El confederalismo democrático, el sueño de Abdullah Öcalan, líder del PKK, y de millones de hombres y mujeres kurdas, ha echado finalmente a andar, pero no en Turquía, sino en Siria, y no sin grandes desafíos. El principal, su propia existencia.
representante del PYD
Gülbahar Hassan: “No queremos dividir estados, solo que se respete la existencia del pueblo kurdo”
Gülbahar Hassan, representante del PYD, principal formación en el Kurdistán sirio, defiende su sistema de autogobierno como un modelo para Oriente Medio
Marta Martínez - Domingo, 1 de Marzo de 2015 - Actualizado a las 06:03h
deia.com
Bilbao - Socialismo, ecologismo y feminismo. Son los tres pilares del confederalismo democrático, el sistema instaurado por kurdos, árabes, asirios y otras minorías en el Kurdistán sirio hace dos años. Este sueño se llama Rojava (occidente en kurdo, por su ubicación dentro del Kurdistán) y aspira a convertirse en un modelo de convivencia para Oriente Medio. “Lo que queremos es vivir libremente en nuestras regiones. Nuestro objetivo no es dividir o fragmentar estados existentes, solo queremos que nos dejen en paz y poder vivir dentro de una autonomía democrática. Lo que queremos es que respeten nuestros derechos y nuestra existencia”, explica Gülbahar Hassan, representante en Europa del Partido de la Unión Democrática (PYD), la principal formación de Rojava.
Sin embargo, la principal amenaza para su existencia es, en estos momentos, el Estado Islámico, grupo terrorista al que las milicias armadas kurdas lograron expulsar de la ciudad de Kobane tras tres meses y medio de cruenta guerra. “La ciudad de Kobane ha sido liberada, pero en el cantón hay cerca de 300 aldeas, un 80% de las cuales también están bajo control de nuestras fuerzas; no obstante, hay aldeas no liberadas, lo que representa un gran peligro para Kobane y para el pueblo kurdo. Por eso, damos gran prioridad a la liberación de todas las aldeas que están bajo control de los terroristas”, señala Hassan. Otro de los desafíos es la reconstrucción de la ciudad de Kobane, que ha quedado completamente devastada por los combates y los bombardeos de la coalición internacional.
Un ejemplo: de las 19 escuelas que había en la ciudad, solo sobrevivieron tres; mientras que de los cuatro hospitales, solo quedó la mitad de uno en pie. De los 300.000 habitantes de Kobane antes de los combates, 280.000 huyeron al Kurdistán turco. “El problema es que hoy en día no hay ninguna seguridad para que puedan volver. Por un lado, los terroristas del Estado Islámico, antes de escaparse, minaron la región y hay muchísimas minas. Algunas personas que han vuelto, pisaron alguna y perdieron la pierna o el pie. Y, por otro lado, está el tema del agua. Los terroristas atacaron los depósitos de agua y ahora no hay suficiente. Hasta que no se resuelvan estos problemas, nosotros no animaremos a la gente a volver”, explica la representante del PYD.
Hassan ha estado estos días de visita en Euskal Herria junto con Siwan Zerdesti, representante del Congreso Nacional del Kurdistán en Bruselas. Ambos trabajan en Europa tratando de tejer relaciones con las instituciones europeas y los diferentes estados. “Hemos tocado puerta a puerta, hemos tenido cientos de citas, entrevistas, para solicitar apoyo tanto en el marco de la UE como en el marco de organizaciones cívicas. Kobane necesita ayuda”, asegura Hassan. En Euskal Herria, los representantes kurdos han visitado los parlamentos de Gasteiz e Iruñea y han mantenido encuentros con diferentes partidos políticos. “A nivel de potencias o estados, desde luego no hemos tenido ningún apoyo”, lamentan. “En cambio, como pueblos y organizaciones tenemos muchos amigos y cada vez va aumentando su número. Uno de ellos es el pueblo vasco”, agregan.
La resistencia Dice un lema popular kurdo que “la resistencia es la vida”. Y esto es lo que, según los representantes kurdos, se aplicó en Kobane entre el 16 de septiembre y el pasado 28 de enero. Presionada por el avance de los yihadistas sobre la ciudad kurda, la coalición internacional decidió intervenir en la batalla con bombardeos aéreos a puntos estratégicos del Estado Islámico, sin embargo, en el campo de batalla, quienes se enfrentaron a los extremistas fueron las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Unidades de Defensa de la mujer (YPJ).
“Si hemos logrado una gran victoria en Kobane ha sido gracias a que fue una revolución popular, todo el mundo participó en la guerra, todo el mundo participó en la resistencia de Kobane. Muchas muchachas estaban en el frente de guerra con sus padres y abuelos. Los que no podían combatir amasaban pan, llevaban agua y comida al frente. Fue una auténtica revolución popular, no hubo diferencias partidistas”, destaca Hassan sobre la victoria kurda sobre el Estado Islámico en Kobane.
“También gracias al pueblo del Kurdistán norte (Turquía). Casi todas las familias compartieron su comida, su pan, su agua, asistieron a los heridos, acogieron a la gente y muchos jóvenes kurdos de Turquía ingresaron clandestinamente en Rojava. En torno a Kobane hubo una gran unión nacional kurda, e incluso se ha despertado un interés internacional y solidaridad. Kobane se ha convertido en un símbolo”, sentencia.
