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Maduro en Venezuela: Victoria con sabor a derrota

Aporrea y agencias :: 15.04.13

Después del triunfalismo vienen los lamentos

Inesperados. Indeseables.
Resultados elecciones 14-A: Primera reflexión
Por: Yldefonso Finol | Lunes, 15/04/2013
Aporrea
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Los resultados de las elecciones de hoy 14-A en Venezuela no son de mi agrado. Pero ganamos.

Nicolás Maduro es el Presidente Constitucional de la República. Eso ya es un hecho proclamado por el Poder Electoral y lo defenderemos.

La oposición que siga su juego, tienen derecho, siempre y cuando se mantenga en la senda democrática marcada por nuestro ordenamiento jurídico

Por primera vez el electorado se muestra partido en dos mitades. Eso hay que atenderlo y estudiarlo con seriedad.

Ciertamente no estaba nuestro máximo líder en la contienda. Pero nos jugábamos su Proyecto.

Ganamos, y nos tocará defender ese triunfo los próximos días ante una oposición envalentonada.

Vienen días difíciles, muy duros, de mucha meditación y acción.

La victoria con sabor a derrota nos obligará a hacer el balance que antes no se hizo. Hay que buscar el tiempo y el escenario para hacerlo. Ahora urge.

Pero ganamos. Que nadie nos venga a quitar el cetro.
Ildefonso Finol

Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.

Yldefonso Finol
El Socialismo es Vida.

caciquenigale@yahoo.es
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Advertencia ante la estrecha victoria de Nicolás Maduro
Por: Jesús Silva R. | Lunes, 15/04/2013 08:12 AM | Versión para imprimir
No podrá ningún personaje “tira piedras” ubicar a quien hoy escribe en el plano de los críticos oportunistas, ni los Nicmer, ni los Dietrich, ni los Centaveros. Nuestra advertencia es oportuna cuando por primera vez en 14 años el triunfo de la Revolución Bolivariana en una elección presidencial se ha sostenido en alrededor de 235.000 votos.

Físicamente no tenemos hoy al único hombre que fue capaz de unir a la izquierda en Venezuela y convertirla en una mayoría triunfadora en tantos procesos electorales. Nada más se le puede exigir a Hugo Chávez, héroe cuya inmolación el 7 de octubre de 2012 es creadora de la nueva victoria el 14 de abril de 2013.

El triunfo electoral y la estrechez política de la brecha, marcan radicalmente el inicio de una nueva etapa del Chavismo, cuyo Presidente Nicolás Maduro deberá extremar la eficacia y la eficiencia de su gestión pública recién iniciada.

Le toca a Maduro la compleja transición del Chavismo que carece de su histórico líder afectivo y espiritual, Comandante Chávez. Y ahora consolidar la doctrina chavista como entidad que se conecte con la conciencia de las multitudes populares. Hace falta fortalecer una dirección colectiva revolucionaria que se haga acompañar de venezolanos talentosos del sector trabajo, educación, campesinado, producción, etc.

El Chavismo post Chávez no puede ser solo el Psuv ni el GPP, por el contrario requiere la inclusión de todos los sectores e individuos con la intención de prestar apoyo al proceso de inclusión social y eliminación de la discriminación en Venezuela.

Que sepa nuestro camarada Maduro administrar su victoria, de ello depende el bienestar de Venezuela y la supervivencia del proyecto de Chávez. Esta victoria tiene un padre, el Arañero de Sabaneta. Seamos dignos de su ejemplo y recordemos que de la unión de todo el pueblo depende el avance de la nueva sociedad socialista en Venezuela.

Tengamos muy en claro que el enemigo no es Capriles ni la MUD. Nuestro verdadero adversario es el Imperialismo de EEUU. Por ello, sea esta delicada situación, un evento propicio para atraer a la Revolución nuevos talentos que contribuyan a la consolidación de la Patria chavista.

