Batallones de simpatizantes zapatistas marchan en silencio hacia Oventic
Un zapatista vigila la entrada a Oventic junto a un letrero en euskera que reza: “Que regresen los presos vascos a su casa”. Centenares de indígenas han llegado a esa localidad y entre hoy y mañana se espera el arribo de observadores nacionales y extranjeros.
Cañada de Patihuiz, Chis., 7 de agosto. Sin dejar huella, en silencio total, batallones de hombres con mochila a la espalda han invadido las carreteras de las principales cañadas: atraviesan destacamentos donde se encuentran acuartelados miles de soldados, se ríen al no encontrar los tradicionales retenes castrenses y, luego, “agarran camino” hacia la comunidad zapatista de Oventic, llamada por ellos “la cuna del nuevo amanecer zapatista”.
Lo mismo en las cañadas de Patihuiz, de Taniperla o de Altamirano que en los municipios autónomos de San Manuel, Ernesto Che Guevara o de Francisco Gómez (sede del Caracol de La Garrucha), los hombres con mochila caminan aprisa, se transportan en camiones, camionetas, motocicletas, bicicletas, da igual, lo importante es llegar, “ser testigo del avance de la organización”, responden con voz suave.
Todos tienen necesidad de llegar. Algunos, los más jóvenes, llevan mantas con la figura del caracol, la imagen inseparable de Emiliano Zapata o del Che Guevara. Pero la mayoría (con excepción de algunas mujeres) cargan en sus espaldas una pequeña mochila con ropa, comida (pozol de maíz) y llevan cara de felicidad.
En el antiguo Aguascalientes cultural de La Garrucha, ahora convertido en el naciente Caracol político del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), una numerosa comisión se prepara para el largo viaje (casi 300 kilómetros) que culminará el viernes en Oventic. La instalación está pintada de caracoles. El más vistoso cerca de la escuela: tiene un arco iris (destaca el color celeste) con una frase en su interior: “El Caracol de resistencia hacia un nuevo amanecer”.
Llama la atención que mientras cientos de simpatizantes del EZLN se organizan para partir o ya partieron hacia los festejos del sábado en Oventic, donde se darán a conocer las cinco juntas de buen gobierno -que despacharán en los caracoles políticos-, en los destacamentos militares existe una calma sorprendente, un movimiento casi imperceptible.
La cañada de Patihuiz es conocida por la notoria presencia del Ejército. Ya no existe el campamento que se encontraba a escasos 500 metros de La Garrucha, pues fue uno de los que desmanteló (más bien reubicó) el gobierno federal para propiciar el diálogo con el EZLN.
No hace falta campamento, a pocos kilómetros se encuentran dos de los más grandes asentamientos militares de la selva Lacandona: Patihuiz y San Quintín. Esta última es considerada la cuarta zona militar en Chiapas, después de las tres reconocidas oficialmente: la 32, 36 y 39 de la Séptima Región Militar, cuya sede se encuentra en Tuxtla Gutiérrez.
Los soldados se encuentran “guardaditos” porque la Secretaría de la Defensa Nacional ordenó a todas sus tropas de las zonas 32 (Altos de Chiapas) y 39 (Selva Lacandona) el acuartelamiento total, para “evitar malas o buenas interpretaciones”, aseguran soldados de Ocosingo.
Siguiendo los pasos del gobierno federal, el gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, hizo lo propio con la policía estatal. Con retenes o sin ellos, batallones silenciosos de simpatizantes zapatistas viajan por las carreteras de las cañadas con destino a Oventic.
Esta tarde, en el crucero de Cushulja, justo donde se encuentra la sede del municipio autónomo Ernesto Che Guevara, había un gran congestionamiento de camionetas, grandotas y chiquitas, automóviles viejos y camiones de pasajeros del siglo pasado. La carretera que comunica a Ocosingo con Altamirano y San Cristóbal de las Casas había sido invadido literalmente por los batallones zapatistas.
Para Gonzalo Ituarte, ex secretario técnico de la desaparecida Comisión Nacional de Intermediación, los nuevos y novedosos planteamientos políticos del EZLN son “un reto serio” para la diócesis de San Cristóbal de las Casas, porque incidirá de forma importante en la población y, por ende, en la vida pastoral de la Iglesia católica.
El sacerdote de Ocosingo afirmó que la propuesta zapatista de abrirse a la sociedad y optar por una vía política no tradicional, la cual habrá de oficializarse el sábado en Oventic, plantea una “gran oportunidad” para el gobierno de Vicente Fox y el nuevo Congreso de la Unión, que pueden retomar el diálogo y la negociación de un conflicto armado que en unos meses cumplirá diez años.
En entrevista con La Jornada, el sacerdote con mayor experiencia en los diálogos de San Andrés insistió en que la nueva etapa del EZLN es un acontecimiento relevante para la Iglesia católica de Chiapas, pero aún más, es “un reto importante para la acción pastoral encaminada y comprometida con el pueblo en la búsqueda de caminos nuevos para la paz”.
Grupos mixtecos enviarán delegación para participar en festejos zapatistas
El Frente de Comunidades Mixtecas (FCM) de Oaxaca informó que enviará una delegación a Oventic, Chiapas, a participar de los festejos zapatistas y a denunciar la falta de solución -por parte de los gobiernos federal y estatal- a los problemas de San Pedro Yosotatu y San Isidro Vista Hermosa, agencias municipales de Tlaxiaco, así como del municipio de Santa Catarina Yosonotú.
En un comunicado, el frente indicó que la iniciativa zapatista de invitar a la sociedad civil a la instalación de las “juntas de buen gobierno”, así como a la creación de los Caracoles, “representa una oportunidad de reunirnos entre todos, conocernos y construir un camino de unidad para enfrentar los problemas de todos los pueblos y comunidades indígenas de México”.