Que cantidad de ilusos en Europa detrás de los salvadores de la patria. Que comodismo si se tragan cualquiera cosa, como ese vinagre de Podemos y Syriza. Creen que hacer gobiernos “progresistas” es la salida. Se ve que sólo tienen acceso a leer los discursos de Evo Morales y Rafael correa, pero no ve como pasan la aplanadora destructiva del capital.
La calentura con la «nueva» izquierda europea
Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
La crisis del capital y de los gobiernos está sirviendo también para que ciertos destacamentos y aparatos izquierdistas entren en contacto con alguna organización de base o una ONG un tanto «alternativa» y ya! Abracadabra! Son nuevos y rebeldes porque recogen algunos elementos de un discurso nuevo construido desde prácticas nuevas. Mucha gente, acvtivistas, ecologistas, rebeldes, en fin, participan activamente con los de abajo con sus propias manos, con lo que finalmente llegan a pensarse a si mismos como aporte o contribución, con lo que se reproduce la idea de que la emancipación vendrá de la mano con los que la entienden y aceptan, esto es, mediante el acuerdo conceptual, la identidad ideológica, y en la medida que algunas personas van aceptando esa propuesta, por ahí se van introduciendo como virus informático empujando a los virus de derecha para meter los virus de izquierda.
Tanto en Grecia como en España ese fenómeno está sucediendo a ojos vista. En España los fundadores del Podemos vienen del partido-aparato izquierdista llamada sutilmente de «Izquierda Anticapitalista», como diciendo que los otros izquierdistas son capitalistas y ellos no, lo que es más falso que la imagen que la historia oficial ha levantado de Judas, pues si aspiran al estado socialista y están defendiendo el capitalismo de estado, o sea: el capitalismo administrado por nosotros deja de ser tal. Es lo que ha sucedido en Chile con procesos sociales que luego se evidenciaron capitalistas, como los dirigentes de pobladores que formaron el Partido Igualdad, que además incluye al MPL, grupo izquierdista que lanza sus periscopios y tentáculos desde el aparato hacia lo que llaman autonomía social o autogestión, que al ser dirigida desde la izquierda, pasa a ser una verdadera trampa de ratones, un arma sofisticada contra la autonomía comunitaria, el pánico del sistema, justamente porque no permite (por ser autónomos y no permitir la dependencia ni conducción de nadie) que los caballos de troya capitalistas de la izquierda o los ideologistas del anarquismo lleguen a vender la pomada que todo lo cura.
El discurso y la práctica alternativos son dos espacios muy diferentes de las intenciones y objetivos de los grupos y experiencias concretas. Hay algunos que hasta se han cambiado el nombre, es decir cambiaron el collar del perro, por ejemplo el que llaman poder popular comunitario, que intentan aparecer como que se trata de un «avance», pero la práctica aparatista sigue siendo la misma, por lo que hay un avance «discursivo», un enmascaramiento para atrapar incautos y atraer a su alero a los grupos y experiencias que buscan la autonomía comunitaria como las comunidades indígenas, como los zapatistas o como los kurdos, cuyos objetivos han sido explícitos y no son precisamente el estado o el poder, sino el despliegue de la potencia, que no puede hacerse desde la dirección intelectual de una organización que más bien parece utilizar a la gente como monigotes, títeres o carne de cañón. En la dirección intelectual, externa a los cuerpos concretos de las comunidades, las decisiones se toman en la cúpula de la estructura, arrasando con las prácticas de la democracia efectiva, como democracia directa o democracia comunitaria y reproduciendo la pirámide del poder-sobre, pues si fuesen respetuosos de las deliberaciones de la gente, no podrían cohesionarlos posteriormente en el estado socialista. Para dirigir un estado se necesita una escuela al más puro estilo disciplinado militar de miles de fieles seguidores que arrastren a los demás de la población, he ahí el «partido», un pedazo, una cala de la sandía, una tajada una parte. La ideología es el discurso lógico convincente de interpretación del mundo y metodologías para vivirlo o «cambiarlo», es la receta de cocina.
