacidad de la convivencia
con los otros y la condena a muerte de la naturaleza y por consiguiente, de la humanidad.
El mundo del Capitalismo atentan directamente contra la convivencia al colocar a los
objetos dentro de la línea del consumo, en la ley de la oferta y la demanda, bajo el valor
de uso y el valor de cambio. Los objetos son sometidos a una permanente explotación. La
mercancía se desea, se compra, se vende y se tira. Además, el Capitalismo coloniza
nuestro deseo y de esta manera se apropia de nuestra capacidad de creación.
Convivir armoniosamente es extender el derecho de lo individual a lo colectivo, del ser
humano a la naturaleza, de unos pocos hacia un Todo mas allá de lo humano. En
consecuencia, tenemos una responsabilidad sobre la vida que existe en el planeta, porque
compartimos la vida, y todas las formas de vida se encuentran dentro del mismo espacio
y bajo nuestra responsabilidad. Luego, no basta con un reconocimiento generalizado de
la vida, es importante colocarnos en la posición de cuidar esa vida generalizada pues es la
única manera de conservar la vida de la que todos nos servimos y compartimos: las
cascadas Phakchakunas, los lagos Kuchakuna y las montanas son una parte importante
de la vida. El derecho de cuidar la vida no se cede, es un derecho y una obligación
colectiva que no puede quedar en las manos de las poderosas y corruptas transnacionales.
Para los pueblos y naciones indígenas hay un ser espiritual en donde se origina la vida
misma y con quien nos comprometemos, ese ser se llama Pachamama. Así, la gran 23
gestora de la vida es ella. La vida nos viene como un acto de amor de la Pachamama y es
por esta razón que su cuidado es una labor de amor con la vida, un amor a todo lo que se
encuentra en el territorio, lejos de toda posesión precisamente porque la Pachamama no
admite dueño.
Un tercer significado es el amor sin posesión. El amor por el dinero ha marcado la forma
de relacionarnos entre nosotros. Normalmente el amor nos ha dado una carta de
propiedad sobre alguien de la misma manera que el dinero nos hace sentir que eso que
compramos es nuestro, lo podemos vender porque nos pertenece o incluso tirar a la
basura cuando ya no nos sirve. La convivencia universal propone un amor sin posesión o
en otros términos, la vida no puede tener dueño precisamente porque la vida nos fue
donada por la Pachamama de igual manera. No es que a unos les dieron más vida que a
otros o que algunos obtuvieron el derecho para tener una mejor vida que otros. La vida
nos fue distribuida a todos por igual, en consecuencia, nadie puede hacerse dueño de la
vida, de los cerros, de las montañas con el objetivo de extraer sus minerales, de las
personas con el objeto de apropiarse de su fuerza de trabajo.
El Capitalismo se centra en el respeto del derecho de los individuos a la propiedad, pero
no ha logrado llegar al derecho colectivo y mucho menos a los derechos de la naturaleza.
Los derechos son los del individuo dentro de un sistema/mundo capitalista, por lo que
estos no se conectan ni con la naturaleza, tampoco con los otros, la propiedad privada es
sagrada y las condiciones del goce individual son su máxima expresión. Nadie se puede
apropiar de la vida, cualquier tipo de apropiación produce la muerte, esta es una de las
explicaciones para entender porque el Capitalismo ha sido tan letal para los pueblos y la
naturaleza. La Pachamama no se vende, porque ella nos pertenece a todos y sobretodo
porque nosotros le pertenecemos a ella. Los ríos, el aire, las montañas, nada que haga
parte de la vida de todos puede tener dueño.
En consecuencia, la vida como una condición preexistente, la armonía como un objetivo que la
recrea y la lucha contra la posesión del capitalismo y de la filosofía liberal,son tres significados
de la vida que hacen parte de la unidad en la diversidad. 24
6. Otra forma de valorar en el Buen Vivir
El Buen Vivir, con la unidad debido a las relaciones e interrelaciones en las que se construye la
vida, la convivencia armónica y el amor sin posesión, tiene una serie de repercusiones
antropogenicas para los runas. Esas repercusiones son del orden del comportamiento y no se
pueden confundir con las normas morales que han hecho parte del juego de dominación de los
señores poderosos sobre los débiles. Por ejemplo, durante mucho tiempo se ha creído que el ama
shua –naki achatin- no robar, ama killa kasamkashtin- no ser ocioso, ama llulla –weitruashtinno ser mentiroso, eran los tres valores y hasta las tres finalidades de los indígenas en América.
