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Municipalismo desde abajo

Jaime Yovanovic Prieto :: 12.06.16

Análisis de la experiencia de los llamados en España “gobiernos del cambio”. Un año de municipalismo institucional.

Municipalismo desde abajo
Análisis de la experiencia de los llamados en España “gobiernos del cambio”. Un año de municipalismo institucional.

En estos dos texto podemos conocer dos miradas diferentes del acontecer de las nuevas autoridades municipales en España, cuyo análisis arroja algunas reflexiones para las elecciones municipales en Chile. Al final anotamos algunas conclusiones para el estudio comparativo:

Opinión | Un año de Gobiernos del cambio
‘Double bind’: un año de municipalismo institucional
Quizá haya que recordar que si los movimientos sociales decidieron dar el salto a lo institucional fue, precisamente, porque la construcción de un contrapoder ajeno y enfrentado a las instituciones había llegado a una vía muerta.
Pablo Lópiz Cantó, profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza (@pablolopiz)
https://www.diagonalperiodico.net/panorama/30616-double-bind-ano-municipalismo-institucional.html

A un año del éxito electoral de las candidaturas municipalistas, el panorama de las ciudades del cambio no responde ni de lejos a las expectativas iniciales. No sé exactamente qué diablos esperábamos de los procesos de asalto institucional, pero sea lo que fuere, no se ha cumplido y no parece que vaya a cumplirse ni a corto ni a medio plazo.
A partir de esta constatación las valoraciones se bifurcan entre quienes defienden el esforzado trabajo de los compañeros que han accedido a las instituciones, pretendiendo que nos conformemos con un cambio de ritmo lento. Y quienes, de una forma u otra, toman una posición crítica ante los resultados del asalto institucional, poniendo de relieve sus límites y convocando a construir contrapoder. En el límite, esta bifurcación tiende a dibujar dos posiciones enfrentadas, la de quien se sitúa del lado de la institución –a pesar de sus limitaciones– y la de quien se sitúa contra la institución –como si la hipótesis del asalto hubiese sido un simple error, un atajo fallido–.
Sordas ambas la una frente a la otra, estas posiciones no hacen sino reforzarse mutuamente y funcionar como profecías autocumplidas. El rechazo ahora de la tesis del asalto institucional facilita que todo se cierre en un simple recambio de élites atrincheradas frente a la crítica, tratando de sobrevivir en sus posiciones avanzadas, pero incapaces en su soledad de forzar ningún cambio importante.
La defensa de la acción lenta de los gobiernos del cambio, justificada ya sea a partir de las supuestas inercias institucionales ya por los ataques de que están siendo objeto o, incluso, debido al necesario cumplimiento con la responsabilidad asumida, no hacen sino dar la razón a quienes han perdido la esperanza en la utilidad del asalto institucional y sueñan con otras vías de intervención que respondan, éstas sí, a la urgencia de la situación y a la oportunidad de transformación que se ha abierto durante estos últimos años.
Cara a cara, una posición frente a la otra, la posición de gobierno y la posición de la crítica, no hacen sino profundizar en nuestra impotencia. Quizá haya que recordar que si los movimientos sociales decidieron dar el salto a lo institucional fue, precisamente, porque la construcción de un contrapoder ajeno y enfrentado a las instituciones había llegado a una vía muerta.
En ese sentido, no podemos dar ni un paso atrás. Se han avanzado posiciones en la lucha y sugerir siquiera abandonarlas es una irresponsabilidad. Pero, por otro lado, también hay que recordar que el asalto institucional no se llevó a ­cabo para obtener gobernantes responsables, trasparentes y honrados, sino para forzar una transformación radical que, cito, devolviese las instituciones a la gente.
La moderación, la falta de iniciativa, la incapacidad para afrontar los conflictos sociales –huelgas de transporte, venta ambulante, etc.– con la valentía que requieren y, en definitiva y sobre todo, el olvido de que su misión no consistía en gobernar, sino en fortalecer el autogobierno y escalar las luchas, todo ello es, igualmente, una irresponsabilidad.
A un año del asalto institucional, con los movimientos sociales cada vez más alejados de quienes han accedido a los gobiernos de las ciudades, con los partidos políticos –Podemos e Izquierda Unida– a punto de desactivar por completo las estructuras organizativas municipalistas, asediado el proyecto de autogobierno tanto desde la derecha como desde la izquierda, no queda más salida que escapar al double bind que nos obliga a quedar encerrados o en la crítica o en la defensa de lo institucional, en esas dos formas de una misma impotencia.
Frente al doble constreñimiento es necesario generar un lugar de enunciación diferente, que, sin dar un paso atrás, sin renunciar a las posiciones adquiridas, las haga salir de su estancamiento y las recupere para la lucha social. Este lugar no puede, obviamente, surgir con independencia de las condiciones materiales que lo han de sostener, sin un sujeto político metropolitano autónomo respecto de los partidos políticos constituidos, y, en conclusión, sin antes realizar la hipótesis del partido-movimiento que nunca hemos llegado a plan­tearnos construir con seriedad.
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Crónica del encuentro de las candidaturas municipalistas en Pinto
Municipalismo en movimiento
Reunión de candidaturas municipalistas madrileñas un año después del “asalto institucional” que dio con varias de ellas en el Ayuntamiento.
Mario Espinoza, Ana Encinas 11/06/16
https://www.diagonalperiodico.net/movimientos/30656-municipalismo-movimiento.html

