¿Por qué hoy este gobierno que se proclamó indígena está interviniendo, intentando dividir y debilitar a una organización indígena, la más digna e importante de Bolivia: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ)?
CONAMAQ: la dignidad originaria del pueblo boliviano ante el mundo
Verónica Ardanaz
En las encrucijadas del proceso de cambio, un reportaje exclusivo a Tata Walberto Baraona, desde su resistencia en La Paz, tras 29 días de vigilia en la sede de su organización, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).
“Aunque difamados seguimos en resistencia, como hemos resistido más de 500 años,
ahora vamos a resistir más de mil años, es muy clara nuestra resistencia,
los partidos políticos van cayendo, pero nuestra organización nunca se va a acabar,
solamente se va a renovar, en años y años, líderes nuevos asumirán,
para continuar la lucha ”
Tata Walberto Baraona
Curaca Mayor de la nación Qhara Qhara, de Chuquisaca y Potosí
Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ)
reportaje[1] a raíz de la intervención del Gobierno Boliviano
de la sede de la originaria en La Paz.
No es fácil escribir esta nota. Como trabajadora de la cultura y parte del pueblo que está luchando todos los días por una sociedad digna, hacia la unidad de Nuestra América, acompañé por entero el histórico proceso de cambio boliviano de estos años, y me emocioné profundamente cuando Evo Morales asumió en Tiwanaku, como primer presidente indígena de América, haciendo visibles ante el mundo, a los nuevos sujetos políticos, en la vanguardia de los procesos sociales del continente: los pueblos originarios. Pueblos que atesoran un nuevo paradigma civilizatorio fundamental para construir una sociedad no alienada que trascienda el capitalismo, como también lo analizan importantes pensadores antimperialistas de reconocimiento internacional, como Boaventura de Sousa Santos y Adolfo Colombres[2].
Po eso, ante los recientes hechos de violencia política y simbólica del gobierno boliviano, de intervención a la oficina del CONAMAQ en La Paz, donde hemos visto que en días de Navidad, igual que al Cristo por nacer, a hombres, mujeres y niños originarios se les cerraron las puertas, durmiendo a la intemperie y bajo el agua, haciendo huelga de hambre, arriesgando su vida para custodiar sus legítimos derechos, necesito hacer públicas estas preguntas incómodas que deshojan y desnudan una verdad que duele:
¿Por qué hoy este gobierno que se proclamó indígena está interviniendo, intentando dividir y debilitar a una organización indígena, la más digna e importante de Bolivia: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ)?
¿Qué está pasando hoy en Bolivia con el denominado “proceso de cambio”?
¿Estamos escuchando verdaderamente a la vanguardia del continente: los hermanos originarios?
¿Se transformó el estado en un espacio diverso y sensible a los territorios y las autonomías reconocidas en la nueva Constitución?
En esta encrucijada de América, ¿estamos vislumbrando una nueva traición a la digna historia que nos merecemos, luego de tantos logros por la dignidad indígena que tan valientemente llevó adelante Evo Morales?
EL CONAMAQ ES LA DIGNIDAD ORIGINARIA DEL PUEBLO BOLIVIANO ANTE EL MUNDO, no se puede desmetir.
El CONAMAQ es la organización de pueblos indígenas de los Andes, inspiradores principales de este valiente proceso de cambio. Sin embargo algo grave está pasando en Bolivia, evidenciado especialmente a partir de la represión en la VIII Marcha por el TIPNIS. ¿Las autoridades políticas del gobierno boliviano están asumiendo la plena responsabilidad para la cual fueron elegidas democráticamente por el pueblo soberano? ¿Se escuchan realmente en los medios de comunicación las otras voces, el pensamiento de las bases de los pueblos originarios de Bolivia? Con todo el bombardeo mediático y monopolizado de la información, ¿podemos sensibilizarnos para construir una nueva historia en América? Abrir un nuevo espacio en los medios para estas voces de la diversidad es una batalla cultural fundamental en nuestro continente.
