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Bolivia, la rebelión de Shinaota y la subversión de las bases

Raúl Prada Alcoreza :: 09.02.15

En Shinaota sus habitantes enfrentaron y expulsaron del pueblo al
presidente Evo Morales porque quiso imponerles un candidato a alcalde. A los pocos días los dirigentes caían presos y el MAS consiguió negociar otro candidato

La subversión de las bases
Raúl Prada Alcoreza

En todo partido populista, en todo partido que usa lo social como
excusa para aposentarse en el poder, hay bases. Las bases fueron las
que llevaron al poder al partido, las bases fueron las que dieron el
contenido histórico-político, el sentido político. Las bases son el espesor
pasional que sostuvo la movilización, las marchas. Las bases son
también el referente de los discursos; sin embargo, cuando se llega al
poder, cuando el poder toma a los gobernantes, al partido, cuando los
lideres terminan incorporados a las lógicas del poder como engranajes,
cuando las dirigencias se dejan cooptar por el Estado, cuando prefieren
representar al ejecutivo ante las bases, a diferencia de lo que
corresponde, representar a las bases ante el gobierno, las bases se
convierten un estorbo para los gobernantes populistas, para las
dirigencias corruptas, para la lógica del poder, que nunca ha dejado de
estar al servicio de las estructuras de poder locales, regionales,
nacionales, mundiales.
El núcleo duro, constitutivo, del MAS son las Federaciones Cocaleras
del Trópico de Cochabamba.
Ellas encabezaron nueve marchas
heroicas en defensa de la hoja de coca, en un contexto de guerra debaja intensidad. Sobre la base de estas organizaciones - que tienen
como columna vertebral la experiencia de los mineros relocalizados,
que migraron al Chapare, después de la relocalización de los
trabajadores mineros, como parte del costo social del proyecto
neoliberal -, en alianza con la CSUTCB, se propuso la conformación de
un instrumento político, llamado primero Asamblea por la Soberanía de
los pueblos. Este fue el primer diseño del Instrumento Político de las
organizaciones sociales. Después, los avatares electoralistas llevaron a
sus conductores hacerse de una sigla conformada por la Falange
Socialista Boliviana, en realidad un desprendimiento de este partido.
Este apego electoral de la dirigencia llevó a cambiar de nombre, de
colores, empujando al proyecto de instrumento político a conformar un
partido electoralista.
En principio, las bases aceptaron como concesiones transitorias estas
mutaciones del proyecto de las organizaciones sociales hacia un partido
electoralista. Con el tiempo la sigla del MAS se consolidó, terminó de
fijarse, arrastrando a todos a la compulsión electoralista, al
pragmatismo burocrático, y lo peor, a las concesiones políticas al
realismo político, que poco a poco se convirtió en diletantismo, hasta
en una cínica renuncia por la Constitución; prefiriendo el montaje para
cubrir la decadencia, prefiriendo el clientelismo, en vez de la pedagogía
política y la formación colectiva. El partido populista en el poder se
encuentra atrapado en las telarañas de una maquinaria pesada,
corrosiva, chirriante e inútil. Lo único que arrojan los gobernantes es
un discurso pretensioso, que dice que son el “gobierno de los
movimientos sociales”, que han institucionalizado el Estado
Plurinacional, que no aparece por ningún lado, salvo en sus cabezas.
El partido ya no es el partido del núcleo duro de las federaciones
cocaleras. El partido se ha convertido en una inmensa gelatina donde
pululan los oportunistas de toda clase. Las bases cocaleras han
quedado relegadas. A pesar de todo han continuado dando su apoyo a
su dirigente cocalero, líder y presidente del Estado boliviano, que no
tiene nada de plurinacional, comunitario y autonómico, como establece
la Constitución. El apoyo se ha seguido haciendo sentir en las últimas
elecciones nacionales, en plena etapa de la decadencia política, de lo
que fue el proyecto del instrumento político de las organizaciones
sociales y terminó siendo la cenicienta de burócratas al servicio de las
empresas trasnacionales extractivistas; al servicio de la burguesía
nacional, fortificada con los nuevos ricos, al servicio de los
terratenientes, a quienes el gobierno ha salvado de la reforma agraria,
que todavía estaba inscrita en el texto constitucional en la Constitución
aprobada en Oruro.Cuando las bases intentan elegir a sus candidatos para las elecciones
de gobernación y municipios, el líder, la burocracia del partido, el
ejecutivo, se oponen, pues ellos consideran que son los dueños del
MAS, que son los que tienen que imponer candidatos, garantizando el
