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Terremoto en Chile. Patria y matria: La relación con el ambiente

Jaime Yovanovic Prieto :: 17.09.15

Somos uno, no somos visitantes en la luna instalando burbujas y tubos para “adaptarnos”, aunque muchos seamos nietos de los colonizadores que pisaron tierras extrañas (para ellos) y nos instalaron la burbuja del estado y de las instituciones del poder

Patria y matria: La relación con el ambiente

Por Jaime Yovanovic Prieto
Jurista. Analista de antropología jurídica y derecho ambiental

El ambiente es lo que nos rodea, en que influimos y nos influye. Podemos mantener un ambiente más colorido o más sonoro, modificamos el ambiente y nos modifica, sin embargo es necesario precisar el concepto, ya que no somos extraños al ambiente, sino más bien parte de él, somos ambiente y el ambiente es nosotros . Somos uno, no somos visitantes en la luna instalando burbujas y tubos para “adaptarnos”, aunque muchos seamos nietos de los colonizadores que pisaron tierras extrañas (para ellos) y nos instalaron la burbuja del estado y de las instituciones del poder y la cultura europea, que no hizo nada de sincretismo ni miscigenación, sino simplemente genocidio y, como Jim Carrey en “The Truman show”, hemos vivido desde niños con el engaño de que así es el mundo, así es la vida y así es el “ambiente”. Para quienes no han visto la película “El show de Truman”, les contamos que se trata de un reality show de gran audiencia donde Truman no sabe que está siendo filmado y está rodeado de actores, creciendo a través de los años con ese engaño, donde hasta su esposa es una actriz, hasta que se hunde en el mar y el agua le llega hasta las rodillas y empieza a andar hasta tocar la burbuja que le separa del mundo exterior, de las cámaras, los técnicos y el público que devora sus anécdotas. Como un monito de zoológico o de circo. Siniestro, muy siniestro, pero las ganancias de la televisora son inauditas, para ellos bien valen un sacrificio humano, arrebatar la vida de alguien y arrojarlo a la hoguera sin inmutarse.
Guy Debord llamó a esto “la sociedad del espectáculo”, donde las apariencias se instalan como referente de vida. La vida se ejecuta como un escenario y representaciones, o sea, no realidades, o son “la realidad”, como los representantes políticos en el parlamento y la función ejecutiva y administratriva de la cosa pública, donde todos “actuan” un papel determinado tras las bambalinas por asuntos distintos a los que representan, en especial asuntos personales y de acumulación. Así, el “ambiente” o “medio ambiente” es una representación, una apariencia, pues nosotros, los humanos (des-naturalizados y des-humanizados), somos el medio ambiente al igual que un enjambre de abejas, una roca o formación rocosa, una flor o un jardín, un sembrado de acelgas, o un cardumen de peces, ya que las especies no son solitarias, son un común, un nosotros, no existiendo el Yo, salvo en la arrogancia “humana”, que necesita ese “Yo” para adaptarse al medio artificial en que nos tienen: la burbuja de Truman, donde hay que seguir el ejemplo de los super-héroes, los Rambos y las princesas esperando al príncipe que las sacará de la pobreza y las encumbrará a la cima del poder. También deben haber visto la película de la institutriz que conquistó al rey o “Un príncipe en Nueva York” y tantas otras que atropellan boleterías o hipnotizan en la TV, donde descansamos imaginando que este “Yo” vive y siente el placer del poder y la riqueza, sume a ello las películas de asaltantes que son muy simpáticos y se quedan con el botín, lo que queda como una “aspiración”, junto a los policías buenos que también son “humanos” y justifican su violencia racial haciendo sangrar a chorros a los malos con cara de árabes, albinos, latinos, negros u orientales. Todo ello para reforzar y reproducir la sociedad del espectáculo.

Hoy día todos son ambientalistas y hasta las empresas más perversas muestran maravillosas imágenes de paisajes y hermosos animales llenos de ternura, bajo la orientación de que una imagen vale más que mil palabras y nos producen sentimientos cochinos, manipulados, de enorme cariño e identificación con el paisaje o el bicho aquel, igual que la propaganda de los cigarrillos Camel que camuflaba un pene en los pliegues del camello, o las mansas pechugas de la modelo que ofrece visuales de su cuerpo lleno de sensualida afrodisíaca, para vender cualquiera porquería que va a entrar subrepticiamente acoplada al erotismo o la ternura y nos alimentará el deseo de adquirir ese producto comercial.

