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El Manifiesto de la Carta Magna y la Carta del Bosque. Comunes y libertades para el pueblo.

Peter Linebaugh :: 02.08.13

Para ser ciudadanos libres tendremos también que ser productores y consumidores en igualdad de condiciones

Peter Linebaugh .-El Manifiesto de la Carta Magna. Comunes y libertades para el pueblo.
Escrito por: loisdmuras el 16 May 2013 - URL Permanente
http://lacomunidad.elpais.com/la-abadia-de-theleme/2013/5/16/peter-linebaugh-el-manifiesto-la-carta-magna-comunes-y
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El rey Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan sin tierra, aparece apretando con rabia la Carta Magna con el ceño fruncido. Es 1215 y la rebelión de su pueblo lo ha llevado a un callejón sin salida. Los graves problemas sociales, consecuencia de haber intentado quitarle a los campesinos los derechos del uso del agua y las tierras, entre otros, obligaron a este rey a claudicar ante un documento que reconocía libertades a su pueblo y ponía límites a su poder.

Con esta imagen tan significativa ilustra el historiador estadounidense Peter Linebaugh (1943) su último libro, El Manifiesto de la Carta Magna. Comunes y libertades para el pueblo (editorial Traficantes de sueños).

Este historiador marxista, profesor de la universidad de Toledo (Ohio), forma parte, junto a otros expertos e investigadores como Silvia Federici y Georges Caffentzis, del colectivo Midnight Notes, un grupo pionero en el estudio y difusión de los comunes históricos y contemporáneos.

Ha dedicado su vida al estudio de los hechos pasados y lo ha presentado en España , en una gira por diferentes ciudades como Madrid, Barcelona y Zaragoza, las conclusiones de sus estudios sobre la evolución de los derechos socioeconómicos en la Edad Media Inglesa y reflexionar sobre conceptos como el bien común, la libertad, la democracia. Además quiere presentar el valor de los comunes en la actualidad y como una opción de futuro.

En el libro define procomún como la teoría que deposita toda la propiedad en la comunidad y organiza el trabajo para el beneficio común de todos. Y es que para el autor, si no poseemos los medios de producción y somos dueños de nuestro consumo, nunca vamos a llegar a ser realmente libres.

Las grandes empresas de hoy son mucho peores que los reyes medievales, temidos y autoritarios. Son mucho más peligrosas porque no son sensibles con el pueblo y porque quieren convertirlo en su cómplice, hacerles partícipes de su existencia. Quieren meternos en la cabeza la idea de que si es bueno para la empresa, es bueno para la sociedad y por tanto para la seguridad, y eso es lo peor que podemos pensar, explica el historiador.

El discurso de Linebaugh parte de la explicación de las diferentes suertes que han corrido la Carta Magna y la Carta de los Bosques a lo largo de la historia. La primera establece y reconoce libertades de los individuos y la segunda determina los usos de los recursos comunes, explica. Pero mientras la Carta Magna ha mantenido su influencia hasta el día de hoy, la relativa a los bienes comunales se ha perdido en el camino. ¿Por qué la Carta Magna sigue siendo un referente legislativo de las democracias actuales y nadie recuerda la Carta del Bosque?, se pregunta el experto en su libro. Porque en los últimos 500 años se ha dado una separación de la política y la economía radical, y los intereses relacionados con una u otra son muy diferentes.

Aun siendo férreo defensor del bien común reconoce que una situación de producción comunal no tiene por qué ser idílica, pues en determinados lugares del planeta (como algunas zonas de África) la organización comunal está sometida a una estructura patriarcal. Esto contradice el principio básico de los commons de que cualquier persona tenga el mismo acceso a los recursos y, sobre todo, derecho a decicir. En el patriarcado, las mujeres quedan totalmente excluidas de la vida política del grupo social.

Recursos expropiados

Cuando habla de la desconocida Carta del Bosque va mucho más allá de conceptos propios del ecologismo. Este documento marca las reglas del juego de la basura, la caza, la leche, el ganado, bosques, tierras En resumidas cuentas, de la vida. Pero, ¿por qué es tan importante conocer esta Carta? Porque regula los usos de los recursos naturales comunes, de todos por igual, como el derecho de las viudas de acceder a la madera o de los cerdos a alimentarse en el bosque. La situación ha cambiado mucho en todos estos siglos, pero las necesidades y problemáticas humanas siguen teniendo mucho en común. Dependemos de las proteínas. ¿Qué ha sido de la vida del cerdo antes de convertirse en nuestra comida? Tenemos que saber responder a esa pregunta.

Denuncia que con el paso de los siglos la clase dirigente ha ido expropiando a millones de personas de todos los continentes y añade, los pueblos indígenas son todos comuneros, al desposeerlos de sus tierras pasan a ser seres sometidos por el poder. Pero más allá de sonar a un discurso antiguo, la lucha por recuperar lo que un día perteneció al pueblo es una realidad en este momento. Como explica Linebaugh, en Venezuela, Bolivia y México la lucha de los indígenas contra el poder es una cosa que está pasando ahora.