control pleno de la camarilla, que se ha hecho del partido que no les
pertenece.
Lo ocurrido en Shinahota ha llegado lejos. Las bases enfrentaron al
líder y presidente, exigieron que se cumpla la determinación de las
bases, que eligieron como candidata a Lidia Poma. El periódico La
Protesta describe la situación de la siguiente manera:
En Shinaota sus habitantes enfrentaron y expulsaron del pueblo al
presidente Evo Morales porque quiso imponerles un candidato a alcalde
desconociendo un masivo cabildo. Como lo expresa Rolando Vargas,
secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Shinahota y antiguo
dirigente del IPSP : “Se va hacer respetar la decisión del cabildo abierto
que eligió con 3.400 votos a Lidia Poma como candidata del MAS a la
Alcaldía de Shinahota, así no le simpatice al presidente Evo Morales
porque no se arrodilló ante él, esa es la decisión del pueblo”1.
La represión no tardó en llegar. Se apresó a los dirigentes Elmer
Lizarazu y Herbert Valencia; ellos se encuentran detenidos y
procesados; también se procesa a todos los dirigentes y pobladores de
Shinaota, quienes se movilizaron exigiendo se respete su derecho a
elegir a su candidata a alcaldesa, así como el respeto a la decisión
soberana del pueblo de Shinhaota. El enfrentamiento se ha desatado
entre las bases cocaleras del Chapare y su líder y presidente, entre las
bases y la camarilla, que ha usurpado a los movimientos sociales la
conducción del proceso de cambio, llevándolo al barranco.
El periódico La Protesta sigue describiendo la secuencia de hechos de
esta coyuntura electoral:
Posteriormente se informó de un acuerdo, con el nombramiento de otra
candidata a alcaldesa. Pero este acuerdo fue entre dirigentes y no se
respetó la decisión popular. Se cedió ante la represión, por las
1
¡Libertad a los dirigentes de Shinahota y respeto a la decisión de su pueblo! La Protesta; 28 de diciembre
de 2014.amenazas de represión, procesos legales e incluso prisión de dos de
los dirigentes2.
Ante estos eventos de enfrentamiento entre bases y gobernantes,
bases y camarilla, bases y líder, las preguntas son: ¿Qué es lo que
busca la camarilla imponiendo candidatos sin legitimidad y apoyo? ¿Por
qué lo hace, arriesgando que la población no vote por el candidato
oficialista? ¿Es que confían en que las bases seguirán votando
disciplinadamente porque el líder así lo quiere? ¿Qué clase de apuesta
política es esta?
La explicación hipotética puede venir por distintos lugares. La más
prosaica: los candidatos oficialistas han comprado sus candidaturas. La
más dramática: El líder, los gobernantes, la camarilla, ya no dan pie
con bola; están tan corroídos por la decadencia, por su enajenación,
por sus burbujas clientelares, que consideran la política de una manera
patrimonial. Agravando con esto la crisis interna de su partido,
escondida, hasta ahora, por la disciplina de las bases, por los montajes
publicitados, por el afecto y respeto que todavía se tenía por el líder.
Las bases tardan en descubrir quién es el líder; ya no es lo que creían
que era, el líder del cambio, sino un caudillo más, que se comporta
como todos los caudillos, atrapados por las seducciones del poder.
Entre estas dos hipótesis polares se pueden mencionar otras
intermedias, por así decirlo, incluso mezcladas. Sin embargo, lo que
importa es poner en evidencia un comportamiento del poder que es un
síntoma de su decadencia; se trata de una manifestación despótica,
que esconde el miedo a las bases.
La crisis del MAS ha estallado; lo que se venía germinando ha
terminado por brotar y desbrozar. Un partido nacional, enorme, como
el MAS, se encuentra jaloneado por la concurrencia de fuerzas
diferentes, con distintos intereses. Lo primero que salió fueron los
intereses corporativos, gremiales, exigiendo cuotas de poder. Aunque
esto sea un tema de conflicto, no es el principal. El principal tema del
conflicto no es corporativista, es entre democracia sindical, democracia
de asambleas, democracia de las bases, en oposición al despotismo del
líder, de los gobernantes, de la camarilla usurpadora. No podía ser de
otra manera, cuando hablamos de los resultados dramáticos de un
proceso que se generó en la movilización prolongada del 2000 al 2005.
2
Ibídem.Aunque no somos electoralistas, aunque interpelamos esta conducta
liberal incluso en izquierdistas, no podemos quedar callados ante los
atropellos de un Estado-nación contra todo germen del Estado
Plurinacional Comunitario y autonómico, ante todo atropello del poder
contra el ejercicio democrático de las poblaciones, los pueblos, los
sindicatos, las bases.


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