Aprendimos a rasar y doblar milpa, recoger frijol, llevar la carga con el mecapal, cortar caña, limpiar cafetal. Es decir, aprendimos a resistir trabajando la tierra, para sentir la libertad que corre por los arroyos o a la sombra de una ceiba.
“Nos explicaron que con ellos la ley de gobierno ya se chingó”: Román Hernández, defensor de derechos humanos en la Montaña de Guerrero
Aprendimos a rasar y doblar milpa, recoger frijol, llevar la carga con el mecapal, cortar caña, limpiar cafetal. Es decir, aprendimos a resistir trabajando la tierra, para sentir la libertad que corre por los arroyos o a la sombra de una ceiba.
Román Hernández
Desinformémonos
- … ¿y bien?
- Insisto en mi primer pregunta. Ahora que regrese de La Realidad ¿a dónde regresaré?
- Contesto a su primer pregunta con otra. Ahora que regresa de La Realidad, para ustedes ¿qué es la libertad?
- Buena pregunta. Permítame un primer intento de respuesta… -
Atormentado por atormentar a Votán con tan ociosas preguntas.
El diálogo imposible sucedió entre el 12 y 16 de agosto de 2013 en la comunidad de El Porvenir, Municipio Autónomo Rebelde Zapatista de San Pedro de Michoacán, Caracol I La Realidad Madre de los Caracoles del Mar de Nuestros Sueños, Chiapas, México, Latinoamérica, Planeta Tierra.
¿Cómo fue que pasó?
Tardamos para llegar a La Realidad, bien nos lo había advertido el conserje, velador y barrendero de La Escuelita Zapatista: el camino más largo es de entre 9 y 10 horas, si es que no se descompone la camioneta (como sí pasó) o si es que no se les ocurre a lxs alumnxs de la Escuelita bajarse a comer tamales en Las Margaritas (como también pasó).
No faltaron los curiosos. Entre Comitán y Las Margaritas atentos estaban a la caravana de La Escuelita Zapatista, más de tres sujetos que al paso de la caravana bajaron de sus camionetas sin placas, con una cámara de video a grabar el paso de lxs alumnxs: bigote, pelo corto o pelones por el estrés, panzones por tantas horas sentados haciendo informes absurdos para los órganos de supra-mega-hiper-inteligencia del mal gobierno, -“tienen razón jefe, son un chingo” puede leerse en su último informe-, camioneta blanca, chamarra negra de piel, lentes oscuros,… los pinches juras pues. Y pa’ que no dijeran que lxs alumnxs somos mal educadxs les dejamos un cordial saludo a esos guachos, “¡la banda los saluda! ¡ … !” -Usted ponga el resto-.
Del otro lado, ya entrando a la selva fronteriza, después de 11 horas de camino, alrededor de las 02:00 de la mañana del 12 de agosto, al pasar por las comunidades de San José del Río (donde está el hospital autónomo La primera esperanza de los sin rostro de Pedro) y Guadalupe Tepeyac, a orilla de carretera lxs compas gritaban consignas al paso de la caravana: “¡Zaapaaata vivee!”. Vuelva usted a poner el resto.
Dos formas diametralmente opuestas de reaccionar frente a cientos de jóvenxs con sueños de libertad en sus cabezas, fuerza en sus corazones y ejemplo zapatista: unos hostigan e intimidan, otrxs, muy otrxs, resisten la madrugada para, en tan solo un instante, cambiar el mundo de quienes miramos al otro lado del espejo su ejemplo de resistencia, dignidad e inmenso cariño.
Jamás hubiera creído que entrar a La Realidad es un acto místico, pero sobre todo de resistencia. Horas llevaban lxs compas esperando a que llegáramos. Horas llevábamos nosotrxs esperando llegar. Hasta que por fin sucedió. “¡Formados en una fila compas! Hasta que les diga avanzan”. A lo lejos se alcanzaban a escuchar las consignas ¡Viva la sexta nacional e internacional! ¡Vivan los caracoles zapatistas! ¡Vivan lxs estudiantxs de la escuelita! … y como jamás se había escuchado en cualquier otra parte, desde las entrañas de la Tierra, con el poder de un volcán que estremece al escuchar su tronar, cientos de compas respondían a una sola voz puño izquierdo en alto… ¡Viva!