Un año después del “asalto institucional”, y con el objetivo de poner en común diferentes experiencias locales, el pasado 4 de junio varias candidaturas municipalistas madrileñas celebraron un encuentro en la localidad de Pinto: el Cups Fest. Alejada del ruidoso clima preelectoral, el evento se organizó en torno a ejes de trabajo estrictamente municipales: se trataba, por una parte, de rendir cuentas, señalar límites y esbozar –a través de talleres y discusiones– propuestas para seguir avanzando en una línea compartida de reformas transformadoras –como la remunicipalización de los servicios, por ejemplo–; por otra se esbozó una lectura estratégica centrada en la capacidad de acción de los “municipios del cambio”, pues constituyen uno de los mayores activos del ciclo político actual.
Fueron tres los elementos que hicieron del Cups Fest un encuentro verdaderamente singular e innovador. La convocatoria de Ganemos Pinto, para empezar, no necesitó de ninguna coordinación externa a las candidaturas (nos referimos a IU o Podemos): estamos ante una convocatoria autónoma, organizada desde abajo, donde priman los vínculos construidos por los diferentes entornos municipalistas.
Es la primera reunión que se celebra con este carácter en la Comunidad de Madrid.
Destacó también la diversidad y profundidad de contenidos que estructuraron el Cups Fest: se propusieron seis talleres –desde remunicipalización y participación hasta comunicación política o movimientos sociales– que pretendían abordar los retos más comunes y más sensibles a los que el nuevo municipalismo ha de hacer frente. Finalmente, cabría subrayar la madurez política de las candidaturas y lo elevado de la discusión en las asambleas plenarias. Más allá de tentaciones puramente “gestoras” o “gobernistas”, el perfil del municipalismo que asistió al encuentro –desde el gobierno o desde la oposición– hizo gala de valentía institucional y compromiso con sus programas.
Rendición de cuentas, talleres y discusiones
El Cups Fest comenzó con la rendición de cuentas de Rafael Sánchez (Ganemos Pinto), Chus Alonso (Ahora Ciempozuelos) y Ana Ferreira (Cambiemos Parla), que valoraron positivamente su año en los municipios. Tanto Sánchez como Alonso, alcalde de Pinto y alcaldesa de Ciempozuelos, aludieron a los límites económicos –deuda, escasez de recursos– y trabas legales que frenan la transformación de los municipios.
Dos ejes de problemas que volverían a aparecer en los talleres de remunicipalización y Hacienda. Y es que la “Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local”, más conocida como Ley Montoro, destruye gran parte de las competencias de la entidades locales; unas instituciones que además están lastradas, además, por la resaca del boom inmobiliario y la ronda de privatizaciones perpetrada por los gobiernos del Partido Popular. Ferreira insistió en la importancia de realizar una oposición activa, atenta a las demandas ciudadanas y vinculada con los conflictos de los territorios. Queda aún una inmensa tarea de pedagogía municipalista para involucrar a la ciudadanía y potenciar un cambio real.
Dentro del marco de los talleres, se señaló lo importante de la derogación de la Ley Montoro, que además de ser un obstáculo para acometer las medidas políticas ambiciosas, dificulta la gestión más básica de los municipios. La remunicipalización se trató como una medida fundamental para recuperar autonomía: no sólo representa la devolución al común de lo privatizado, sino que además permite gestionar servicios a menor coste y evita la precariedad de los trabajadores. En este sentido, municipios, sindicatos y trabajadores tendrían que establecer un diálogo profundo a la hora de plantear cualquier tarea de remunicipalización, ya que sólo una acción concertada e integradora puede facilitar este tipo de procesos .
