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Argentina en las calles. Cortes de luz y ola de calor agitan el caldo de cultivo de los indignados

Clajadep :: 27.12.13

La bronca se desata

Nota del Profesor J
Para mantener el modelo los argentinos hace tiempo que distribuyen prebendas y servicios a un sector de la población, por ejemplo la empresas o empresas eléctricas, que están en manos privadas, especialmente la española Endesa, reciben fuertes subsidios estatales. Ahí no corre el libre mercado, que se retiró buen tiempo atrás para dejar el paso al modelo de asociatividad estado-mercado llamado neoinstitucionalismo, es decir, otra institucionalidad, ni estado ni mercado, sino ambos como hermanos siameses. De esa manera la empresa queda también prisionera en este caso del clientelismo estatal en el más descarado chantaje donde la empresa privada pone las platas para elegir a los gobernantes “progresistas”, apoyados por Hebe de Bonafini y Venezuela, y luego el empresariado queda temblando a la espera de que no vayan a fallar los acuerdos. Lula y el PT en Brasil hacen algo parecido, pero no son atemorizantes para el empresariado, sino “confiables”, ya que cada dos o tres meses caen algunos ministros o dirigentes del PT sorprendidos in fraganti en medio de los peores escándalos de corrupción que conoce la historia del país carioca. O sea, no hay drama con ellos, basta con asegurar “caja” para costear sus “necesidades”.

Así, para distribuir médicos de la familia o canastas populares en los países progresistas del continente, el dinero gubernamental es absolutamente mal habido, derivado de la santa alianza estado-mercado, metodología sintetizada por Joseph Stiglitz, que ganó el premio Nóbel de economía después de Milton Friedmann, cuya política fue agarrar a las patadas al estado y que no interviniese en los juegos de guerra, es decir, zapatero a tos zapatos y el mercado para los mercaderes. Este señor Stiglitz fue cabeza de la Reserva Federal de Estados Unidos, asesor principal del gobierno Carter y el ente pensante del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, es decir, estaba donde ser cruzan todos los hilos y botones de comando de la economía mundial, global, macro y micro economías del sistema-mundo. Fue él quien propuso acabar con las pugnas hegemónicas e ideológicas de si era primero el huevo o la gallina, si era prioritario el estado o el mercado y lanzó la idea genial que acabaría con las contradicciones entre izquierda y derecha en los gobiernos, ya que ambos aceptarian “administrar” el flujo, lluvia y tempestad de billetes y monedas que circulan en el punto de encuentro estado-mercado. Los gobiernos podrán ser la llave de paso que ajusta los flujos monetarios entre las posibilidades “nacionales” y el capitalismo globalizado, como por ejemplo la burocracia venezolana, que controla la llave de paso del petróleo que ingresa al flujo mundial de commodities. Hasta el mismísimo Zelaya de Honduras, un liberal de tomo y lomo, se plegó al club del socialismo del siglo XXI, que de socialista no tenía nada hasta que se desmoronó sin pena ni gloria.

No hay que sorprenderse que hoy día sea posible que el representante del empresariado colombiano pueda reunirse con el grupo estalinista de las Farc para acordar “juntos” las modalidades específicas del modelo asociativo estado-mercado para ese país, aunque como en todo proceso “negociador” que se precie, hay que cortar cabezas que molestan a la nueva paz social de la izquierda subordinada al progresismo, como Bonafini y el PC argentino colgados como garrapatas del nacional-populismo kirchnerista, o el PC chileno agarrado a las faldas de Bachelet. En el caso colombiano el chivo expiatorio resultó ser ni más ni menos que el alcalde de Bogotá, ligado a los movimientos sociales y con gran simpatía hacia las formas comunitarias y autónomas de vida en las barriadas capitalinas, que fue sancionado con 15 años de ostracismo, es decir, no podrá participar en el nuevo orden que se avecina, ya que no comulga con ruedas de carreta. Nos sospechamos que fue a pedido de las Farc, ya que el acuerdo por arriba entre ambos contempla la taza de leche necesaria para la gobernanza, además que el ex alcalde Petro siempre fue un severo crítico de la burocracia estalinista, habiendo sabido jugar durante su gobierno en el plano de las alianzas entre diferentes sectores de la diversidad, con un balance demasiado inclinado hacia la autonomía social como para el gusto de la dominación.

