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La inconveniencia del extractivismo para nuestro continente

César Padilla :: 25.07.14

La inconveniencia del extractivismo para América Latina

Ponencia de Cesar Padilla, investigador del Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (OCMAL), durante el seminario Tramas y Mingas para el Buen Vivir, desarrollado entre los días 9 y 11 del pasado mes de Junio en Popayán - Cauca; en el marco de la Minga (mesa) de Vida y Resistencia.

América Latina comenzó un proceso de reactivación de la minería en el año 1995, donde empiezan a aterrizar empresas mineras que se establecieron en la región y eso tuvo varios efectos. Un efecto es que cambiaron algunos procesos en los países en los que ya eran tradicionalmente mineros como Perú, Bolivia, Chile, México tal vez. Pero tuvo un efecto mucho más importante y es que los países que no eran tradicionalmente mineros, se incorporaron a la minería. O por lo menos, los focos de las transnacionales canadienses se centraron en esos países para empezar a hacer nuevas explotaciones.

Eso era muy grave porque los países tradicionalmente mineros ya sabemos lo que es la minería, en los no mineros, no. Por ejemplo, en Colombia se sabe mucho de minería de carbón, pero todavía va a tener que saber mucho más de la minería metálica. Entonces, en ese proceso comenzamos a articularnos entre los diferentes actores que estábamos viendo ese ‘aterrizaje’ masivo de la minería canadiense como una amenaza. Además venían con un discurso bien interesante, ya no era la minería tradicional, esa que se caracterizaba por la contaminación de los ríos, por esos humos que salían por las grandes chimeneas al fundir los metales, no. Esta era la ‘minería limpia’ y eso desconcertó a muchas comunidades. Gente que era crítica a la minería o estaba sufriendo la minería tradicional antigua, pensó “bueno, puede existir una minería limpia. Entonces había que darles una oportunidad”. Esa oportunidad dio muy poco porque muy pronto se descubrió que esa minería no era limpia, ni ambientalmente, ni socialmente.

Al mismo tiempo que comenzaron a desarrollarse los proyectos mineros en la región, comenzaron las críticas, comenzaron los procesos de resistencia y comenzaron los conflictos. Y en ese proceso de generación de conflictos es donde nosotros consideramos (entre los diferentes actores que estábamos en los diversos países de la región) la necesidad de generar una mayor articulación para poder conocer más ese nuevo proceso y desafío que se nos estaba planteando sobre la minería. Entonces, ya una vez develado que esta nueva minería no era minería limpia sino una con una careta, y que el efecto era el de cualquier minería; vimos que cada derecho que se le otorga a una empresa minera es un derecho que se le resta a una comunidad. Y los principales derechos restados a las comunidades son: el derecho al territorio y el derecho al agua.

Obviamente eso generó un rechazo creciente en la región. Y diría, por ejemplo que hay una cantidad de proyectos mineros, calculo más de 50mil millones de dólares paralizados porque no tienen licencia social, no son aceptados por las comunidades de esos sectores. Y es bien interesante porque los especialistas en el tema minero que escriben para el Northern Miner, u otras revistas especialistas en minería de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, etc., han descubierto que la minería está sufriendo dos enfermedades importantes. Una enfermedad tiene que ver con el aumento de los costos de producción. ¿Por qué estos aumentos? No se deben a que se le esté pagando más a la gente, no es porque se esté invirtiendo más en tecnología para proteger el ambiente. Se debe a que, como cada vez hay menos minerales hay que mover mucha más roca para obtenerlos y en el oro eso es impresionante. Y esa es una enfermedad que está hoy día afectando a la lucha minera porque el gremio minero no puede desarrollarse.

Hoy en día, las famosas empresas Junior que son las que hacen los proyectos, hacen que se aprueben ambientalmente y luego se vendan a las empresas grandes para que estas los exploten, (porque las chicas no tienen dinero para hacerlo); están cambiando de rumbo, están a punto de desaparecer. Y últimamente están empezando a trabajar en el uso medicinal de la canabis. Eso están haciendo estas empresas que durante décadas han estado buscando minerales sobre el planeta. Ya no es negocio, están quebrados.

Pero, la otra enfermedad de la que sufre la minería es la falta de licencia social. Ya no es como era hace 10 o 15 años, imponer un proyecto en un territorio y Colombia es un tipo de esto. Es grande el listado de territorios donde hay proyectos millonarios, aquí se nombran sólo algunos de ellos: Conga: 5’800 millones de dólares; Pascua Lama 8’500 millones de dólares. Sólo para mencionar dos, hoy no son viables porque la gente no los quiere minería en sus territorios.

