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Turquía acepta por primera vez en 30 años un alto el fuego con la guerrilla del PKK en Kurdistán

Cuarto Poder :: 23.03.13

Impresionante concentración humana de dos millones de personas en la ciudad de Diyarbakir.

23-03-2013
Turquía acepta por primera vez en 30 años un alto el fuego con la guerrilla del PKK

Manuel Martorell
Cuarto Poder

Desde que en agosto de 1984 el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se levantó en armas contra el Gobierno de Ankara, la guerrilla kurda ha declarado media docena de altos el fuego pero siempre de forma unilateral. En todas estas ocasiones, el PKK anunciaba el cese de su actividad a cambio de iniciar un proceso de diálogo para encontrar una salida pacífica al principal problema político de Turquía. Sin embargo, el Ejército turco no solamente hacía oídos sordos a tales ofertas sino que respondía bombardeando las bases del PKK en el norte de Irak.

Este jueves, 21 de marzo, y con motivo de celebrarse el Newruz –el año nuevo kurdo-, Abdulá Ocalán, máximo e indiscutible líder del PKK, ha declarado solemnemente que “la lucha armada ha concluido” y que, a partir de ahora, las única vías posibles son las “democráticas”. Ocalán, que se encuentra encarcelado de por vida en la isla-prisión de Imrali, hace asimismo votos por un nuevo periodo de “convivencia” entre kurdos y turcos, asegurando que el PKK no se levantó en armas contra ningún pueblo sino contra “la desigualdad, la opresión y el subdesarrollo”.

Desde que hace meses se hicieran públicas las conversaciones directas entre el Gobierno de Tayip Erdogán y el principal dirigente del PKK, se esperaba una “importante declaración” con motivo del Newruz –literalmente en kurdo “Nuevo Día”- pero no transcendió su contenido hasta que fue leído este jueves ante una impresionante concentración humana de dos millones de personas en la ciudad de Diyarbakir.

La de Diyarbakir ha sido solo una de las muchas demostraciones de fuerza que ha realizado el PKK en el “día nacional” de los kurdos que, a diferencia de otros años, no ha sido obstaculizada por la Policía. En la mayor parte de las ciudades del sureste de Turquía, cientos de miles de simpatizantes se dieron cita la víspera portando retratos de Abdulá Ocalán y banderas del PKK, un grupo armado catalogado por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos como organización terrorista.

Según la tradición, con el Newruz se conmemora el nacimiento mítico del pueblo kurdo aunque, históricamente, este hecho coincide con la sublevación de los medos –antecesores de los kurdos- contra el Imperio Asirio el año 612 antes de Cristo. Por esta razón y aprovechando el inicio de la primavera, los kurdos de Turquía, Irán, Irak y Siria celebran esta fiesta bailando en torno a un fuego que tiene un carácter liberador.

El fuego del Newruz es una de las principales señas de identidad de esta etnia de origen indoeuropeo, considerada, con unos 40 millones de personas, la mayor del planeta sin Estado. Junto a esta fiesta también destacan como elementos identitarios comunes la lengua, el folklore, la forma de vestir, un territorio muy montañoso, numerosas tradiciones y acontecimientos históricos y también un himno y una bandera comunes, creados durante la efímera República de Mahabad, el único estado independiente que han tenido en toda su historia.

Precisamente con motivo de este histórico Newruz y coincidiendo con la declaración de Ocalán, el Ayuntamiento de San Sebastián ha colocado también este jueves en su balcón principal y junto a la enseña donostiarra, la bandera kurda, compuesta por tres franjas horizontales –roja, blanca y verde- con un sol central.
El alcalde, Juan Karlos Izagirre, que pertenece a Bildu, recibió a una delegación que representaba a las cuatro partes en que está dividido el Kurdistán: Rahmi Batur (Turquía), Rahim Kaderi (Irán), Abdulsatar Abed (Irak) y Zinar Alá y Siwar Alá, por Siria. Todos ellos coincidieron durante su encuentro con Izagirre en la histórica trascendencia de la declaración de Ocalán, al considerar que el proceso iniciado en Turquía repercutirá necesariamente en la situación de Siria e Irán, mientras que la actual autonomía de Irak servirá de modelo para las otras tres partes.

Rahmi Batur recordó las otras declaraciones de alto el fuego, destacando que la diferencia entre la actual y las anteriores estriba en que ahora no se trata de una decisión unilateral sino que es el resultado de unas conversaciones reconocidas por el propio Gobierno turco.

De acuerdo con las palabras del líder del PKK, sus guerrillas deberán replegarse hacia las montañas de Irak pero, a diferencia de lo que había ocurrido hasta ahora, el Ejército turco se compromete a facilitar esta retirada, lo cual supone un implícito reconocimiento de las conversaciones por parte de los militares.

A Rahmi Batur no le cabe duda de que este cambio de actitud se debe a que el Gobierno de Tayip Erdogán se siente con la fuerza suficiente frente al poder fáctico del Ejército, que siempre se ha negado a una salida negociada al conflicto.

También considera que dentro de los acuerdos figuraría el reconocimiento de la lengua kurda, la eliminación del carácter turco que la Constitución da a la ciudadanía, una auténtica autonomía local y, en una fase posterior, la excarcelación de Ocalán, que pasaría a una situación de prisión domiciliaria.