En cuanto al ámbito de la participación ciudadana, desde la concejalía de Pinto se insistió en la importancia de dotar de recursos a las asociaciones y colectivos, de manera que pudiera viabilizarse una participación con impacto real en la ciudad. En la misma línea, la creación de “consejos de barrio” se destacaba como una medida útil para construir un poder civil cada vez más denso y dinámico. La importancia del sorteo en el área de participación –explicada por Jorge Costa, investigador de la Universidad de Cádiz– fue valorada positivamente por los asistentes al taller. Gracias a la aplicación del sorteo cualificado –a la hora de constituir consejos ciudadanos, por ejemplo– la participación puede dinamizarse más allá de los sectores tradicionalmente movilizados, estableciendo además elementos de compensación o incentivos que favorezcan la inclusión de estos sectores.
¿Qué hay sujetando el ciclo institucional?
Otro de los talleres de la tarde giró en torno a aspectos básicos de la comunicación política, aplicados al ciclo municipalista. Sin perder de vista el actual sistema de medios ni las relaciones de poder vigentes entre grandes grupos mediáticos y los depositarios del capital, el debate se articuló en gran parte sobre las diferentes experiencias que las candidaturas municipalistas han tenido con los medios de comunicación de su entorno, en un intento de analizar las causas y, más importante, encontrar soluciones a esta relación, en general tensa. Hubo tiempo también para analizar estrategias concretas que sirviesen para fortalecer las confluencias a nivel comunicativo y, en definitiva, llegar a la opinión pública, “algunas veces a pesar de los medios de comunicación”.
A lo largo del taller de feminismo se insistió en las asimetrías y desigualdades que las nuevas plataformas siguen arrastrando en relación con el género; a pesar de los avances, la codificación de roles sigue siendo bastante tradicional, al tiempo que tiende a confundirse el marketing sobre la imagen de las mujeres con la inclusión de una agenda feminista en la nueva política –algo que en absoluto tiene por qué ser sinónimo–.
Finalmente, el taller sobre movimientos sociales explicitó la importancia de la organización social como contrapoder y punta de lanza de la transformación política. Sin movilización y demandas sostenidas los consistorios pueden transformarse rápidamente en máquinas burocráticas, alejadas de la gente y sus problemas. Los movimientos han de entrar en conflicto para lograr la materialización de las demandas sociales, instando a las instituciones –unas instituciones a las que se supone capacidad de escucha– a comprometerse con sus programas.
Cerró el encuentro Emmanuel Rodríguez, del Instituto DM, que afirmó durante su ponencia que la llegada de las CUPs a los ayuntamiento trae problemas que hay que abordar seriamente. Entre ellos, el hecho de que gobernar no significa tomar el poder. Al hilo se recordó que el Estado funciona a base de burocracia y nunca es neutral. A esto habría que sumar la realidad a la que se enfrentan las entidades locales: una democracia limitada, cuando no prácticamente destruida. La legislación vigente, además, concede a las administraciones locales una autonomía mínima. Por otro lado, Rodríguez incidió en la existencia de un agotamiento social. “La calle está desactivada. No hay estructuras organizativas sólidas”, argumentó antes de lanzar una pregunta: “¿qué hay sujetando el ciclo institucional?”.
Las líneas de debate que surgieron en esta última parte se vertebraron en torno a la idea de política, que suele equipararse al ámbito institucional. Así, se insistió en la necesidad de aumentar el poder de los movimientos sociales, para generar contrapoderes que actúen sobre los intereses de la oligarquía. “El poder no se puede limitar a la CUP, el poder que nos interesa es la autoorganización social”, subrayó. La clave, según Emmanuel Rodríguez, es identificar los conflictos y plantear cuál debería ser la postura que tendría que tomar la institución. “Lo importante es cómo sigues construyendo lo que te ha llevado a la institución”.
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Análisis de los dos textos.
Por Jaime Yovanovic Prieto
Pre candidato independiente a concejal, Valparaíso.
Propuesto por trabajadores, vecinos y estudiantes.