La neblina baja y densa trae consigo la memoria de todxs lxs abuelxs que también nos reciben y del compa Sub Pedro. Colgada en la entrada del Caracol una manta nos dice “Bienvenidos hermanos y hermanas en este Caracol Madre de los Caracoles. Y en su escuelita de: La Libertad según los y las zapatistas.”
Si la evaluación de La Escuelita se basara en la rapidez de lxs alumnxs para hacer filas de 15, todos habríamos quedado reprobados. Tardamos más en hacer las filas de 15 que lo que duró el baile de bienvenida. Nos dieron una advertencia sobre los trabajos y las familias que nos recibirán, pasaron lista, (no estamxs todxs), nos dieron los horarios y gritamos con coraje y dignidad el Himno Zapatista. ¡Saludar ya!
La Bienvenida terminó a las 05:30 de la mañana y la diana fue a las 07:00 del horario sur oriental,… ¿o era del horario de la resistencia? mmm… ¿o el del mal gobierno?… La idea es que dormimos una hora y media. Muchxs al despertar nos quejamos de que habíamos dormido poco. Muchxs no nos enteramos de que las compas que estaban de comisión en la cocina, esa madrugada que nos recibieron no durmieron nada, todo con tal de que antes de la primer clase del día, (a esta altura lxs compas ya han dado muchas clases), tuviéramos algo de almorzar.
En esa clase con la Junta de Buen Gobierno “Hacia la Esperanza” nos explicaron la estructura del gobierno autónomo: El gobierno local con lxs comisariadxs y agentxs municipales; los MAREZ y el Consejo Municipal; la Junta de Buen Gobierno y sus áreas de trabajo, la comisión de vigilancia y el filtro. Nos explicaron lo que es para lxs zapatistas la autonomía: “Se necesita conciencia para autogobernarnos, no nos van a decir lo que tenemos que hacer”. La democracia: “Hacemos democracia todo el tiempo, elegimos y no gastamos dinero del pueblo, no hacemos campañas”. La justicia: “Para el mal gobierno la justicia es un negocio, es rentable, para nosotrxs lxs zapatistas en la justicia no conocemos el amiguismo, aquí la justicia no cuesta dinero”.
Nos explicaron el gobierno colectivo y los Siete Principios de Mandar obedeciendo. Los deberes y obligaciones del Gobierno Autónomo Zapatista. “Podemos gobernar mejor que el mal gobierno, y es para todo México y otras partes del mundo”. La participación de las mujeres en el gobierno autónomo: “Más que la fuerza, es el conocimiento”.
Algunas citas textuales: “Nosotros no necesitamos propagandas ni campañas como los de allá arriba”, “A la chingada con ese mal gobierno y su democracia de mentiras”, “Nos hemos dado cuenta que la utopía no es un sueño, sino que es una realidad porque lo estamos ejerciendo nosotrxs lxs zapatistas”, “La ley del gobierno oficialista ya se chingó, con nosotrxs no funciona”, “Aquí el que manda es el pueblo y el gobierno obedece”.
Esa noche nos asignaron a nuestrx Votán y empezó la salida hacia las comunidades en donde las familias zapatistas nos recibirían y nosotrxs lxs alumnxs aprenderíamos la lección más valiosa de la Escuelita Zapatista, el ejercicio responsable y consciente de la libertad.
La única manera de llegar a El Porvenir es caminar la montaña por senderos de lodo en los que hay que saber muy bien en donde dar el siguiente paso si no quieres perder tus tenis viejos, que por chidos se quedan en el fondo del fango. Las botas ayudaron a quienes las andaban.
Antes de llegar a El Porvenir empezaron a aparecer lxs compas, llevaron un caballo para ayudar a quienes llevaron cosas en exceso o cargar a quien fuera desmayándose, también llevaron pichi que en castilla quiere decir pozol, un manjar que anuncia el medio día y rescató a varixs alumnos del desmayo.