La relación con el ambiente se juega de esa manera, por ejemplo las municipalidades, las ONGs y “centros culturales”, llenan la visual de huertas, jardines, construcción en barro, cuidado de árboles y animales, en fin, una relación externa, estética y superficial con el resto del mundo natural, mientras las empresas extractivas, transgénicas y químico-farmacéuticas, aún de champú y jabones, arrasan con la vida en todas partes, desalojando a la gente del campo, la tierra, el bosque, la caleta y la selva. Así la sobrevivencia ya no pasa por relaciones de algunos humanos con externalidades o superficialidades de la madre tierra, sino por un cambio civilizatorio que reconozca que el buen vivir de las comunidades indígenas es la manera general en que se debe interactuar con el resto del mal llamado ambiente o medio ambiente.

No se trata como dicen los que defienden el actual estado de cosas, de volver a la época de las cavernas, sino simplemente recuperar el modo humano de reintegración al mundo, esto es, mediante las formas de vida comunitaria, el pro-común, entendiendo que esa vida comunitaria se refiere a la relación entre vecinos y de éstos con la madre tierra, ya que el puente de lo humano hacia lo natural es la comunidad, el enjambre, la manada, el cardumen. El flujo de las energías y los afectos entre vecinos es parte del flujo general del newen de la pacha mama. Los flujos kármicos que tocan e interactuan con los chakras son meras apariencias cuando se refieren el “equilibrio personal”, artilugio de los comerciantes disfrazados de “espiritualistas”, que hacen eso a falta de otra fuente de ingresos y que podrán recobrar el eje si incorporan a sus actividades el flujo general entre familiares, vecindad y naturaleza.
Si se entiende la importancia del pro-común, se puede comprender sin apariencias ni superficialidades, lo que realmente está sucediendo con la destrucción de la naturaleza y la vida. Veamos:
Pocos días atrás se alertó del riesgo de crecimiento de los mares debido al derretimiento del hielo de los polos debido al calentamiento global, que por su vez es producido por las emisiones de carbono que han aumentado enormemente en los últimos años debido al uso de fuentes energéticas derivadas de la extracción desenfrenada de los hidrocarburos, petroleo, gas y también carbón. Más claro, echarle agua. Muchos confían en la tecnología para superarlo, sin embargo las soluciones llevan al agravamiento y poco parece preocupar a los empresarios que colocan animales y plantas en su propaganda destructiva destinada a reproducir las apariencias, el engaño, el reality show.
Una de las fórmulas encontradas ha sido el fracking, que en vez de evadir las formaciones rocosas, las atravieza directamente con aún mayores efectos destructivos, lo que sumado a la explotación minera en profundidad o a cielo abierto, que ya alcanza dimensiones extraordinarias, todo ello afecta el equilibrio de las capas tectónicas y los flujos energéticos intrínsecos, de lo cual se divulgan pocos estudios serios, debido a la necesidad de invisibilizarlos, pues podría crearse pánico en la población y un aumento de la oposición al extractivismo, pero que sin embargo nos ayudan a convendernos de la urgente necesidad de un cambio civilizatorio.
Otra de las fórmulas “salvadoras” ha sido el biocombustible, que al necesitar gigantescas plantaciones de monocultivo, arrasan con los equilibrios biológicos en miles y miles de hectáreas, utilizando destrucción de bosques y el aumento del despojo por desposesión, es decir la expulsión de comunidades enteras de indígenas, campesinos, villorrios, afrodescendientes, árabes y africanos, que se amontonan en las fronteras de Europa y Estados Unidos, así como en las periferias de las principales ciudades del planeta, donde son presas del narcotráfico y de la militarización urbana disfrazada -nuevamente las apariencias- de lucha contra el crimen.
Terminamos esta parte enunciando los otros problemas que van caracterizando el actual proceso de destrucción del planeta y de la vida social: la destrucción de bosques y selvas, la pesca industrial de arrastre y aniquilamiento de la biomasa y formas de reproducción y desplazamientos de la vida marina. Construcción de represas que desvían el curso de las aguas incorporando nuevos y potentes factores de desequilibrio. Ductos que quieren hacer salir desechos al mar. Los relaves mineros y la incprporación de cianuro y otros químicos en las aguas. Los tendidos eleéctricos de largo alcance. Las antenas de celulares. Los transgénicos. Siga usted.
Los efectos sociales están también a la vista, las guerras esconden intereses extractivos y de control territorial, de allí que los huidos de los horrores de esas guerras, al no poder trasladarse a países vecinos, muchos de los cuales no están en guerra, pero su población está siendo acorralada, expulsada de las tierras y aprisionada en las periferias urbanas, lo hacen en dirección de los países industrializados, sabiendo que podrán encontrar fuentes de ingreso en trabajos de porquería.