Zinar Ala y Siwar Ala, del Kurdistán sirio, esperan, por su parte, que, tras los acuerdos, también cambie la actitud de Turquía hacia el incipiente autogobierno de los kurdos sirios, mientras que Rahim Kaderi, en representación del Kurdistán iraní, se mostró convencido de que, si estos cambios se consolidan en las otras partes –Siria, Turquía e Irak-, la República Islámica de Irán no tendrá más remedio que reconocer la autonomía para los casi diez millones de kurdos que viven en la antigua Persia.

Fuente original: http://www.cuartopoder.es/terramedia/turquia-acepta-por-primera-vez-en-30-anos-un-alto-el-fuego-con-la-guerrilla-del-pkk/4825

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Erdogán negocia con el PKK la autonomía local como solución al problema kurdo
MANUEL MARTORELL | 8 DE ENERO DE 2013

Ahmed Turk, el diputado kurdo que pudo entrevistarse con Abdulá Ocalán. / Manuel Martorell
Nunca había surgido en Turquía una ocasión como la actual para resolver el problema kurdo, el principal del país desde que en agosto de 1984 se alzara en armas el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Tayip Erdogán, el primer ministro islamista, no solo ha dado el visto bueno a la reanudación de las conversaciones con la guerrilla kurda, sino que en estas interviene directamente el máximo líder del PKK, Abdulá Ocalán, condenado de por vida en la prisión de Imrali, donde se encuentra encarcelado desde 1999 tras serle conmutada la pena capital por una sentencia a perpetuidad.

No cabe duda de que para llegar a esta situación han jugado un papel clave la fuerte ofensiva guerrillera de este verano, la posterior huelga de hambre en decenas de prisiones así como los últimos fracasos electorales del gubernamental Partido del Desarrollo y la Justicia (AKP) en los distritos de mayoría kurda. Da la impresión de que no solo el AKP sino también sectores del Ejército y de la Policía consideran necesarias nuevas vías para resolver un conflicto que hipoteca el futuro del país.

En esta nueva ronda de negociaciones está teniendo un especial protagonismo Ahmed Turk, un veterano político kurdo que el pasado 3 de diciembre pudo entrevistarse, acompañado por el también parlamentario Ayla Akat Ata, con Abdulá Ocalán en la isla-prisión de Imrali, situada en el mar de Mármara cerca del estrecho del Bósforo.

Ninguno de los dos políticos ha dado muchos detalles sobre la entrevista y tampoco lo han hecho el Partido de la Paz y la Democracia (BDP), considerado por el Gobierno turco el “brazo político” del PKK, ni la propia guerrilla. Sin embargo, Murat Karayilán, principal portavoz del PKK, ha dejado claro en unas declaraciones a la agencia Firat News que “sería una pena que el Gobierno retrasara el proceso (de paz) intentando una solución sobre el PKK en vez de resolver el problema kurdo”.

Con estas palabras, Karayilán ponía el dedo en la llaga. Si, como han recogido algunos medios turcos e internacionales, el único objetivo de Ankara es que el PKK abandone las armas, nada cambiará y esta guerra no declarada, que se ha cobrado ya más de 40.000 vidas, continuará como hasta ahora. Sin embargo, si el Gobierno acepta cambios sustanciales para reconocer los derechos políticos y culturales del pueblo kurdo, que en Turquía representa más de la cuarta parte de la población total, entonces nos encontraríamos, como se suele decir, ante el principio del fin.

Para ello el Estado turco tendría que aceptar unas reivindicaciones básicas, algunas de ellas ya planteadas en la masiva huelga de hambre en las prisiones: el reconocimiento oficial de la lengua materna en la enseñanza, una autonomía real a nivel local y provincial, y una mejora sustancial en las condiciones penitenciarias de Ocalán.

Dependiendo de la dirección que tomen las negociaciones, se verá si nos encontramos ante un verdadero intento de pacificación o solamente ante una nueva treta del Gobierno turco para ganar tiempo. Por eso, Murat Karayilán también ha declarado que en los próximos días se verá si estas conversaciones evolucionan realmente hacia un proceso para la resolución global del conflicto.

La importancia de estos contactos viene dada tanto porque han sido reconocidos públicamente por Erdogán como porque en ellos interviene Hakan Fidan, uno de los máximos responsables de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT, servicios secretos) y porque, según ha informado la prensa turca, dirigentes del BDP se han trasladado tanto a Europa como a Irak para hablar con los dirigentes del PKK.

De forma oficial, los principales partidos parlamentarios han aceptado las nuevas conversaciones. Para el AKP hay que actuar “con realismo y paciencia”, dejando así entrever que la negociación va ahora en serio. Para el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal oposición al AKP en el Parlamento, el Gobierno no debe repetir los errores del pasado y debiera aprovechar esta oportunidad para “resolver el problema con inteligencia, sentido común y (teniendo en cuenta) la experiencia histórica”. Ahmed Turk, por su parte, ha pedido a todos “que hagan un esfuerzo y pongan de su parte lo que puedan para encontrar una solución”. La única voz discordante en el panorama político de Turquía ha sido la del ultraderechista Movimiento de Acción Nacional (MHP), para quien, con estas conversaciones, el Gobierno “se ha rendido ante el terrorismo y el separatismo, y ondea bandera blanca”.


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