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El sujeto del cambio: el común

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J) :: 13.07.15

Como ejemplo para graficar estas reflexiones, traemos primeramente las experiencias que tuvimos en Argentina y Brasil

El sujeto del cambio: el común

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

Como ejemplo para graficar estas reflexiones, traemos primeramente las experiencias que tuvimos en Argentina y Brasil. Comencemos en Brasil con los compas del Grupo de Investigaciones del Derecho Alternativo, país donde ejercí como profesor de Derecho en 7 universidades, cuyas certificaciones tengo conmigo y debo anotarlo, pues estamos viviendo entre mentirosos y oportunistas que no vacilan en disparar cualquiera acusación en su disputa por el poder y gente que les siga encandilados por las promesas de cambio sin mover un dedo, salvo sus llamados a que la carne de cañón salga a las calles a sacarles las castañas del fuego en lo que llaman acumulación de fuerzas que ellos obviamente decidirán a donde y como mover el cuerpo, aunque, hay que reconocerlo, muchos se están saliendo y escapando de la trampa de los partidos y grupos de afinidad ideológica y algunos, también hay que reconocerlo, frustrados y agarrados por la máquina sistémica, se van para su casa a aplaudir los que consideran “avances sociales”, sean medidas de gobiernos, sean luchas reivindicativas que en su masividad hacer revitalizar la esperanza del cambio, que en realidad no va a ocurrir si una importamte mayoría se deja llevar por el consumismo, el comodismo y el hedonismo revolucionario, esto es, el placer de compartir gritos y declaraciones de odio contra el sistema una o dos veces al mes, a pesar de que algunos van a todas las paradas y se encuentran con afines y se saludan con grandes aspavientos en medio del fragor de la “lucha” que luego el estado subsume justificando el elevado salario de sus técnicos y profesionales dedicados a planificar el sometimiento.

Partamos diciendo que con los profesores y estudiantes de derecho que adherimos al GPDA (Grupo de Pesquisas do Direito Alternativo), que tuve la honra de fundar y presidir a lo largo del país, defininimos a modo de inicio, ir una o dos veces al mes a compartir en las tomas de tierras, asentamientos y campamentos del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, el famoso MST, allá en el año de 1992, al poco de llegar a Brasil contratado como asesor para la creación de la Universidad Metodista de Sao Paulo, donde un importante equipo de profesores y pastores eran militantes y simpatizantes del PT, partido de los trabajadores, fundado por Lula, dirigente sindical de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, socialdemócrata y seguidor de la doctrina social de la iglesia católica, fundamento de la Democracia Cristiana en muchos países, especialmente en Chile, Ecuador y Venezuela. Buena parte de esos profesores y pastores metodistas constituyeron previamente el Institufo Metodista de Sao Bernardo, justo en medio de las luchas sindicales de la época, año 1991, y de expansión del partido de Lula, al que se sumaban grupos y corrientes de izquierda de diferentes colores, desde ex miembros del PC, hasta una infinidad de partidos y corrientes troskistas, además de liberales progresistas y ex guerrilleros guevaristas, que posteriormente se fueron retirando generando el actual abanico de las izquierdas brasileñas sin un fuerte arraigo social como el que alcancó el PT, en parte gracias a estos mismos grupos que habían ingresado con una perspectiva de poder, más que de cambio. Ello le ha costado muy caro a todos ellos hasta ahora, en especial debido al fujerte viraje de Lula hacia el neoliberalismo y alianza con los grupos económicos más poderosos del país, en especial del cemento, los hidrocarburos y la burguesía agraria exportadora.

El MST aparecía como el sector más ético y efectivo en la lucha social, ya que ocupaban una hacienda tras la otra, llegando a ser el movimiento okupa más grande del mundo, con más de un millón de campesinos afiliados y formando parte de las tomas de tierras, los asentamientos y los campamentos (enormes grupos de familias campesinas instalados en carpas de plástico negro esperando la reforma agraria y de donde partían a las ocupaciones previamente estudiadas y planificadas). Esos campamentos se alimentaban gracias a la solidaridad urbana mediante grandes campañas del MST apoyado por la CUT del PT, tema que no alcanzamos a dimensionar cuando inicialmente llegábamos con decenas de estudiantes de derecho de diferentes universidades que aprendían su carrera en el terreno más complejo posible. Luego decidimos, tras un año de apoyo, participación y aprendizaje en diferentes campamentos, tomas y asentamientos, retirarnos y no continuar la relación, debido a la instrumentalización y aprovechamiento que poco a poco comenzamosd a detectar, en especial en reuniones con la dirección nacional, particularmente con Gilmar Mauro y Stédile, los máximos líderfes del movimiento. Durante un año fuimos engatuzados, lo que nos sirvió como escuela y permitió a muchos comprender por donde iba el MST y tomar la debida distancia.

