En agosto los zapatistas celebran la vida y la organización
Los de Abajo
Celebración zapatista
Gloria Muñoz Ramírez
En agosto los zapatistas celebran la vida y la organización. Es este el mes que eligieron para la realización de la Convención Nacional Democrática de 1994, el Encuentro por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo de 1996, la primera consulta que llevaron a cabo y para muchos otros actos fundacionales. Entre ellos destaca la formalización de su autonomía, con el nacimiento de las juntas de buen gobierno y los espacios conocidos como caracoles. De esto hace exactamente diez años.
Hoy, los zapatistas tienen mucho que celebrar. Hicieron una nueva demarcación del territorio donde tienen presencia en Chiapas y ahí construyen su autogobierno: escuelas, hospitales, comercio alternativo, medios de comunicación, cooperativas y todo un sistema de organización comunitaria que hacen posible ese otro mundo que anunciaron en 1994.
En agosto de 2004, al cabo de su primer año de trabajo, las autoridades autónomas del caracol de Oventik dijeron: “Vemos que tenemos capacidad para gobernar, para trabajar, ver y conocer los problemas. Hemos aprendido a no caer en provocaciones, ni del gobierno ni de los partidos. La experiencia nos enseña que el que levanta primero la mano pierde por la vía política. Tenemos la idea de resistir por la vía pacífica, aunque también sabemos defendernos”. Hoy, nueve años después de estas declaraciones, los retos son mayores. Y el crecimiento también.
“Las dificultades no terminan”, siempre lo han dicho, pues decidir su propio destino en medio de la militarización más contundente de todo el país, de las amenazas de los grupos paramilitares y de los programas contrainsurgentes encaminados a dividir a la población, sólo es posible gracias a una organización política que está por cumplir 30 años.
La autonomía es un proceso que, explicaron en su momento, “viene de nuestra historia, de nuestras propias costumbres, de nuestro sistema de justicia, de nuestros cultivos… Un proceso que es como caminar solo. Nosotros de por sí sabemos caminar, aunque podemos tener errores, pero son de nosotros esos errores y no de otros que nos los imponen”.
Y esa es la celebración de los días 9 y 10 de agosto, de la vida, pues los zapatistas no se conforman con no morirse, sino que se han dedicado a construir sobre la nada. Y esto, además de provocar un baile, lo celebrarán ofreciendo su experiencia a mil 500 personas que visitarán sus comunidades y tendrán la oportunidad de aprender directamente de quienes organizan la cotidianidad de la resistencia. Nada es igual que antes y, sin duda, hay mucho por hacerse.
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