¿Por cuál camino transitamos? ¿Por la resiliencia adaptativa o la resistencia articulada y propositiva?
Juntémonos desde lo común para defender lo común.
El Pacto Minero del Orinoco y los chantajes que desmovilizan
Por: Francisco Javier Ruiz | Domingo, 07/08/2016
Aporrea
“Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” Gattopardo,
Giuseppe Tomaso di Lampedusa (1959).
Principales justificaciones:
- Pero si somos ya un país extractivista y rentista.
- ¿Dónde estabas tú cuando Chávez aprobó la creación de la Faja Petrolífera del Orinoco?
- Lo que se quiere es administrar ese territorio con eficiencia, infórmate.
- ¿Pero existe una alternativa? estamos en América Latina, modelos de economías primarias es lo que nos tocó. Superar eso es demasiado jodido.
- ¿Tú sabías que también contamina y bastante el metano que sale de la mierda de las vacas producto de la ganadería extensiva e intensiva?
- Ah pero no dejas de usar la computadora y los celulares. Esos aparatos y otras cosas que necesitan de la minería…
- ¿Qué has hecho tú para cambiar el modelo?
- Lo que se va a hacer es “minería ecológica”… “amigable con el ambiente”.
- Ese es el Estado, encarguémonos de crear alternativas desde abajo…
- Lo mío es combatir el capitalismo…
- No le des más herramientas a la derecha para atacar al Gobierno.
- ¿Te estás metiendo a escuálido?
- Ajá, ¿y entonces qué hacemos? si necesitamos plata ¿dejamos nuestras “riquezas” allí sin “usarlas” en esta crisis?
Seguramente se me escapan otras más, pero en esas frases se sintetiza una generalidad argumentativa que pretende justificar el Pacto Minero. Lo que representa el confuso e incoherente dilema programático e ideológico de sectores e individualidades de ciertas izquierdas; las cuales se expresan muy claramente cuando les toca tener que decir algo o elegir el silencio cómplice ante la desgracia, para la vida global y nuestros bienes comunes, que significa el Pacto Minero en Venezuela.
Es un chantaje interpelar sólo a l@s que se han juntado por defender tanta vida amenazada con esos objetivos y desde esas justificaciones. Así es muy fácil.
Y es que el Pacto Minero es un acto inmotivado.
Es un chantaje cualquier interpelación y acusación, mediante epítetos difamatorios, simplistas y criminalizadores, de quien no se haya por lo mínimo manifestado públicamente sobre el Pacto Minero, a favor o en contra.
De quienes justifican con la fraseología usual la inconsulta y arbitraria decisión de artificializar y entregar al capital el 12% de nuestro territorio, mientras arremeten con quienes no tenemos el poder burocrático sobre tan vitales asuntos.
Es la Razón del Estado capitalista que se impone sobre nuestras razones.
Esa Razón decide por nosotr@s.
Pero NO a nuestro nombre.
Y esa Razón las ejecutan los decisores del Gobierno, del Chavismo Gubernamental.
No nosotr@s.
Entonces ¿cómo hacemos?
Yo sigo en el mismo lugar.
El que se aleja de un espacio común es el Gobierno, al iniciar y ejecutar este eco/etnocida proyecto de megaminería que a tod@s nos afectará.
Y mas allá de nosotr@s, también, evidentemente, desde nuestros ámbitos territoriales y de los tiempos por venir.
Cerrando espacios de consulta y debate, necesariamente a escala nacional y popular.
Restringiéndolo a espacios cupulares.
Cínica e irónicamente a nombre del “interés general”.
Que alejará aun más la utopía.
El necesario debate y construcción de alternativas, que existen y se despliegan desde hace tiempo sobre asuntos históricos y estructurales (por ejemplo, nuestro círculo vicioso primario-rentista que reproduce la burguesía parasitaria y un entramado burocrático estructural e históricamente corrompido e ineficiente), así como el ideal de erigir otra sociedad, no están reñidas, y mas bien son coherentes y dependientes, cuando se juntan por la defensa de la vida ecosistémica en tan vasta y esencial territorialidad.
Si no es así, es injustificable, a mi modo de ver.
Porque esa vida ecosistémica no depende del componente humano, pero lo humano sí depende de ella, y es entonces cuando el “capital humano”, los decisores serviles al capital, deciden destruirla. Ello para reproducir su sistema antropocéntrico y antropocida, paradójicamente.
Es como hacer nada para evitar contagiarse de alguna enfermedad crónica porque total, ya tenemos otro mal generalizado: el del extractivismo petrolero.