Lo primero que afectó la relación fue descubrir qie el MST era el brazo agrario del PT, como Ranquil y Anamuri son brazos agrarios del partido comunista chileno, o las Farc el brazo armado del partido comunista colombiano. Si bien en la dirección del MST había una alianza de varios partidos, era el PT que tenía el 90% de los dirigentes, dejando el 10% restante para el PCB (Partido Comunista Brasileño, fundado por Prestes) y una enormidad de partidos troskistas y guevaristas, que muy luego abandonaron esa organización agraria y salieron a fundar otras, hastiados de la hegemonía petista y subordinación a la socialdemocracia de Lula. Tanto Mauro como Stédile y la totalidad de los principales dirigentes resultaron ser militantes del PT, cosa que sorprendió a muchos y ayudó a comprender la mentira de la “vocación revolucionaria” del MST y a descubrir su verdadera “vocación de poder”. Así aparece claramente el MST como una táctica de presión al igual que el partido comunista chileno, con una pata en el gobierno y la otra en los movimientos sociales como el Colegio de Profesores de Chile, donde los maestros están comenzando (por fin) a descubrir las manionras de los partidos que les dirigen.

El factor más evidente se presentó cuando planteamos a Mauro y Stédile la posibilidad de las formas de vida comunitaria en los asentamientos y campamentos, en especial los modos de otra economía de autogestión para no depender de las “ayudas” paternalistas del ámbito urbano e institucional, lo cual para ellos representó un peligro, ya que todo partido necesita instalar la dependencia de su gente, y si consiguen el gobierno y el estado, el clientelismo se hace parte esencial, de modo que la otra economía fue descartada y se empezaron a enfriar las relaciones, lo que nos llevó a retirarnos definitivamente, ya que no estábamos para organizar soldaditos de plomo. Ellos optaron por la economía plena de mercado, formación de cooperativas, préstamos bancarios y producción especializada para la exportación utilizando los mecanismos de la solidaridad internacional. Su dependencia total al PT les hizo bajar la intensidad de lucha para que Lula pudiera ocupar el gobierno, ya que pesaba la alianza con importantes sectores empresariales, algo así como Luksic y Angelini en Chile apoyando a Bachelet. Los cientos de miles de campesinos viviendo en carpas, aún después de tres gobiernos PT, siguen esperando la reforma agraria que no vendrá, pues el PT ha optado por potenciar la ocupación de tierras para monocultivo extensivo de exportación de commodities, de allí que todos los plateamientos “rebeldes” del MST quedan en el discurso, tales como la lucha contra Monsanto, el incendio de una que otra hacienda trsngénica, las marchas por la reforma agraria, etc, alimentando de manera “combativa” la base electoral del lulismo, que hoy se ha ido reduciendo de manera alarmante y obligará a Lula a aparecer poco menos que con boina y fusil AKA a prometer lo que nunca quiso ejecutar en sus gobiernos, aunque lo más seguro es que lo haga con gorra marinera, ya que intentará recuperar el apoyo del empresariado que se está desgranando como choclo. De un millón de campesinos, el MST ha decaido a menos de 200 mil personas, básicamente asentados que desarrollan el capitalismo agrario y ya no podrá potenciar nuevamente las dinámicas del campo como para enarbolar otra vez la bandera del cambio, a nenos que denuncie a Lula, lo que no hará, así que les toca inmovilismo y rezar por el milagro de que Lula pueda ganar la próxima elección (lo único que les interesa), lo que vemos, por decir lo menos, un tanto difícil, ya que la base social del PT ha sido fragmentada, la gente se les escapa, la autonomía crece vertiginosamente, como fueron las grandes movilizaciones del pase libre contra el alza de pasajes urbanos y contra el faraónico espectáculo del fútbol comercial.