Pero esto ha tenido también una respuesta por parte de los movimientos. Siempre que he tenido este tipo de conversaciones, me pregunto: Cuántos espacios como estos, donde hablamos de la minería como un problema y cómo resolvemos ese problema, desde los derechos de las comunidades; ¿Cuántos más se están realizando a nivel mundial en este momento? ¿Diez, veinte, treinta? Pero también me pregunto, ¿Cuántos mineros están reunidos para estudiar cómo nos vienen a saquear? Y eso fundamentalmente porque así como nosotros tratamos de organizarnos, ellos también tratan de organizarse. Tal vez ellos están más organizados que nosotros. Y a lo mejor por eso, en algunos espacios de tiempo han tenido logros más grandes que los que nosotros podemos soñar. Ellos han hecho esfuerzos para demostrar que la minería es sostenible, sustentable; y tienen esos discursos de la minería responsable, etc.

En ese escenario, nosotros consideramos que poder apoyar los espacios de articulación de todos y todas quienes resisten a la imposición de la minería, es una necesidad absoluta. Y nosotros quisimos tratar de contribuir a esto con lo poco que podemos hacer que es entregar la información de dónde están los conflictos mineros en América Latina. Para saber cuáles son las empresas, quiénes son los actores, cuáles son los problemas que están generando, pero principalmente, cuáles son los procesos de resistencia y articular esos procesos de resistencia. Entonces construimos el mapa de los conflictos mineros de América Latina. Tenemos más de 200 conflictos sistematizados en información. A lo que está ahí se le agrega una gran parte de información que sale en los medios de comunicación. Esto es para saber qué está pasando en cada uno de estos países que tiene conflictos mineros.

Ahora, un pequeño ejemplo de la conflictividad que genera la minería es el caso de Perú. El Perú es el país que más conflictos mineros tiene en la región. Pero lo interesante es que la información que nos entrega un organismo estatal, que es la Defensoría del Pueblo (que sistematiza todos los conflictos que existen en el país) entrega este panorama: El 64% de los conflictos son socio-ambientales y dentro de eso el 74% son mineros. Por esto, la falta de licencia social que están teniendo los proyectos mineros en la región.

Ahora otro ejemplo que para mí es significativo en la medida en que refuerza lo que alguna vez escuché de alguien que dijo que “lo posible es imposible porque todavía no se ha hecho posible”. Es decir, lo imposible no existe, somos responsables de que sí sea posible. Es sobre el proyecto minero Pascua Lama, proyecto de oro, tiene unas características interesantes: Inversión inicial: 1.500 millones de dólares, inversión actual: $8.500 millones de dólares. Ahí hay algunos datos de lo que existe, de cuántos millones de onzas de oro tiene el proyecto, dónde está ubicado, lo que va a intervenir. El lugar donde interviene Pascua Lama es un valle, que en las montañas, ese triángulo es lo que le ‘permite vivir’ a las personas (muestra una imagen donde se ve una improvisada tolda en forma de triángulo extendida entre dos montañas, en un paisaje árido). Es ‘así de productivo’, ‘ahí no hay desempleo’. El yacimiento de oro que se explota tiene el 75% en territorio chileno y el 25% en el territorio argentino. Y a su alrededor glaciares. Este proyecto se aprobó en el año 2000. No había nada que hacer. La empresa empezó a desplegar toda su maquinaria de corrupción, de cooptación, etc., y la gente de la comunidad, 57.000 habitantes, ya no sabían qué hacer.

Este proyecto era muy interesante, los agricultores descubrieron que para extraer el oro había que cortar y remover tres glaciares. Eso generó preocupación en la gente, ellos fueron a hablar con las autoridades para decirles “El agua que nosotros consumimos para tener esa enorme producción que tenemos en todo el valle, no la vamos a tener porque la mina va a destruir la sierra” Y las autoridades no lo sabían porque aprobaron el proyecto desde el escritorio. Entonces se fueron a preguntarles a la empresa: - “¿Ustedes van a destruir 3 glaciares para sacar el oro?” -La empresa les dice “No se preocupen, nosotros nos vamos atrás de la máquina” – “¿Y los van a cortar con sierra?” – “No, lo vamos a cortar con dinamita. Los vamos a cargar en grandes camiones y lo vamos a traer a la sombra, en otro lado donde conservarlos”. ¡Y este proyecto se aprobó así! Sin embargo, cuando no había nada que hacer, un grupo de la comunidad continuó insistiendo en que cómo podía ser, en que no era viable, en que era incompatible. Finalmente hoy es uno de los proyectos que están paralizados y forma parte de esos más de 50mil millones de dólares en proyectos paralizados por la resistencia de las comunidades.

