Entrevista
20-08-2013
Entrevista con Raúl Zibechi, escritor y periodista uruguayo
“Está naciendo una nueva cultura política”
Cecilia Escudero
Debate
El analista internacional Raúl Zibechi, editor de la sección Mundo del semanario uruguayo Brecha , dedicó su último libro Brasil. ¿El nuevo imperialismo? (Lavaca) al análisis geoestratégico del gigante sudamericano.
-Como especialista en movimientos sociales, ¿qué lectura hace del estado de malestar y movilización popular en Brasil?
-Es interesante pensar cómo está naciendo una nueva cultura política, que incluso se puede comparar con lo que ocurrió en la Argentina, en 2001. Digo nueva, en la medida en que funciona sobre la base de los principios de horizontalidad, autonomía de los partidos y del Estado, apartidismo, pero no antipartidismo. Un espacio juvenil más abierto, que no encuentra lugar en las instituciones. Esto ocurre en un país donde la cultura política siempre ha sido muy autoritaria, caudillista y patriarcal. Y en la que los liderazgos siempre han estado vinculados a la vieja hacienda, a la estancia, al latifundio. Históricamente, la cultura esclavista ha sido muy determinante en este sentido.
-Entretanto, la represión avivó las protestas…
-El comportamiento brutal de la Policía Militar en las últimas manifestaciones revela una sociedad poco habituada a este tipo de movilizaciones. Una situación que se agrava en las favelas. Porque Brasil son dos sociedades. Una, la que vive en un barrio común o en el centro de la ciudad y otra, la que vive en las favelas, donde la PM entra con tanques, a la guerra. En este contexto, se desarrollan las obras para el Mundial, que facilitan una suerte de “limpieza social” impulsada por la especulación inmobiliaria, que desplaza a los pobladores de esos predios.
-Respecto de su último libro, usted explora la potencialidad de que Brasil ejerza un nuevo imperialismo en la región. ¿Cómo lo explica?
-Brasil fue un “subimperialismo”, es decir, dependiente del Norte y del capital. Un país que implementaba en la región la política de Estados Unidos y una plataforma adonde llegaban las multinacionales para producir y exportar a la región. Hoy, en cambio, tiene capacidad propia de acumulación de capital y tiene sus propias multinacionales. Sin embargo, esto no quiere decir que automáticamente se haya convertido en un imperialismo. En todo caso, es un escenario abierto, que habrá de revelarse en las próximas décadas. Si bien las empresas brasileñas tienen una presencia muy fuerte en la Argentina, así como en Uruguay, Paraguay o Bolivia, la exportación de capital por sí sola no configura un hecho de imperialismo. Tiene que haber además subordinación política y militar. Y Brasil se ha propuesto tener un diálogo con los países de la región para tratar sus contradicciones de forma negociada, caso concreto, las relaciones con la Argentina.
-¿Brasil está actuando débilmente frente a una suerte de reposicionamiento de Estados Unidos en América Latina?
-No lo creo. Brasil es como China, trabaja con el gobierno que sea. Lo que no quita que tenga, desde hace mucho tiempo, un proyecto de integración regional autónomo de Estados Unidos que, si bien en el gobierno de Lula se fortaleció, encuentra dificultades enormes de implementación. Hay sectores que impiden el desarrollo de este proyecto, en contraposición a otros que pugnan por más autonomía, como las fuerzas armadas, el aparato de gobierno actual, es decir, el complejo administrativo del Estado federal, y un sector importante del empresariado que ve en América del Sur una gran oportunidad para crecer.
-¿Esto se vincula con la “remodelación de las elites dominantes” que explica en su libro?
-Sí, porque las multinacionales brasileñas, muchas de ellas en gran parte estatales, se expanden hacia la región, les interesa la integración regional. Ahora bien, con ellas llega también una clase que domina, en cuya composición, en los últimos años, ha logrado incrustarse un sector partidario, que es el PT, y un sector del movimiento sindical o de la cúpula sindical. El poder de estos dos actores proviene del manejo de los enormes fondos de pensiones de esas empresas. En Brasil, estos fondos en su conjunto representan aproximadamente el 20 por ciento del PBI brasileño.
Fuente original: http://www.revistadebate.com.ar/?p=4144