Los que vivimos el gobierno popular de Salvador Allende, que no votamos en aquella época por la candidatura de la Unidad Popular y que sin embargo defendimos la insuficiente democracia chilena aún a costa de nuestros cuerpos y vidas personales y familiares, tenemos algo que decir al respecto de la actual candidatura de Marco Enríquez-Ominami MEO aunque no votemos.
Análisis de la declaración presidencial de MEO
Jaime Yovanovic
Los que vivimos el gobierno popular de Salvador Allende, que no votamos en aquella época por la candidatura de la Unidad Popular y que sin embargo defendimos la insuficiente democracia chilena aún a costa de nuestros cuerpos y vidas personales y familiares, tenemos algo que decir al respecto de la actual candidatura de Marco Enríquez-Ominami MEO aunque no votemos.
Recuerdo de la época allendista que desde abajo la población llegó a los niveles más altos de organización y conquista de formas de vivir, vivienda, alimentos, educación, no tanto desde el gobierno mismo, atrapado en los laberintos del poder, de la política y de la economía, teniendo que llegar al desgaste de incorporar partidos opositores y aún militares en el gobierno para intentar evitar la asonada antidemocrática que barrió con lo avanzado, que reitero fue mucho más que las limitadas posibilidades de las intenciones enclavadas en la cima del poder, por lo que es posible desplegar la hipótesis de que más que a un gobierno, la acción armada dirigida por oficiales muy poco democráticos que hicieron chocar al pueblo uniformado contra el pueblo sin uniforme en una guerra disfrazada de Plan Zeta, se hizo para aniquilar los cimientos que la propia gente iba instalando de un mejor buen vivir. Los corderos dirigidos por los partidos se desbandaban sacándose de encima los grilletes orgánicos, aparatistas e ideológicos para volcarse a la construcción de esos nuevos modos de vivir, donde el Partido Comunista, como siempre, se aferró con dientes y uñas al aparato gubernamental y al empresariado, mientras la enorme mayoría de los militantes del Partido Socialista, del Mapu, el MIR, la Juventud Radical, la Izquierda Cristiana, independientes, muchos del Partido Radical y aún de la Democracia Cristiana y muchísimos del propio PC, se plegaban a las dinámicas del pueblo, de la gente, de los vecinos, trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, por todos lados, preanunciando no una nueva revolución cubana como alertaban los dueños del poder y la riqueza, sino la confluencia por abajo, como quedó demostrado en las decenas de miles de pobladores sin casa que desarrollaban la autogestión en los campamentos urbanos y semiurbanos, en los cordones industriales, en los comandos comunales urbanos y los consejos comunales campesinos e indígenas, aún cientos y cientos de militares, marinos, aviadores y carabineros democráticos que desarrollaron internamente la conciencia de defensa de la democracia desde abajo y en el mismo interior de la máquina de fabricación de Rambos enfermos que pueden disparar contra sus familias y hermanos. Otro mundo ya era posible desde aquella época, pero no desde allá arriba, sino desde abajo, entre la gente. No fue la izquierda la golpeada, sino el pueblo, donde ya no importaba por quien había votado, aunque hoy día cueste a las “vanguardias” izquierdistas y autoflagelantes reconocer ese “pequeño detalle”.
Allí quedó claro que los cambios no vienen de arriba, sino que vienen de abajo, de la gente, de los corazones, por lo que los cambios que puede hacer MEO a través del gobierno, quedan vacíos si la gente a su vez no los hace abajo, como también ha quedado claro tras los efímeros “cambios” efectuados por los gobiernos progresistas e izquierdistas del continente, en que los izquierdistas dirigentes pretenden convencer a todos que en Brasil hubo golpe, cuando lo que hubo fue que los socios del gobierno del PT descubrieron que el gobierno de ambos había llegado al tope del proceso de acumulación basado en los ingresos de las exportaciones y el reparto dadivoso de 40 millones de canastas con fondos del estado, que no cayeron del cielo sino que salieron de la destrucción de la naturaleza, la leche que extraen del pueblo y de la voracidad del capital.