Lo primero que se observa claramente en ambos análisis es el hecho del sometimiento estricto a la política que hacen ambos autores y los participantes en los intercambios, lo que obviamente les limita no sólo al lenguaje, objetivos y estrategias de esa esfera del saber y del hacer, sino que también se apartan del mundo de la vida y de la gente en general, ya que se subordinan fuertemente al que llaman “contrapoder”, que es lo mismo que poder-contra, o también poder popular, o capacidad de una clase de imponer su voluntad sobre la otra. De esa manera, la organización social existe para el asalto al poder, lo que implica necesariamente una postura ideológica, esto es, que quienes no se suman a la ideología -de izquierda en estos casos-, son enemigos o están manejados por el enemigo, con lo que queda claro que contribuyen a la mantención de la sociedad de personas divididas, sin entender que se trata de un requisito sine qua non para la continuidad del status quo. La política o división entre compañeros por un lado y enemigos por el otro, concede de regalo en bandeja al sistema un universo separado de personas distantes y compitiendo entre si, base de la reproducción del individualismo, el yoismo, el egoismo, la ambición, etc. es decir, el terreno fértil de la ganancia de pescadores, en este caso las empresas inmobiliarias en las ciudades y extractivas que destruyen el planeta en todas partes.

Se piensa que el “cambio” está en quien dirige las reglas del juego y la distribución o reparto de las macro-riquezas acumuladas por el estado, lo que ya se ha visto que es un error garrafal, pues aún los gobiernos de izquierda han tenido sus límites que a las izquierda parece no importar, ya que su afán es meter goles al enemigo, esto es, la disputa del poder, como que el “poder” pudiera o debiera dictaminar cambios por el simple hecho de ser poder, lo que explica que todos ellos vivan en función de eso, arrastrando a los movimientos sociales o barriales tras de si.

Sin embargo los cambios no provienen desde arriba ni desde modos de conducta reglamentados por quien atrapa el mango de la sartén, sino de nosotros mismos y de nuestros comportamientos, no una regla ética o jurídica que nos obliga a jugar el juego de quienes se instalan en los puestos de comando. Las posibilidades reales del cambio entonces no están allá arriba, sino en el entorno donde practicamos los comportamientos, entorno que educa y acostumbra a actuar de una manera y no de otra, que debería haber sido la familia, a la que el estado y los educadores otorgan un rol fundamental, pero que se ha deteriorado de tal manera que insistir en su rol pedagógico ya resulta inútil, más aún si observamos que aumentan cada año la cantidad de divorcios en tanto disminuye enormemente la proporción de matrimonios. En todos los países hay cada año más divorcios que matrimonios y son una enorme mayoría de hijos que deben pasar unos días con la mamá y otros días con el papá.

Eso ha llevado a varios vecinos de cerros de Valparaíso a poner en práctica procesos de recuperación de la gran familia del barrio, que permita interactuar entre familias asentadas y familias divididas, una gran familia barrial que genere un contexto de compartir, un entrecruzamiento de cuerpos, miradas, decires y haceres en torno a asuntos comunes, de todos, como una huerta, un reciclaje, juegos de niños, reforzamiento escolar, salud natural, etc. Modificando el entorno inmediato que influye en la cotidianeidad de las conductas y las modela como un tejido más comunicativo y afectivo, es posible contar con una escuela del mundo de la vida, formadora de valores personales y sociales más adecuados a la vida en común.

