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Chile. Lecciones del caso Penta: corrupción y clientelismo

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 14.01.15

Penta, una tipo de Holding (empresas asociadas) circuló exorbitantes sumas de dinero desde diversas fuentes hacia miembros de partidos políticos y candidatos de la partidocracia que dejaron los militares como herencia al país

Chile. Lecciones del caso Penta: corrupción y clientelismo

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

Penta, una tipo de Holding (empresas asociadas) circuló exorbitantes sumas de dinero desde diversas fuentes hacia miembros de partidos políticos y candidatos de la partidocracia que dejaron los militares como herencia al país para dar continuidad a la relación estado-mercado, que iba abandonando el neoliberalismo (predominio del libre mercado y estado subsidiario) para asumir en todas partes el neoinstitucionalismo de Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y jefe del equipo de economistas de Bill Clinton, basado en la alianza estado-mercado o de los mosqueteros: uno para todos y todos para uno, el nuevo modo de gobernar al servicio directo del capital globalizado. El caso más típico en Chile es el apoyo del poderoso grupo Luksic a Bachelet y la nominación de varios allegados al empresario en altos puestos ministeriales, donde se codean y planifican juntos con miembros del Partido Comunista.

Poderoso caballero es Don Dinero

El senado de la república está aprobando una nueva ley de elecciones para acabar con el sistema de favorecer a los dos bloques mayoritarios y permitir el ingreso de más mujeres, más regiones y más partidos (piense que mientras terminaba la votación, se armaron dos partidos nuevos, el de Amplitud, que terminó saliendo de la Alianza y decidió convertirse en nueva formación partidaria, y el de Horvath-Guillier), por lo que se avecinan novedades que tendrán también efectos es los dineros entregados a las campañas electorales, donde por todos es sabido, el derroche es la tónica, con un potente bombardeo sobre la población que vota, un poco menos de la mitad de los que pueden hacerlo. O sea, el dinero no sólo juega a favor de nutrir una casta y financiar un partido u otro en la forma de propaganda, sino que expresa la intención de atraer y arrastrar a quienes se abstienen de ir a las urnas, ya que una de sus formas de circular es hacia abajo para llegar a manos de sectores individuales de la población, en especial a directivas de Juntas de Vecinos y personas claves o punteros políticos, encargados de convocar vecinos para asistir a los actos de campaña y el día del voto.

Además la población es constantemente acosada por instituciones como ministerios, gobernaciones, municipios, partidos y autoridades diversas a través de prebendas y regalías. No sólo se trata de obras de pavimentación o de timbres de alarma, ni de inauguración de casas o compra ostentosa de camiones de aseo, ya que los gastos de estos y otros asuntos solamente se efectúan tras acuerdos partidarios en los consejos municipales o mediante el autoritarismo paternalista y asistencialista de ministerios y gobernaciones (donde están estos altos funcionarios de Luksic coludidos con los partidos de gobierno, entre los cuales, como ya dijimos, el Partido Comunista. Una santa alianza!), sino también a través de ONGs, como Techo para Chile, donde ejerce su control la iglesia católica junto al Partido Demócrata Cristiano o la institución «Quiero a mi barrio» de orden gubernamental, sino también los famosos fondos concursables donde una vez al año de 10 participantes a veces gana uno, fondos Fosic que se entregan con cuentagotas, licitaciones de Chile Compra, donde los jefes de departamentos de ministerios informan a sus caciques partidarios de las necesidades que se presentan y éstos a su vez informan a sus Fundaciones o empresas y arreglan de tal modo que la adjudicación llegue al destino seleccionado previamente, donde tienen que hacer su aporte al partido al mismo tiempo que se hinchan los bolsillos y luego salen a cazar votos para no perder el control del mango de la sartén y la gallina estatal de los huevos de oro.

Por eso cuando hablamos de corrupción no es posible hacerlo solamente respecto de los políticos directamente envueltos en los escándalos, sino hay que tener muy en cuenta que esos montos no van exclusivamente al bolsillo de los tales, sino que buena parte circula por estas redes clientelares sembrando y multiplicando la corrupción a su paso, llegando hasta los más apartados rincones.

Dónde están los otros valores?

