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Como noticiaron a nivel mundial la reaparición de Marcos ahora como Subcomandante Galeano

Agencias :: 03.05.15

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Reaparece ’subMarcos’ en homenaje a Villoro
Associated Press | Domingo 03 Mayo 2015 | 13:53 hrs

Distrito Federal— El subcomandante Galeano, portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, participó ayer en un homenaje al filósofo Juan Villoro Toranzo, fallecido en marzo de 2014, y al zapatista José Luis Solís López, asesinado en mayo del mismo año, en lo que fue su primera aparición pública desde la despedida del personaje del subcomandante Marcos.

Marcos, el líder zapatista desde el alzamiento de 1994, al que no se le había vuelto a ver en público desde 2009 y sobre el que se habían hecho todo tipo de especulaciones, desde que estaba enfermo hasta que había muerto, reapareció en mayo de 2014 en el ‘caracol’ de La Realidad, uno de los municipios autónomos que funcionan al margen del estado mexicano y que se ubican en la selva Lacandona, en el sureño estado de Chiapas.

Allí, montado a caballo y con un parche en el ojo, anunció la “muerte” del personaje ’subMarcos’ y el ‘nacimiento’ del ’subGaleano’ —nombre adoptado en honor del zapatista asesinado en esas fechas— como uno de los vocero del EZLN, un acto que la mayoría entendió como un mero cambio de nombre del personaje, pero algunos no descartan que pueda conllevar a la larga a un relevo generacional.

El sábado, en un acto en el caracol de Oventic, cercano a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, y ante la presencia de cientos de simpatizantes y de los familiares del filósofo, entre ellos su hijo homónimo, el escritor Juan Villoro, Galeano elogió al intelectual fallecido, que siempre apoyó la causa de los pueblos indígenas mexicanos y que, según contó el subcomandante, incluso llegó a incorporarse al EZLN, indica la página oficial del EZLN.

El acto, en el que también participó al menos un representante de los familiares de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos en el estado de Guerrero el 26 de septiembre de 2014, fue parte de un seminario en el que se criticó el sistema capitalista y se denunció el acoso a las bases de apoyo civil del EZLN por parte de autoridades locales, estatales y federales mexicanas, tradicionalmente denominadas por los zapatistas como “el mal gobierno”.
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El País

Marcos reaparece entre la niebla
El líder zapatista, rebautizado como Galeano, protagoniza el homenaje del EZLN al filósofo Luis Villoro, fallecido en 2014
Pablo de Llano Oventic 3 MAY 2015 - 23:14 CEST

Este sábado en Chiapas, el subcomandante Marcos –ahora subcomandante Galeano, su nuevo alias desde hace un año– contó un cuento sobre un viejo filósofo que subió a lo alto de una sierra para hacerse guerrillero.

En el homenaje del Ejército Zapatista de Liberación Nacional al pensador Luis Villoro (Barcelona, 1922-Ciudad de México, 2014), Marcos, o Galeano, echó mano de su mejor recurso para recordar al intelectual: la literatura. Era mentira, pero había tanta niebla que parecía verdad.

El cuento empieza con el subcomandante escribiendo de madrugada en el cuartel general del EZLN, equipado “con una computadora que funciona con insultos y una impresora que sólo imprime lo que le parece digno”. Pero lo interrumpen para comunicarle que ha llegado alguien que quiere hablar con él.

–¿Quién?

–Un don Luis –le responden–, ya de edad él.

En el marco de la puerta se recortó la figura del filósofo. “Subcomandante”, dijo. Marcos le indicó que pasase. Según su cuento, hacía un frío “que mordía las mejillas como un amante obsesivo”, y él no se podía explicar cómo aquel señor mayor había sido capaz de llegar a la cima del monte. Luis Villoro traía barba de varios días y una camisa clara de cuello abierto.

–Quiero entrarme de zapatista ­–le dijo el filósofo al insurgente.

El cuento de Marcos cuenta que le respondió con un “no diplomático”, dándole variedad de motivos para que no se tomase la molestia de meterse en la guerrilla: motivos “geográficos, matemáticos e interestelares”, entre otros.

También le dijo que no les quedaban pasamontañas, pero el filósofo le respondió que se bastaba con su boina negra. “Con un razonamiento lógico impecable”, le explicó que si seguía poniéndose boina nadie notaría nada raro, mientras que con un pasamontañas, él, Luis Villoro, el discípulo de José Gaos, el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas, el exembajador de México ante la Unesco, el miembro del Colegio Nacional, él, con la cabeza tapada por un pasamontañas, así, don Luis Villoro, podría llamar demasiado la atención.

Marcos trató de alegar demencia, pero el filósofo se salió con la suya y pasó a engrosar las filas del EZLN con el alias de Luis Villoro Toranzo, su nombre y sus apellido reales –también, como la boina, para disimular–.

Villoro, además, le pidió al subcomandante que no desvelase el secreto hasta después de su muerte. Que después, sí, se lo contase a sus hijos y a su pareja, la filósofa Fernanda Navarro, como un extraño regalo de despedida: tu papá fue guerrillero; el hombre a quién amó, señora, era un miliciano zapatista.