El tema ya no está en si los cambios los hace la izquierda o la derecha, que disputan el poder en todas partes, sino si se hacen allá arriba o si se hacen acá abajo. Desear cambios desde los gobiernos es lo mismo que hacer la lista de regalos del viejo pascuero, en tanto desearlos y hacerlos por abajo es la tendencia universal hoy día.
Sin embargo en esta declaración de MEO queda claro que ha aprendido la lección y demostraremos que sus votantes estarán haciendo lo mejor que se puede esperar del viejo pascuero, siempre y cuando acá abajo aprendamos también la lección y en vez de luchar a favor o en contra de un gobierno, podamos establecer las formas de vida que aseguren el cambio civilizatorio. Pensamos que MEO no es de los males el menor, sino lo mejor que se puede tener en las actuales circunstancias, según inferimos de su declaración. Veamos, pues, el texto, donde iremos colocando intercaladas algunas apreciaciones:
Reafirmo que seré candidato presidencial Marco Enriquez-Ominami·miércoles, 7 de septiembre de 2016
Publicado en: https://www.facebook.com/notes/marco-enriquez-ominami/reafirmo-que-ser%C3%A9-candidato-presidencial/1172000409512537
Reafirmo que seré candidato presidencial. Porque las banderas de cambio y las causas que hemos defendido desde el PRO y en mi trayectoria siguen siendo causas por las que vale la pena competir y luchar con toda nuestra fuerza. La gente sabe que los políticos no somos seres superiores. Cometemos errores. Nos equivocamos y podemos decepcionar a los que nos han apoyado. Pero la gente sabe que los políticos somos también seres humanos. Los políticos que se creen superiores, semidioses o mesías que vienen a salvar al país no conectan con la realidad de los chilenos. La gente quiere políticos que trabajemos por ellos. La gente busca líderes que defiendan sus intereses, no los intereses de los más poderosos ni sus propios lugares en la historia.
Los desafíos que Chile enfrenta son enormes. Pero no son apocalípticos. No estamos ante una crisis terminal. Más bien somos testigos del nacimiento de algo nuevo. Una democracia vibrante, horizontal, en que la gente participa y ejerce sus derechos no debería ser motivo de temor sino razón de orgullo.
Comentamos:
Compartimos plenamente la idea de que una crisis puede producir algo nuevo y, más aún, que de ella puede salir una democracia horizontal, lo que es una invitación abierta al protagonismo y no a la dependencia. Punto a favor de MEO, toca a nosotros acá abajo, tomar las riendas y hacer esa democracia horizontal. Está en el programa, ya no se puede retirar como hizo Allende, que por temor a perder la elección redujo su programa de forma impresionante.
Sigue:
Es verdad que algunos nostálgicos del pasado añoran los años cuando las cosas se negociaban en la cocina y los políticos les hablaban a los chilenos desde el púlpito. Pero en la democracia moderna, la ciudadanía ocupa el lugar central. Los políticos que creen que ellos se sacrifican por el país o los que piensan que sin ellos el país se va a hundir no entienden lo que está pasando en Chile. Tal como confirmó el candidato UDI a Las Condes, la derecha y los conservadores están felices con cualquier candidato del duopolio, porque buscan llevarnos exactamente al mismo lugar, al lugar donde nada cambia.
Comentamos:
Reafirma el protagonismo y la necesidad del distanciamiento de los políticos que siempre están en lo mismo, pues de qué otra forma se entiende que la gente ocupe el lugar central?