En realidad fueron construcciones de los colonizadores para explotar de mejor manera a los
indígenas, pues la ética suele ir de la mano con el modelo de dominación. Robar en un mundo en
que todo era de todos y nada era de nadie de pronto resultaba un pecado, pero en realidad no era
ni siquiera una palabra posible. Fue el conquistador quien se apodero de sus tierras, riquezas,
cuerpos, quien violo a las mujeres, y se apropio de su imaginación. No robar fue entonces un
imperativo para la invención de la Propiedad Privada adquirida mediante la violencia y el
despojo. No ser ocioso fue otra falta inventada en una cultura que no tenía necesidad de hacer
producir la tierra porque ellos estaban acostumbrados a tomar aquello que la Pachamana quería
brindarles. Por último la mentira era una forma de resistencia frente al amo. Aceptar la orden y
hacer otra cosa totalmente distinta les hizo aparecer como brutos; o aprender a no mostrarse
como son fue una forma de resistencia al dominador aunque fuera hipocresía para la moral del
Amo. Así, la Iglesia ocupo un papel vergonzante pues fue a través de ella que se adoctrinó para
la dominación.
Las fuentes de valoración –no valores estrictamente- del Sumak Kawsay pueden ser tres:
Una de las fuentes de valoración es el shuk yuyaylla o un solo pensamiento. Pensamos de
diferente manera aunque el pensar sea algo muy común y no siga lógicas universales. Los
pensamientos están marcados por la diferencia, por ejemplo cada pueblo indígena define su
sistema de justicia originaria, sistema de educación, sistema de salud y plan del Buen Vivir.
Siendo diferentes, los pensamientos del Buen Vivir son colectivos, contextuales, sistémicos e
históricos. 25
Primero, el Buen Vivir es un pensamiento colectivo porque implica relaciones con los
otros y con la naturaleza. La relación con la vida es una sabiduría colectiva, es decir no
patentada y de la que nadie puede intentar apoderarse. El pensamiento es colectivo
porque la vida es colectiva y planetaria.
Segundo, la contextualidad del pensamiento del Buen Vivir sucede dentro de un
específico territorio, con pueblos concretos y en relación con la experiencia de una
especifica geografía. Estar en la Amazonia es muy diferente a estar en la Sierra o en la
Costa. Pensar el Buen Vivir en Europa o en Asia o África u Oceanía, no debe ser igual a
pensar el Buen Vivir en América Latina. Cada geografía humana tiene su complejidad.
La vida es diversa por eso un plan del Buen Vivir no se parece a otro. Las plantas con las
que se curan determinadas poblaciones no se encuentran en otro territorio debido al clima
y al tipo del suelo. Allí la naturaleza ofrece otros medios de curación
Tercero, el pensamiento del Buen Vivir es sistémico. Un sistema de educación contiene
las reglas de justicia como una forma de garantizar la buena viva, se relaciona con las
prácticas de curación y no es ajeno al plan del Buen Vivir y a la gobernabilidad de cada
pueblo y nación indígena. Ser justo es construir un pensamiento con saberes sobre la
salud, la alimentación, la relación con la tierra y la relación con los otros. Los contenidos
del pensamiento se relacionan unos con otros y se enriquecen mutuamente.
