No son víctimas sino trabajadoras sexuales
Entrevista | Paula Ezquerra, integrantes de Prostitutas Indignadas
“El acoso en el Raval corresponde a intereses especulativos que atentan contra nuestra dignidad”
Entrevistamos a Paula Ezquerra, una de las cuatro representantes del colectivo barcelonés Putas Indignadas.
Eduardo Nabal
15/02/15 · 8:00
Diagonal
Paula Ezquerra nació en Buenos Aires y ha recorrido varios países de Europa y Latinoamérica ejerciendo la prostitución. Actualmente es una de las cuatro representantes del colectivo Putas indignadas, una asociación que lucha porque se les deje ejercer su oficio y se reconozcan sus derechos y libertades en las calles de Barcelona.
Formas parte del colectivo Prostitutas indignadas. Esta tarde has acudido a una cacerolada en las calles de Barcelona, ¿qué pedís y quien no os escucha?
Nosotras formamos parte de un colectivo que quiere, ante todo, que se nos deje trabajar tranquilas, algo cada vez más difícil en Barcelona en barrios históricos como El Raval o el Barrio Chino. Los intereses inmobiliarios y especulativos están detrás de todas estas actuaciones represivas. Queremos una ley que reconozca nuestros derechos y libertades, independientemente del país de origen. Que somos trabajadoras, no víctimas.
Luchamos día a día por salir adelante y por eso hemos formado un colectivo. Somos cuatro chicas representantes, Janet, Ana y María José y yo, pero nos unimos a mucha gente sin recursos que quiere seguir viviendo en su barrio. El documental Ciutat Morta deja claro este entramado de especulaciones inmobiliarias y quien ampara la violencia. Recibimos continuas amenazas policiales y el alcalde de Barcelona ha optado por presentarnos como “víctimas” para una serie de reformas urbanísticas que responden a intereses inmobiliarios.
Nosotras pagamos nuestras hipotecas, aunque con todo lo que está pasando aquí y en Europa sea cada vez más difícil. Entramos en contacto con ‘Genera pro Derechos de las trabajadoras sexuales’ y el único enlace para poder hablar con el ayuntamiento es ABITS (Agencia per l Abordatge integral del traball sexual en Barcelona).
Llevo quince años aquí y sigo luchando por las que estamos en la calle, las mas expuestas y vulnerables, ante la persecución de los cuerpos de seguridad. Y ante los utópicos intentos de un mundo perfecto invito a los y las abolicionistas a que abandonen sus sueldos y sus despachos y jerarquías sociales y darnos a todas las putas indignadas ese privilegio, pero aun así la realidad del trabajo sexual no se terminará. La explotación económica se extiende en todos los sectores, lo que ocurre que a nosotras nos toca el impuesto y la estigmatización social.
Cuando yo me acerqué a lo que hoy se llama movimiento LGTBI se hablaba del asesinato de la transexual Sonia por un grupo de skins neonazis. Ha habido casos que no han acabado igual pero podía haber sucedido. También tenemos el asesinato de un empresario de un local de ambiente Juan Andrés Benítez, por un grupo de mossos de esquadra.
¿Teméis allí que no se haga justicia por ese sentido gremial que tiene la policía unida a otras fuerzas de poder?
Eso puede pasar y de hecho ha ocurrido. Los policías, algunos de ellos, mantienen algunos esquemas franquistas. Ellos son los que no se han reciclado y por eso protegen a los más violentos o anticuados, como los que asesinaron a Juan Andrés, cuya mentalidad, a pesar del uniforme, no es tan distinta de los neonazis que mataron a Sonia, por no decir igual o peor. Como hemos visto en el caso 4F, la impunidad de los policías de la vieja escuela sigue estando, en gran medida, garantizada, y eso es un debate que todas tenemos pendiente. Un debate urgente que nos debemos como sociedad.
Me decía Montse Neira que ha aumentado la prostitución de inmigrantes, que la prostitución masculina no se cuantifica, quue los insultos ‘maricón’, ‘puta’ nos preceden pero también se pueden apropiar o desactivar. ¿Cómo ves el panorama en la práctica?
Los clientes suelen ser aún hoy casi siempre hombres, en uno y otro caso. Tanto para la nosotras como para la prostitución masculina. No se los cuantifica, sobre todo, porque la percepción cultural no es la misma. Ellos no dejan de ser considerados socialmente como varones aunque sus clientes sean mayoritamente hombres gays. Aún así, creo que una serie de asociaciones, colectivos e incluso sectores sociales percibe hoy con más respeto que hace años el trabajo sexual. Eso va avanzando, por eso no se pueden amparar mas en victimizarnos o acosarnos. Tenemos un proyecto cooperativo para prostitutas y también para otra mucha gente que quiere seguir viviendo en sus casas y no donde quieren las grandes empresas que cambian y mutilan la faz de Barcelona.