Así decía el cuento que contó el subcomandante Marcos este sábado a mediodía en el caracol de Oventic. Caracoles, como llaman los zapatistas a sus feudos. Esa ficción fue su aportación a la memoria de Luis Villoro. A continuación, habló del otro homenajeado, José Luis Solís alias Galeano, un zapatista que fue asesinado hace un año en lo que las autoridades definieron como una riña campesina y los zapatistas como un asesinato político. “Fue secuestrado, torturado y rematado”, afirmó el guerrillero, que en su honor lleva el nombre de Galeano desde el año pasado, cuando el encapuchado más famoso del mundo se cambió de apodo e informó de que se retiraba del mando militar del EZLN para dejar su lugar al subcomandante Moisés.

A mediodía, al principio de la jornada, una columna de milicianos recibió a la entrada del caracol a los familiares de Luis Villoro y a los de su compañero fallecido Galeano. Iban uniformados: pantalón verde, camisa marrón, pasamontañas y todos con un parche pirata en el ojo, entre la insurrección y el carnaval. No llevaban armas de fuego, sino porras de madera. A medida que familiares y soldados bajaban por una cuesta empinada hacia la plaza de Oventic, una pista de baloncesto con dos canastas un poco desmejoradas, desde abajo empezó a sonar la canción Como la cigarra, que ya se ha convertido en el himno auto-irónico del movimiento zapatista con su arranque que dice Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y sin embargo estoy aquí, resucitando. El EZLN ya no es el fenómeno mediático de finales de los años noventa pero sigue presente en cinco áreas de Chiapas, con su lógica de resistencia y de autonomía político-económica, y con una mezcla paradójica de compulsión disciplinaria y sentido del humor.

Antes de Marcos-Galeano, participó en el acto el escritor Juan Villoro, hijo del filósofo, y aprovechó el clima del monte chiapaneco, la niebla que se cernía hasta convertir el espacio en un teatro de fantasmas, para hacer un guiño poético a la otra familia de su padre, a su tribu final: “Nos hemos reunido en una nube; un regalo del Ejército Zapatista. Y ojalá esta nube pudiera llover sobre el resto del país para transformarlo”. La viuda de Luis Villoro, Fernanda Navarro, le habló a su difunto y le recomendó que se quedase “tranquilo” en Chiapas, por la montaña, “fuera de esas ciudades civilizadas”.

Después de Galeano-Marcos intervino el subcomandante Moisés, primer indígena al mando del EZLN tras el paso atrás de su antecesor, criollo, de esas ciudades civilizadas. Moisés fue quien hizo el discurso de tuétano político. “Ser zapatista no es ponerse un pasamontañas”, enunció. “Ser zapatista es organizarse para destruir el sistema capitalista, porque el sistema capitalista nunca se va a poder humanizar”. La ceremonia había comenzado con el himno de México, que los zapatistas asumen como propio, y se cerró con el himno específico del ejército insurgente. Al día siguiente comenzaría una semana de jornadas de debate llamadas El pensamiento crítico frente a la Hidra Capitalista. Cuando el público se retiraba, por megafonía se dio un mensaje que resonó como una reivindicación de principios frente a la hidra. Había aparecido un billete tirado en el suelo. “Si alguien lo ha perdido”, anunció un representante del EZLN, “puede venir a buscarlo”.
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AFP
03/05/2015 12:32
Villoro “fue un zapatista hasta su muerte, y ahora se le recuerda por su compromiso”, pronunció el subcomandante Marcos

Oventic, Chiapas.- El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) rindió en Chiapas un homenaje, encabezado por el emblemático subcomandante Marcos, al filósofo Luis Villoro y a un maestro asesinado el año pasado.

Villoro, de origen catalán y fallecido el 5 de marzo de 2014, “fue un zapatista hasta su muerte, y ahora se le recuerda por su compromiso, fue un centinela”, dijo en el homenaje efectuado el sábado el subcomandante Marcos —que llevaba un año sin aparecer en público— ante unas 3 mil personas congregadas en el municipio de Oventic.

“Si algo le gustaría a él no es tanto que lo elogiáramos, sino que en su nombre diéramos las gracias a todos los zapatistas, a las comunidades y a todas las personas que lo hicieron ser mejor, que le permitieron aprender. Él tenía una honda gratitud por todos ustedes”, indicó su hijo, el escritor Juan Villoro visiblemente emocionado.

Con su clásico pasamontañas negro y gorra verde, el líder del EZLN (creado el 1 de enero de 1994), reveló que Luis Villoro se enroló formalmente en esa guerrilla por su propia voluntad, y pese a los intentos de disuasión protocolaria de sus comandantes, con la única condición de que nadie, ni su propia familia, se enterara de ello.

Cientos de zapatistas escoltaron desde la entrada de Oventic hasta el templete de la plaza a los familiares de Villoro y del maestro José Luis Solís López “Galeano”, quien murió el año pasado asesinado por un grupo de antizapatistas, sostuvo el subcomandante.

El líder zapatista ahora se hace llamar subcomandante “Galeano” en honor al maestro.

Solís López formó “parte de una generación de mujeres y hombres indígenas zapatista que se forjó en la clandestinidad, en la preparación del alzamiento de 1994, en la resistencia, en la rebeldía”.

Galeano, aseguró el subcomandante, “no murió en un enfrentamiento sino que fue secuestrado, torturado, desangrado, apaleado, macheteado, asesinado y rematado. Sus agresores tenían armas de fuego, él no; sus agresores eran varios y varias y él estaba solo”.

El EZLN se levantó en armas en 1994 en Chiapas y ha tenido como principal bandera la defensa de los derechos indígenas.


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