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La guerra interna contra el narcotráfico se extiende de México a Guatemala, El Salvador y Honduras

La Jornada :: 27.03.13

Antes de que se expanda la autonomía y control territorial de las comunidades indígenas

Se han convertido ‘‘en las naciones más violentas del planeta’’, indica un estudio

‘‘Guerra’’ mexicana antinarco contagió a El Salvador, Guatemala y Honduras

Cundió en Centroamérica el ejemplo de una permanente ofensiva militar contra las drogas

Periódico La Jornada
Miércoles 27 de marzo de 2013, p. 5

La reproducción en los países del Triángulo del Norte de Centroamérica del llamado ‘‘enfoque mexicano’’ para enfrentar al crimen organizado –que se distinguió por una permanente ofensiva militar– convirtió a El Salvador, Guatemala y Honduras ‘‘en las naciones más violentas del planeta’’, advierte el estudio El nexo entre drogas y violencia en el Triángulo del Norte, del Transnational Institute), con sede en Amsterdam.

De acuerdo con el análisis, ‘‘las tasas mucho más altas de violencia y un incremento en la actividad de las organizaciones de tráfico de drogas son una clara ilustración del ‘efecto globo’ que México experimentó después de la implementación del Plan Colombia, concebido a finales de 1990.

‘‘Si bien está claro que la violencia en Honduras, El Salvador y Guatemala es omnipresente y puede desestabilizar esas sociedades, no parece haber consenso sobre sus causas precisas. Así como en México gran parte de la violencia se atribuye al papel cada vez más grande que América Central tiene como región de tránsito de drogas controladas destinadas a Estados Unidos’’, apunta.

Basados en estadísticas de la tasa de homicidio intencional para evaluar el nivel de violencia delictiva en un territorio particular, los países del Triángulo del Norte –especialmente Honduras y El Salvador– están entre los más violentos del mundo. El reciente aumento de la violencia ha llevado a que la tasa de homicidios en esas naciones sobrepase la de los periodos de guerra civil en ambos países, que terminó en la década de 1990.

Explica que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) reporta que en 2011 la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes fue de 92 en Honduras, 70 en El Salvador, 39 en Guatemala y 24 en México.

Las cifras muestran un incremento de 161 por ciento en la tasa de homicidios en Honduras desde 2005. Para el mismo periodo, la tasa en El Salvador se incrementó en aproximadamente 11 por ciento, mientras que en Guatemala se vio una disminución ligera después de un incremento inicial en 2008 y 2009.

En los datos anteriores se aprecia que la mayor parte de los homicidios, especialmente en Honduras y Guatemala, no ocurren en las áreas urbanas sino en las provincias.

‘‘Este hecho arroja luz sobre el nexo entre drogas y violencia en la región, puesto que muchas de las áreas con niveles altos de homicidios intencionales son aquellas de importancia estratégica para los traficantes, como cruces fronterizos y puertos… En particular se han visto afectadas las zonas que ofrecen acceso directo al Pacífico y al Atlántico, y en Guatemala las provincias de Zacapa –94 homicidios por 100 mil habitantes en 2011– y Petén, aún más que otras áreas en la frontera Guatemala-México’’, señala el informe.

Una de las posibles causas del aumento en la violencia ‘‘es la transformación hacia una economía neoliberal y la creciente exclusión social que tiene como consecuencia la falta de oportunidades para jóvenes marginados’’, enfatiza el texto, aunque reconoce que otros investigadores excluyen la pobreza y la falta de igualdad generalizada como variables para explicar la violencia.

Su conclusión se basa en una comparación de estos tres países con Nicaragua, en donde los niveles de violencia son relativamente bajos ‘‘a pesar de que sus índices de pobreza y desarrollo son peores’’ que los de Guatemala y El Salvador.

Estos investigadores consideran que los niveles altos de migración hacia Estados Unidos, y aunado a ello las tasas altas de remesas a las economías de la región han tenido un efecto adverso en las estructuras sociales y las oportunidades de empleo locales, dando incentivos a los ciudadanos para adoptar conductas criminales y formar lazos con esas organizaciones.

‘‘También es importante observar la falta de estructuras efectivas de disuasión, producto de aparatos de seguridad estatal defectuosos, y el interés de algunos miembros de la oligarquía en la proliferación de la violencia’’.

Menciona que en la evaluación de fuerzas policiales por parte de ciudadanos latinoamericanos en 2010, el cuerpo policial considerado con el peor desempeño fue el de Guatemala. La policía en Honduras fue considerada la tercera menos efectiva de la región. El Salvador obtuvo una mejor evaluación, pero su puntuación cayó significativamente comparada con el año anterior’’, establece el documento.


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