A continuación, comparto un reportaje exclusivo a Tata Walberto Baraona, Curaca Mayor de la Nación Qhara Qhara, una de las naciones originarias protagonistas del proceso de reconstitución de los ayllus, luego de 500 años de fragmentación del territorio, sus comunidades, su espiritualidad, su economía, su vida cotidiana. Los Qhara Qhara de Chuquisaca, han sido parte del Ejército de Leales de Juana Azurduy, a quienes todavía no se les hizo el debido homenaje: con el sacrificio de su sangre se logró la independencia de Bolivia y Argentina, territorios que hace 200 años, tenían otros nombres y estaban unidos.
La voz del Tata Baraona no es una más. Este joven y destacado líder, con un admirable camino de lucha y sacrificios, fue Mallku de Medio Ambiente del CONAMAQ, protagonista en las marchas por la defensa del TIPNIS y testigo de la represión en la VIII Marcha, en Chaparina.
Tuve el privilegio de ser invitada el año pasado por Tata Baraona a compartir junto a el CONAMAQ, una jornada de capacitación por el derecho constitucional a la autonomía, organizada por la Defensoría del Pueblo del Estado Plurinacional del Bolivia y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde constaté que el gobierno no está facilitando el cumplimiento de las autonomías indígenas originarias en el territorio, tal como establece la nueva Constitución Plurinacional. También fui testigo del esfuerzo genuino de CONAMAQ por sostener el proceso de cambio, la creciente participación de las “Mamas”, mujeres indígenas liderando una nueva visión de la lucha. Al finalizar la jornada, se llegó a la conclusión de que continúa en el imaginario de la sociedad boliviana el concepto de que el indio es el atraso, mientras que el municipio y el sindicato es el progreso, una dualidad del siglo XIX, que no ha sido superada. Ante esta realidad, el CONAMAQ propuso construir: “una sociedad indígena originaria contemporánea, una economía del ayllu, realizar un cruce entre los valores originarios y el mundo contemporáneo para disminuir el individualismo y llegar a construir el sumaj camaña”.
Y también fui invitada por Tata Baraona a vivir el año nuevo andino en su comunidad de Pojpo, y conocer desde dentro el proceso de cambio[3]. Hemos compartido lo que hay y lo que no hay, vivimos el hambre, el sueño grande, el tiempo profundo de la historia, la belleza desconocida de su territorio, la dignidad de su verdad, las dificultades para llevar adelante sus proyectos y que los jóvenes puedan forjar su mañana, desde una educación intercultural propia.
Si usted quiere saber lo que es un pueblo originario, no sea cómodo: vaya a su territorio, viaje horas apretadito en sus camiones, camine por las cheqanchadas, sienta el pulso de la política en sus mercados populares, duerma en su casa y en su cama, coma su comida comunitaria, baile las danzas ancestrales hasta que el cuerpo se le rinda, tome chicha y el agua de sus vertientes maravillosas, llore de amor y de dignidad junto a ellos, vaya a una marcha y sienta la indiferencia en las ciudades, sienta la coca como el alimento primordial, siembre una semilla de maíz como se sueltan los hijos a la vida, espere desde el alma el nacimiento del sol, challe a la Pachamama, sienta sus Apus en el centro del pecho como un corazón más, sienta en la respiración la fuerza de una anata, sienta en los músculos, en la médula de los huesos, la resistencia de un pueblo que va a morir por su verdad. Escuche al Tata Segovia, que dice: “no nos van a doblegar nunca, porque sería una traición a nuestros padres, a los líderes que han muerto en la pelea”. Abrace al Tata Montoya, hombre impecable, de largas luchas durísimas, luego de quebrarse en lágrimas, pero resistir hasta las últimas consecuencias, tras ser presionado para que renuncie a la única banca de pueblo originario en el Municipio del Concejo de Poroma. Después de que haya recorrido, visto, sentido, vivido, abrazado, si quiere, nos sentemos a analizar la realidad histórica y política, y hagamos teorías y estrategias. Pero la verdad de un pueblo ancestral es lo primero en este proceso de América y se encuentra en sus territorios de sólo estar, en la dignidad incuestionable de su historia, su pensamiento y su vida cotidiana.
