Mucho se ha hablado que el ébola fue resultado de experimentos biológicos que utilizaron África como laboratorio y a los africanos como conejillos de indias
Las bombas de Oriente Medio y la bomba del ébola
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
Ya mucho se ha hablado y especulado que el ébola fue resultado de experimentos biológicos que utilizaron África como laboratorio y a los africanos como ratones o conejillos de india. Lo que habría que precisar es como resurge con tanta virulencia y se expande a varios países africanos de forma casi simultánea entre si y con los bombazos en Oriente Medio, para luego, con el pretexto del avance de las tropas fundamentalistas en Irak, decidir lo que Estados Unidos había jurado que no volvería a suceder: ataques en Irak. Se rompió una promesa. Para taparla y camuflarla, nada mejor que un alerta de seguridad nacional por el ébola que había sido suficientemente anunciado a la población mediante otro bombardeo, el de películas de peligros biológicos y de humanos infectados de las más horrorosas y asquerosas dolencias. Las pantallas de los últimos años han estado llenas de sangre, de héroes que exaltan el patriotismo, de bandadas de vampiros y zombis que muerden y destrozan al resto de los vivos, que viven en el cine espantosas escenas que siembran el pánico. Para sorpresa mundial, Estados Unidos y más de otro país, decide extraer de África a dos investigadores de esa nacionalidad y traerlos a su territorio infectados de ébola, que se contagia con mucha facilidad y lleva a la muerte al 90% de los casos. Podemos imaginarnos el avión del traslado con tres capas superpuestas de sistemas de seguridad uno tras el otro, lo que es un dejá viu de varias decenas de esas películas de terror donde el virus o un paciente portador, se escapa y atraviesa la ciudad infectando a medio mundo, aún con tres o 20 capas de súper seguridad.
Frente a esas posibilidades de contagio y la imagen previamente instalada de monstruosos enfermos abalanzándose sobre las desprotegidas víctimas, las bombas de Oriente Medio, ya debidamente mediatizadas y banalizadas por cientos de otras películas de los Joes representados por guapos actores y hermosas doncellas, semejan postones disparados en una feria. El diversionismo y el camuflaje se impone.
Sin embargo hay más para hurgar en el tacho de basura, ya que habría que darle un examen a los otros motivos para soltar el ébola, que guardan relación no sólo con África, cuyo rol ha sido solamente de ensayo y demostración y no tienen nada que ver con un genio del mal, la conspiración de los judíos que quieren dominar el mundo y ni tan siquiera con una potencia, sino simplemente con la actual fase del capital y la necesidad de convertir los genes, los cuerpos y aún la propia vida en objetos mercantiles, mensurables y a los cuales puede otorgárseles valor de precio para cálculos de papel funcionales al capital financiero, como el caso del carbono, donde los cálculos actuales empresariales deben considerar cuanto suelta a la atmósfera el proceso productivo de que se trata, dentro de la lógica del capitalismo verde que intenta cubrir y disimular el capitalismo «marrón».
Sabemos que seis empresas controlan el 100% del mercado mundial de semillas transgénicas, destinados a acabar con la producción natural y sustituirla por alimentos artificiales. Si llevamos en cuenta que las semillas transgénicas son cada vez más resistentes y necesitan progresivamente más agrotóxicos, especialmente el glocosato, para resistir las plagas, entendemos como las empresas se entrelazan: Las seis mayores fabricantes de agroquímicos a nivel mundial controlan el 76% del mercado global de agrotóxicos. Las mismas seis están entre las mayores corporaciones de semillas a nivel global, controlando el 60% de ese mercado. Y éstas seis controlan el 100% del mercado global de semillas transgénicas. En la medida que son más resistentes las plagas, mayor es la venta de agrotóxicos destinados a contenerlas, pero casualmente esas plagas salen fortalecidas y hay que echarles otros agrotóxicos más potentes aún. Así venden las semillas transgénicas que van a requerir determinados agrotóxicos, con lo que van ampliando el circuito mercantil y los animales, entre ellos las abejas y mariposas que polinizan, llevan el polen transgénico y el agrotóxico a tierras adayacentes. Todo ese circuito se alimenta mutuamente para acrecentar la ganancia en cada rubro, circuito que no se cierra allí, sino que se extiende hacia la alimentación humana y animal, introduciendo junto con los transgénicos en el cuerpo, la respuesta de los anticuerpos y las modificaciones consiguientes en la sangre y el organismo. Las modificaciones orgánicas hacen que cambie también la relación del cuerpo con los alimentos naturales, reaccionando mal cuando entra un alimento sano, no contaminado ni con transgénicos ni con agrotóxicos o agroquímicos en general, como el caso del gluten, uno de los alimentos más sanos existentes, que cuando el cuerpo está funcionando con los transgénicos, se producen alergias, al igual que la lactosa. En Chile más del 50% de los niños ya son alérgicos a ambos alimentos. A ello se suman las vacunas y la química-farmacéutica, que instalan otras modificaciones alterando la condición natural del cuerpo. Los fármacos no curan y sólo alivian, ya que la cura cortaría el circuito de ventas.
Iván Illich sostiene que la salud oficial no existe para beneficio de las personas, sino para la propia institucionalidad, de modo que las múltiples alteraciones que se van introduciendo y las nuevos productos que atenderán esas modificaciones y los que vendrán a atender las siguientes, simplemente utilizan nuestro cuerpo para ampliación de los mercados, de esa manera la red material interactiva de alimentos transgénicos y fármacos opera como una red sustitutiva del mundo natural para subordinar nuestros cuerpos a los hilos del mercado. Ello seguirá acrecentándose aún más. No contentos con eso, los mercaderes han experimentado con la clonación animal y con la introducción de chips cibernéticos bajo la piel y dentro del cuerpo.
De esa manera usted puede seguir el razonamiento para comprender cual podría ser el rol del ébola en esta dinámica, para lo cual pueden establecerse varias hipótesis, por ejemplo: la vacuna contra el ébola si ya está, contiene el virus en dosis ínfimas, lo que hará que nuestro organismo produzca el anticuerpo necesario para la inmunidad y de seguro no será barata, con lo que las adquisiciones masivas sólo podrán ser mediante fondos públicos y las adquisiciones privadas serán onerosas. Después de las vacunas que nos han colocado para mantener el equilibrio precario de lo que denominamos vida humana, pero que pende del hilo del mercado, vendrá la del sida o HIV, luego del ébola y así sucesivamente, por eso, coincidiendo con Prada Alcoreza, hoy día no se trata más de una lucha ideológica, sino por la vida, de allí la urgencia de encontrarnos en cada barrio y localidad para desarrollar formas de alimentación sana y salud natural, desprendiéndonos de los lazos materiales e ideológicos del estado y del mercado.
De allí también la importancia de estudiar y profundizar la visión de Iván Illich sobre la némesis médica o la expropiación de la salud, para lo que puede solicitar información del seminario a efectuarse en pocos días en Valparaíso. Escriba a unlibre@gmail.com.