Para el director de la Universidad de la Tierra, en Oaxaca, la gran enseñanza de los zapatistas es que para resistir, es indispensable construir alternativas.
“La flor de la autonomía no crece en todas partes”: Gustavo Esteva, intelectual
Para el director de la Universidad de la Tierra, en Oaxaca, la gran enseñanza de los zapatistas es que para resistir, es indispensable construir alternativas.
Gustavo Esteva
México. Quizá no haya otro grupo que por casi veinte años haya sido acosado cotidiana y permanentemente -militar, paramilitar y de todas las formas imaginables- como los zapatistas. Lo que aprendemos con ellos y con otros pueblos del país es que la resistencia no es simplemente aguantar. Hay que resistir, hay que oponerse a un programa, acción, presa o mina, pero la única forma en que esa resistencia va a ser exitosa es si al mismo tiempo, construimos realmente una posibilidad diferente de vivir, que es lo que han hecho los compañeros zapatistas. Tienen una forma diferente de vida y de gobierno que nadie puede ya destruir. Pueden matarlos a todos y será la única manera, pero no pueden destruir esa forma de vida.
Esto es lo que hemos aprendido: la resistencia tiene éxito, puede durar, puede persistir y puede seguir adelante cuando está construyendo una alternativa. No podemos estar nada más aguantando; perdemos si nos quedamos nada más en ese nivel. Y esa construcción autónoma es la que define.
Se ha visto en varias comunidades –lo dicen los compas una y otra vez- que la flor de la autonomía no crece en todas partes. Hay que localizar su suelo, donde puede florecer, y hay que abonarlo con los que los compañeros nos dicen, que es que hay que organizarnos. Pero la organización implica primero ver cuál es el suelo en el que esa construcción autónoma va a tener lugar.