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Chile: De desastre en desastre en todo orden de cosas

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J) :: 23.04.15

Basta ya. Basta de destrucción natural, política, económica y moral. A tomar el toro por las astas desde los barrios y localidades.

Chile: De desastre en desastre en todo orden de cosas

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

A los habitantes de los territorios controlados por el estado chileno nos llueve sobre mojado, cuando no es un terremoto es una inundación o una erupción volcánica o un incendio gigantesco. Farkas, el minero millonario, corre para acá y para allá enfundado en las más caras ropas que adquiere en la Quinta Avenida de Nueva York, donde reside pomposamente, llevando camiones de ayuda disputando el liderazgo en las encuestas boca a boca de la población, en franca carrera de popularidad con las autoridades que caen constantemente en las encuestas, al igual que la oposición. El buen burgués, joven, encachado, rubio, pelucón y casado con una figurita estilo Playboy, no ha hecho secreto de sus ambiciones de llegar a ser candidato alternativo a la crisis de los partidos, un buen viejo pascuero y patriarca bondadoso que puede venir a salvarnos de la miseria y la desolación. Piñera había ganado por ser un empresario exitoso que amasa millones y millones mientras la población chilena vive el empeoramiento de los servicios y el estancamiento de los niveles mínimos de ingreso.

Como si fuera poco todos los partidos políticos, sin excepción, así como muchos empresarios, han sido pillados con las manos en la masa monetaria y financiera que circula en las altas esferas políticas, de negocios y universidades, comprando a moros y cristianos, derechistas e izquierdistas, lo que ha llevado al ministerio público y el poder judicial a intentar lavar la cara del sistema económico que sufrimos y la falsa democracia que padecemos, esto es, transferir al ámbito jurídico-procesal la crisis del circo parlamentario, legislativo, represivo y gubernamental que nos atormenta cada día.

El empresariado chileno ha llegado a traspasar los límites del extractivismo en una vorágine destructiva que ha llevado a las más diversas regiones del país a levantarse y desarrollar fuertes movilizaciones de resistencia que en su mayoría caen en las garras del apetito de los partidos que disputan el poder y su único mensaje es “Nosotros lo haremos mejor, sólo dennos el voto o súmense a nuestras fuerzas”. Vergüenza daba ver la marcha del agua en Valparaíso convocada para “recuperar el agua y el poder” con banderas del Partido Comunista, del Partido Socialista, el Frente y Movimiento Rodríguez, grupos que se reivindican del MIR y de la Juventud Rebelde Miguel Enríquez, por nombrar algunas. La utilización y el manoseo siguen siendo la tónica de una izquierda que no ha conseguido superar el paso de los años y las modificaciones del capital y de la naturaleza.

Mientras las orgánicas se disputan las calles y las instituciones para la toma del poder y los que ya están arriba roban como desaforados, el extractivismo minero, pesquero industrial, forestal, energético, inmobiliario, agroindustrial, etc. siguen destruyendo y envenenando las tierras, las aguas, montañas, bosques, mar y todo lo que sea vida, trayendo como consecuencia un grave desequilibrio que la naturaleza busca recuperar mediante sacudidas que estremecen todo lo construido-destruido por la mano del homo-tecnologicus y su afán de lucro.

Ya está claro que todos los partidos o grupos que ocupan el poder y los que empujan para arrebatárselo, van a seguir con el extractivismo y ya se ha demostrado internacionalmente que las izquierdas en los gobiernos desarrollan aún más la destrucción de la madre tierra para la acumulación capitalista que les permita cooptar clientelarmente un sector de población mientras se reprime a las comunidades, indígenas, afrodescendientes, campesinos, aldeanos, pescadores artesanales y habitantes de las periferias de las ciudades, es decir, las capas no vinculadas a los beneficios estatales y empresariales, que siendo distribuidos desde los focos de la corrupción que se ha destapado en casi todos los países del continente, buena parte va directo a los bolsillos y cuentas en el extranjero de las burocracias gobernantes, legislativas y administrativas, por lo que la población ha ido perdiendo la confianza en las instituciones y partidos, levantando en muchas partes formas locales de resistencia y de formas de vida comunitaria que permitan compartir los bienes comunes como la tierra y los alimentos, así como producir energía alternativa, plantas medicinales y ferias del trueque, huertas y metodologías de bioconstrucción en un formidable retorno a lo natural, a seguir y respetar los ritmos y requerimientos de la madre tierra junto al desarrollo de nuevos usos y costumbres que tienen como base la proximidad, el afecto y las dinámicas conjuntas al estilo minga en barrios y localidades, abandonando las propuestas macro de que hay que cambiar los dirigentes del estado para superar la debacle, asumiendo más bien la convicción de que la caridad comienza por casa, que primero hay que empezar con los vecinos cambiando el entorno inmediato y luego vemos con otras localidades o comunas como nos vamos coordinando para los asuntos de varias localidades.

Por eso la primera tarea debiera ser la selección de un vecino o vecina en cada comuna para que recorra los barrios promoviendo la autoorganización de escuelas propias, salud autónoma, huertas, juegos de niños y actividades que recuperen el verbo compartir, que plantee la siembra sin transgénicos y el fin del extractivismo para descubrir entre vecinos y los trabajadores de las empresas locales nuevas maneras de producir, aprovechar que se avecina la temporada de cacería de votos para las elecciones municipales e inscribir a ese vecino como candidato independiente a concejal lejos de los partidos y alianzas partidarias, sin importar si la gente vota o no vota y si gana o no gana el “candidato” de los vecinos, ya que si por milagro llega a ganar, su tarea de recorrer los barrios instando a compartir la vida en los territorios, gozará de legitimidad institucional, que poco contribuye a la autoorganización de vecinos, pero que permite quebrar barreras y llegar a un ámbito de población mayor que desde el under y el viejo sectarismo partidario, ya que hay mucha gente influida por el electoralismo y esos días prestan más atención a los cantos de sirena de los partidos y podrán también ver, escuchar y participar de las propuestas de formas de vida comunitaria en los barrios. El candidato es en realidad un pregonero de nuevas formas de vivir.

De esa manera, modificando las formas de vida en barrios, localidades y comunas, al tiempo que se desarrollan modalidades de autogobierno territorial, sin romper con las instituciones ni cayendo en la ilegalidad y sin diferenciar a los vecinos mediante categorías como izquierda-derecha, podremos entre muchos obtener una relación de re-equilibrio con la naturaleza en cada lugar concreto. La multiplicación de esos espacios autónomos y comunitarios es, como dijo Galeano “mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
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