Hay personas que dicen que cuando ellos estén en los altos cargos, harán cambios y se impondrán nuevos valores, pero ya hemos visto como en Brasil el mismo PT ha sido pillado en la corrupción, en Bolivia también y en Venezuela. Los valores no se toman y dejan, pues no son resultado de un ordenamiento lógico como la conciencia política, que en la exURSS todos se sabían el manifiesto de memoria y cuando cayó no quedó nada, sólo los nuevos empresarios que venían de la Nomenklatura y de la casta que acumulaba. Cómo pudo suceder eso? Por la ausencia de otro modo de vivir. El socialismo es capitalismo de estado, por lo que reproduce conductas que reafirman valores. Es necesario salir de la dicotomía capitalismo-socialismo e ir más allá, entender la dicotomía entre el poder y lo natural. Todo poder va a reproducir sus condiciones porque estamos deshumanizados y desnaturalizados. Se reproduce el poder, el abuso, la corrupción, etc. y por lógica se va a seguir reproduciendo el valor individualista del egoismo, la ambición, el odio, las distancias y la competencia, terreno por donde la corrupción y el dinero circulan como Pedro por su casa.

De allí la importancia de multiplicar los espacios del mundo de la vida compartida, salir de las casas a hacer del barrio una gran familia, hacer otra economía, otra cultura, etc. sobre la base de la proximidad de los cuerpos y las confianzas, paso a paso, sin prisas ni ansiedades, descubriendo juntos las mejores acciones y dinámicas, iniciativas y actividades, entre varios, acostumbrando el cuerpo a construir juntos pequeñas cosas que nos permitan identificarnos y sentirnos como «Nosotros», el común, no tanto Yo y otro Yo, con otro Yo que hacen sus vidas separadas (maldita costumbre a la que adhieren todos, incluso los izquierdistas que dicen ser «sociales»), sino desplegar el común.

En ese terreno es más difícil que el infiltrado (no el agente sapo de antes, que en este medio no tiene nada que informar a sus superiores, salvo acciones pacifistas) meta sus patas para atraer a una recepción con el partido tal o cual, o que nos cuente el cuento de que Serviu pone un terreno para la Junta de Vecinos, lo que ya sabemos sólo hará si el dirigente se hace amiguito de los de arriba esperando el maná del cielo para su casa. También van a llegar los funcionarios de corfo o del municipio a informar a la población de los «beneficios» que trae el estado, incluyendo formularios para postular a iniciar una pequeña empresa. En fin, aparecen tentaciones por todos lados, en especial hacia los dirigentes sociales, importantes porque son como micro-poderes, pueden influir y reproducir el clientelismo. No necesitamos ganar el discurso y cerrar las puertas a los beneficios clientelares, que entren por todos lados buscando instalar la verticalidad en todas partes, la gente necesita y va a agarrar lo que ofrezcan, algunos para su bolsillo, otros para el barrio, habrá de todo.

Lo importante no es cómo se combate eso, pues en realidad no hay necesidad de combatirlo, ya que vamos a perder la batalla y aislarnos de la población. Si alguien tiene la posibilidad que la tome, pero que no deje de lado la huerta, el reforzamiento escolar, la salud comunitaria y el comité de comprando juntos, además de las actividades compartidas, juegos de niños, talleres y más. O sea, nuestro espacio es otro, el hacer, el construir nuevas relaciones en la práctica, poco a poco, extendiendo lazos horizontales hacia otros barrios y multiplicando las experiencias, en medio del tsunami agresivo de las múltiples modalidades de cooptación institucional. Nada sacaremos con formar pequeños grupos aislados «libres» de las influencias institucionales, así como colectivos rebeldes y grupos ideológicos si no construimos al mismo tiempo nuevas formas de acercarnos al Buen Vivir, que no va a ser un encuentro de «conscientes», sino un proceso de aprendizaje, el marco de reproducción de nuevos valores, ya que los valores se instalan si se practican, de otro modo entran por un oído y salen por el otro, ya que la conciencia sin práctica es globo sin aire.

Como con los remedios de la química farmacéutica, no se trata de combatirlos, muchos nos van a mirar raro y se va a perder confiabilidad y credibilidad, sino de hacer otros en el barrio mediante los aportes de la Madre Tierra: la medicina natural. Una vez que tengamos los remedios, simplemente se ofrecen, que la propia gente haga sus opciones. O como los alimentos transgénicos, que podemos dar mil charlas y caminatas, pero sólo podrán ser retirados del consumo popular cuando produzcamos alimentos limpios, o como la coca cola, que no podremos sustituirla hasta que hagamos jugos naturales, o la salsa de tomates, etc.

O como la manía del chat, del celular, el féisbuc, el tuiter y el guatsap, las redes anti-sociales que son manías de personas solas, abandonadas, sin cariño, aburridas y hasta con problemas relacionales, que sólo serán dejados de lado cuando la vida del barrio sea más atractiva y afectiva.

En fin que la práctica constante y plural de la comunicación, el compartir, el afecto, la fraternidad, el amor, la cooperación y el apoyo mutuo, las actividades compartidas en el barrio, el Buen Vivir y las formas de vida comunitaria, son el mejor marco donde se hace imposible la circulación y efectos de los agentes de la corrupción y del clientelismo.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
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