Público y común no pueden ser sinónimos

Reconoce que lo común se puede presentar como una tercera vía en el debate entre lo público y lo privado, pues lo público siempre está relacionado de alguna forma con el estado, mientras que el common lo está con los usuarios, que son los que realmente dependen, utilizan y trabajan los recursos. La diferencia es fundamental. E ilustra esta diferencia poniendo como ejemplo EEUU, donde un parque público es algo que el Estado organiza para los ciudadanos, pero es así tras una expropiación previa o robo de las zonas comunes a quién les pertenecían. Público y común no pueden ser sinónimos.

¿Qué perfil tiene que tener un comunero? Los comuneros son personas muy sociables, que sienten una responsabilidad para con los otros, que se reúnen para compartir y decidir en colectividad, explica y advierte: Son las generaciones mayores las que tienen en su memoria el conocimiento de la salud y de la educación. Son ellos quienes nos pueden enseñar a cómo salir de ésta.

Como ilustra la portada del libro, a Juan sin tierra se le rebeló su pueblo y eso es lo que Linebaugh cree que está haciendo ahora el mundo. La situación es totalmente nueva, desde el punto de vista histórico, porque ahora tenemos tiempo, no como durante una Guerra Civil. Las personas tenemos tiempo para estudiar, para hablar unos con otros y compartir con gentes de otras partes del mundo. La sociedad está creciendo y estudiando y de ahí viene el ataque a la educación; a los poderes no les interesa que ese aprendizaje se dé.

El Manifiesto de la Carta Magna indaga en la historia e influjo, desde sus orígenes en el XIII hasta nuestros días, de la Carta Magna, origen de gran parte de la tradición iusconstitucionalista de libertades políticas atlánticas, y de la Carta del Bosque que indisociablemente la acompañaba, garantizando el derecho de acceso a los bienes comunes necesarios para la reproducción social. Dos cartas fundacionales que limitaban la expansión de la propiedad privada y protegían los derechos colectivos de subsistencia. El mensaje de su autor es claro y distinto: Para ser ciudadanos libres tendremos también que ser productores y consumidores en igualdad de condiciones. Lo que llamaré comunes debe existir tanto en las formas jurídicas como en la realidad material cotidiana. En un contexto de renovado avance expoliador a nivel global, una oportunidad para profundizar en el debate actual de los comunes, y de preguntarse por las fórmulas de gestión y organización democrática que implican, así como de su importancia para el presente.

La idea de proceso constituyente ha dejado de ser extraña para gran parte de la población. En estos momentos, se discuten diversas propuestas capaces de propiciar un cambio constitucional que se revela imprescindible para poner freno a la violencia neoliberal y para destituir a una clase política a su servicio. En este contexto de secuestro de la democracia, se publica El Manifiesto de la Carta Magna, un libro en el que Peter Linebaugh reflexiona sobre Las Grandes Cartas de Libertades de Inglaterra, uno de cuyos objetivos es también el de volver a situar los comunes en el centro del debate sobre la constitución política. Datadas en el siglo XIII, estas cartas pueden servir hoy de inspiración para pensar libertades y formas de acceso a la riqueza, para pensar una democracia basada en garantías materiales, sostenibilidad e igualdad. Para ello, sostiene que lo público y lo privado (los poderes constituidos) deberán ser constreñidos a hacer lugar a lo común (los poderes constituyentes) para replantear de arriba a abajo la política y la economía.

Peter Linebaugh es historiador estadounidense, discípulo de E.P. Thompson, y miembro del colectivo Midnight Notes, especialista en la historia de los comunes y de las revoluciones atlánticas, y profesor de historia en la University of Toledo (Ohio, EEUU). Es autor de títulos fundamentales como The London Hanged: Crime and Civil Society in the Eighteenth Century (Verso, 2006), El Manifiesto de la Carta Magna. Comunes y Libertades para el Pueblo (Traficantes de Sueños, 2013) y co-autor con Marcus Rediker de La hidra de la revolución: marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico (Crítica, 2005). Ha enseñado en Harvard University, en Attica Correctional Facility, New York University y el Federal Penitentiary en Marion, Illinois
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Peter Linebaugh
Historiador y autor de ‘El Manifiesto de la Carta Magna’
“Los comunes combinan prácticas e ideales”

El historiador Peter Linebaugh, alumno de E. P. Thompson y miembro del Midnight Notes Collective, recupera la historia de los comunes en ‘El Manifiesto de la Carta Magna’ (Traficantes de Sueños). Visitará Madrid, Zaragoza y Barcelona este mayo.
Ana Méndez de Andes. Forma parte del Observatorio Metropolitano
Diagonal
30/04/13 · 15:26

El historiador norteamericano Peter Linebaugh comienza hoy lunes una gira de charlas que le llevarán por Madrid, Zaragoza y Barcelona para hablar de sus investigaciones sobre los bienes comunes, las formas de acceso a bienes y servicios necesarios para la vida. Linebaugh acaba de publicar en castellano El Manifiesto de la Carta Magna (ed Traficantes de Sueños).
Su investigación se centra en la Carta Magna y la Carta del Bosque, dos documentos del siglo XIII. ¿Qué tienen que ver estas Cartas con los comunes?