Por ello es diferente hablar de comunidades que administran sus territorios entre ellos mediante formas de vida en común, o sea, sin un aparato que diga o controle por donde hacer y qué hacer con los tiempos, la producción de alimentos y los afectos. Algunos dicen por ejemplo: cierto, pero sacar agua requiere reglas. Bien, tomemos ese tema y cualquier otro y digamos que suponiendo que sea cierto, ¿cómo se elaboran esas reglas?, ¿por la racionalidad?, es decir la inteligencia, la teoría, la astucia o el autoritarismo de saber o parlotear más que otros, ¿o por la experiencia? Hay casos en que se usa el truco de que alguien tiene más experiencia que otros, y por eso se consigue una imposición asamblearia. Ese es obviamente un truco jerárquico y de poder, ya que de donde ha sacado esa experiencia y como. Salir del truco es que muestre el saber construido construyéndolo otra vez en conjunto con los que no saben. Si nadie sabe moriremos esperando la regla externa, la heteronomía, pero mediante al autonomía podemos aprender errando y corrigiendo lo que no es una «técnica» ni «reglamento» de vivir. Vivir no tiene reglas, podemos ver como se reproduce una planta por la semilla, pero sería extraño intentar descubrir sus reglas y ciclos, pues también viene la abeja y la polinización, las hormigas que si entran al panal lo aniquilan, o sea, en vez de «regularidades» que tanto nos enseña el positivismo y el iluminismo de la «objetividad» «científica», vivimos en la interacción armoniosa y equilibrada que no ha sido estructurada por un sujeto lleno de poderes mágicos , sino que se ido armando y se seguirá modificando por el paso del tiempo, que no es un segundo tras otro segundo, eso es absurdo, sino que es el proceso vital, el proceso de la vida. Por eso hablamos del Buen vivir, la recuperación de la armonía y el equilibrio entre humanos y entre humanos con el resto de los seres, la naturaleza y el cosmos. No sólo un equilibrio estático como malabarista de circo o coro de iglersia, sino como un flujo de interacciones entre los componentes del ser.
Así, las formas de vida, las relaciones o flujos interrelacionales entre humanos y el resto de la naturaleza no requieren que se escriban en un código de leyes relacionales, que exige el positivismo, el poder y el control vertical del funcionamiento de las partes del engranaje social en dirección al aumento de la ganancia capitalista. No necesitamos reglas o recetas para avanzar a la libertad, pues la libertad está en el instinto y los que necesitan imponer sus modelos de poder son los que más insisten en la racionalidad sociológica del orden y disciplina social, el estado.
Está lleno por todas partes, en todas las ciudades y países del planeta, de personas, grupos y experiencias que buscan rescatar de diversos modos el instinto del común, por ejemplo Gerardo Bustamante en Argentina (Ver facebook) que trabaja la comunidad y vive en comunidad según sus interpretaciones de Jesús Libertario, un precioso ejemplo que hay que sumar a los notables ejemplos de los zapatistas y los kurdos, así como miles de micro experiencias que de seguir así, serán tendencia generalizada.
Ello ha llevado al capital a colocar gobiernos de izquierda que eviten la autonomía comunitaria y la gente regrese al redil estatal, lo que sólo es posible si la gente que busca nuevos modos de vivir, mire nuevamente las fórmulas y soluciones en el estado, que el ministerio de salud funcione de aquella otra manera, que el de educación cambie el lucro por la gratuidad, en fin, solamente pulir los botones que operan la máquina de moler carne. Así la izquierda cumple esa función de ofrecerse para administrar el estado de mejor manera, repartiendo médicos de la familia, canastas populares, operaciones milagro, planes trabajar, en fin, otro modo de instalar ciertos beneficios sociales con el mismo estado y el mismo modo de acumulación capitalista. Pero tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. No sabemos si por inercia o por ladronzuelos, el caso es que los gobiernos progresistas, izquierdistas y socialistas del continente Abya Yala, están haciendo agua por todos lados. Justificaciones hay por todos lados, que para que salieran los cinco, que porque bajó el precio del petróleo, que porque la CIA ha infiltrado las organizaciones sociales, que porque Macri es muy malo, en fin, pero se deja intacta la maquinita de hacer dinero, que es la matriz energética, extractivista y monoexportadora del modelo.