Los movimientos argentinos han sido astutamente envueltos en dinámicas de dimes y diretes, donde la izquierda y aún la izquierda revolucionaria, ha sido absorvida como vulgares ONGs desarrollando potentes proyectos que al final dependen del dinero del estado, tales como planes de viviendas populares o aún distribución de tierras rurales, indígenas o campesinas. Los izquierdistas, como en los demás países “progresistas”, vuelcan sus energías e iniciativas en el desarrollo de soluciones que según ellos “favorecen” al pueblo, pues resuelven problemas, asegurándose debidamente elevados salarios, automóvil y casa propia, asuntos típicos de la burocracia izquierdosa que profita en el continente y que ha abandonado los caminos del cambio profundo, como en la época guerrillera, donde el cambio radical era la orden del día y los sueños volaban alto. Hoy día en Chile, por ejemplo, son decenas de miles las garrapatas del PPD, PC, PS, PR, MAS, exMIR, etc. que se instalan a succionar el salario estatal. Los empujones en los municipios y ministerios, así como los desvíos de dineros de fondos ministeriales destinados a la salud o la educación son la manera de la re-distribución. Mientras las señoras son engatuzadas tiernamente en los barrios para votar Bachelet, estas garrapatas se soban las manos y respiran mejor, se hacen espectativas y ya programan gastos, inversiones y viajes, buena parte de ellos al Caribe, por supuesto. Es impresionante como han aumentado los viajes a Cuba con el gobierno argentino que no contribuye para nada al avance emancipatorio de los de abajo, el izquierdismo como religión obtiene prosélitos, seguidores y aún fanáticos fundamentalistas.

Las empresas eléctricas argentinas sudan la gota gorda, sufren y se pasan caldo de cabeza, sin tan siquiera imaginar lo que pasa por la cabeza de Fernández, que espera pacientemente para luego tomar medidas que favorezcan su posición y ayuden a acumular capital político para las siguientes elecciones. Mientras sectores de izquierda enarbolan carteles de gruesas letras que declaman “CRISIS”, “A LA CALLE”, “AHORA ES CUANDO” y se enfrentan gallardamente a las infames huestes uniformadas del sistema en una nueva heroica jornada sin ton ni son y algunos periodistas despistados juegan con la fecha, ya que por estos días se celebra el levantamiento que derribó el gobierno de De la Rua.

Todo esto va a servir para el gobierno justificar nuevas represas, nuevas hidroeléctricas y nuevas exploraciones de hidrocarburos para “paliar la crisis”. Ya es hora de quebrar esquemas y salirse del carrusel para organizar el empoderamiento y control territorial de comunas, barrios, localidades y regiones, retirándose del mero despliegue de fuerzas y movilizaciones, para volcar las energías hacia la autoorganización de formas de vida comunitaria que aseguren la autosustentabilidad local, la producción de alimentos y de energía por parte de la población y el desprendimiento de los lazos materiales e ideológicos de la siniestra red de los hermanos siameses del estado y el mercado con sus aliados progresistas e izquierdistas mercenarios.