Cuarto, el pensamiento es histórico. Se reinventa en la medida que esta presente el
pasado. Nunca nos separamos de la historia. Pensar ahora es pensar sin desconocer la
memoria. Los saberes no rompen con las buenas tradiciones de los pueblos, en
consecuencia los mayores tienen un papel preponderante dentro de las culturas pues
representan la memoria viviente que orienta el caminar. La necesidad de estar
preguntando, echando mano de la historia, no es solo porque podemos repetir los mismos
errores, sino porque las fuentes de la sabiduría están en el pasado
Mientras el pensamiento del SumaK Kawsay es colectivo, contextual, sistémico e
histórico, el pensamiento que ha favorecido occidente es individual, universal,
fragmentado y a-histórico. Quien piensa es el individuo y en él descansa la potencialidad
de la emancipación. El individuo es configurado como totalidad. Pensar, investigar, 26
aprender, escribir, es una actividad individual. El ego cogito es el fundamento de su
epistemología. La sociedad del capital se ha desarrollado “muy bien” dentro de dicha
lógica. Lo comunitario es discriminado, puesto bajo sospecha. La ciencia no es de
pueblos sino de individuos que terminan trabajando y favoreciendo el interés de algunos
individuos o grupos. En efecto, sobre la experiencia colectiva hay una gran ignorancia en
las culturas que desarrollan el culto al individuo. No es casual que los grandes errores
normalmente se le atribuyen a la supuesta farsa colectiva y casi nunca a la locura y el
egoísmo del individuo.
El pensamiento occidental se ha considerado por sí mismo en universal. Su ciencia, su
tecnología, su filosofía, su supuesta humanidad es universal. El universalismo occidental
fue la matriz del colonialismo. ¿Por qué una cultura se considera universal? ¿Qué les
hizo pensar que sus pensamientos eran validos para todo el mundo? Para arribar a la
universalidad se requirió de la renuncia a la contextualidad. Decir yo pienso implicó la
negación de que otros y otras, diferentes al hombre occidental, también pensaban. Ese
ego cogito supuestamente no tenia ideología, no comía, no tenia sexo, no tenia empleo,
no se preguntaba por el amor, no tenia posiciones políticas. Si el yo individual que
piensa era universal, podía decidir por otros, pensar por ellos, determinar sus verdades,
sus formas políticas y morales de vivir. Ciertamente el universalismo fue la base del
tutelaje y de la creación de auténticos sistemas coloniales dentro del marco de la
civilización, la humanidad y ahora el desarrollo.
La fragmentación y la especialización ha sido la forma en la que el pensamiento
occidental ha creído avanzar. Divide, separa, aísla para conocer. Quienes creen saber
sobre algo solo conocen una pequeña parte. Contradictoriamente la vida son relaciones,
interrelaciones, intersecciones donde sus diferentes aspectos interactúan unos sobre otros.
Así, el pensamiento de la fragmentación es en el fondo un pensamiento aparentemente
eficaz en cuanto a la investigación e impresionantemente irresponsable en cuanto a sus
consecuencias éticas y políticas. De esta manera, los pensamientos occidentales no
interactúan unos con otros, ni siquiera en las mismas disciplinas donde cada autor es un
tejido de complejidad rodeado por un castillo en donde los otros son amenazas o
espectadores a la espera de nuestras ‘inteligentes ideas’. 27
La historia no es algo importante para el pensamiento occidental, más allá de ser una
disciplina entre otras. El famoso giro copernicano es más común de lo que se cree.
Pareciera que cualquier pensador inventara solo por el hecho de decir algo. Incluso
algunos premios Nobel han desconocido hasta la existencia de un método científico.
Vivimos como si nada de lo que ocurriera aconteciera fuera de nuestras ideas,
pensamientos y conocimientos. Nos separamos de lo anterior para no decir las mismas
cosas, creyendo que a ello le podemos llamar pensamiento. Lo anterior tiene que ser
superado por un pensamiento dialéctico en donde lo actual, por premisa, debe ser mejor
que lo anterior. Pensamos alejándonos de lo anterior para caer en la turbulencia de las
ideas novedosas. Además, las estadísticas, moldean hoy los pensamientos ávidos de
tendencias.
