Interpelamos a la política para que se cumplan estos derechos pero como no tenemos fuerza suficiente nos seguimos movilizando y decidimos crear las alternativas desde la comunidad.
Cambio climático: alternativas
Alternatiben Herria: “Cambiemos el sistema, no el clima”
El 6 de octubre, gracias al impulso del movimiento Bizi, se celebró Alternatiben Herrixka en Baiona y desde allí se hizo un llamamiento a multiplicar las alternativas de los pueblos por toda Europa en vísperas de la COP 21 de Paris.
Igor Gomez
05/12/15 · 8:00
“La desregulación climática está aumentando y acelerando, afectando ahora a las personas más pobres del planeta y a medio plazo poniendo en riesgo las condiciones de la vida civilizada.
Sin embargo, hay soluciones para enfrentarse al cambio climático y los caminos hacia la transición energética se multiplican. Asociaciones, personas, países y regiones de todo el mundo ya los han experimentado. Estas miles de alternativas participan en la construcción de una sociedad más comedida, satisfactoria y solidaria.
¡Construyamos un mundo mejor superando el reto climático!”
Con estas palabras alentaba Stephane Hessel, pensador, escritor y diplomático franco-alemán autor del libro-manifiesto político Indignaos a descubrir el Alternatiben Herrixka de Baiona el 19 de diciembre de 2012, meses antes de su muerte.
El 6 de octubre de 2015 gracias al impulso del movimiento Bizi se celebró Alternatiben Herrixka en Baiona y desde allí se hizo un llamamiento a multiplicar las alternativas de los pueblos por toda Europa en vísperas de la COP 21 de Paris.
La asamblea de la carta de derechos sociales de Euskal Herria se hizo eco de este llamamiento y propuso la organización de Alternatiben Herria en Bilbao el 24 de octubre.
Lo explica Unai Oñederra director del instituto Manu Roble-Aranguiz (ELA), y coordinador del encuentro: “Se hizo un proceso de participación para realizar la carta de derechos sociales de Euskal Herria, que es la alternativa que queremos los movimientos sindicales y sociales para la transformación. Interpelamos a la política para que se cumplan estos derechos pero como no tenemos fuerza suficiente nos seguimos movilizando y decidimos crear las alternativas desde la comunidad. Queremos enseñarlas y fomentarlas en el día a día en nuestras decisiones”.
La actividad económica al servicio de las personas, la naturaleza como sujeto de derechos, la solidaridad colectiva para la sostenibilidad de la vida y el derecho universal a la protección social son algunos de los derechos reIvindicados en dicha carta que sirvieron de ejes para el encuentro de Bilbao.
Mediante un proceso asambleario abierto se fueron proponiendo temáticas para empezar a trabajar. Como en todo pueblo, se formaron “barrios”, espacios donde dar a conocer y compartir experiencias: mesas redondas, comunicaciones, talleres, documentales, juegos, etc.
“El eje central de Alternatiba fue el cambio climático como impulsor del cambio del sistema por completo, de ahí su lema: “cambiemos el sistema, no el clima”. Decidimos que cada apartado de la carta social podía ser un eje o barrio y así fue”, explica Unai Oñederra.
Para Iñaki Barcena, director del departamento de ciencias políticas de la Universidad del País Vasco y miembro de Ekologistak Martxan, “Es importante que desde la sociedad civil y los movimientos sociales de este pueblo reivindiquemos otro mundo fuera de parámetros establecidos por el capitalismo. Que seamos conscientes de que debemos cambiar de manera de funcionar y buscar modelos alternativos. Alternatiben Herria es una buena ocasión para ello con vistas a la conferencia de Paris… en Euskal Herria, sindicalistas, ecologistas, feministas, del movimiento Gure Esku Dago, euskaltzales, bertsolaris etc. nos hemos juntado para debatir…”
Soberanía energética
A Barcena le toco hablar de soberanía energética: “Tenemos una dependencia importante de recursos energéticos (petróleo de Argelia o Rusia; el gas de Nigeria, Trinidad de Tobago etc.) Si queremos ser un país soberano tenemos que depender menos de su forma de vida. Tenemos que reconocer nuestra deuda ecológica y energética con otros países y ser más autosuficientes. Tenemos sol, viento, mar, etc. Igual no es posible solo con esto, pero hay que caminar en la vía de las energías renovables y si tenemos que ser dependientes, al menos negociar equilibrada y horizontalmente con otros países, de una forma no colonialista…”
Para Iñaki Barcena, es un debate importante que tiene que ver de lleno con la COP 21, “…porque cuando se plantea que hay que buscar alternativas a la crisis climática, tenemos que buscar alternativas que no hagan que los países colonizados y empobrecido tengan que seguir siendo la carne de cañón de nuestro sistema de vida “.
Por su experiencia como analista político y crítico, Barcena habla de la posibilidad de que los movimientos introduzcan parámetros que produzcan cambios en las instituciones. Reconoce que desde el año 2011 ha habido una protesta considerable en muchos lugares del mundo y cambios importantes en las instituciones, pero añade que “… no hay una traslación directa de la calle a las instituciones. Los cambios que se proponen desde la calle por diferentes motivos, vivienda, puestos de trabajo, medio ambiente, derechos sexuales, etc. se enfrentan con un sistema que dice que tienes que ser obediente, productor y cobrar 600 euros al mes.
También debemos tener en cuenta, añade este profesor, “que ciertos partidos políticos no están por el cambio, y eso es una dificultad añadida. Por ejemplo PP, PSOE, PNV o Ciudadanos. Este último lo que propone es mantener lo que hay de una manera más centralizada. Estos partidos quieren mantenerse en el establishment con el mínimo de pérdidas posibles.