Los comunes eran derechos consuetudinarios, no escritos, sobre los usos del agua, el bosque, las tierras. El rey Juan sin Tierra intentó quitar esos derechos a los campesinos ingleses y se produjo una rebelión; al perder, tuvo que ponerlos por escrito. Eso es la Carta del Bosque, la primera carta de derechos en relación con los comunes. La Carta Magna sería su homónima respecto a los derechos civiles. El artículo VII de la Carta Magna protege los estovers de las viudas, es decir, su acceso a la madera para procurarse calor. La Carta del Bosque contiene 16 artículos que regulan los bienes del bosque; por ejemplo, el derecho de pannage, que autoriza que los cerdos se alimenten en el bosque. La madera sigue siendo en nuestros días la principal fuente de calor para muchas personas, aunque otros productos derivados del carbono, como el carbón y el petróleo se han extendido. Ha habido muchos cambios desde el siglo XIII, pero las necesidades de las viudas, las mujeres y la gente común son muy semejantes. Ya no dependemos tanto de los cerdos, pero sí de las proteínas en general. Las Cartas limitaban la propiedad privada sobre los recursos necesarios para la subsistencia.
Ha habido muchos cambios desde el siglo XIII, pero las necesidades de las viudas, las mujeres y la gente común son muy semejantes¿Por qué Midnight Notes Collective compara el momento actual con los cercamientos de las tierras comunes de los siglos XVI-XVIII?

Entender cómo hemos llegado a una situación puede ayudarnos a salir de ella. Como explicamos en nuestro artículo sobre los “nuevos cercamientos”, la clase dirigente, mediante la desposesión y la expropiación de millones de personas en América Latina, en África, en Oriente Próximo y en Asia, estaba preparando el camino a la explotación y a la inmigración forzada, al ataque que vivimos sobre el bienestar humano que se ganó en las luchas de los años ‘60. Queríamos aprender de las luchas de antes de los ‘60: hemos descubierto la importancia de la redistribución de las tierras y de la abolición de la esclavitud y hemos descubierto la centralidad del terror en la instauración del patriarcado. Empezamos a entender que el cercamiento de los comunes fue un ataque a las mujeres.
¿Qué aportan estas Cartas y su historia a las luchas actuales?

En primer lugar, la Carta Magna ha resultado fundamental durante siglos para restringir el poder de las autoridades en Inglaterra y en EE UU. En segundo lugar, estas Cartas de Libertades protegen los derechos de subsistencia de los comuneros. Tienen que ser actualizadas. Por supuesto, hay muchas corrientes en los actuales debates sobre los comunes. En Sudamérica, en particular, con las luchas indígenas en Bolivia, México y Venezuela, la discusión sobre los comunes se ha convertido en una cuestión constitucional. En África, los comunes de los poblados tradicionales han resistido al asalto, también en China. Los movimientos ecologistas surgen de la defensa de los comunes planetarios. En EE UU, la oposición a la llamada “Guerra contra el Terror” cita la Carta Magna en sus informes legales.
En esta coyuntura, ¿qué aporta la hipótesis de los comunes?

Los comunes no solo tienen que ver con los recursos naturales o con internet. Los comunes hablan de importantes principios de organización política y económica. Cuando el revolucionario chino Chou En Lai fue preguntado en los años ‘50 sobre su opinión sobre la Revolución Francesa, contestó que era demasiado pronto para valorarla. Lo mismo podría decirse de las Cartas de Libertades del siglo XIII. Los principios de los comunes mantienen parte de las exigencias francesas de “igualdad, libertad y fraternidad”.

La Carta Magna exigía el retorno de recursos robados, en ese caso, de los recursos del bosque que el rey había usurpado. En nuestros días, el-Estado-y-las-corporaciones han tomado el lugar del rey, pero la exigencia de justicia y devolución permanece. Quizá esta es la razón por la que se llamó “Occupy” el movimiento. Los comunes combinan prácticas e ideales. Son parte de la auto-organización, horizontal y prefigurativa, que tuvo lugar en las plazas de El Cairo, Atenas, Madrid, Nueva York, Oakland. Los comunes no son lo mismo que “lo público” que siempre se ha asociado a nociones de ciudadanía, propiedad y representación política, elementos a los que se enfrenta el hacer-común [commoning]. En nuestros tiempos, dos eslóganes resumen estos debates: “Un no y muchos síes” y “Ni Estado ni mercado”. Cómo combinar democracia directa y los comunes con la igualdad y la justicia es la tarea histórica que nos aguarda.
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