Por último, el shuk yuyaylla es la unión de los pensamientos de los subalternos frente a
los mandatos de los dominadores. La homogeneidad es consustancial al ejercicio del
poder y aunque aparentemente reconozca la diversidad, en el momento de ordenar la
sociedad, la niega. La lucha requiere un solo pensamiento, lo cual exige acuerdos. Esa
unidad en los pensamientos es porque aquello que no se logra por entendimiento se
consigue por unidad en la lucha por la vida. En efecto, se trata de un solo pensamiento
para criar la vida.
Otra de las fuentes de valoración es el shuk shunkulla o un solo corazón. En cierta forma sin
corazón es muy difícil que haya un compromiso. Un pensamiento sin corazón es mucho más
peligroso que un corazón sin pensamiento. El sentir es fundamental para la construcción de un
paradigma diferente en América Latina y alternativo al paradigma Capitalista. Para tener un solo
corazón necesitamos comenzar por descolonizar la educación occidental que ha visto en el sentir
una fuente de errores para la razón. Pensar con el corazón, era algo que no se podía hacer pues el
amor estaba lleno de cegueras. Para las culturas indígenas pensar con el corazón o shungo es un
aspecto central para la vida. A las situaciones a las que se coloca solo la cabeza, les hace falta
vida. El corazón es el compromiso, la orientación fundamental en la vida.
No se trata solo de sentir, buscamos un sentir con otros y otras. Ese sentir con… es un con-sentir,
que pues di-sentir, por eso la indignación es una de sus formas. En el sentir con nos hacemos un
solo corazón, un solo pensamiento y una solo fuerza. 28
Por último el shuk makilla o una sola fuerza consiste en jalar en una misma dirección. En tal
sentido si no tenemos claro que el enemigo principal es el Capitalismo nos podemos perder o
entrampar en luchas que nos desgastan. El ejercicio del poder, es una cuestión que normalmente
puede romper con la posibilidad de alcanzar una sola fuerza. Normalmente con la democracia
representativa las divisiones no están ausentes. La forma de hacer política sigue siendo sectaria.
Uno de los temas urgentes de la política para llegar avanzar con una sola fuerza y que ha sido
aplazado en varias ocasiones ha sido el tema del sujeto. Por tanto, la pregunta es: ¿Cuál es el
sujeto político del Buen Vivir?
7. El reciprocidad, o la base de la economía del Buen Vivir
La naturaleza es un ser vivo, matricial, es en ella donde se origina la vida, para los pueblos y
naciones indígenas. El tiempo del runa se extrae de la comprensión del tiempo de la naturaleza.
Los calendarios sobre los que se trabaja con la naturaleza (nunca el trabajo es sobre la
naturaleza) están relacionados con los calendarios astronómicos. El tiempo de la naturaleza es
circular y orientador para todas aquellas actividades que tienen que ver con la vida, como la
cacería, la pesca, la recolección y exploración interna de la selva. Es gracias al posicionamiento
de los astros como se determina la preparación del suelo en los Andes, la siembra y la cosecha en
la selva. Así, las actividades con la naturaleza no están determinadas por la producción o por las
demandas del capital y del mercado, existe un tiempo específico para el relacionamiento con la
tierra el cual debe ser respetado para no romper con la armonía indispensable en la convivencia
universal. El respeto por la temporalidad de la naturaleza, garantiza la armonía y el equilibrio de
todos los seres vivos que nos encontramos dentro de un Todo, y en tanto que partes de ese Todo
tenemos la capacidad de conservar el equilibrio o afectarlo.
El origen de la enfermedad para el runa se debe a la pérdida del equilibrio provocado por el
desgaste de una de las cuatro energías vitales: agua, fuego, tierra y aire. En consecuencia, para
los pueblos y nacionalidades indígenas, estas cuatro energías no son recursos naturales no
renovables, para ellos son fundamentalmente elementos purificadores de la vida, con la
capacidad de sanar. Una vez roto el equilibrio por la explotación y venta de los recursos o su 29
contaminación es necesario luchar para restablecer la armonía entre la naturaleza y nosotros. La
tierra ha sido herida y tiene necesidad de ser curada. Los sabios lloran la destrucción de la tierra
y esperan su recuperación por medio del Buen Vivir.