-Tata Walberto Baraona, ¿podría contarnos el motivo de la resistencia en la sede de CONAMAQ, en La Paz?
TWB: Cuando ganamos en la lucha para cambiar las leyes del estado colonial a un estado plurinacional con la nueva constitución política del estado, el gobierno de Evo Morales sale como gobierno y decide entregar sedes a las organizaciones del Pacto de Unidad, que eran cinco principales, son las organizaciones grandes a nivel nacional. Nosotros hemos pensado que nos estaban entregando de buena fe, en ningún momento habíamos pensado que nos estaban entregado de mala fe, como ahora lo está haciendo. En ese momento Evo Morales vino a ofrecer la oficina para que funcione la organización. Pero cuando no hemos apoyado al gobierno, hemos dicho: quien sea el gobierno, nosotros jamás vamos a ser sumisos, cuando se hagan las normas y las leyes sin respetar a los pueblos indígenas, sin respetar a la sociedad civil. Entonces se ha ido contra nosotros, cuando nosotros seguimos con nuestras actividades, el gobierno ha mandado a un grupo de choque, que son sumisos al gobierno, que son parte de la organización sindical, para decirle que en el CONAMAQ ya no hay otros. Por eso nosotros rechazamos, con condiciones, cualquier proyecto que se quiera entregar. Porque el gobierno no ha sacado la plata de su bolsillo, no es el sudor de él, sino, que ese dinero que se ha invertido para comprar las sedes, es el dinero del pueblo, no de Evo Morales.
Nuestra sede habíamos tenido siempre desde más antes. Es una casa de todos los pueblos indígenas. En nuestra sede hacemos nuestras reuniones, determinamos las resoluciones, los problemas internos los solucionamos dentro de nuestra sede, no podemos discutir en la calle. En nuestra oficina tenemos nuestras normas, la personería jurídica, nuestras leyes, por eso es la importancia de nuestra sede, y eso el gobierno nos quiere sacar.
Ahorita estamos en nuestra sede, adentro están nuestros hermanos en la oficina, pero no podemos pasar la puerta, ni de adentro pueden salir y los que estamos aquí afuera tenemos que estar aquí afuera nomás, entonces es una tranca, es una pared que nos coloca el gobierno diciendo que estoy “resguardando a los indígenas para que no se peleen”. Pero aquí, ¿con quienes nos podemos pelear? Sólo nos vemos con los policías y con CONAMAQ verdadero.
En primera instancia es el gobierno el responsable de intentar dividir al CONAMAQ, es el Ministerio de gobierno de Evo Morales (a cargo de Carlos Romero). Ellos han invertido plata, toda la fuerza, todo el tiempo. Mientras que en CONAMAQ las legítimos autoridades somos nosotros, desde la anterior gestión, y ahora la nueva gestión con el cambio de autoridades. Al gobierno no le gusta que nosotros tomemos nuestras decisiones, eso no le gusta, al gobierno le ha gustado que todos sean jallalla, a lo que está haciendo. Pero el CONAMQ, es un gobierno indígena originario de su territorio y de sus bases y jamás será sumiso ante ningún gobierno.
Desde el 2010 hemos dicho al gobierno que respete su mismo discurso cuando estaba haciendo campañas políticas para asumir como gobierno, entonces decía: “si me equivoco, díganme, entonces yo me voy a corregir”. Desde 2010 le hemos dicho: no violes la constitución política del estado, haremos el verdadero cambio. Desde ahí ha intentado dividir e intervenir (al CONAMAQ), hasta hoy hemos aguantado y seguimos aguantando. Ha invertido harta plata, mucho tiempo para intentar dividir al CONAMAQ, pero no le ha dado resultado, entonces, eso es lo que hace el gobierno.
Como autoridad nuestra responsabilidad es luchar por nuestros derechos indígenas, de la tierra y el territorio, la responsabilidad es administrar el territorio, la responsabilidad es estar junto a nuestras bases en cada territorio que existe, para poder decirle al gobierno que no vamos a ser sometidos.