Otro ejemplo más. Un pequeño lago. Para poder explotar ese proyecto en medio de la cordillera, dos países que siempre estuvieron en conflictos limítrofes, Chile y Argentina, se pusieron de acuerdo para hacer un espacio a los dos lados de la frontera para permitir la minería. ¡Inédito! Eso normalmente no se puede hacer. Es el primer tratado minero de este tipo en el mundo. Que además quería que fuese un modelo a copiar entre Perú y Ecuador, entre Salvador y Guatemala y otros países que también tienen situaciones similares. Pero esa línea continúa muy al sur y en el sur se supone que no hay minería sino bosque. Entonces cuando se estaba discutiendo la aprobación de este tratado minero, un parlamentario preguntó “¿Por qué el mapa del tratado minero llega hasta el sur si en el sur no hay minerales?” Y estaba el equipo completo de gobierno, de la época, del lado chileno, con todos sus asesores y todos sus técnicos y nadie pudo responder esa pregunta. Esa pregunta se respondió sola, después. Lo que pasa es que no sabíamos que habían minerales en esa zona y está lleno de minerales.

Esas son las cosas que nosotros hemos aprendido a través de este caminar, de más de 15 años, tratando de articular y articularnos. Que lo que a veces parece imposible finalmente no lo es. Este proyecto está paralizado. La empresa Valco, que es la minera de oro más grande del mundo, hoy está prácticamente quebrada, no tiene dinero para hacer funcionar este proyecto. Está demandada por los accionistas porque todo el proyecto fue una mentira. La única verdad, al parecer, es que ahí está el oro que les mostré. Pero el resto nada. De manera que tenemos que considerar que, muchas veces, efectivamente, lo último que hay que perder es la esperanza.

Y ahora quisiera que pudiéramos ver alguna de las demandas de las comunidades en conflicto, de las comunidades en resistencia a los proyectos mineros en el mundo:

¿Qué piden las comunidades?
Piden el respeto a la consulta de acuerdo al Convenio 169 de la OIT. Eso a veces puede ser útil, pero puede ser insuficiente porque en la mayoría de nuestros países, la minería tiene un estatus especial. Y ese estatus especial está por sobre otros derechos. Por eso decía: Cada derecho otorgado a una empresa minera es un derecho restado a una comunidad.

La aplicación del principio de precaución. Esto es muy interesante porque ha servido para motivar los argumentos de resistencia de algunos de nuestros países. En Wisconsin, el gobierno federal les dice a las mineras “Aquí se puede hacer minería, toda la que quieran. Pero ustedes tienen que demostrar de antemano que el proyecto que van a desarrollar ya existe, con las mismas características, en otro lado y no haya causado daño ambiental, ni social.” Ellos no prohíben la minería pero ponen esa condición y bajo ella no se ha podido desarrollar ni un solo proyecto minero en ese estado.

La zona de exclusión. No se debe hacer minería en las nacientes de cuencas, nacientes de ríos, etc.
La zonificación ecológica y económica que va más o menos por el mismo lado. Si vamos a afectar con minería otra actividad que ya ha demostrado ser sostenible, entonces para qué.

La minería subordinada al agua y a la alimentación en la legislación. Es una de las discusiones que se dio justamente en Bolivia, la ley de minería. Claro, discutamos la ley de minería, pero primero la del Agua, la de Soberanía Alimentaria, algunas otras y después vemos la de minería.

La prohibición de la minería de oro. Hay suficiente oro sobre la tierra. Si nosotros decimos “Minería para las necesidades humanas fundamentales” podemos dejar de hacer minería de oro en los próximos 200 años, o más. No es necesario. Y ahí, Eduardo Gudynas, un investigador de Uruguay, tiene una propuesta y dice “Moratoria a la minería de oro en América Latina” Búsquenlo, léanlo porque es un artículo interesante, yo no estoy de acuerdo con todas las cosas, pero sí el desafío es interesante. ¿Para qué seguimos haciendo minería de oro, si nosotros no la necesitamos? No sólo no la necesitamos sino que el daño que nos está haciendo es absolutamente terrible.

Minería social con control ambiental. O agrominería, se puede discutir.

Moratoria. Derecho a decir no.

Son diversas demandas. Ahora el problema es que muchas demandas nos dividen. Y nosotros hemos encontrado en la Red que cada división nos debilita. Y en realidad tenemos que ponernos de acuerdo en las cosas en las que estamos de acuerdo; y en las que no estamos de acuerdo dejémoslas para después, así logramos convivir diferentes visiones, todas de resistencia. Unas que planteaban una cosa, otras que planteaban otra y así sucesivamente. Y hoy día nosotros estamos apoyando todas estas opciones, en el convencimiento de que no podemos perder un solo minuto en fortalecer la resistencia a la minería. Porque mientras haya minerales bajo el subsuelo, van a haber empresas para explotar. Y mientras nosotros más tiempo perdamos en no articularnos y no fortalecernos, estamos muriendo cada día.

Transliteración y edición por Tejido de Comunicación - ACIN


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