Constitucionalista. Profesor de estudios políticos.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
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Sindéresis
Los votos que le negaron a Maduro
Por: Neri La Cruz | Lunes, 15/04/2013
Aporrea

Sigue la revolución. Chávez fue un excelente elector sobre todo porque lo hacía bien en sus responsabilidades de gobierno. Eso es una afirmación pragmática. Esta vez sin embargo, no se pudo llegar a la meta tan cerca como se quería. Un montón de dudas resurgen ahora después de conocer el resultado electoral. Cuando la revolución no avanza en sus propósitos de convencer a los que la miran con recelo, desmaya la revolución. Si se retrocede en los números electorales, se ha retrocedido simplemente en la lucha por las ideas.

La inmensa motivación que el Gigante Chávez generaba, parece que pudo mermarse sustantivamente a cuota de su ausencia física. Porque siendo así, una inmensa grieta de equivocaciones políticas se acusan desde las urnas electorales de hoy, fustigando con furia la preservación del proceso por el que Chávez dio todo. Y esa misma fractura parece delimitar en inexpugnable brecha las colosales diferencias entre el líder que ya partió y los cuadros más cercanos que con entusiasmo impulsara. De verdad que lo de Maduro fue un gigantesco esfuerzo. Pero en ese esfuerzo faltó la prontitud. Y aunque hay tiempo para mejorar, de cierto es que el proceso revolucionario dio un paso atrás para ceder a un contingente opositor que, no obstante su derrota, pudo incrementar su caudal electoral. Convencieron los opositores, si se es absolutista en la interpretación de los resultados, más que los factores de la revolución.

Hay un montón de causas, pero hay algunas evidentes. El anuncio del aumento salarial no causó grandes satisfacciones por hacerse a destiempo no obstante haber expresado Maduro públicamente, después de la devaluación, que Chávez lo haría “muy pronto”. Por más que se quiso controlar el saboteo eléctrico nunca se le puso coto. Hasta el mismo sábado los saboteadores lograban algunos cometidos electoralmente dañinos a los propósitos electorales. El día vienes y sábado, antes de las elecciones, era casi imposible conseguir papel tualé, crema dental y otros productos, sin ni siquiera una declaración aclaratoria de algún miembro del alto gobierno, que deberían conocer la operación en pro al desabastecimiento y acaparamiento monitorizada por la derecha. Los tercero etarios no cobraron el jueves pudiendo haberlo hecho con un poco de voluntad burocrática y la tal tarjeta débito se convirtió en un pasaje al enojo de los pensionados.

Rotondaro tendrá mucho que aclarar allí. Muchos compatriotas que tan solo con su pensión pueden sostener sus gastos de subsistencia, simplemente no pudieron asistir al acto votacional al no poder cubrir gastos de traslado casi siempre desde zonas distantes cuando se trataba de los más humildes. Ganó Nicolás Maduro y ganó la revolución que se coloca en un nuevo escenario. El arduo trabajo que tendrá que impulsar el Presidente Maduro tendrá que iniciarse con una estrategia para convencer ese substrato oposicionista que sustancialmente creció, o será inminente el desplome de una revolución por la que el líder máximo lo dio todo sin saber que tan solo a seis semanas de su partida se presentaría el más grande obstáculo de preexistencia del proceso revolucionario.
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Venezuela.- Maduro ha dejado escapar casi 680.000 votos de ‘chavistas’ desde octubre

CARACAS, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

El presidente encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, ha dejado escapar casi 680.000 votos desde las elecciones del pasado mes de octubre en las que su predecesor, el fallecido Hugo Chávez, se alzó con la victoria frente al candidato opositor, Henrique Capriles Radonski.

Con el 99,1 por ciento de los votos escrutados, a falta de que se conozca el voto de los venezolanos en el extranjero, Maduro ha obtenido el 50,67 por ciento de los votos (7.505.338 votos), frente al 49,07 por ciento (7.270.403) de Capriles, por lo que a ambos les separan tan solo 234.935 votos.

Este resultado supone una pérdida de 679.099 votos de chavistas que habrían apoyado en esta ocasión a Capriles. Según el diario ‘El Universal’, desde 2006 la oposición ha ganado casi tres millones de votos pasando de los 4.321.072 votos en 2006 a los 7.270.403 de este domingo.