Continúa explicando que es cierto que necesitamos alcaldes, alcaldesas, parlamentarios nuevos a favor del cambio social, pero deja claro que los movimientos y las instituciones deben jugar papeles distintos: “No son los mismos tiempos ni las mismas tareas…que no piensen que los movimientos tienen que practicar lo que dicen con obediencia. Ni los movimientos pensar que hay que guardar obediencia a los de su órbita política. Son lógicas distintas. Creo en las alianzas, en la combinación de lo institucional para el cambio social pero con respeto, sin subordinaciones y con independencia. Los movimientos sociales, campañas y formas de desarrollo alternativo de economía, salud, educación, ecología, energía etc. Tienen que seguir sus ritmos y las instituciones tienen que estar atentos e intentar compaginarlo pero con separación de tareas”
Educación
Tras hacer una parada en el barrio de Arragoa (cultura, educación, euskera etc.) Ana Pérez, del movimiento feminista y del sindicato Steilas, nos ofreció su visión de lo que son las alternativas en este barrio y del papel que juega la educación en el pueblo de las alternativas:
Cuando planeamos que otro modelo es posible, la carta convocó manifestaciones diciendo que tenemos alternativas. El modelo liberal no solo tiene influencia en el modelo económico, porque sus tentáculos llegan a todo los ámbitos. La ley educativa que impuso Wert o la ley que quiere aplicar el PNV (Heziberri 2020) también responden a intereses del mercado. Las políticas neoliberales nos imponen que modelo de ley educativa tenemos que tener. Estamos en contra de los informes PISA, OCDE y demás. Tienen un recorrido muy concreto y quieren un tipo de alumnado que respondan de una forma sumisa al hambre de neoliberalismo y el capitalismo.
Para Ana Pérez, el modelo de escuela que queremos va estrechamente unido a la sociedad que se pretende construir: “Queremos un modelo universal en el que todas las personas tengan igualdad de derechos, pública, coeducativa, y que garantice la cohesión social, que trabaje la igualdad de derechos respetando las diferencias. Y planteamos que hay alternativas sin salirse de los límites de la ley. Tenemos de ejemplo el de Oinherri o Herri unibertsitatea, proyectos alternativos. Todas tienen en común la participación del claustro y el alumnado. Si queremos que las personas del futuro participen en la sociedad, hay que educarlas. Queremos que se aprenda de una manera más crítica y se desarrolle el alumno de forma integral. Si queremos una sociedad inclusiva también necesitamos una escuela inclusiva.
Para Pérez: “Queda mucho por hacer pero tenemos el problema de que la educación sigue siendo un coto a mantener por cada gobierno. Quieren una escuela que adoctrine y eduque a sus súbditos”. Ana Pérez muestra su deseo de que el barrio de Arragoa que reunió a tanta gente en la Plaza Nueva de Bilbao tenga continuidad.
Juego de roles en Arragoa
Jone Bengoetxea participó en la organización del barrio de las vidas diversas y dignas (origen, identidad, sexual, funcional, gestión de la diversidad,…). Bengoetxea explica que este barrio fue un cajón de sastre de todos los colectivos marginados u oprimidos en la sociedad: “Este barrio era distinto a los demás. Era un barrio abstracto, nada fácil de medir ni configurar. Lo nuestro eran prácticas de vida, sexualidad, familia etc. Fue muy gracioso porque la particularidad que tenía era que, por ejemplo, el dibujo del barrio eran personas. Nuestro símbolo era una mujer negra transexual, ciega y sordomuda. Hubo debate sobre cómo escenificar a estos colectivos y cómo enfrentamos a la sociedad desde otras claves. Una dificultad era que no hubo una construcción teórica a la hora de hacer una propuesta política, no hubo una identidad común y eso era lo interesante. Nuestro programa era artístico-lúdico -festivo y de las prácticas. Le decimos a la gente se están haciendo las cosas de otra manera, sin decir que esto es la súper alternativa. Por ejemplo, teníamos actrices que iban preguntando quién era normal, íbamos jugando y rompiendo con los moldes establecidos. Si se me cae un tiesto puedo estar en una silla de ruedas. Todos somos vulnerables e interdependientes. Con ello queríamos romper con normacentrismos. No pusimos normas alternativas, pero pudimos ofrecer un menú de opciones a la gente. Las cosas también se pueden hacer otra manera”.
Si le preguntamos por su experiencia personal en Alternatiben Herria, Bengoetxea coincide con Unai Oñederra en que hablamos mucho sobre la sostenibilidad de la vida, pero en su opinión un encuentro como este no es muy sostenible para las personas que lo organizan:
“Un proceso de este tamaño se hace con gente liberada de organizaciones que hemos quitado de nuestro tiempo, de nuestra jornada y de nuestra vida personal. Me pregunto si puede todo el mundo participar en la organización de un evento así. Quizás en otra ocasión tengamos que bajar las ambiciones. Esto es la bomba pero es como jaias de Bilbo, luego te quedas agotada.”
Pero Jone Bengoetxea finaliza con una visión positiva de lo vivido en este encuentro: “Lo rico es que la gente que hemos participado de Alternatiben Herria hemos hablado desde otro discurso, desde el de nuestras práctica de vida. A partir de aquí hemos cogido referencias comunes y hemos generado confianza para el futuro”.
Éstas eran las voces de quienes impulsaron el viento alternativo por los distintos barrios de Bilbao el 24 de octubre. Ellas y ellos recogieron el testigo de lo que muchas otras construyeron en Baiona años atrás. No es nuestra labor la de vaticinar qué futuro le deparará a este pueblo de las alternativas, pero el presente nos muestra que muchas personas siguen soplando para cambiar el rumbo de nuestras vidas hacia un mundo más justo, solidario y sostenible.