Los partidos se disuelven o dividen, nacen nuevos partidos uno tras el otro, y esto en realidad está lleno de flautistas de Hamelin que tocan para ver quien atrae más ratoncitos.
La caida de Dilma Roussef y los ratoncitos
Por jaime Yovanovic (Profesor J)
Por 61 contra 20 votos, sin abstenciones, el senado brasileño destituyó a Roussef de la presidencia y asume Temer la titularidad del poder ejecutivo en plenitud.
El PT había ganado el poder ejecutivo gracias a los votos del PMDB, un partido liberal nada de progresista, que llevó a Temer en la vicepresidencia y puso al servicio del progresismo a su rosario de caciques gobernadores de la mayoría de los estados de ese país. Por lo tanto el ex izquierdista Lula pudo asumir la presidencia donde lanzó el audaz programa de las canastas que beneficiaron a 40 millones de pobres gracias al dinero obtenido por el notable avance del capital extractivista que pagaba su parte para mantener quieta y feliz a la población, pero toda bonanza trae su otra cara de la medalla. Lula fue considerado como el peor presidente (y también Dilma) para las comunidades indígenas. La reforma agraria prometida a los sin tierra nunca se hizo y los ministerior de agricultura fueron asumidos por representante del extractivismo, la soja, la palma africana, ganaderos y el despojo de tierras, que avanzaron como tanques nazis sobre la naturaleza destruyendo todo a su paso, lo que llevó a Marina Silva, la ecologista respetada mundialmente, a salirse del PT y del gobierno.
El “famoso” MST, el brazo agrario del PT, que alcanzó fama mundial por tener un millón de campesinos organizados en tomas, campamentos y asentamientos, se quedó quieto para permitir que el reparto de canastas convenciera a la población de que ”algo había cambiado”, aunque en el fondo no había más que la “redistribución” de las ganancias en cuentagotas mientras los grandes empresarios se hacían la torta como nunca antes. Los mismos que pusieron a Lula y Dilma a “organizar” y “ayudar” a la población para la santa paz de los sepulcros, ahora sacan a Dilma. El MST perdió sus bases decepcionadas y frustradas quedando apenas con el 15% del millon de seguidores del comienzo y la “fama” y contactos internacionales que habían acumulado.
Sin embargo la población no se dejó engañar y los de abajo efectuaron las enormes manifestaciones por el pasaje libre ante la subida de precio que dieron comienzo a la necesidad de desprenderse del PT para seguir buscando caminos propios en barrios y comunidades. La autonomización y fuga de los movimientos fue tan grande que el PT no puedo contener la segunda oleada de protestas que vino contra las faraónicas construcciones para recibir los campeonatos mundiales. Ni el fútbol ni el carnaval sirvieron para contener la dinámica de abajo.
Los empresarios constataron que ya el PT no les servía para mantener la taza de leche que requerían para sus andadas y destaparon ollas de corrupción por todos lados. Para eso se usan las campañas contra la corrupción en todos los países, para debilitar adversarios de las eternas batallas izquierda-derecha por el poder.
El PMDB consideró que ya el PT no sirve para el proceso de acumulación extractivista, así la población se pronunció en las calles sin partidos.
Las ilusiones de las izquierdas de repartir beneficios institucionales por medio del dinero del extractivismo, nuevamente se vienen abajo, como en todos lados, dejando así las puertas abiertas para el protagonismo social desde abajo y el cambio civilizatorio desde los corazones.
El empresariado saca a los fantoches y pone a sus funcionarios. Así es la política: la lucha de quien administra la torta, mientras los de abajo debemos ser meros espectadores, seguidores, votantes o soldados del ejército del pueblo, lo que ya no se usa, y por eso los principales destacamentos armados del planeta están entregando las armas, los partidos se disuelven o dividen, nacen nuevos partidos uno tras el otro, y esto en realidad está lleno de flautistas de Hamelin que tocan para ver quien atrae más ratoncitos.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Universidad Libre, la desuniversidad de los ratoncitos
unlibre@gmail.com