Pese a la pérdida de votos, el chavismo consiguió ayer su mejor resultado en unas elecciones en las que no participaba directamente Chávez en los últimos siete años. Además, Maduro obtuvo un mejor resultado que Chávez en 2006 (7.309.080 votos) pero muy lejos del récord del presidente en las elecciones de octubre (8.191.132 votos).

Por regiones, Capriles ha recuperado para la oposición la mayoría de los votos en los estados de Nueva Esparta (52%), Táchira (62%) y Zulia (52%), en los que los votantes dieron la espalda a los gobernadores de oposición en detrimento del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las elecciones de diciembre.

Asimismo, el candidato de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) también ha sido el más votado en Anzoátegui (52%); Bolívar (51%); Lara (52%); Mérida (57%) y Miranda (52%), estado este último del que es gobernador.

Por su parte, Maduro se ha hecho con la victoria en Apure, Aragua, Barinas, Carabobo, Cojedes, Falcón, Guárico, Monagas, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Yaracuy, Amazonas y Delta Amacuro. El presidente interino también se ha impuesto en Caracas, con el 51 por ciento, 3,76 puntos menos que el 7 de octubre.
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No es socialista, sino nacionalista
El poderoso ex militar que podría ser el principal contrapeso de Maduro
Agencias

“Yo creo que Cabello se quemó cuando quiso desconocer la voluntad de Hugo Chávez de dejar a Maduro como su sucesor. Aunque bien puede llegar a ser el segundo en el poder. No hay que subestimarlo”. La frase corresponde a Heinz Dieterich, ex ideólogo del fallecido mandatario venezolano y alude al influyente presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Según los expertos, el ex uniformado, cabeza visible de la considerada “ala militar” del chavismo y una de las figuras más prominentes en los diferentes gobiernos de Chávez desde 1999, amenaza con convertirse en la piedra en el zapato del recién electo presidente Nicolás Maduro. Nacido en 1963, en el seno de una familia de clase media, cuando Cabello ingresó a la Academia Militar, su vida cambió para siempre. Allí conoció a un hombre al que por momentos vio como un padre: el propio Chávez, a quien -como su instructor- le reconoció siempre un singular carisma e incluso llegó a profesarle, en público, una absoluta devoción.

Fue así que, como joven teniente alzado, participó en la intentona golpista liderada por Chávez el 4 de febrero de 1992 en contra del entonces mandatario Carlos Andrés Pérez. Sin embargo, a diferencia de Chávez, Cabello no cumplió condena por la fracasada rebelión. Sin embargo, solicitó su pase a la reserva.

Más tarde, apoyó a Chávez en su campaña electoral que lo llevó a la Presidencia en las elecciones de 1998. Luego fue designado como Director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (1999-2000), Ministro de la Secretaría de la Presidencia en 2001 y Vicepresidente en la primera mitad de 2002. Ya en abril de ese año, Cabello asumió de forma temporal el cargo de mandatario durante el intento de golpe de Estado que comenzó el 11 de abril de 2002 y que derrocó a Chávez por dos días.

De la vicepresidencia pasó luego a ocupar el Ministerio de Interior y Justicia (2002-2003), el Ministerio de Infraestructura (2003-2004) y posteriormente fue electo gobernador del estado Miranda para el período 2004-2008. Fue en este cargo donde sufrió una de sus más sonoras derrotas al caer en su intento de renovación del mandato ante el entonces joven candidato opositor Henrique Capriles.

Tras su salida de la gobernación, Cabello fue nombrado jefe de la cartera de Obras Públicas, hasta 2010 cuando fue elegido como candidato a diputado por Monagas. El 5 de enero de 2011 pasó a formar parte de la bancada oficialista en la Asamblea Nacional, y un año después, fue nombrado presidente del Parlamento, cargo que ejerce actualmente al tiempo que se desempeña como el primer vicepresidente del partido oficialista PSUV.