Parece casi imposible hacer una propuesta de una economía del SumaK Kawsay cuando la
economía mundial es tan hegemónica, sin embargo debido a su crisis, podemos proponer una de
sus múltiples líneas. Uno de sus principios que privilegiamos en esta reflexión, es la
reciprocidad. Dicho principio devela un sistema organizativo, basado en una nueva visión de
mundo en donde las sociedades tienen algo para intercambiar entre ellas, algo para dar y algo
para recibir. La acumulación no está permitida y el intercambio no está mediado por el dinero.
La autosuficiencia no existe. Los pueblos intercambian desde su especificidad y diferencia. El
trabajo se origina en la dinámica del intercambio. Se parte del principio de que aquello que
hacen otros nos sirve a nosotros y aquello que nosotros hacemos le sirve a otros. ¿Qué de lo que
hago le sirve a otros? y ¿qué de lo que hacen otros me sirve? La especulación en el mundo del
capital actúa sabiendo que el otro necesita algo. Su necesidad es lo que moviliza el valor de las
cosas y hace que nos movamos como auténticos truhanes.
La reciprocidad es inversamente numérica, pues el valor descansa en las personas y sus
necesidades. De hecho, el que más tiene recibí menos y el que menos tiene recibe más. Cada uno
se interrelaciona de acuerdo a sus necesidades. La trampa siempre está en el valor de uso.
Apropiarse de la naturaleza, del trabajo del obrero o del campesino, aprovecharse de la situación
ilegal de los migrantes, es un acto de muerte, al que está acostumbrado el Capitalismo.
La reciprocidad es dar en la medida que queremos recibir y recibir en la medida que nosotros
podemos dar. Esto es imposible en las sociedades capitalistas que dan menos de lo que reciben y
esperan muchas veces más de lo que dan. La reciprocidad del mercado es falsa porque en
realidad la explotación y el robo institucionalizado es el que prevalece en todo tipo de
transacción económica. En el Capitalismo ya no se da ni se ofrece, se usurpa, se explota y se
destruye cualquier posibilidad de equilibrio con la naturaleza y con los otros.
El primer sistema de reciprocidad de pueblos y naciones indígenas que destaca el estudio del
Codenpe (2011) sobre el Sumak Kawsay es el Ayni. Este sistema es inter-familiar y se genera a
partir del intercambio de trabajo en labores que no demandan tiempos prolongados como la 30
construcción de una casa, la preparación de la tierra, la siembra del maíz y el préstamo de
herramientas. Quien recibe el favor está obligado a devolverlo dentro de ocasiones similares lo
cual fortalece los lazos inter-familiares. Se recibe para dar, o quien da recibe. En consecuencia,
el intercambio se genera en el marco del trabajo. El trabajo es la experiencia con los otros, pues
es un lugar para construir relaciones.
El don genera obligación porque se está en la reciprocidad. Todo mundo tiene algo para dar por
más necesitado que se encuentre y todo el mundo puede recibir algo a pesar de encontrarse en
una muy buena situación. Nadie puede cerrarse al Ayni. La obligación no la determina la ley sino
la generosidad de quien ofrece y la apertura de quien recibe.
Dentro de la sociedad capitalista el que suele dar es quien tiene, no se entiende que alguien que
no tenga pueda dar algo. Además, quien recibe debe devolver la deuda, dando mucho más de lo
que recibió. El dar está mediado por el dinero y está sometido a ley de la especulación. Por lo
general cualquier cosa que se recibe dentro del mundo capitalista esta sometida a la ley de la
especulación.
El origen del dar en el Ayni, es voluntario y se sostiene en la proximidad y dentro de relaciones
familiares o cercanas. Se da al cercano y por medio del ofrecimiento mostramos la intención de
querer ser próximos al otro. Quien recibe se acerca al corazón del que ofrece y quien da busca la
cercanía de los otros. El trabajo se convierte en lugar de convivencia donde las relaciones de
solidaridad van y vienen en todas las direcciones.