Pasemos ahora a las dinámicas de soluciones.
Las marchas contra Monsanto no han servido de nada, ya que su expansión es aún mayor. Los gobiernos progresistas tampoco han servido de mucho, ya que todos están tambaleando debido a la crisis de las exportaciones y los bajos precios de los minerales y del petroleo, además que la fórmula que han encontrado para acumulación ha sido el aumento de la destrucción de la madre tierra y de las comunidades. La lucha de resistencia sólo funciona cuando son las comunidades las que las encaran en común.
Decenas y decenas de ejemplos en múltiples países demuestran que la fórmula se está presentando en las formas de vida comunitaria de integración interactiva con la madre tierra, lo que significa pasar de la fase de resistencia ciudadan a una fase de resistencia combinada de la población con el territorio, lo que requiere un nuevo sujerto del cambio, el sujeto del pro-común, o sea, vecinos que realicen actividades compartidas, sin lo cual la población seguirá siendo dividida y tironeada por los partidos y corrientes que lucran, digo luchan por el poder o por destruirlo desde las vanguardias.
Y por que los partidos, corrientes y vanguardias se oponen a las formas de vida comunitaria?
Simplemente porque se trata de sujetos autónomos que responden a sus propias iniciativas y no están esperando que los grupos organizados los lleven para acá o para allá, que los saquen a marchar o a luchar o que los inviten a una nueva constituyente, que sóo podrá provenir de las experiencias de la vida en común y no de un montón de inteligentes que hacen discursos para atraer voluntades tras el faro luminoso.
Qué significa entonces trabajar por el pro-común, las formas de vida comunitaria y la reintegración con la madre tierra?
Lo primero es que no se trata de un discurso de convencimiento, pues la gente ya está cansada de los propuestas que buscan arrastrarlos, digo atraerlos. Práctica que comienza con algunos vecinos y que poco a poco se transforma en algo eficiente que atrae por los propios hechos, que resuelve situaciones y permite desplegar vivencias positivas y pedagógicas, como una huerta compartida, una escuelita de reforzamiento escolar, un comité de salud natural, reciclaje, construcción natural o bioconstrucción, juegos de niños, talleres vecinales, energía alternativa, actividades artísticas y tantos otros que permiten compartir las miradas y las proximidades, coadyuvando a la recuperación de los fujos energéticos, afectivos y de confianza. Pero eso no se logra en espacios macros, sino en micro-experiencias barriales, por lo que además de profundizar y consolidar los espacios existentes, que en todas partes surgen por la necesidad y por la crítica a los partidos o corrientes, se trata también de multiplicarlos, est es, abrir uno tras otro en diferentes barrios.
La base es el distanciamiento de los partidos políticos, electorales o abstencionistas, de izquierda, centro, derecha y extremos, ya que no se interesan por el protagonismo, sino por el seguidismso del “estás conmigo o eres mi enemigo”, con lo que ayudan derechamente al divisionismo social.
Pero ahora vienen las elecciones municipales, con lo que todos ellos se desplegarán como cucarachas por todos los barrios como apóstoles de la buena nueva intentando atraer el voto o la abstención, dejando de lado y combatiendo el pro-común, por lo que no bastará darles las espaldas y encerrarnos en el aislamiento. Al contrario, habrá que salir al medio y plantar cara, siempre tras el objetivo de fortalecer las experiencias y multiplicarlas, sin desgastarnos en debatir con ellos, sean del color que sean, abstencionistas o electoralistas, ya que se trata del vecino, la vecina y los vecinos.
Nuestra alternativa va por el lado de llevar un candidato a concejal por comuna, sin partido ni bloque, vinculado a los vecinos y a alguna experiencia del pro-común, que visite los barrios sin pedir el voto, sino promoviendo las experiencias de compartir.
Converse con nosotros. Diga si podemos llevar un candidato a concejal en su comuna por la madre tierra, la anti-política y el pro-común
antipolitica16@gmail.com


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