¿Se trata de creer que soportamos más extractivismo porque ya somos extractivistas?
¿Matamos a quienes plantean la necesidad de vacunarnos contra el extractivismo y la reprimarización de nuestras economías de supervivencia?
Siendo así, lo que se impone es que arrasen con todo, con la vida en sus infinitas manifestaciones e interdependencias.
Cuando eso avance sin posible retorno será que nos empezarán a vociferar, con un discurso renovado y gerencial, sobre la adaptación y la resiliencia.
Cuando el capital y su voracidad originaria se haya apoderado de otro territorio vital.
Ese ha sido el discurso de las multilaterales sobre el cambio climático.
Que históricamente legitima el despojo y nos invita a paralizarnos.
Que desmoviliza la resistencia cuando todavía es tiempo de detener el avance de la vorágine inercial del capitalismo, que necesita crecientemente controlar y extraer bienes comunes cada vez más escasos.
Pues sólo cuando eso suceda, será entonces que nos inviten a organizarnos para sobrevivir, una vez se haya institucionalizado el saqueo desde el imperio de la mercantilización de una vida precarizada y gobernada por el espectro materializado del arrase de la diversidad y sustituida por la lógica homogénea del capital.
Entonces, desde tal escenario que proyecta la distopía, cuando ya nuestros lugares y bienes comunes hayan sido despojados, cuando se profundice la depauperación de la vida y su diversidad , es que podremos construir ese fulano mundo nuevo.
Es la condena histórica, gatopardiana y cíclica que nos han impuesto.
La espiral se va cerrando y con ellas las posibilidades de maniobra para verdadera y aténticamente construir otros modos posibles de vivir desde la superación de nuestra dependencia rentista a punta de extracción y exportación de naturaleza.
Entonces, según algun@s:
Deja que la burocracia y el chavismo gubernamental sigan tomando sus decisiones.
Ellos tendrán sus razones, que nosotros no sabemos.
No te manifiestes.
No acciones.
No seas atrevido y engreído en lo que crees saber.
Hay cosas que no sabes.
No se puede hacer nada, esa es su cosmovisión.
Y quizás es necesario.
No le pidas peras al olmo.
Yo sé que no toda izquierda es antiextractivista.
Por ello creo que son tiempos de sincerarse y ser más que nunca coherentes.
Porque el chantaje maniobrero es una demostración de extravío en lo político.
Y más cuando se quiere vestir de compleja mirada geoestratégica para justificar estas acciones de un chavismo gubernamental que ni siquiera justifica con principios y objetivos geopolíticos consistentes sus decisiones.
Quien dude le invito a que revise las leyes que crean la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg), las Zonas Económicas Especiales (Ley de Regionalización Integral para el Desarrollo Socioproductivo de la Patria) y la que crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco.
No tienen pérdida su lectura.
Si este Decreto 2.248, los acuerdos firmados el pasado viernes 5 de agosto y las otras leyes señaladas hubiesen sido accionadas por la MUD ¿sería idéntica tu postura?
Las 150 empresas que vienen en esta coyuntura son capitalistas y depredadoras. Atrincalabola igualito.
Aunque, eso sí, sólo se conoce de Gold Reserve (resulta que se les pagará con oro nuestra deuda de 740 millones de dólares luego del litigio con el CIADI), las otras son un misterio.
Quizás las otras 149 son cooperativas y empresas de producción socialistas, sustentables, pachamameras, inocuas, limpias, ecológicas, ascépticas, pacifistas y profundamente chavistas…
Si algún actor político-social lograra activar un referendo para derogar el Decreto 2.248 y sus acuerdos subsecuentes ¿qué votarías?
Es necesario que la gente se manifieste, pero con argumentos, no con autoatribuidas claridades políticas, increpaciones y señalamientos a l@s más pendej@s.
Si intentas despistar tu postura para no levantar sospechas y seguir perteneciendo al club, pero votarías a favor de la derogación, así, en voto secreto; mi pana, sape gato con Ud.
Entonces, a la comisión nacional no organizada de interpeladores, chantajistas y criminalizadores, es muy triste que intenten salvarse con silencio cómplice o con justificaciones desmovilizantes, intentando quedar bien parados ante todos los lados y desde todas las aristas, para, al final, no decir un carajo.
Y si quieren hacerlo, no será a costa de nosotr@s, l@s que andamos movilizad@s.
Yo le digo NO al maniobreteo gatopardiano.
¿Por cuál camino transitamos? ¿Por la resiliencia adaptativa o la resistencia articulada y propositiva?
Juntémonos desde lo común para defender lo común.
Para defender el pluriverso de la vida misma.