El segundo sistema de reciprocidad es el Makipurarina. Maki significa mano y purarina
estrechar la mano. Darse la mano funciona a favor de quien lo necesita en determinados
momentos. Todos tenemos momentos difíciles, además no todos tenemos las mismas
capacidades. Hay personas menos agiles para cosechar. Así el acto de makipurarina es ayudar a
quien se rezaga dentro de una labor para que todos terminen por igual. Este es un sistema que
garantiza una igualdad dentro de una sociedad en donde no todos tenemos las mismas
capacidades. Para las comunidades y pueblos indígenas no es bueno dejar de lado a los
compañeros que están rezagados o quienes no están bien dentro de un determinado momento
debido a una particular situación. De esta manera la misma comunidad se preocupa de las
personas en situación de inferioridad. 31
En contraste, los occidentales, en el mejor de los casos, hacen políticas públicas para resolver el
problema de las inequidades, lo cual es casi imposible porque se dejan a un lado las fuentes de la
inequidad y las diferencias no son posibles. La desigualdad es una consecuencia del tipo de
desarrollo economicista que se implementa, por eso las políticas de la igualdad fracasan en los
Estados Neoliberales. Supuestamente todos deseamos el modelo de desarrollo sin querer pagar el
precio de la desigualdad. En otras palabras, la desigualdad es la consecuencia del modelo
económico. Sobre los indigentes los gobiernos con una cierta conciencia social suelen tener
programas básicos para protegerlos pero bajo la condición de victimas, es decir, renunciado a la
condición de auténticos sujetos. En realidad, quien está mal que se las arregle como pueda es la
verdadera filosófica del mundo del Capital.
Ser reciproco porque hay diferencias para obtener la igualdad en cuanto a satisfacer las
necesidades materiales, es el sentido de la reciprocidad del Buen Vivir. No son los más
competitivos quienes están mejor. Tampoco son los más aptos los que pueden sobrevivir mejor.
La comunidad se preocupa por todos y todas. Sabiendo que existe una desigualdad regular, la
reciprocidad es la vía para vivir bien.
Un tercer sistema de reciprocidad es la llamada makitakushunchik –préstamo- relacionado con
las tareas agrícolas. Estas comienzan con la preparación del terreno para la siembra, el cuidado
de la chacra y posteriormente la cosecha; para estas laborares el dueño invita a los vecinos,
conocidos y familiares que no tengan terreno. El dueño comparte los productos con las personas
que ayudaron y se compromete a prestar sus propias manos cuando lo requieran. Inclusive,
normalmente se comparte los productos con las personas que no ayudaron, con la finalidad de
comprometerles en la próxima cosecha. Así, la práctica de la makitakushunchik se fundamente
en la reciprocidad donde el otro nunca es tomado como alguien que no tiene ninguna capacidad.
La compasión del comienzo es un gesto liberador pues el otro queda comprometido a hacer lo
mismo en situacionessimilares.
Las relación de reciprocidad es con el que no tiene, muy al contrario de los Bancos, cuyas reglas
para un préstamo son de dos tipos, primero asegurar la devolución del dinero mediante garantes,
y segundo, ganar con la necesidad. La reciprocidad dentro del Capitalismo es imposible por el
interés en el dinero. La gratuidad no existe. El dinero es protegido y no las personas.32
La necesidad del otro es el centro de la reciprocidad para los pueblos y naciones indígenas. La
reciprocidad no es ‘un buen negocio’. Ser reciproco con el que no tiene es una forma de
reciprocidad que esta fuera de la ganancia; ella se efectúa por la solidaridad y no esta mediada
por ningún cálculo. Aunque no haya ganancia, si existe compromiso. El otro queda
comprometido con el préstamo, y debe devolver lo prestado mediante el trabajo u otras
actividades, en efecto, nunca debe devolver por medio de dinero.
Este tipo de intercambio se constituye en una mera donación en tanto en cuanto el dueño de la
cosecha comparte sin la mediación del trabajo del otro. Se comparte con quien no estuvo en el
trabajo de la chakra, para colocar las bases de una reciprocidad futura. No se requiere haber
hecho algo para recibir algo. De esta manera, el otro queda comprometido en el futuro con el
trabajo comunitario.