Lxs familias de compañerxs nos recibieron afuera de La Escuela Autónoma, nos saludamos de mano, “Zan compañerx”. La última compañera que saludamos quiso compartir su emoción y explotó en un llanto discreto, sincero, como cuando guardas un secreto por treinta años, una complicidad que te come el pecho por querer contarla, y de pronto, cuando te reconoces en los ojos de la otra, del otro, y ves que el secreto, la complicidad es compartida, es como rasguñar el pedazo de verdad que entre todas y todos, zapatistas y alumnxs, somos.
Entender el tojolabal es fácil, solo hay que llevar los ojos, los oídos y el corazón bien abiertos, porque además de las palabras, los ojos, las manos y el corazón de lxs compas también hablan. Es decir lo único que no entendíamos era el 25 por ciento del lenguaje de lxs tojolabaleros.
Conocimos el potrero colectivo, algunxs intentamos lazar una vaca, pero lo más que logramos fue lazar una pata y un cacho del animal, claro, también logramos poner en apuros a lxs compas cuando intentaron deslazar la pata y el cacho. Bravas se ponen las bestias cuando ven tanto curioso merodeando por ahí. Por lo demás, un ejemplo palpable del trabajo colectivo.
Aprendimos a rasar y doblar milpa, recoger frijol, llevar la carga con el mecapal, cortar caña, limpiar cafetal. Es decir, aprendimos a resistir trabajando la tierra, para sentir la libertad que corre por los arroyos o a la sombra de una ceiba.
Por las tardes, estudiar el gobierno autónomo, preguntar y preguntar hasta atormentar a Votán y a la familia que nos ayudaba a estudiar: ¿me puedes dibujar un mapa del Gobierno Autónomo Zapatista? ¿Cuántos consejerxs tiene el MAREZ? ¿Puedo ver un libro de la escuela autónoma? ¿Qué les enseñan en historia? ¿En serio los niños de seis años conocen la palabra autonomía? ¿El 31 de diciembre a las 4 de la tarde, sentían miedo? ¿Cómo hicieron para controlarlo? ¿Cómo era el Sub Pedro? ¿Dónde está el sup Marcos?… Una tormenta pues.
Comimos chenek –frijol-, sakita –hongos-, conhio –yerba dulce-, pish –tomate-, guaá –tortilla- y koltz a nolob –huevo duro-.
También vivimos y aprendimos muchas cosas que no se pueden contar porque no vienen en los cuadernos de texto de primer grado del curso de “La Libertad según l@s Zapatistas”. Lo que si podemos decir es que, siete días en La Escuelita Zapatista han tenido más poder de transformación en lxs alumnxs que 3 años de preescolar, 6 años de primaria, 3 años de secundaria, 3 años de media superior, 4 años de la primer carrera, 4 años de la segunda carrera, 2 años de maestría y no sé cuántos más de posgrado. Y es que lxs compas zapatistas son buenxs para eso de los calendarios, en 19 años o 30 -según se quiera ver- han podido recuperar la autonomía y la libertad que, 520 años de despojo, explotación, represión y sobre todo de desprecio, han intentado y siguen intentando destruir. Pero ante eso, las familias zapatistas, nuestrxs maestrxs, son un ejemplo vivo de resistencia, fuerza y dignidad, pero sobre todo de trabajo incansable, alegría y libertad.
A la mitad del camino cuando veníamos de regreso al Caracol, nos detuvimos en los límites de El Porvenir y La Realidad. Votán ya venía viendo la manera de deshacerse de mí y perderme en la selva para que dejara de atormentarlo con preguntas ociosas. Sacó el pichi, alzó su pasamontañas tomó un sorbo abundante, me dio el pozol, miró el horizonte y dijo:
- … ¿y bien? –
- Insisto en mi primer pregunta. Ahora que regrese de La Realidad ¿a dónde regresaré?
- Contesto a su primer pregunta con otra. Ahora que regresa de La Realidad, para ustedes ¿Qué es la libertad?
- Buena pregunta. Permítame un primer intento de respuesta… con otra pregunta ¿Será que Tierra + Trabajo = Libertad. O será que menos rollo y más trabajo?
- Ponga usted el resto…