Veamos la noticia:

El Espectador
El Mundo 26 Dic 2013 - 8:24 pm

Protestas en Buenos Aires
Argentina, sin luz y con calor

Frecuentes cortes de electricidad generan malestar social en el país. La presidenta Cristina Fernández no da respuestas.
Por: Daniel Avellaneda. / Buenos Aires, Argentina

Argentina, sin luz y con calor Ante la ola de calor en Buenos Aires, los ciudadanos optan por refrescarse en las fuentes. / AFP

Argentina es un infierno. Y la afirmación, lejos de parecer exagerada, resulta literal desde esa ola de calor que enciende llamas en los cuerpos de sus ciudadanos. Las temperaturas superan los 40 grados —en Loreto, Santiago del Estero, llegó a 49— y la demanda de energía colapsó el sistema eléctrico, a tal punto que los cortes de luz se sucedieron, especialmente en la Capital Federal y en el conurbano bonaerense, donde muchas familias pasaron la Navidad a oscuras y sin agua. Hasta hubo una persona que falleció cuando hacía un piquete en el medio de la calle para reclamar por la falta de suministro. Lo mató un agente de la Policía con un balazo en el pecho. Y a casi dos semanas de una sensación térmica más propia de Calcuta que de Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no entrega respuestas.

Diciembre siempre fue un mes complicado para los argentinos. Basta con remontarse 12 años atrás, cuando la convulsión social del país terminó con el entonces presidente Fernando de la Rúa huyendo en un helicóptero de la Casa Rosada. Sin ir más lejos, hubo saqueos en distintos puntos del interior del país que terminaron con una decena de muertos. Todo se produjo ante la zona liberada por las fuerzas policiales que reclamaban aumentos salariales. Y hasta se reforzó la seguridad los días 19 y 20 por rumores que indicaban nuevos desbordes. Pero el calor generó demasiados problemas.

En 12 barrios de la ciudad de Buenos Aires no funcionan 75 semáforos, los cortes de luz son pronunciados en Villa Urquiza, Caballito, San Telmo, Villa del Parque y Flores, por citar las zonas más afectadas, y hay sucesos increíbles. En Villa Domínico, provincia de Buenos Aires, hace 10 días que no tienen suministro eléctrico. Una señora de 95 años murió y tuvieron que hacer malabares para bajarla por la escalera. Ayer, los vecinos de Villa Crespo cortaron la emblemática avenida Corrientes y en Villa Lugano quemaron neumáticos e interrumpieron el tránsito en la autopista Dellepiane, que une la zona sur con el centro porteño. Y es tan fuerte el calor, que se rajó el asfalto en Morón y Castelar, Buenos Aires.

Hay bronca, indignación, llanto y muerte. El Servicio Meteorológico Nacional declaró la alerta roja. Pero el gobierno no aparece. Cristina, quien pasó Navidad en El Calafate, donde no sólo hay luz sino que la temperatura tiene una máxima de 9 grados, sólo interrumpió su silencio para desmentir al diputado kirchnerista Carlos Kukel, quien había dado a entender que la presidenta se presentaría en las elecciones del año próximo.

En todo momento, el que dio la cara —con contradicciones— fue el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, quien amenazó con quitarle la concesión a Edesur y Edenor, las empresas proveedoras, pero sólo fueron palabras al viento. Estos consorcios privados están subvencionados por el Estado, que invertirá en 2014 unos US$24 millones para sostener las compañías de luz, gas y transporte público, todas bajo la lupa por la deficiencia en el servicio. Ayer el ministro de Planificación, Julio de Vido, pidió a los argentinos un “uso responsable” de la energía. “No les pido que apaguen los aires acondicionados, pero les pido que tomen conciencia”, rogó. ¿Por qué no pidió inversiones?

Estas temperaturas incendiarias se producen, cuentan los expertos, por una masa de aire caliente que proviene del Amazonas y Paraguay, y amenazan con quedarse hasta 2014. Ya es el diciembre más caluroso de los últimos 43 años. Y como si fuera una burla macabra, en Rosario aquellos que quisieron refrescarse en el río Paraná sufrieron el ataque de “palometas”, unos peces de dientes filosos que le hicieron perder un dedo a un niño, uno de los 60 heridos que se registraron el martes.

Buenos Aires


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