(Destacamos las recientes declaraciones de la Arquiri Apu Mama T’alla del CONAMAQ, Nila Rojas, a la Red Erbol: “Nosotros invitamos muy respetuosamente al señor Presidente (Evo Morales); si quiere que le devolvamos la sede, que lo habrá comprado con su dinero por eso es que reclama, entonces que venga y nosotros muy respetuosamente le entregaremos la llave. Nosotros no peleamos por una oficina, sino simplemente por el derecho que nos corresponde como bolivianos, como originarios, el respeto a nuestro autogobierno, que nos deje gobernar, que no se entrometa en el CONAMAQ”)[4].
¿Cómo es la situación actual del proceso de cambio en Bolivia?
TWB: El proceso de cambio ha sido comenzado con los pueblos indígenas, no por los partidos políticos, eso tiene que ser claro. Hemos hablado para cambiar el estado, de un estado neoliberal, a un estado plurinacional. Así hemos logrado sacar una nueva constitución política del estado, para estar dentro. Esa nueva constitución fue elaborada por la participación de los pueblos indígenas originarios, para tener respeto ante toda la población. Y eso era el proceso de cambio. Pero ahora el gobierno dice que está en el proceso de cambio, pero es falso. El proceso de cambio no era llegar al gobierno y hacer todo lo que da la gana, sino que era cambiar las normas que nos someten ante los políticos, eso era cambiar para nosotros, y ese cambio era poco a poco, tampoco era de golpe, eso se llama el proceso de cambio. Dice el gobierno ahora que está en el proceso de cambio, pero es mentira, sino, las mismas estructuras que está manejando el gobierno, son las mismas de los neoliberales de aquellos gobiernos que han gobernado por siempre. Entonces para nosotros, en este momento, con este gobierno, no hay proceso de cambio.
El gobierno no respeta ni la Constitución ni la Ley de Autonomías. Solamente quiere poner encima de las otras cosas un poncho, pero eso no es la autonomía verdadera. Por eso no hay hasta el momento en Bolivia un territorio que haya sido declarado verdaderamente autónomo, no existe.
En aquellos momentos nos hemos articulado entre las tierras bajas y las tierras altas y la sociedad civil y muchas organizaciones, y ahora de vuelta tiene que haber una articulación con una verdadera lucha para poder cambiar el estado.
Nos daremos cuenta, en este momento, con tanta lucha, con tanta fuerza, con tanta sangre hemos cambiado por lo menos la constitución. Nos daremos cuenta, todos los pueblos de Bolivia, hombres y mujeres, que el gobierno no está respetando por lo que hemos luchado hace mucho tiempo. Por eso pensaremos, analizaremos, para no ser sumisos ante ninguna organización política, para que nos humillen, para que después nos echen la culpa hacia nosotros, la responsabilidad (del proceso de cambio). Tenemos que buscar el verdadero camino, con nuestros propios líderes, que ya no sean sumisos ante ningún político, sino sean un corazón, para enfrentar en cualquier instancia, sea nacional, departamental, en los municipios, para que puedan cambiar, para que tengan esa voz de mando como autoridades, no sean humillados, para que se hagan respetar. Por eso nos daremos cuenta en las próximas elecciones que tenemos que cambiar este sistema. ¡Jallalla!
