El vicepresidente boliviano requiere convencer a los convencidos que siguen siendo “revolucionarios” y anti-imperialistas, aunque su anti-imperialismo corresponda a una lucha con los fantasmas del imperialismo de la mitad del siglo pasado
Propaganda, imperio e imperialismo
Raúl Prada Alcoreza
El gobierno boliviano ha aprovechado desmedidamente la ocasión para la propaganda política, en plena coyuntura electora. La ocasión o la oportunidad es el comportamiento violatorio de los convenios y las leyes internacionales, por parte de las potencias europeas, timoneadas por el gendarme del imperio, Estados Unidos de Norteamérica, apoyada por el brazo armado de la OTAN, al clausurar el espacio aéreo europeo al avión del presidente de Bolivia, Evo morales Ayma. Hecho desmesurado, que ha valido la respuesta de los pueblos, sobre todo de los pueblos de América Latina y el Caribe al rechazar esta agresión, que la consideran agresión al continente, a las soberanías nacionales y a los pueblos. Hecho también que ha patentizado lo develado por WikiLeaks, particularmente por Julian Assange, y después, sobre el caso de espionaje mundial, por Edward Joseph Snowden. La excusa para la clausura del espacio aéreo fue la sospecha de que en el avión del presidente se trasladaba, clandestinamente, Snowden. El tema en cuestión es éste, no hay que perder la cabeza. El gobierno de Obama ya había amenazado al gobierno de Ecuador de tomar sanciones y represalias si es que asilaban a Snowden, teniendo en cuenta que Julian Assange ya se encuentra asilado en la embajada ecuatoriana en Londres. ¿Hubiera hecho lo mismo el gobierno de Obama, presionar a los gobiernos europeos para que tomen medidas, como la clausura del espacio aéreo, si es que no se presentaba el caso de Snowden, que se encuentra, en una especie de limbo, en el aeropuerto de Moscú? No parece ser este el caso. Indudablemente, la desfachatez con la que han actuado los “imperialismos” en contra de un presidente indígena, subleva doblemente; uno, por atentado contra las soberanías de los estados; dos, por reproducir una actitud grotescamente colonial. Ambas dimensiones tienen que ser analizadas. ¿Qué hay detrás de esta persecución a Assange y a Snowden? ¿Qué hay detrás de los mensajes amenazantes contra el gobierno de Ecuador, contra el gobierno de Bolivia, amenaza extendida a todo gobierno que se atreva a dar asilo a Snowden?
A la primera pregunta, respondimos en otros textos, anteriores a éste; dijimos que se trata de la apuesta del imperio a marchar a un Estado de excepción mundial prolongado, suspendiendo los derechos fundamentales a los ciudadanos, a los pueblos y a los estados[1]. No vamos a insistir en esta interpretación. Lo que nos interesa es analizar la segunda pregunta, pues tiene implicaciones con el debate sobre imperio, imperialismo, capitalismo y colonización, debate que ha puesto en mesa la Conferencia Internacional Anti-imperialista, que se lleva a cabo en Cochabamba, organizada por el gobierno boliviano, aunque aparezca convocada por el Pacto de la Unidad – la mitad del Pacto de Unidad por cierto, en ausencia de las organizaciones indígenas -, promovida por la CSUTCB. Conferencia que no deja de ser sugerente por el tema, a pesar de que forma parte del montaje propagandístico del gobierno.