Un cuarto sistema de reciprocidad y de ayuda mutua, que aparece en el estudio citado, es la
Yanaparina. Ella consiste en dar a cambio de nada sin esperar nada a cambio. Este es un
principio usado en los momentos más difíciles para una familia.
La Yanaparina es la práctica que les ha permitido vivir en los momentos más complicados. A
pesar de la presencia por todos lados del Capitalismo y su desarrollo, lo que llama la atención es
que el principio se mantiene dentro de las Ayllukuna familias, las llaktakunas comunidades. Dar
todo sin esperar nada es un principio que elimina por completo las relaciones del Capital. El dar
no tiene retorno, es la forma radical porque supone que basta con que los otros lo necesiten y
nada más.
Crear necesidades es la forma en que el Capitalismo ha logrado sostenerse, en consecuencia,
dicha situación le concede una increíble fortaleza porque se presupone que los pobres, que son
las mayoría en el mundo, necesitan desarrollo, vivienda, tecnología, paz, derechos y democracia.
Los supuestos felices capitalistas gritan: nosotros les podemos dar aquello que los hace felices
a cambio de sus recursos.
Dar sin recibir nada a cambio es el peor de los negocios para el Capital o una de las maneras
como este se suicida. En cierta forma la única reciprocidad posible es aquella que anula la
reciprocidad, porque da simplemente sin esperar devolución alguna. 33
El quinto sistema de reciprocidad es la minka. El se expresa en el Ayllu. El Ayllu es el territorio,
la cultura, la identidad, la cosmovisión y las relaciones de parentesco. La minka es la principal
institución de reciprocidad indígena y es una de las bases fundamentales de la organización
social la cual consiste en el trabajo mancomunado y solidario de la comunidad con el fin de
ejecutar una obra común.
La minka es una expresión ceremonial de convocatoria y cohesión, con una participación masiva
y colectiva lo cual permite el fortalecimiento de la comunidad dentro de un ambiente de
solidaridad y de redistribución. Se trata de una práctica milenaria. Girando alrededor de la obra,
la minka es al mismo tiempo la construcción de la amistad, la participación, la solidaridad y el
compromiso.
Esta forma de trabajo sucede dentro de un ambiente de alegría, donde se comparten experiencias
y se fortalece la confianza: todos participan, mujeres, hombres, niñas y niños, ancianos y
ancianas y discapacitadas. El incumplimiento de un comunero, sin justificación, significa una
posible sanción, y en el caso de ser reiterativa puede llevar a la desconfianza colectiva.
Por ultimo, la reciprocidad no se limita a los espacios de trabajo, ni exclusivamente a la chakra.
También existen espacios de fiesta y de expresión y construcción comunitaria. La Raymikuna –
fiesta- es un espacio/tiempo de celebración comunitaria. La Raymikuna acontece dentro del
entramado comunitario, con la familia y tiene por objetivo fortalecer las identidades cíclicas y
generacionales.
La reciprocidad en los cinco sistemas, Ayni, Makipurina y Makitakushunchik, Yanaparina y la
minka es un modelo de intercambio que el capitalismo anula pues al centrarse en el fetichismo
de la mercancía destruye cualquier tipo de relación entre las personas; ellas son solo parte de la
cadena de explotación y seducción que se fortalece por los medios de comunicación. En el
Capitalismo no hay un compromiso con el otro, su compromiso es solo con el dinero.
Por último, las prácticas del Capitalismo no son sustentables porque su correspondencia no es
posible. Sus formas de producción son esquizofrénicas. El Capitalismo destruye la comunidad
porque necesita del individuo consumidor y con el derecho de gozar para afianzarse. La
acumulación infinita nos lleva a una destrucción sin precedentes. Así, el capitalismo destruye la
vida que ha prometido garantizar. Por el contrario, el Buen Vivir de los pueblos y naciones 34
indígenas propone modelos posibles y reales los cuales desafían los fundamentos de los actuales
modelos de producción capitalista.
Freddy Javier Alvarez González
Visiting Academic University of Cambridge
Cambridge Winter 2011 35
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