Los incendios en Valparaíso, Viña y regiones adyacentes van en aumento. Las acciones preventivas brillan por su ausencia y siempre las causas son, según las autoridades, un agente fortuito, como pájaros romanceando en un cable o por el estilo, escondiendo que las causas son otras, en especial la modificación de las micro cuencas ante el avance del cemento, la depredación y los bloques de departamentos derivados de la necesidad de ganancia de las inmobiliarias y constructoras, como que esas construcciones fuesen las únicas soluciones habitacionales posibles
Valparaíso. Salvar los bosques y el mar rescatando el común
Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Los incendios en Valparaíso, Viña y regiones adyacentes van en aumento. Las acciones preventivas brillan por su ausencia y siempre las causas son, según las autoridades, un agente fortuito, como pájaros romanceando en un cable o por el estilo, escondiendo que las causas son otras, en especial la modificación de las micro cuencas ante el avance del cemento, la depredación y los bloques de departamentos derivados de la necesidad de ganancia de las inmobiliarias y constructoras, como que esas construcciones fuesen las únicas soluciones habitacionales posibles.
Los comités de viviendas por subsidios, que ahora hay para la clase media como ha informado la prensa, en tanto los subsidios del desastre del año pasado que dejó más de 3 mil familias en pésima situación, aún están paralizados. O sea, hay platas para unos y en tanto para los damnificados hay una plaza que “Quiero mi barrio” está arreglando en el Pajonal. Más claro echarle agua. Mejor sería que entregaran los subsidios. Para otros comités de vivienda, sería importante que no los manden a lugares remotos, sino que debería estudiarse la construcción, o mejor las condiciones para la autoconstrucción con medios naturales, de ecoaldeas o villas ecológicas entre los bosques, con actividades productivas naturales, como huertas y granjas, fabricación de ladrillos y producción de animales o incluso apiarios y lácteos, cuero y lanas, al más puro estilo de la permacultura, la biodinámica y la agroecología, combinando todas esas artes y aprendiendo de las experiencias tradicionales y ancestrales.
Valparaíso, en vez de ver sus bosques incendiados, debería crecer en ellos, entre ellos, con ellos. Habría que lotear y parcelar en grandes áreas comunes para 50 a 100 componentes que pueden interactuar en áreas compartidas, como lavandería, cocina, comedor, huerta, unidades de producción, consultorio propio de salud, escuela propia, cine, biblioteca, etc. reduciendo el área habitacional personal o individual, y pagarles a los propietarios de los fundos a plazos por parte de los mismos particulares en la forma de caución solidaria, es decir, si uno no paga, pagar entre todos, lo que puede hacerse mediante el sistema del Banco Esperanza o banco de los pobres. Eso permitiría vivir casi como una gran familia, sembrando los gérmenes del común, de la comunidad. Entre varias ecoaldeas o villas ecológicas, en vez de permitir la instalación de los siniestros malls o grandes tiendas, adecuar espacio para ferias del común, donde se mercadeen e intercambien productos sanos, cachureos, artesanías, oficios varios, artes diversas, en fin, en forma de convivencia con payasos, cantantes y saltimbanquis como en las viejas costumbres del común en el medioevo.
La autoconstrucción con medios naturales y reciclaje, no sólo abarata los costos enormemente, sino que se vive en un ambiente más sano, antisísmico y anti incendios, ya que los bosques quedarían encerrados en círculos de protección y ya no podrían extenderse hacia la población de los cerros ni alcanzar los mini bosques de algunas de las quebradas porteñas que también hay que salvaguardar.
Ello requiere obviamente el impulso a las actividades conjuntas en barrios, cerros, calles y cuadras para sembrar prácticas que generen otra conciencia y rescaten valores como el respeto, el afecto, la construcción conjunta entre muchas manos y corazones. Con ese espíritu es posible pensar y trabajar por la ocupación de los bosques cambiando su destino de ser focos de incendios en beneficio de las empresas depredadoras y rescatarlos junto a los habitantes de los cerros para el Buen Vivir.
Es posible eso?
Seamos realistas, pidamos lo imposible.
O mejor que pedir, vamos a juntarnos los interesados para conocernos e intercambiar ideas al respecto, para lo que les invitamos a conversar a través del correo valparaisohabitat@gmail.com y decidir entre varios una convocatoria abierta, que haríamos en la caleta Portales, ya que nos interesa la cooperación y apoyo mutuo con los pescadores artesanales y la gente encarnadora, que están siendo arrinconados por la pesca industrial y las cuotas de pesca adjudicadas por la subsecretaría de pesca, así como por los proyectos de modificación del borde costero.
Abrazos
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Ex presidente de la Junta de Vecinos del Cerro Yungay
Coordinador de la Feria del Común de Playa Ancha