A Cancún llegó hoy, desde las montañas del sureste mexicano, la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y lo que arribó no fue sólo un texto escrito sino también la voz grabada de la comandante Esther, del comandante David y del subcomandante Marcos.
Son, más allá del valor que los textos tienen para los altermundistas, documentos para la historia. Y lo son porque a pesar de que muchos analistas reconocen en los Foros por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, convocados por los zapatistas en 1996, una de las semillas de las nuevas protestas sociales, ésta es la primera intervención directa de los rebeldes en el ciclo de protestas contra la globalización neoliberal que arranca con las jornadas de lucha contra la Organización Mundial del Comercio (OMC) realizadas en Seattle en 1999.
Ante un auditorio repleto de campesinos, indígenas y periodistas, el hondureño Rafael Alegría, visiblemente emocionado, explicó que su organización había recibido una carta de los zapatistas acompañada de tres comunicados y un disco compacto. ‘’Nuestros hermanos nos han pedido -dijo- que en caso de no poder escuchar la grabación quienes lo leyeran fueran mujeres'’. La concurrencia estalló en aplausos.
Fue entonces cuando Liel Núñez, dirigente rural panameña, comenzó a dar lectura a la carta en la que el EZLN agradece la invitación de Vía Campesina a participar en las jornadas de lucha y resistencia contra la OMC. Detrás de ella, una enorme manta, flanqueada por la imagen del Che Guevara, sentenciaba: ‘’Los pueblos indígenas son la esperanza de la humanidad'’.
La campaña del miedo
Sin mucha claridad en la imagen que quiere proyectar al exterior, el gobierno mexicano conduce los preparativos de la reunión dando bandazos. Por un lado, el canciller se reúne con los dirigentes campesinos corporativos, en un encuentro que parece más destinado a mostrar en un escenario su cara amable y negociadora, y departe amablemente con representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG). Por el otro, se bloquean los movimientos de quienes se oponen al encuentro, situación que se agrava porque al secretario Derbez el traje de la cumbre le queda grande.
En las zonas rurales de Quintana Roo y Yucatán se ha desatado una campaña de terror. A las comunidades de Sinache, Abala, Tecoh y varias colonias populares de Mérida, en Yucatán (por citar algunas) han llegado, de acuerdo con Pablo Duarte, coordinador estatal de UNORCA, personajes que se presentan como globalifóbicos y anuncian la inminente violencia y enfrentamientos con la policía en Cancún. De acuerdo con Rolando Valentín Benítez, algo similar ocurre en municipios como Carrillo Puerto, donde operadores del presidente municipal advierten a sus habitantes que habrá asesinatos y muertos en Cancún. ‘’No hay nada que hacer allí'’, dicen. Otros más mal informan sobre las fechas de salida de los autobuses que los trasladarán al destino hotelero. Hay quienes han llegado a decir ‘’que los campesinos son pacíficos, pero hay grupos ultrarradicales que pueden lastimarlos'’.
Este clima ha sido auspiciado por algunos medios de comunicación locales, que se regodean transmitiendo escenas de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden público, y hablan de los grandes beneficios que la OMC proporcionará al país. Varios ‘’comunicadores'’ han llamado a que el dinero invertido en alquilar transporte mejor se regale a los campesinos. Por si fuera poco, distintos retenes policiacos entorpecen el ingreso de los camiones llenos de campesinos a la entrada de Cancún.
Lo indígena en el centro
La música de la banda de Tlayacapan marcó el comienzo del Foro Indígena organizado por el Congreso Nacional Indígena (CNI). El ambiente en el gimnasio de la Casa de la Cultura se encontraba aún electrizado por la lectura de los comunicados zapatistas. La efusiva interpretación de los artistas la mantuvo viva.
Cándida Jiménez condujo el evento de integración consistente en una ceremonia combinada de ritos nahuas y mixes. Entre el humo del copal y un tapete de juncia el público pidió permiso a la Madre Tierra y le agradeció las bondades que prodiga, pues ‘’nada podemos hacer sin agradecer'’. Cándida explicó que era el momento de reflexión sobre la relación con la tierra, ‘’la que nos da la vida, nos da de comer y nos cobija cuando morimos'’.
De inmediato la reunión se transformó en un acto de convergencia entre Vía Campesina y el CNI, acercamiento nacido de razones profundas. Al necesitar la uniformidad de los mercados, el libre mercado ha provocado, también, que sus víctimas refuercen y recompongan, como parte de su estrategia de sobrevivencia, su identidad. En muchos aspectos, indígenas y campesinos son casi sinónimos y las políticas de la OMC han hecho que sus demandas sean las mismas: tierra, producción, crédito, soberanía alimentaria, autonomía.
Otra vez, Rafael Alegría, coordinador de Vía Campesina, se encargó de señalarlo con claridad citando a José Martí, de la misma manera en la que hizo evidente cuál era una de las más poderosas fuerzas motrices que animaban la naciente convergencia, al entregar a Juan Chávez los comunicados del EZLN. Don Juan, el purépecha representante del CNI que habló en el Congreso de la Unión durante la marcha del color de la tierra, realizó la mayor señal de respeto que pudo haber efectuado: se quitó el sombrero que, según aseguran medio en broma algunos de sus más cercanos compañeros, no se quita ni para dormir. Alberto Gómez remató el acercamiento al decir a los indígenas reunidos: ‘’muchas gracias por darnos esta oportunidad, muchas gracias por permitirnos ser sus hermanos y hermanas'’.
Esta naciente convergencia dará un paso más durante la marcha del 10 de septiembre. La manifestación será encabezada por un grupo de ancianos que buscará convencer con su sabiduría a la Policía Federal Preventiva de que permita el paso del contingente.
Se presentará, además, la Declaración de Cancún, que en su fase de borrador llama a luchar por cinco puntos básicos: fuera la agricultura de la OMC, soberanía alimentaria, no a los alimentos transgénicos, reordenamiento de mercados y rechazo a los esquemas de propiedad intelectual sobre todas las formas de vida. Se hará, también, un llamado a las fuerzas sociales en la búsqueda de un reordenamiento alimentario mundial.
Lo que definitivamente no se hará durante la protesta es entregar alguna demanda o propuesta al gobierno mexicano o a la OMC. Si su reunión ministerial agoniza antes de empezar y las iniciativas de la gente no cuentan ¿para qué crear la ficción de que algo puede resolverse en su interior?