El movimiento municipalista se debe entender como una manera para quitarle poder a las instituciones y devolvérselo a los movimientos
Algunas preguntas para avanzar la experiencia “Municipalia” y eso de ganar Madrid
Por Fundación de los Comunes
1. Municipalia ha supuesto un subidón de energía y alegría política para quienes hemos podido impulsar el espacio y, por las sensaciones que nos llegan, para quienes han participado en el encuentro. Es realmente algo inusual ver a 400 personas de muy distintas procedencias políticas sentarse a conversar sobre la dimensión municipal y abordar cuestiones que hace tan solo cuatro meses eran casi un tabú. Hablar de organización en clave municipal, de la creación de un programa común de democratización de las instituciones cercanas, de requisitos básicos para candidaturas electorales es algo que no formaba parte de nuestro lenguaje.
Pero para no quedarnos solo con la imagen más alegre y complaciente del encuentro es necesario apuntar también la necesidad de una apertura inmediata precisamente a esas diversísimas composiciones de lo organizado de la ciudad, de forma que puedan incorporarse al proceso en pie de igualdad. Y es preciso reconocer también que 400 personas (en su mayoría activistas) tienen (tenemos) el desafío de derribar sus (nuestras) propias fronteras para hacernos capaces de construir un diálogo a escala social. Al menos con esa parte enorme de la sociedad madrileña que tiene un deseo de participación.
2. Vayamos a las preguntas. La primera cuestión que se abre de aquí a los próximos meses tiene que ver con la composición conjunta de dos pulsiones que laten en la apuesta Municipalia desde el principio. Una sería la que tiene como objetivo principal la construcción de un movimiento municipal que exceda la dimensión misma de la institución; la otra tendría su centro en la definición y construcción de candidaturas democráticas para ganar electoralmente la ciudad. La cuestión no es tanto elegir entre una posición u otra, sino pensar qué puntos de cruce existen entre ellas y cómo pueden componerse en común. ¿Cuáles son los espacios en los que dichas candidatura se cruzan, se reconocen, se mezclan con su “afuera”? ¿Dónde puede ese espacio municipalista componerse, crear institucionalidad y convertirse en un agente de diálogo social y de producción de contenidos y prácticas? ¿Cómo poner todo ello en relación?
3. Otro elemento importante a resolver es la relación con las apuestas de corte electoral que quieren participar del espacio y construirlo como lugar de confluencia. ¿Cómo descentrar nuestras propias posiciones comunes? ¿Cuáles son las formas concretas de articulación y relación entre las distintas fuerzas políticas? ¿Se trata de componer un espacio de relación entre candidaturas y movimiento o más bien de disolver las distintas apuestas particulares en un proyecto común? Cuando hablamos de que las distintas organizaciones “se disuelvan” en espacios nuevos tenemos que pensar que, en todo caso, eso es un proceso gradual y siempre incierto que empieza en todo caso por llegar a una serie de acuerdos. ¿Cuándo y cómo se llevan a cabo dichos acuerdos? Municipalia no es hoy un lugar hacia el que los partidos tengan obligación alguna de mirar y en este sentido es perfectamente posible que se hagan muchas declaraciones de confluencia para luego pasar a una completa incomprensión colectiva al hablar de en qué lugar concreto se plantea dicha confluencia. Todo eso es complejo y tiene aristas difíciles (y aburridísimas) de gestionar de manera colectiva. Solo un ejemplo: en la lista de una coalición solo una de las fuerzas de la misma se queda con los recursos derivados de obtener representación. La democracia es, sin embargo, discutir mucho, discutirlo todo, preguntar, llegar a acuerdos e imaginar soluciones que no estaban previstas.
4. De la misma forma hay que pensar qué relación establece el proyecto con su afuera. Porque siempre hay un inevitable afuera. ¿Cómo construirlo sin cerrarlo? ¿Cómo avanzar en el reconocimiento de estructuras nunca antes reconocidas y que ese reconocimiento no las neutralice? ¿Cómo componerse con quien forma parte de lo social pero no comparte o simplemente no le interesa la apuesta? En los últimos años hay que reconocer también que ha sido en ese afuera de “lo organizado” donde se han producido las mayores innovaciones, las mejores intuiciones. Las estructuras pesadas del viejo activismo (se nombre como se nombre) hemos tenido enormes dificultades para traducir las nuevas prácticas sin parasitarlas (o muchas veces nuestras injerencias han terminado por matarlas). Igualmente dichas prácticas han encontrado límites, techos organizativos para los que no hemos sido capaces de dar soluciones comunes.
5. En este conflicto de los tiempos, en esta temporalidad de la urgencia se ha impuesto a veces una construcción perversa de la pragmática. Una construcción que a veces, creo, hemos aceptado sin cuestionar su base. Ser pragmático sería entonces abordar la urgencia del proyecto y preocuparse de construir la mejor arma para ganar pero no hacerse cargo de la victoria hasta el día siguiente. Por contra, no ser pragmático sería preocuparse antes del método que del arma, de la socialización y la escucha antes que de la producción de sentido, etc. Hay límites en todas estas posiciones. Quizás se trata solo de ponerlas a hablar para ver qué reconocen cada una de la potencia de la otra. Qué imaginación estalla.