Controversias

Sus viejos compañeros de armas lo recuerdan como alguien más propenso a la concepción nacionalista que a cualquier versión de socialismo que pueda albergar el gobierno, desde el del siglo XXI hasta el que conserva su anclaje en la revolución cubana. De hecho, al contrario de Maduro, Cabello no trata directamente con el régimen castrista.

Ha sido acusado de corrupción por líderes de la oposición y especialmente por Capriles, quien asegura que recibió la gobernación de Miranda casi en bancarrota. También ex compañeros lo han acusado de prácticas irregulares. Fue el caso del diputado oficialista Luis Tascón, ya fallecido, quien en 2008 dijo que Cabello representaba la cultura “de la derecha” y del “aprovechamiento del poder para beneficio personal”.

En ese sentido, el ex vicecanciller Vladimir Villegas ha dicho que las ambiciones del Presidente de la Asamblea Nacional “siempre fueron inconmensurables”.

A juicio del encarcelado ex ministro de la Defensa Raúl Baduel, “indudablemente (Maduro y Cabello) se disputan el usufructo de los espacios de poder”. “Yo intuyo que Cabello está tratando de jalarle la alfombra a Maduro”, agrega el director del diario caraqueño Tal Cual, Teodoro Petkoff. Sin embargo, analistas locales han interpretado el acatamiento de Cabello al testamento político de Chávez como una jugada que le favorece, ya que podría quedar en la primera línea para asumir el relevo. El tiempo lo acompaña. Tiene 49 años y mucho poder para lograrlo.
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Diario La Jornada, México:
El chavismo sin Chávez ganó, pero quedó severamente tocado

Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 15 de abril de 2013

Final electoral de infarto. El chavismo sin Chávez ganó, pero quedó severamente tocado, cimbrándose sobre sus cimientos. Nicolás Maduro llega a la presidencia de Venezuela con uno por ciento de ventaja sobre su rival Henrique Capriles, a quien apenas le sacó 235 mil votos de ventaja.

Media hora después de las palabras de Maduro, el candidato opositor compareció ante la prensa para anunciar que no aceptaba los resultados difundidos por el Consejo Nacional Electoral, al que advirtió que la paz del país, su futuro, está en que se conozca la verdad.

Pese a no reconocer el resultado, Capriles omitió anunciar sus planes, pero sí exigió el conteo voto por voto, algo que Maduro, previamente, ya había propuesto. Tal vez por nervios propios del momento, o porque no consultó con sus asesores, Maduro puso de ejemplo de civilidad las elecciones en las que “en México un candidato ganó la Presidencia con 0.50 por ciento sobre su rival”. En una de esas Capriles le toma la palabra.

El resultado llevó al chavismo a la unidad de terapia intensiva, pero el presidente electo tranquilizó a sus seguidores desde el Balcón del Pueblo, en el Palacio de Miraflores, asegurándoles que la oposición no tenía cómo dar otro golpe de Estado.

Algo falló en la maquinaria electoral que armó Chávez a lo largo de 14 años. Para empezar, los cálculos de Maduro, que pasaban por lograr 10 millones de votos, quedaron en agua de borrajas.

El tiempo dirá si Maduro es capaz de mantener unido el movimiento chavista o si, por el contrario, su escuálida victoria desata las apetencias de poder de los barones del Partido Socialista Unificado de Venezuela. En tres años se celebrará un referendo revocatorio. Si la oposición es inteligente, algo que está por verse, le apostará al desgaste político de Maduro, que deberá enfrentar una complicada situación económica y una crisis de seguridad que, además, no tuvo empacho en reconocer durante la campaña.

En este delicado cuadro político social, con una Venezuela claramente partida en dos, las miradas se dirigen hacia el conjunto de las fuerzas armadas y el papel que jugarán a partir de ya.

De hecho, poco antes de que el Consejo Nacional Electoral anunciara el triunfo del “hijo de Chávez”, corrió el rumor de que ambos habrían sido llamados por el alto mando de las fuerzas armadas a fin de atemperar los caldeados ánimos. Fuentes cercanas al presidente electo, que tomará posesión el 19 de abril, aseguraron que sí hubo encuentro, pero sólo con Capriles.