Sigue:
Porque creo en los cambios y defiendo esas banderas. Siempre las he defendido. No soy uno de esos que se han convertido a las reformas porque creen que con eso ganan votos. Mi trayectoria política la he desarrollado defendiendo esas banderas cuando no eran populares. Porque creo que Chile necesita de cambios para dar el salto que necesitamos para el desarrollo. Yo creo en esas reformas porque estoy comprometido con la justicia social y con los derechos sociales. Pero también creo en las reformas porque sé que el país necesita volver a crecer y porque el camino de depender de las exportaciones del cobre y otras materias primas no nos llevará al lugar donde queremos estar. Necesitamos comenzar a invertir en nuestra gente, porque es justo y porque es el mejor camino para el desarrollo.
Comentamos:
Queda claro y lo dice de forma explícita, que allá arriba sólo se pueden hacer reformas y esos son los “cambios” que ofrece, ya que prometer más que eso es engañar. A mí me parece más claro que Allende. A diferencia de Cuevas y demás dirigentes izquierdistas, no hace caballito de batalla de la machacada “renacionalización” del cobre, que ya no es más “el sueldo de Chile” como gustan decir los nostálgicos. Invertir en la gente, no sólo porque es justo, sino camino del desarrollo, lo que debe interpretarse junto a la democracia horizontal en el reforzamiento del protagonismo.
Sigue:
Las reformas que Chile necesita son justas, necesarias e indispensables si queremos ser un país más justo, unido, más desarrollado y con oportunidades para todos. Es cierto que han sido mal defendidas y torpemente implementadas. Pero seré candidato porque creo en la justicia que inspira las reformas y porque hoy estoy más convencido que nunca que sin estos cambios Chile no podrá retomar el sendero del desarrollo y del crecimiento armonioso. Algunos creen que el país se frenó porque este gobierno quiso hacer cambios. La economía en Chile se frenó porque se acabó el ciclo de precios altos de nuestras exportaciones. Los opositores a las reformas creen que poniéndole freno a las reformas volverán los altos precios del cobre. No entienden que ahora que los precios del cobre están en el piso necesitamos invertir más que nunca en nuestro principal recurso natural, nuestra gente. Serán ellos los que remplacen al cobre con su trabajo, su creatividad, su innovación y su capacidad creadora. Mientras algunos apuestan por esperar a que el cobre vuelva a subir de precio y otros andan buscando una nueva materia prima para exportar, nosotros queremos convertir a nuestro capital humano en la materia prima del siglo XXI.
Comentamos:
Esto quiere decir que lo humano debe sobreponerse a lo político y lo económico.
Concluye:
La economía está frenada porque el cobre se desplomó, pero también porque faltó liderazgo para ponerle atajo a la desconfianza. Y la confianza no se recupera hablando desde el púlpito o seguir prometiendo una “excelencia” que ya sabemos cómo es, sino escuchando a las personas, yendo a sus casas, mirándolos a los ojos y razonando juntos.
Comentario final:
Así, MEO no pone el eje de la recuperación económica en las medidas macro-económicas, sino en la sencillez del diálogo entre las personas. Que el liderazgo no está en dirigir desde arriba, sino en que cada uno de nosotros invierta en esa democracia horizontal del casa a casa, de la mirada y del intercambio.
Todos piden dependencia, MEO dice: todos ustedes deben hacerlo. Finalmente creo que hay un cambio sustancial de fondo en la presentación de su reafirmación de candidatura y, francamente, le deseo lo mejor y que se prepare para aguantar las presiones de todo tipo que va a sufrir al envolverse allá arriba con los nidos de ratas, y que esté conciente que la pega dura la tenemos acá abajo. De que es el mejor candidato a la presidencia, lo es de lejos. No sé si pide votos o intenta convencer, pero eso ya es secundario, pues lo primario está en nuestra capacidad de vivir y convivir con los vecinos y colegas de trabajo o estudio, practicar nuevas relaciones y cambiar el mundo desde los corazones mediante formas de vida comunitaria con autonomía de los partidos, estado y mercado.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Universidad Libre, la desuniversidad unlibre@gmail.com