En la inauguración el discurso del vicepresidente ha expuesto la perspectiva que tiene del tema y del encuentro. Ha comenzado su discurso caracterizando al colonialismo; de manera “pedagógica” ha leído la apreciación que tenían los conquistadores sobre los nativos, recurriendo a la correspondencia de uno de los clérigos conocidos de entonces, que denotan los primeros pasos de la descalificación racial en la constitución del sistema-mundo capitalista y su geopolítica racializada. Después ha dicho que estas percepciones no han cambiado, a pesar de los siglos transcurridos, refiriéndose a las apreciaciones del gobernador de Santa Cruz sobre el presidente. Posteriormente ha expuesto sucintamente las tesis de Vladimir Lenin sobre el imperialismo, teniendo como referencia el libro conocido El imperialismo, fase superior del capitalismo; destacando básicamente el carácter de concentración del capital, la característica de exportación de capitales para dominar y controlar, así como tomando en cuenta que el imperialismo es la dominación de un Estado sobre otros estados. Aunque quedaron pendientes esclarecer la concentración de la producción y los monopolios, el nuevo papel de los bancos en la fase imperialista, el capital financiero y la oligarquía financiera, el reparto del mundo entre las asociaciones capitalistas, el reparto del mundo entre las grandes potencias, para llegar, de una manera más exhaustiva, a la tesis del imperialismo, la última fase del capitalismo. Se puede comprender estas ausencias por las características de la exposición “pedagógica”. En su exposición, el vicepresidente, vinculó la indisoluble unión reciproca entre colonialismo y capitalismo. Ambos se retroalimentan; más o menos se estableció la siguiente tesis: el capitalismo es colonialismo y el colonialismo es capitalismo. Tesis que también puede ser planteada de la manera siguiente: el colonialismo es el procedimiento de expoliación que emplea el capitalismo para extenderse y acumular, en tanto que el capitalismo es el modo de producción que el colonialismo usa para afincar su poder. En conclusión planteó que los conceptos fundamentales son: colonialismo, capitalismo, imperialismo e imperio. Dejaremos de lado la apología al líder, el culto a la personalidad, de Evo Morales, que ya se ha vuelto una costumbre ansiosa en el vicepresidente. Con esto dejaremos de lado su interpretación de que Evo Morales Ayma es el líder más peligroso para el imperialismo, por eso le teme. Nos interesa evaluar el contenido del debate, no los discursos de alabanza.
Sobre los conceptos colonialismo, capitalismo, imperialismo e imperio
A estas alturas no podemos recurrir a un texto despreciativo de lo indígena, como el leído por el vicepresidente, para caracterizar al colonialismo, de acuerdo a cómo pensaban los conquistadores, al comienzo de la colonización. No se trata de saber cómo pensaban los conquistadores, sino de cómo funcionaba y funciona le diagrama de poder colonial.
El concepto de colonialismo, como todo concepto, tiene su historia, no sólo por sus antecedentes, sino porque sufre mutaciones, desplazamientos y transformaciones, en el espacio-tiempo. En esto intervienen enfoques distintos, corrientes contrastadas, teorías concurrentes; así como experiencias de los pueblos. Podemos decir que el concepto de colonialismo ha venido logrando mayor cuerpo, mejorando su composición, haciendo más inteligible la problemática de la que trata. Hay como ritmos de variación entre las configuraciones de colonialismo y colonialidad, articulados con el concepto operador de colonización. La colonización como acción desbordante habría instaurado y establecido el colonialismo como sistema de dominación. La persistencia, en ciclos largos del colonialismo, terminaría cristalizándose en una forma de sociedad, cuyas características se describen en la colonialidad múltiple; colonialidad del poder[2], colonialidad del saber[3], colonialidad del cuerpo[4], colonialidad de género[5], colonialidad económica[6]; etc. Para comprender el concepto múltiple de colonialidad, es indispensable entender el alcance conceptual del concepto de colonialismo interno[7]. Pues este concepto ayuda a comprender la continuidad colonial después de las llamadas independencias, la conformación de las repúblicas y los Estado-nación, en las llamadas sociedades postcoloniales. Entonces el concepto de colonialismo adquiere connotación no sólo en la descripción de la historia colonial, sino en sus relaciones teóricas en la formación discursiva sobre colonialismo, colonialidad, colonización.
