El asesinato de dos jóvenes en el municipio de Tultepec, Estado de México, por un policía, crispó los ánimos de los pobladores, quienes están dispuestos a hacerse justicia por su propia mano.
Un pueblo encendido
Desinformémonos
Tultepec, Estado de México. Es jueves 11 de julio. Han pasado cuatro días desde el asesinato de dos jóvenes inocentes a manos de un elemento de la policía municipal de Tultepec, y sólo dos de su sepelio, que reunió a cerca de 500 personas indignadas. El hecho hasta hoy se mantiene impune. Los colonos dicen, se harán cargo de su propia seguridad.
Las calles improvisadas de la colonia Nervo, están cubiertas de lodo tras la aparatosa tormenta –que pareciera presagiar un mal. Es una tarde gris para la familia de los dos muchachos a los que una mentada de madre les arrebató la vida.
Un uniformado y los hermanos Israel y Jesús Bautista Juárez (de 19 y 23 años), comenzaron a discutir, al parece por un primer insulto del oficial. Según versiones de los colonos, tras el enfrentamiento verbal el conductor del vehículo oficial, quien presuntamente también estaba en estado de ebriedad, desenfundó su arma y comenzó a disparar después de la reacción, y luego escapó de la escena del crimen sin que hasta el día de hoy se conozca su paradero.
Iban tres hermanos, los dos primeros murieron y el último resultó lesionado, lo que provocó la ira de habitantes de la comunidad, quienes quemaron tres patrullas y dañaron diez más para exigir justicia.
En la colonia las calles están mudas, la gente que transita habitualmente por ahí parece camuflajearse en lo griseseo de sus muros, en los rostros ya no cabe la indignación.
En el caso están implicados 12 policías de Tultepec, quienes permanecen detenidos, acusados de ayudar a huir al autor material de los asesinatos, que continúa prófugo.
Una comerciante de pollo crudo de la zona, que omite su nombre por cuestiones de seguridad, acusa a los policías municipales de emborracharse acompañados de mujeres en horarios de trabajo: “se van al parque al que le dicen Las Bombas, ahí estacionan sus patrullas y se ponen a tomar con mujeres toda la tarde”.
El parque de Las Bombas luce desolado, abandonado y lleno de basura. Aquí, dicen, se codean por igual delincuentes y policías. Parece tierra de nadie.
La gente de la colonia Amado Nervo ha manifestado en los últimos 5 días su indignación, no sólo por el asesinato de los hermanos Bautista Juárez, también por la creciente ola de violencia y delincuencia en la zona; y es que apenas unos meses atrás, un policía fue acribillado mientras conducía su vehículo, hecho que también sigue impune.
¿Víctimas o victimarios?
La gente del pueblo, que se caracteriza por fabricar el 80 por ciento de la pirotecnia utilizada en el país, ya no tiene ganas de sacar una conclusión, ya no saben si la policía imparte el orden o funge como el verdugo del pueblo, es por eso que Gabriel, un joven estudiante de la colonia, dice que los vecinos ya están organizando su propia seguridad: “en el sepelio de Israel y Jesús, la gente le decía a la policía que ya no los quería ver en la colonia. Nosotros como pueblo somos unidos y podemos hacer mejor la chamba de la policía”.
El asesinato de los jóvenes – y la destrucción de una familia completa- , es la gota que derramó el vaso. Hoy los colonos de Tultepec se están organizando de una manera diferente, ya no quieren, dicen, dar tregua a la delincuencia, ni a la impunidad, y exigen justicia. Hay ocasiones, menciona la vendedora de pollo, “en la que el pueblo, la gente, la colonia, tiene que tomar cartas en el asunto, hacerse justicia con sus propias manos y sólo así tendremos seguridad para nuestros hijos”.
Los habitantes de la Amado Nervo aseguran que se seguirán congregando y que organizarán marchas pacificas para exigir justicia, “una justicia que quizá no llegará; pero hay que exigirla”.