Sin eso, los “cambios” por arriba pueden orientar conductas en una dirección y luego al cambiar el gobierno municipal, orientar en otra dirección, siempre en función de la ideología de los amigos-enemigos, lo que resulta un contrasentido que debemos soportar hasta sustituir a los partidos por gente proveniente del mundo de la vida compartida. Eso significa que se traslada al ámbito comunal y a las esferas de decisión, el sistema de comportamientos y actitudes aprendidas y practicadas cotidianamente en la gran familia del barrio. Esos representantes de los vecinos, trabajadores y estudiantes, fogueados en el compartir y no sólo capacitados intelectualmente para emitir notables discursos o proyectar una gran imagen de salvador de la patria, yo no están “al servicio” del pueblo, sino que son pueblo dirigiéndose a si mismo, desde sus cuerpos, sensaciones y sentimientos modelados y formados por el compartir comunitario.

¿Dicen que demora más?
Eso es falso.
Las propuestas políticas e ideológicas han tenido decenas y cientos de años para demostrar y nunca lo han podido hacer. Nos tienen cada vez peor. Eso significa que en vez de los inteligentes y lúcidos, hay que poner a administrar los asuntos públicos a quien está profundamente, corporalmente y sensorialmente ligado e interactuando con los vecinos y la gran familia del barrio. Ya no más representantes, sino gente común, vecinos nuestros, los que deben estar a cargo de los asuntos de todos.

La teoría es muy bonita y produce grandes esperanzas, por lo que al ver claro el panorama mediante la racionalidad mental, produce la impresión que del dicho al hecho hay poco trecho, que los tiempos son muy cortos, de hoy a mañana, por eso los políticos siembran la idea de que la gente común, trabajadora y familiar no puede administrar, ya que nos hacen creer que es algo muy complejo y aparecen destruyendo la ciudad con grandes construcciones.

No es inteligencia lo que necesitamos para gobernar la comuna, sino sensibilidad y afecto, energía y amor. No se trata de ser hábiles para sortear los laberintos intrincados de la máquina municipal, sino receptivos y respetuosos para tratar al vecino, a los niños, a la naturaleza.

La lectura de los dos textos sólo arroja como resultado que hay que construir contrapoder, o sea, capacidad de disputar el poder y generar poderes paralelos, lo que es ridículo, pues se trata más de lo mismo. Se necesita cambiar los modos de vida en el barrio, donde quepan todos, aún los que piensan diferentes a nosotros. Eso es difícil, ya lo creo, y parece más fácil anotarse en una corriente ideológica que promete el poder para el pueblo, cuando son los jefes los que se encargarán de repartirse los cargos y la torta.

Pareciera más fácil aún dar la espalda a todo, pero eso lo hace todo más difícil, pues los políticos seguirán en sus treces y administrarán los asuntos municipales según sus intereses o según cuantos votos más necesiten en la elección siguiente para mantenerse.

Están habituando a la gente a recibir solamente pantallazos de mensajes y pocos van a llegar a esta altura de la lectura, en especial aquellos que se asumen solamente como espectadores para luego escoger lo que más le convenga o si los resultados corresponden a su ideología.

Póngase las pilas y contribuya al cambio por abajo. Pregunte lo que puede hacer para destinar una hora o dos por semana a alguna de las actividades en pos de la gran familia del barrio, aún si no vive en Valparaíso o en otro país. Vamos a tejer una colcha de retazos en apoyo al común.

Jaimer Yovanovic Prieto ha sido nominado por vecinos, trabajadores y estudiantes para candidato a concejal por Valparaíso en pos de la gran familia del barrio. Contribuya, colabore.

Si está en Valparaíso, ponga su firma notarial para reunir las 501 rúbricas necesarias para la inscripción como candidato independiente sin partido ni pactos. Vaya a la Notaría Cortés, calle Prat No. 829, misma vereda del reloj Turry, frente por frente al banco Itaú.

Y si está en otro lugar, escriba al correo unlibre@gmail.com y pregunte como colaborar desde su lugar.

Muchos se lo agradecerán.

Jaime Yovanovic Prieto
unlibre@gmail.com
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