Hoy podemos decir que el colonialismo no solo es el procedimiento por excelencia de la reiteración recurrente de la acumulación originaria de capital, por despojamiento y desposesión, sino que el colonialismo es toda una economía política racial, pues inscribe la diferencia racial en los cuerpos. La dominación, es decir, el ejercicio de poder, se ejerce racialmente. Este es el aporte de los estudiosos y estudiosas del colonialismo y de las distintas formas de colonialidad. Independientemente de la discusión entre perspectivas teóricas, entre Estudios poscoloniales, Estudios de la subalternidad, crítica de la razón postcolonial, genealogía de la colonialidad, investigaciones etnohistorias y antropológicas, el significado compartido entre los distintos puntos de vista, es este de la geopolítica racial del colonialismo. Esto es importante, no por decir algo que parece decir a simple vista, lo que todo el mundo sabe, esto de la percepción del prejuicio racial, sino porque se estudian las distintas prácticas, técnicas, procedimientos, imaginarios, de racialización de las relaciones sociales. La importancia de esos estudios radica en lo que develan sus investigaciones; las formas específicas de colonización, de colonialidad, de colonialismo, formas representativas, formas institucionales, formas de saber, formas de poder.
En otro texto dijimos que el diagrama de poder colonial, que es un diagrama múltiple, pues articula distintos diagramas de poder, tiene como materia de poder a las sociedades nativas[8]. Primero, marca a los cuerpos de las sociedades nativas, los separa, dualiza a las sociedades, jerarquizando la dominante sobre la dominada; después, subordina a las sociedades nativas a la sociedad dominante; para luego subsumirlas, diluyéndolas en la sociedad “mestiza”. ¿De qué manera esta colonización múltiple, que se concreta en la colonialidad múltiple, efectuada en distintos “planos” y espesores, inscripción en la superficie del cuerpo, inscripción en el espesor del cuerpo, inscripción en la virtualidad de los imaginarios, coadyuva en la acumulación capitalista?
Se entiende que la acumulación originaria de capital tiene que ver con el despojamiento y desposesión de territorios, recursos, saberes, técnicas, instituciones, cultura, lenguas. En lo que respecta a la acumulación ampliada de capital, el colonialismo y la colonialidad han logrado niveles espeluznantes de súper-explotación, desde la esclavización hasta el trabajo asalariado, pasando por distintas formas de servidumbre, aprovechando también la diferencia de “género”, súper-explotando más a las mujeres. También sabemos que la geopolítica colonial del sistema-mundo capitalista ha establecido una geografía que distingue centros de periferias, condenando a las segundas a ser exportadoras de recursos naturales, en la división mundial del trabajo. En otras palabras, el colonialismo condena a las periferias a un capitalismo dependiente, basado en el modelo extractivista. Esta división del trabajo, a escala mundial, genera súper-ganancias a los centros industriales del sistema-mundo. Mantenerse en el modelo extractivista es no sólo preservarse en el círculo vicioso de la dependencia, sino en reproducir la dominación colonial. Mientras se sigue en este modelo, no se puede hablar seriamente de descolonización, a no ser que se quiera hacer propaganda, incluso del colonialismo más peculiar de los últimos tiempos. Decir que se ha resuelto el problema del colonialismo porque se ha llegado al gobierno, porque se ha llegado a ocupar el lugar del otro, del dominador, del amo, del patrón, haciendo después lo mismo que éste. Esto no es otra cosa que hacer, cumplir, las tareas coloniales y de dominación, que ya no cumple el dominador, el amo, el patrón, porque simplemente ya no está.