15 años después, el año 2009 viajé a visitar nuevamente experiencias y comunidades donde había compartido en años anteriores, para ver la situación, comparar, conocer avances, retrocesos y desvíos, así como para asistir en Puno, Perú, a la Cuarta Cumbre de los Pueblos Indígenas de nuestro continente Abya Yala, por lo que no alcancé a ir a Brasil ni a Paraguay, tierra de nuestro querido amigo y compa Telmo Carrillo, asesor jurídico de comunidades y cronista de las luchas del pueblo guaraní, ya fallecido, enmarcando esos compartires solamente en Argentina, Bolivia y Perú, aunque pude compartir con nuestros queridos amigos y compas de Perú, como Hugo Blanco, y de Bolivia, como Óscar Olivera, de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, con quienes reafirmamos nuestra opción por la autonomía comunitaria y la certeza de los avances indudables e inevitables del Buen Vivir como cambio civilizatorio. Sin embargo lo que interesa destacar en esta oportunidad fue la hermosa experiencia vivida con la Unión de Trabajadores Sin Tierra de Cuyo, Mendoza, Argentina, experiencia que fue tristemente tergiversada y desviada por los dirigentes, en especial los provenientes de carrteras universitarias que se instalaron como tales formando un férreo aparato vertical, que aprendieron y copiaron en las escuelas de cuadros del MST brasileño.

Otro querido amigo de Mendoza me llevó a la UST donde puede interiorizarme alojando unos días con ellos, participando en las actividades productivas y visitando áreas de futuras tomas de tierras. Los campesinos y campesinas a su cargo contaban con dos o tres tomas de tierras donde producían alimentos que serían envasados por ellos mismos y lanzados al mercado, inicialmente por medio de cooperativas y redes de mercado solidario que no tenían mucha diferencia con el mercado tradicional, salvo que allí se juntaba gente progresista, de izquierda, ecologistas y peronistas ligados al kirchnerismo gubernamental, como personas y grupos de ex montoneros. La producción propia me pareció un gran avance, pero su forma de organización vertical semejante a un partido dejó mucho que desear, pues apoyaron a un grupo disperso de indígenas huarpes y los incorporaron en lo que llamaron pomposamente Movimiento Nacional Campesino e Indígena y se aliaron con un sector del Mocase, movimiento campesino de Santiago del Estero, también formados en las escuelas del MST brasileño y se filiaron a la Cloc, confederación latinoamericana de organizaciones del campo, de la Vía Campesina, la siniestra alianza de partidos en lucha por el poder que alimentó con bases sociales el Forro de Porto Alegre financiado por la Fundación Ford para aniquilar la creciente autonomía de la Acción Global de los Pueblos y regresar a la cohesión estatal de la mano con Lula y Kirchner con sus modelos de nacional-populismo o populismo nacionalista. A esta Cloc y Vía campesina están afiliados los brazos agrarios del PC chileno, Ranquil y Anamuri, y Stédile, el líder del MST de Brasil, visitó a los zapatistas en Chiapas para invitarlos a integrarse, pero ellos declinaron amablemente la invitación, en tanto los oportunistas corren a ponerse al alero de esa entidad partidaria transnacional. No fue sorpresa entonces enterarnos que la dirección del Movimiento Nacional Campesino e Indígena se habían transformado en base de apoyo de la actual administración peronista en el país trasandino. Las formas de vida comunitaria fueron trastocadas por ellos en meros estilos cooperativos ligados al mercado sin generar redes horizontales de cooperación y apoyo mutuo entre las experiencias, al estilo de una gran empresa, ya que objetivo es el socialismo, el capitalismo de estado, y tienen que organ izar la mano de obra urbana y rural de forma vertical para servir al gran patrón-estado.

Con ese contexto de experiencias vividas muy en carne propia, podemos adentrarnos en el estudio del sujeto del cambio, aunque el lector atento ya habrá extraido sus propias conclusiones, por lo que seremos muy sintéticos.

En esas experiencias no había iniciativa y protagonismo de las personas, sino subordinación vertical a los dirigentes y a los partidos.
No había el común, ya que se rechaza fuertemente la autonomía comunitaria, que puede asumir su propio protagonismo, desprenderse de los partidos, recuperar las formas tradicionales originarias de elección de autoridades comunitarias y acabar con el tratamiento a la naturaleza como mero “medio de producción”. Sustituyendo así el sujeto del cambio desde los partidos y vanguardias por el sujeto comunitario en que la madre tierra es parte del común y no un recurso económico productivo que debe explotarse hasta reventar.

El lector puede comparar las experiencias comunitarias de los zapatistas, los kurdos, Cherá, los nasa y los embera de Colombia, en fin hay tantos, que pueden verse en http:clajadep.lahaine.org y hacer sus propias reflexiones.

Por arriba sólo hay cambios cosméticos, por abajo los cambios son de formas de vida, de modo que el sujeto que aspira al poder no es sujeto de cambio, a diferencia que quienes están cambiando el muno sin tomar el poder.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

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