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Evo Morales: ¿Defensor o enemigo de la madre tierra?

Rafael Quispe :: 11.01.14

¿Será que en Bolivia el MAS seguirá profundizando el modelo alimentario basado en la producción agroindustrial y el extractivismo depredador?

¿Será que en Bolivia el MAS seguirá profundizando el modelo alimentario basado en la producción agroindustrial y el extractivismo depredador?
¿Defensor o enemigo de la madre tierra?

Rafael Quispe Flores *

Definitivamente, el gobierno del Presidente Evo Morales va reconfigurando la política exterior del país después de una fuerte tensión sembrada en las relaciones con países vecinos y del norte, porque presuntamente se involucraban en asuntos internos que ponían en riesgo nuestra soberanía; sin embargo, asumía como modelo análogo la política venezolana y cubana intentando construir una suerte de socialismo comunitario que se distorsionó en el camino como consecuencia de la aplicación de un modelo de desarrollo neo-nacionalista y extractivista del XXI.

El doble lenguaje al que ya nos tiene acostumbrado el líder espiritual entronizado en Tihuanaku se traduce en una abierta contradicción cuando al asumir la presidencia del G-77 + China pide a sus países miembros incluir en sus agendas nacionales e internacionales 10 tareas fundamentales para superar la crisis mundial provocada por el sistema capitalista que es sinónimo de desigualdad y, de ese modo, lograr un desarrollo equilibrado entre el ser humano y la madre tierra. No obstante, debemos recordar que el año 2010 en la cumbre de los pueblos de Tiquipaya Evo habló de que “no se puede vender a la Madre Tierra”, pero años más tarde aprobó una Ley que introduce los transgénicos que modifica la política agraria en Bolivia.

Este hecho significa que la condición de la seguridad alimentaria, que se basa en la soberanía alimentaria, contradice al derecho que tienen los pueblos a decidir acerca del tipo de producción, distribución y consumo de sus propios alimentos. Sin duda que la política agraria modificada supone considerar que la producción de alimentos hoy en día no es una necesidad social sino es considerada como un negocio, por la competencia desleal impulsada desde el gobierno nacional.

Si tomamos en cuenta que las crisis económico-financieras a nivel mundial aumenta la pobreza, el hambre, la explotación y la subordinación de los estados a los intereses de los capitales transnacionales, entonces cómo entendemos la entrega de los recursos naturales no renovables a favor de las multinacionales, como sucede con la política extractivista en Bolivia donde todo el aparato productivo está en manos de las empresas transnacionales, sin darse cuenta que está ocasionando un orden social basado en la desigualdad, la explotación y el dominio sobre las personas y la naturaleza, rompiendo ese equilibrio con la madre tierra del que se habla con holgura.

La relevancia de asumir la presidencia del G-77 + China, más que mirar si es o no un reconocimiento al discurso político internacional del gobierno del presidente Morales, está en el enorme reto para nuestro país porque abre la posibilidad de plantear propuestas ante las Naciones Unidas y una serie de acciones hacia un nuevo modelo alternativo al capitalismo basado en los principios del Vivir Bien, con democracia representativa, participativa y comunitaria, tal como dijo en su discurso Morales. ¿Dónde está la ética, el respeto a los derechos humanos y el sentido de tales políticas públicas en Bolivia?

En este contexto ¿cuál será el liderazgo que impulsará Bolivia?, porque en su intervención el Presidente Morales se olvidó, por voluntad propia o por injerencia Venezolana, que él propuso ante las Naciones Unidas el año 2009 llevar la conferencia mundial de los pueblos indígenas que se cumplirá en septiembre de este año en Nueva York y de la importancia de las negociaciones en la COP–20 de Lima para lograr acuerdos que permitan evitar la catástrofe climática del planeta, cuyas consecuencias ya se sienten en el país y en otros lugares a nivel mundial.

En la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, el Presidente del Gobierno boliviano anunció su compromiso de implementar un nuevo modelo de desarrollo alternativo al capitalismo; sin embargo, durante el decálogo de su discurso al momento de asumir la presidencia del G-77 + China no habló sobre la importancia del cambio climático y sobre la evaluación de las metas del milenio (ODMs), que son “reglas de oro” para la agenda de las Naciones Unidas. ¿Será que en Bolivia el MAS seguirá profundizando el modelo alimentario basado en la producción agroindustrial y el extractivismo depredador?

Tal parece que para el gobierno boliviano el discurso ecologista no tiene importancia, porque al inicio de este grupo de las Naciones Unidas no está dando señales de transitar hacia una ruta alternativa a la ilimitada extracción de los recursos naturales que requiere de voluntad política principalmente y, para sumo, no se toma en cuenta la declaración universal de los derechos de la madre tierra y el derecho internacional vinculante como un instrumento que garantice el accionar colectivo de los pueblos indígenas.

En síntesis, el presidente del foro internacional G-77 + China del norte y del sur, debe renovar la agenda medioambiental para que todos los países miembros expresen sus compromisos de reducción de emisiones, medibles, reportables y verificables, en función al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, tomando en cuenta la deuda histórica y bajo un enfoque de equidad.

Paralelamente debe poner énfasis en lograr un acuerdo consensuado a nivel global para bajar los niveles de emisiones de contaminación haciendo una transformación paulatina de sus economías, matrices energéticas, saliendo de las relaciones económicas de competencia y acumulación, que permita realmente salir de la pobreza y resolver esas desigualdades de las que se habla.

* Coordinador político de la CAOI.


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