Otra relación colonial, que podríamos llamar neocolonial o, si se quiere, incluso trans-colonial, es lo que se ha convertido en deuda infinita. Desde las tesis del marxismo austriaco, del que Rudolf Hilferding era uno de los teóricos más destacados, que son las tesis que retoma Vladimir Lenin, se puede decir que es la composición y combinación entre capital financiero y Estado lo que le dio características propias a la acumulación ampliada en las “fase(s) superiores del capitalismo, hablamos, por cierto, de la concentración y la centralización fabulosas de capital. A esta composición es a lo que se llamó entonces y en Europa, capitalismo de Estado[9]; es a esta combinación, de alta concentración monopólica de capital, producción, financiera, de mercados, por lo tanto, control geopolítico efectivo, incluyendo el dominio militar, que se llamó imperialismo. La exportación de capital amarró fuertemente a los estados periféricos a los centros, no solo industriales, sino financieros. Entonces se puede decir que el imperialismo tiene como una composición de edificación “estructural”, basada en esta gran concentración de capital, concentración de producción, concentración industrial, sobre todo, en la “etapa superior del capitalismo”, concentración financiera. Concentraciones y centralizaciones sostenidas, por lo que llama Samir Amin, monopolio del complejo tecnológico-militar. Esta alta composición y combinación explosiva lleva rápidamente a una dominación financiera de toda la estructura del capitalismo y del capital; donde la burguesía financiera domina a la burguesía industrial. Esta “fase superior”, imaginada por Lenin como la “última”, desencadenó la primera y la segunda guerra mundial, por la competencia imperialista, por las ineludibles contradicciones imperialistas. En esa “fase superior” había varios imperialismos concurrentes. Al finalizar la segunda guerra mundial, la victoria de los aliados, capitalistas y “socialista”, derivó en la conformación de dos hiper-potencias, si se quiere, dos súper-imperialismos; uno, el híper-imperialismo estadounidense; el otro, el super-imperialismo soviético, que Mao Zedung llamó social-imperialismo. Esto ya no lo imaginó Lenin. Entonces, lo que la escuela del marxismo austriaco conceptualizó no era “la última fase del capitalismo”, no era, ahora podríamos decirlo, usando a Fukuyama, el fin de la historia. Hay formas imperialistas mucho más descomunales, que no son tampoco la “última fase”. El mundo se partió en dos; la orbe capitalista y la llamada orbe “socialista”.
Hoy sabemos que tampoco terminó ahí la historia del imperialismo; una tercera “fase superior”, pasando por la primera, que conoció Lenin, también por la segunda, que conoció Mao Zedung. Esta tercera “fase superior” es el que corresponde a la dominación única y casi absoluta de la mega-potencia capitalista, industrial, tecnológica, comunicacional y militar de los Estados Unidos de Norteamérica. Hemos pasado, de un mundo dual a un mundo unilateral. En este contexto “superior” del capitalismo, que no parece ser el último, se ha dado lugar a una nueva integración de capitales, sobre todo financieros, articulando sólidamente la dominación mundial, institucionalizando esta dominación y control capitalista, redefiniendo una nueva estrategia geopolítica del sistema-mundo capitalista, que ya no se basa en los repartos del mundo, sino en los flujos financiero, rápidos, extremadamente rápidos, por la digitalización y la cibernética, llamados “capitales golondrinas”.
Lo que no se ha dejado de manifestar reiterativamente, en las distintas “fases” del capitalismo, en las distintas “fases superiores del capitalismo”, es la reincidencia de las crisis cíclicas y orgánicas del capitalismo. Las llamadas crisis de sobreproducción, que también pueden ser interpretadas como de sobre-acumulación, así como de sobre-concentración financiera, han llevado a una abrumadora disponibilidad financiera, que no encuentra salida, para seguir valorizando el dinero. La estrategia del sistema financiero mundial es la especulación; invento, lo que se ha venido en llamar, “burbujas financieras”. Se trata de la valorización especulativa dineraria, ocasionando un sistema capitalista inflacionario. El costo de esta valorización ficticia recae indudablemente sobre las sociedades y los pueblos del mundo.
En este decurso, lo que conoció Lenin, partiendo de las tesis de la escuela austriaca, es la exportación de capitales, en la escala de su tiempo; es decir, conoció la inversión capitalista en las periferias colindantes y distantes de los centros imperialistas. Lo que no conoció es la “exportación” propiamente financiera, la relativa a los prestamos del sistema financiero mundial a los Estados, en la gigantesca escala en la que se dio durante la segunda mitad del siglo XX. Los mecanismos de este endeudamiento, la contabilidad de las amortizaciones, de los intereses, de los refinanciamientos y por lo tanto de los re- endeudamientos, derivó en la deuda infinita; una deuda impaga. Una deuda que no solamente ya habría pagado su amortización, más de una vez, sino que, por todo el engranaje financiero, no puede dejar de seguir pagándose. Este es el gran negocio financiero y la forma perversa del nuevo sometimiento de los estados a esta dominancia del sistema financiero internacional. Nueva dominación imperial y colonial del ciclo largo del capitalismo vigente.
