Cuantas mentiras se han dicho en su nombre
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
Una de las últimas obras de Marx fue La Guerra Civil en Francia, en el año 1872, 11 años antes de su muerte en 1883, en que relata los acontecimiuentos de la Comuna de París en los dos primeros capítulos y saca conclusiones en el tercero. Allí queda explícita la teoría del Estado de Marx, en su célebre frase: “la comuna cumple las funciones del estado”. Eso quiere decir que el comando de los asuntos públicos radica en las comunas y no en un aparato centralizado.
Ningún “marxista” hoy día entiende, y menos acepta, esa premisa de Marx, que la mayoría desconoce por obra y gracia de los trucos de la Nomenklatura. Después de la muerte de Marx, su “amigo” Engels, que resultó un traidor, escribió una introducción a ese libro que le encargó la Internacional. Y para sorpresa general, dijo que no era así como decía Marx de que la comuna cumple las funciones del estado, sino que la comuna es la “forma” que asume el estado. Mucho puede discutirse para intentar defender la postura de Engels, pero a buen entendedor, pocas palabras: su “amigo” vendió huevo de pato haciéndolo pasar por huevo de gallina, además de utilizar su nombre como autor del desaguisado.
Luego viene Lenin y escribe su “El Estado y la Revolución”, diciendo muy suelto de cuerpo que sigue las ideas de Marx y de Engels en el libro “La Guerra Civil en Francia”, sumándose al mercado de los huevos de pato, ya que si Engels tergiversa a Marx, Lenin al aceptarlo lo tergiversa también. Además el libro era de Marx y no de Engels, por lo que la honradez obliga a decir que se refiere al libro de Marx y a la introducción que hizo Engels tras la muerte del filósofo, sin apelar al truco de seguir las ideas de Marx y Engels en dicho libro.
Cualquiera que lea la introducción después de leer el libro, puede darse cuenta, ya que contiene varias perlas que Engels coloca para desviar la atención y “corregirle la plana” a Marx. Este último sostiene que no hace falta un ejército profesional, bastando el pueblo en armas, a lo que Engels con todo el desparpajo del mundo anota que eso no es así, que hace falta el ejército profesional. Si nos preguntamos por qué Engels hizo eso, simplemente porque Engels es estatista, vertical y autoritario, tal cual fue Lenin, el centralista que no quería nada con los soviets autónomos y mandò a Trosky con el profesional y estatista Ejército Rojo a aniquilar a quienes concordaban con Marx respecto de que las comunas (los soviets en este caso) cumplen las funciones del estado, esto es, el ejercicio del poder descentralizado.
Hay más aún, pero para no quitarle el encanto de la lectura, invitamos a las personas honestas a leer y comparar ambos escritos, el libro y la introducción. Aquellos empecinados en la administración del poder central encontrarán mil argumentos para seguir a Engels y no a Marx. Como la Biblia, que la interpretan los fascistas y el Opus Dei a su manera y los cristianos por el socialismo a su modo. La famosa “vocación de poder” de los partidos ciega a los honestos y les hace ver como que Lenin es seguidor de Marx, lo que nunca fue así, sino más bien una utilización descarada de su nombre y sus ideas.
Marx en tres oportunidades hizo ver a Engels que él no era “marxista” ni hay un “marxismo” (ver cartas de Marx), sin embargo ante la ausencia física del filósofo, Engels empezó nuevamente a usarlo como un paradigma cerrado, lo que llevó a Lenin a realizar su famosa e inconsistente “guía para la acción”.
Sigue
Continuación:
La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia es una de los ejes fundamentales del pensamiento de Marx, pues allí enuncia las formas de modificaciones internas de la relación orgánica del capital, que es distinta a la composición material. Marx explica que el valor es distinto del precio de la mercancía, que sería el valor de cambio, en cambio el valor es el trabajo incorporado a cambio de producir nuevo valor, cuya parte no pagada es el plus valor, más allá del valor, la plusvalía. El tiempo de trabajo del obrero debería ser suficiente para pagarle lo necesario para su subsistencia, sin embargo de allí el capitalista no extrae ganancia, la que proviene de la plusvalía, aquella parte del tiempo de trabajo que no se ha pagado. Por ello es falso que el capitalista pague el trabajo, pues si pagara el total del tiempo de trabajo no tendría ganancia. Ese tiempo de trabajo o de transformación de la materia prima o de los componentes para armar o construir una mercancía es de modificación, se incorpora un cambio de estructura y se produce otra cosa, un bien u objeto de consumo, que por ser destinado a la venta, se trata de una mercancía.
La relación orgánica del capital es la relación entre el capital constante y el capital variable. El capital constante es aquel de los medios que siguen estando en el resultado del proceso productivo: la mercancía. O sea, mantiene el mismo valor y al ser modificado por la fuerza de trabajo, el capital variable, se incorpora nuevo valor. La màquina es capital constante, la materia prima, que aunque modificada, no es ella la que modifica, también es capital constante. El capital variable, que incorpora nuevo valor, es la fuerza de trabajo, que tiene su valor de uso en que que va a incorporar ese nuevo valor en la mercancía, y tiene su valor de cambio en la suma de los costos de su manutención como mano de obra.