Los momentos apasionantes son los que abren un cierto vacío. El vacío es eso que abre la posibilidad de que pase otra cosa. Para que pase alguna otra cosa tenemos que salir de nuestras propias cabezas y reconocer algo de potencia en las cabezas de las y los otros. Eso nos cambiará. Es imposible que no lo haga si escuchamos atentamente. Entonces quizás la diferencia entre ganar y no ganar pasa, primero, por estar dispuestos/as a cambiar y hacer las cosas que nadie espera que hagamos.
Estar, pues, en otro sitio. Y si ese sitio es lo suficientemente grande y cabe la suficiente gente… Igual eso es ganar Madrid.
[P.D. Justo hoy, el nombre provisional Municipalia se ha convertido en Ganemos Madrid, cuya web ya se puede visitar en: http://ganemosmadrid.info/]
Guillermo Zapata
Movimiento por la Democracia-Madrid @mareademocracia
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Propuesta inicial: Movimiento municipalista
14/07/2014
PROPUESTA DE DOCUMENTO PARA EL GRUPO DE MOVIMIENTO
En demasiadas ocasiones el imaginario del asalto institucional se ha confundido con la pura tomadel poder. Lejos de esta imagen, cualquier movimiento municipalista que quiera tener presencia institucional debe considerar su papel en el sentido contrario. El movimiento municipalista se debe entender como una manera para quitarle poder a las instituciones y devolvérselo a los movimientos.
Entendemos por movimientos tanto aquellos actores organizados, ya conectados a redes políticas y de reivindicación, como todos aquellos y aquellas ciudadanas que no están organizados en ese sentido y que quieren conectarse a través de otros muchos niveles de participación u organización puntuales.
Para muchos y muchas tomar las instituciones, llegar a tener presencia en ellas, incluso
mayoritaria, no tiene sentido si esa presencia, si ese asalto no está acompañado por la idea de tomar la ciudad. Nos referimos a la posibilidad de articular democráticaticamente mecanismos
concretos de toma de decisión que obtengan una traslación concreta y efectiva en los órganos de gobierno. Tomar la ciudad significa que la ciudadanía organizada y no organizada pueda dar
cumplimiento a la idea de que los y las representantes políticos han de mandar obedeciendo.
Semejante mandato sólo podrá cumplirse si desde las instituciones se es capaz de comprender los diversos niveles de organización política, las redes, las formas de expresión y agregación que se articulan en nuestras ciudades.
Se trata de pensar un sistema institucional que toma una forma más cercana y extensa, mucho más permeable y flexible de lo que hemos conocido hasta ahora. Nos referimos a un proceso de descentralización institucional (metropolitano, distrital, barrial) capaz de construir sistemas de participación y toma de decisiones en ámbitos analógicos y digitales que lleguen al conjunto de la ciudadanía. La efectividad de este sistema de construcción institucional en un plano más microsocial sólo puede tener éxito si se abre un enorme proceso de mapeo y consulta que permita identificar con la mayor precisión posible cuales son los actores y movimientos identificables en la ciudad. Aunque esta cartografía sería insuficiente si no se tomasen en consideración sistemas de extensión y encuentro con la mayor parte de la ciudadanía.
Debemos ser conscientes de la complejidad de este mapeo, pues su función no sería sólo la de acercarse a un conocimiento certero de la realidad social de una territorio, sino que su objetivo sería el de testar como se pueden construir múltiples formas de conexión entre la ciudadanía y las instituciones. Mecanismos de toma de decisión, auditoría y fiscalización de las políticas públicas que -en forma de mandato- obliguen a que cualquier cargo político se ciña al cumplimiento de estos mandatos.
Podemos decir que el sistema de participación tomaría, desde ese momento, la forma de un
contrato que cualquier cargo político debería firmar antes de ocupar puestos de responsabilidad.
Todo cargo político tendría que comprometerse con un sistema ético que en forma de carta de responsabilidades detallase tanto los compromisos adquiridos como las consecuencias que tendrían su incumplimiento.
Con el objetivo de delimitar cuales serían las formas de organización de las áreas centrales de esta relación se tendrían que establecer dos líneas de actuación. La primera tiene que ver con la participación sectorial, a través de áreas temáticas o de especialización concretas. La segunda, se centraría en las formas de participación territorial, donde se articularían sistemas que se centrasen en la escala distrital y barrial. En este sentido, la práctica de relación entre movimientos-ciudadanía-instituciones debería tener algunas áreas preferentes de trabajo relacionadas con cuestiones políticas centrales. Estas áreas
son las relacionadas con la organización de los sistemas de participación, la ordenación del territorio y el medio ambiente, las cuestiones relacionadas con el cuidado de las personas y los sistemas de bienestar, la cuestión del acceso a la vivienda y a espacios comunes y la cuestión de la economía y el trabajo.
Por último, consideramos necesario que estas formas de relación entre movimientos, ciudadanía e instituciones se construyan respetando tanto la autonomía de los diferentes actores sociales como los mecanismos de autogestión y autogobierno de los distintos movimientos. Esto quiere decir que se debe ser especialmente vigilantes y cuidadosos para huir de mecanismos de subcontratación y
clientelismo, de tal manera que el criterio de reparto y distribución del poder y la gestión primen como forma de relación democrática y transparente en sistemas descentralizados y donde tengan cabida y participen diversas formas institucionales públicas y ciudadanas.
Posibles líneas de trabajo para segur avanzando:
Plan de Urgencia:
-Participación- presupuestos participativos
-Vivienda-propuestas de la PAH
-Espacios Sociales-Centros Sociales
-Cuidados y Bienenstar-Grupos feministas+mareas
-Trabajo-Cooperativismo-REAS