A esta nueva composición y combinación integral del capitalismo, cuya forma descomunal es única, es decir, la concentración y centralización unificadas en un orden mundial consolidado, Antonio Negri y Michael Hardt le llaman imperio, usando la metáfora del imperio romano y de la paz romana. Independientemente de la polémica apasionada que ha desatado esta tesis, independientemente de la configuración cuestionada del imperio, recurriendo a la figura piramidal propuesta por el historiador griego Polibio para la explicación del dominio del imperio romano, lo sugerente de la tesis es haber interpretado la transformación estructural del capitalismo, su dominio absoluto y control sobre el orbe, haber comprendido su transformación imperialista en imperio; es decir, si se quiere, en la forma unificada de “imperialismo”, la forma unificada de concentraciones y centralizaciones, realizadas por la lógica financiera, la lógica de la mundialización y la genealogía del poder.
A estas alturas, seguir recurriendo a Lenin, al libro El imperialismo, la última fase del capitalismo, es un anacronismo. No le hace bien a la escuela austriaca, que son los elaboradores de las tesis sobre la transformación imperialista del capitalismo, no le hace bien al marxismo, que se supone es dinámico y se actualiza, no le hace bien a la lucha contemporánea contra el capitalismo, el imperialismo, el imperio y el colonialismo. Hay intelectuales, que se proclaman marxistas, que se han desgarrado las vestiduras atacando el libro de Negri y Hardt Imperio[10], recurriendo al manual de Lenin. Creen que esa es la mejor forma de demostrar que son “revolucionarios”, pues son fieles a las “fuentes”. Esto no es más que fidelidad a los santos escritos.
Se puede explicar el anacronismo del vicepresidente por el apego a la propaganda, por la opción tomada por el gobierno, el realismo político y el “pragmatismo”, que los llevó a la intensificación y expansión del modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. El vicepresidente requiere convencer a los convencidos que siguen siendo “revolucionarios” y anti-imperialistas, aunque su anti-imperialismo corresponda a una lucha con los fantasmas del imperialismo de la mitad del siglo pasado, y no una lucha concreta con el imperialismo de carne y hueso de la actualidad. El enojo de los intelectuales anti-Negri, que se desesperan ante las nuevas interpretaciones sobre la dominación imperial, dejando atrás las sagradas escrituras de Lenin, se explica también, pues muchos de ellos están acostumbrados a los escenarios académicos, congresos, conferencias y foros, donde también hay que demostrar que son “revolucionarios”, mejor aún si son añejos como el vino.
[1] Revisar de Raúl Prada Alcoreza Potencia social o poder; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; La Paz. También Ultra-burguesía y Estado de excepción mundial, así como La agonía del Leviatán, Globalización del diagrama de control y Potencia de la vida. Bolpress, La Paz; Rebelión, Madrid.
[2] Tesis trabajada por Aníbal Quijano.
[3] Tesis trabajada por Estudios postcoloniales, en los que se encuentra Walter Mignolo.
[4] Tesis trabajada por las teóricas del feminismo de-colonial.
[5] Tesis trabajada y discutida por María Lugones.
[6] Tesis propuesta por nosotros, recogiendo los aportes de la Teoría de la dependencia, sobre todo, las investigaciones diferenciales de la colonialidad. Ver de Raúl Prada Alcoreza La colonialidad como malla del sistema mundo capitalista; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; La Paz.
[7] Tesis elaborada por Rodolfo Stavenhagen.
[8] Ver de Raúl Prada Alcoreza Potencia social o poder; Dinámicas moleculares, Horizontes nómadas; 2013, La Paz.
[9] Desde otra perspectiva y con otra apreciación, en América Latina y el Caribe, llamamos capitalismo de Estado a los gobiernos nacionalistas y populistas, que optan por las nacionalizaciones y la empresa pública.
[10] Revisar de Michael Hardt y Antonio Negri Imperio; Paidós 2002; Buenos Aires.