Sea como fuere, los resultados dan a Maduro un estrecho margen de maniobra de cara a la sociedad. Deberá andar con pies de plomo, porque si el estado emocional causado por la muerte de Chávez no galvanizó a quienes se pretendía, los votos conseguidos por Capriles significan una clara advertencia. Maduro no dispondrá de un cheque en blanco.

Promesa de campaña

El lado bueno de la victoria es que el futuro presidente deberá cumplir pronto con una de sus promesas de campaña más celebradas por sus huestes: tendrá que casarse con su compañera de vida, Cilia Flores –mujer clave en el entramado chapista–, pero no será llamada “primera dama”, sino “la primera combatiente”.

Anécdotas aparte, justo cuando se cumplen 11 años del regreso al poder del presidente Chávez, una vez las masas y los militares leales neutralizaron el golpe de Estado que duró tres días, Maduro, el hombre que fue operario de metrobús en Caracas y que antes de ser canciller y presidente encargado fue escolta de Chávez, tiene ante sí un país dividido y enconado.

Fue la cuarta elección presidencial ganada por el chavismo en 14 años y la decimoctava en ese periodo contando referendos y comicios presidenciales, estatales, parlamentarias y municipales. Del total, el chavismo perdió una: el referendo constitucional de 2007, con diferencia de 100 mil votos. Chávez aguantó el chaparrón y aceptó la derrota sin vacilar.

Los candidatos votaron en sus respectivos colegios electorales con escasa diferencia de tiempo, entre una a dos de la tarde. Primero fue Capriles en el municipio caraqueño que gobernó, Baruta. No se mostró muy seguro de su triunfo porque llamaba una y otra vez a sus seguidores para que fueran en “avalancha” a las urnas. Unos pocos periodistas lo esperaban a su salida. El candidato basó su estrategia en un voto gota a gota en la mañana, para que sufragaran las personas de la tercera edad, y en la tarde llamó a votar “en avalancha”, centrando su llamado en los estudiantes.

Maduro votó en medio de una nube de periodistas en la alcaldía de Sucre, bastión del chavismo, como la mayoría de los barrios ubicados en los cerros caraqueños. En otro barrio bravo se ubica el Cuartel de la Montaña, donde reposan los restos de Chávez, ubicado en el combativo 23 de Enero, parroquia donde siempre votaba el “comandante supremo”, como se refieren a él sus fieles, comenzando por su elegido. Ahí se dirigió Maduro después de votar: “ahí se concentrará el mando político hasta que se conozcan los resultados”, anunció el hombre que en la década de los ochenta estudió un año en la Escuela Nacional de Cuadros Juan Antonio Mella, en Cuba.

Al filo de las 6 de la tarde, coincidiendo con el cierre de los colegios electorales, las televisoras estatales mostraron la imagen de Maduro, junto con su compañera, al pie del mausoleo de Chávez. El nuevo presidente posó sus manos sobre el mármol, inclinó la cabeza y se puso a hablar mientras en el cintillo de la pantalla chica se leía: “Misión cumplida”.

Todo en el marco de un domingo electoral que más bien parecía un día de campo por lo tersa que transcurrió la jornada. Unos pocos incidentes que a duras penas fueron esbozados por Capriles en su comparecencia de prensa casi a pie de urna. Acompañado de su madre, este abogado que para la burguesía criolla es “el soltero más codiciado de Venezuela” puede presumir de haber derrotado en contienda electoral a dos pesos pesados del chavismo: Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional, y a Elías Jaua, canciller. El domingo estuvo a medio paso de derrotar al delfín de Chávez, “el comandante supremo”.

Dato curioso, Maduro y Capriles comparten pasado: sus padres, ya fallecidos, fueron emigrantes judíos sefardíes que llegaron a Venezuela procedentes de la vecina Curazao. Ahí acaban las coincidencias porque lo demás es una relación belicosa, cargada de invectivas que van y vienen sin cesar.

Parece evidente que si el chavismo no emprende una profunda y severa revisión de lo hecho, las próximas elecciones podrían servir para escribir su epitafio.
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