Para muchos de nosotros que nos sentimos parte de una sola patria continental, amamos profundamente al pueblo boliviano. Por la belleza heroica de su gente y su historia, por su cultura ancestral, su humanidad entera, su dignidad avasallante y por su verdad incuestionable que emerge radiante en uno de los procesos históricos más importantes de América del siglo XXI y en más: el denominado “proceso de cambio”. Esas bases reales, indígenas originarias de América en Bolivia, después de 500 años de resistencia a la colonia y a la república, se ponen de pie, junto a ciudadanos lúcidos que no han perdido su identidad y memoria como pueblo, y han propuesto un nuevo modelo de estado: plurinacional, una democracia ampliada representada en autonomías para cambiar las reglas perversas del capitalismo y extender desde sus comunidades otro modelo de desarrollo con inclusión y sustentabilidad, otra sensibilidad con la vida y la Madre Tierra, el Vivir Bien[5]: otro modo de relacionarnos como seres humanos en comunidad, otro modo de sentir y vivir los territorios. Con mucho -MUCHO- sacrificio, amor por la dignidad, organización y lucha de estas bases, nace la reconstitución de los territorios indígenas de los ayllus a partir de los 90, hasta la actual Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, la Ley Marco de Derechos de la Madre Tierra, (un nuevo paradigma para el mundo entero), junto a cientos de nuevas leyes antidiscriminación, descolonización, antipatriarcales, etc. Pero especialmente, lo revolucionario es el indígena originario como sujeto político y a la cabeza de los procesos de liberación y cambio no sólo de Bolivia, sino de todo el continente americano y del mundo. Ningún gobierno progresista de América puede arrogarse la autoría de ningún proceso, si no, mas bien, sentirse orgulloso de haber podido escuchar bien y llevar adelante la lucha legítima de los pueblos originarios y los movimientos sociales de base.
Que el gobierno boliviano, donde depositamos las esperanzas, rectifique el rumbo con humildad y firmeza, no descuidemos las oportunidades de la historia.
¿Por qué hay que repetir la cíclica y conocida historia de las traiciones en nuestro continente? Esta situación me recuerda a Sísifo, ese mítico personaje occidental profundizado por el sensible poeta Albert Camus, para entender el fatalismo de los procesos sociales de liberación. La historia es así: Sísifo, castigado por los dioses, es condenado a llevar una pesada piedra a la cima de una elevada e inaccesible montaña. Cuando llega tras tremendo esfuerzo e inhumano sacrificio, los dioses se la tiran nuevamente al valle, y Sísifo repite el castigo una y otra vez, sin fin. ¿Cómo es posible que Sísifo acepte el sinsentido de repetir el brutal castigo, de permitir el cinismo e insensibilidad de los dioses, cómo no luchó por liberarse? Eso pasaba porque Sísifo perdía la memoria, que es la condición de lo sin vida, Sísifo perdió el origen, la fuerza seminal de la historia y su dignidad, y queda encerrado a repetir un pasado histórico sin creación: aceptar el fatalismo de los explotados. Hermanos: rompamos el círculo de la historia, no repitamos las traiciones al destino grande que nos aguarda en esta encrucijada de Bolivia y del continente: rompamos el miedo a construir una nueva sociedad diversa, seamos profundamente creadores de la mano de los hermanos originarios, para la segunda y verdadera independencia en Nuestra América, ésa que anida en nuestros sueños de libertad y nos define. Construyamos una civilización nueva, con las armas de la memoria y la conciencia.
Por Verónica Ardanaz, poeta, realizadora documental y gestora cultural de Salta, Argentina.
Camarógrafos del reportaje: Julio Lazo y Rodrigo Rodríguez Calderón, del Foro Boliviano sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade).
[1] Camarógrafos en La Paz: Julio Lazo y Rodrigo Rodríguez Calderón, del Foro Boliviano por el Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade).
[2] Colombres, Adolfo. América como civilización emergente, Casa de las Américas, 2001.
[3] Para mi presentación ante la comunidad, Tata Walberto lo hizo de la siguiente manera: “la hermana Verónica viene del Qollasuyu, de Argentina; ella está invitada a compartir con nosotros porque todos somos una sola sangre ¡Jallalla Qollasuyu!”.
[4]http://www.erbol.com.bo/noticia/indigenas/08012014/mama_talla_del_conamaq_devolveremos_la_sede_evo
[5] El Capítulo Boliviano de Derechos Humanos, define el Vivir Bien, como: “nuevos paradigmas o esfuerzos por concebir nuevas formas de armonizar las necesidades materiales, espirituales, individuales, colectivas, en equilibrio con la naturaleza y con los otros seres humanos”.