Los kurdos no solo no han contado con apoyo internacional, sino que cuentan con un importante enemigo: Turquía. “El Estado Islámico es un grupo títere que fue creado fundamentalmente por parte de Turquía, Catar, Arabia Saudí y diferentes fuerzas que no quieren estabilidad en la zona, que no quieren que el pueblo kurdo y otros grupos étnicos tengan sus derechos”, denuncia Hassan. La realidad es que, durante meses, Ankara asistió impasible a la feroz ofensiva del Estado Islámico sobre Kobane, a apenas 500 m de su frontera. Los kurdos tienen una explicación: que el enemigo de Turquía no es el Estado Islámico, sino el pueblo kurdo y por eso se niega a aceptar en su frontera una autonomía kurda, con una base ideológica ligada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
confederalismo democrático Desde 2012, gran parte del territorio del Kurdistán sirio está controlado por milicias kurdas. Un año después, representantes kurdos, árabes, asirios y de otras minorías anunciaron la creación de un gobierno interino en la región bajo un sistema de confederalismo democrático, que promueve un autogobierno de base, con igualdad de género y ecológico. “En los últimos 200 años, la modernidad capitalista ha entrado en Oriente Medio y se crearon varios sistemas y estados. En ninguno de ellos fueron reconocidos los derechos del pueblo kurdo. Sobre todo, después de la Primera Guerra Mundial, cuando el Kurdistán fue dividido en cuatro partes, y después de la Segunda Guerra Mundial, cada vez fueron más limitados los derechos del pueblo kurdo, se aplicó una política de asimilación y genocidio contra el pueblo kurdo. Ahora, se han celebrado dos conferencias en Ginebra por la guerra en Siria y los kurdos no hemos sido invitados. Esta vez, cuando quieren rediseñar el Oriente Medio, no vamos a caer en la trampa. Antes de la guerra comenzamos a fundar nuestras instituciones lingüísticas, económicas, sociales, y si hoy en día hemos obtenido una victoria sobre la barbarie ha sido gracias a nuestra previsión y preparación”, argumenta la representantes del PYD.
Rojava y su autogobierno se extiende hoy en día por tres cantones: Efrín, Kobane y Jazira, con una población aproximada de 4,6 millones de habitantes y sin unidad geográfica. “Nosotros podemos ser un ejemplo para Siria y un modelo de solución para todo el Oriente Medio”, sostiene Hassan. “En nuestros cantones no hay discriminación, todas las etnias y religiones son respetadas y están representadas, y puede ser, sobre todo, un ejemplo para todas las mujeres de Oriente Medio”, agrega. En el confederalismo democrático de Rojava rige un sistema de copresidencia, es decir, que todos los cargos están representados por un hombre y una mujer. Así, por ejemplo, el copresidente del PYD es Salih Muslim, mientras que su par femenina es Asya Abdullah. Además, existe una ley de cuotas, que fija en un mínimo de 40% la presencia de las mujeres en las instituciones y partidos. “Frente al sistema patriarcal, sobre todo, en Oriente Medio, el sistema de copresidencia es una medida de igualdad y democracia”, apunta la representante del PYD.
Durante la batalla de Kobane, la presencia en el frente de una milicia formada exclusivamente por mujeres llamó la atención internacional. Para Hassan, “estas mujeres fueron un modelo para todas las mujeres de Oriente Medio, porque si el Estado Islámico hubiese logrado su objetivo, seguramente habría decapitado a los hombres kurdos y esclavizado a las mujeres kurdas”. “Las mujeres kurdas tenemos que estar en todos los ámbitos de la vida”, sentencia la política.
Dilar Dirik, activista en el Movimiento de Mujeres kurdas e investigadora sobre el Kurdistán y el movimiento de mujeres, tiene una visión crítica de cómo se ha tratado este tema en los medios occidentales. “Los medios de comunicación capitalistas de masas, e inclusos sus revistas de moda, se han apresurado a apropiarse e instrumentalizar la lucha legítima de estas mujeres como si fueran una especie de fantasía sexy al estilo occidental. Han focalizado su interés en elementos muy superficiales como que ‘los combatientes del Estado Islámico temen a las mujeres kurdas porque si una mujer los mata no van a ir al cielo’”, se quejaba recientemente en una entrevista en Pikara Magazine.
“En los tres cantones de Rojava se cumplen las normas de copresidencia, de cuotas y se han creado unidades de defensa de las mujeres, consejos de mujeres, academias, tribunales y cooperativas. Las leyes tienen como objetivo eliminar la discriminación de género. Por ejemplo, los hombres que ejercen violencia contra las mujeres no pueden ser parte de la administración. Uno de los primeros actos del gobierno fue la criminalización de los matrimonios forzados, la violencia doméstica, los asesinatos por honor, la poligamia, el matrimonio infantil y el ‘precio de la novia’”, explicaba sobre el sistema de Rojava.
El confederalismo democrático, el sueño de Abdullah Öcalan, líder del PKK, y de millones hombres y mujeres kurdas, ha echado finalmente a andar, pero no en Turquía, sino en Siria, y no sin grandes desafíos. El principal, su propia existencia.
ROJAVA