La salvación ahora es traer a la extrema izquierda a sacar las castañas del fuego con la mano roja. Syriza! Bravo! y ya todos ven entrando las columnas coloradas al palacio, o en España, el Podemos. Viva! y Olé! Algunos autónomos se decepcionan, algunos anarquistas no se preocupan , ya que muchos viven del estado, pues si no hay estado no hay a quien destruir. Distintos son los que entienden el ser comunitario, aquel que desciendo de la horda y no de Adán y Eva, Las comunidades autónomos y quienes siguen la búsqueda de las formas de Buen vivir, no deben preocuparse, pues la tarea no es competir con gente o votos, ya que aunque los dircurtsos agarren por unos años a la gente, muy luego salta la liebre, pues no es posible aguantar mucho el modelo de destrucción de la madre tierra por más que gasten litros de pintura verde. Sin embargo no hay que sentarse en el porche a esperar ver pasar el cadáver del capital
Gobiernos y parlamentos juegan el lobby con las empresas, territorios que no interesan a los que construyen espacios territoriales de autonomía comunitaria, por eso no va ni viene, salvo propagandizar al izquierdismo, que Syriza o Podemos ganen sus gobiernos ilusionando a muchos (nuevamente, hay que admirar la capacidad de manipularnos que tienen) de que ahí está el camino. Desde abajo hay que profundizar los enraizamientos territoriales y multiplicar las experiencias hacia otras localidades y barrios, ya que la época es propicia. Al mismo tiempo hay que meterse en el proceso electoral municipal, no a ganar concejales, sino a llevar el programa de cambios desde abajo al conjunto de los barrios con candidaturas independientes debidamentes inscritas y registradas en el máximo de municipalidades posibles. Basta un candidato a concejal de vecinos por municipio que no hacen promesas, sino que divulgan la experiencia de autoorganización que estan haciendo en otros barrios y ahí mismo, en medio del «discurso electoral» constituir con voluntarios comités o equipos de trabajo de vecinos independientes para asumir tareas barriales de autoorganización, huertas, autogestión, otra salud, otra educación, etc, aunque sea en pequeñas dimensiones. Basta ya de quedarnos en el under, basta ya de escuchar a los que sólo quieren formar sus grupos ideológicos más papistas que el papa y para mostrarse llaman a la abstención y como nadie quiere votar, es como que ellos influyeran en la gente. Es difícil que la gente vote ante la falta de esperanza, por eso el globo Podemos-Syriza, con toda una ilusión de arrastre demagógico. De allí que sólo podremos trabajar en la batalla electoral mostrando avances concretos en los barrios y organizando de lo pequeño a lo grande y de lo poco a lo mucho. Que la capacidad y la potencia de la gente queden de relevancia en nuestras campañas antes que las posibilidades del municipio de solucionar problemas.
Adelante, que la transformación no está ni en los partidos ni en los gobiernos ni en los parlamentos, sino en los barrios, salga de su casa a convivir con los vecinos. Que su propio cuerpo sea el primer ladrillo del cambio desde abajo, que las relaciones con sus vecinos sea el entramado de las formas de vida comunitaria. No necesita mucho para proponerse con los vecinos cortar la calle un domingo y salir todos a jugar, cocinar, cantar, bailar y ayudarse haciendo minga y comunidad, paso a paso, sin discursos, sólo la alegría de la proximidad, que los niños vean que es posible el compartir y relacionarse de otro modo.
Pruebe, se sentirá bien, abra la puerta del instinto, retire las barreras sociales que bloquean el corazón. Buena suerte. Y como dice Galeano: muchas cosas pequeñas en lugares pequeños hechas por gente pequeña, cambian el mundo, aunque para muchos no importa que lo diga Galeano o Perico de los Palotes.
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
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