La maquinización, la tecnología, reducen la presencia de la mano de obra en cada mercancía, por lo que habrá menos valor agregado, pues, como visto, el resto -el capital constante- no agrega valor. Así la tecnología reduce la presencia de la plusvalía en cada mercancía, hay una tendencia a la caida de la plusvalía, y como la ganancia proviene de esa plusvalía, a medida que avanza la tecnología, disminuye la tasa de ganancia, es decir la proporción de ganancia presente en cada mercancía.
Eso obliga al capitalista a competir incorporando la misma o más potente tecnología que sus rivales, tendencia que crece cada vez más debido justamente a que la competencia es el motor que estimula e impulsa la tecnificación de la producción. Con una tasa inferior de ganancia, se requieren más mercancías hacia el mercado para obtener grandes masas de ganancia con las cuales realizar una reproducción ampliada del capital, esto significa que cada ciclo de realización de las mercancías necesita vender más que el anterior para seguir siendo competitivo, y como sigue aumentando la caida de la tasa de ganancia, la tendencia a producir y producir se dispara, lo que requiere mayor consumo, lo que ha llevado al estímulo del consumismo: compre, compre, ayude a que se realice la ganancia para enfrentar los siguientes ciclos con más capital acumulado. Por eso el neoliberalismo necesitó arrebatar al estado los medios de producción e inventar otros para enriquecer el proceso del libre mercado, se necesitan aún más máquinas y mayores adquisiciones de materia prima, por lo tanto es urgente contar con mayores capitales antes de cada ciclo productivo, para producir más y más mercancía, ya que cada una de ellas individualmente va a producir menos ganancia. Así el único modo de obtener una fuerte ganancia es lanzando más y más mercancías al mercado, se fusionan los bancos para atender esas grandes masas de capitales y se inventa el capital financieroo, que va de país en país buscando ganancias y retirándose cuando bajan más de la cuenta.
Esta tecnología de carrera, de correr más y más desenfrenadamente, origina la inestabilidad y precariedad del trabajo, contratos cortos, sin leyes de protección, mediante procesos de tercerización y otros, lo que aumenta enormemente a nivel global la marginalidad y exclusión, fenómeno que según los últimos datos de organismos internacionales, sigue creciendo desenfrenadamente. Más y más gente a la marginalidad, de donde ya están comenzando a forjarse los nuevos caminos de emancipación. La clase obrera ha sido domesticada y atemorizada frente a millones que esperan su expulsión del trabajo para ocupar su lugar. Las vanguardias políticas que se asientan en la clase productora de plusvalía, entran en crisis existencial.
El capital en persecusión de mayores masas de ganancia y viendo como sigue disminuyendo la tasa de ganancia, se ha lanzado contra la madre tierra a rasguñar de ella en todas partes las materias primar y energías que requiere para “agilizar” aún más los procesos productivos. Los transgénicos disminuyen los costos empresariales y aumentan las ganancias industriales. Los tóxicos son más baratos que el reciclaje orgánico de la tierra. Las empresas necesitan explotar más tierras, bosques, montañas, mares y ríos, expulsando a las comunidades tradicionales, que se encuentran en pie de guerra en todas partes.
Un grupo de guerrilleros guevaristas se adentró en la selva de Lacandona, al sur de México, en el año 1984, para promover la lucha por el estado socialista y la transición a la sociedad sin clases, pero vieron que ahí estaban las formas de vida comunitaria de aquella sociedad utópica que pregonaban y fueron absorvidos por las comunidades. En 1994 salieron en enero y estremecieron al mundo con un nuevo mensaje. Los sepulteros del capital ya no podían ser los obreros ni los partidos que les representan, sino ahora las comunidades originarias, campesinas, afrodescendientes y periferias de las ciudades en procesos de búsqueda y siembra de las semillas de las formas de vida comunitaria con autonomía en barrios y localidades. Una nueva economía comienza a recorrer el mundo sobre la base de la autonomía comunitaria, la Otra Economía, la autogestión avanzando hacia la autogestión generalizada y esas comunas que escribía Marx que asumen las funciones del estado y defienden a la madre tierra reintegrándose a ella, deteniendo el llamado “crecimiento” para adentrarse en el decrecimiento en una economía y formas de vida sustentables por localidades. Ya no necesitamos al estado para ello, sólo las comunas, como soñaba Marx en su obra genial sobre la comuna de París. Y si ya no necesitamos el estado para avanzar, entonces tampoco necesitamos el partido.
Otra fase ha comenzado hace ya algunos años. La burguesía al marginar la mano de obra industrializando y tecnificando, está creando a sus propios sepulteros por todas partes, de allí que la multiplicaciónj de las comunidades autónomas y autosustentables en las localidades viene siendo una estrategia de cambio.
Marx estaría feliz de ver como sus contribuciones no indican caminos como la famosa guía para la acción de los traidores de Engels y Lenin, sino muestran como caminar juntos haciendo caminos aún desconocidos por la humanidad.
Feliz cumpleaños Carlitos