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Sistema-mundo de la destrucción planetaria

Raúl Prada Alcoreza :: 13.11.16

No hay historia del capitalismo nacional, sino historia del capitalismo mundial. Las economías nacionales forman parte de la economía-mundo capitalista; así como los Estado-nación forman parte del sistema-mundo capitalista, de su geopolítica estructurada. De la misma manera, cuando abordamos el análisis de las economías extractivistas y de los Estado rentista, debemos abordar el análisis comprendiendo al sistema-mundo en la dinámica de sus cadenas productivas, de los monopolios de los mercados, de la globalización del consumo. El fenómeno del extractivismo es también un fenómeno global. Es más, en el caso del impacto ambiental, dicho en los términos livianos de las ONGs ambientalistas, en otras palabras, en el caso de la crisis ecológica, debemos efectuar el análisis de los impactos no solo con enfoque mundial, sino planetario.

26.10.2016
Sistema-mundo de la destrucción planetaria
A propósito del proyecto hidroeléctrico de El Bala

Raúl Prada Alcoreza

Como lo dijo Immanuel Wallerstein y como lo seguimos, no se puede hacer un análisis de lo nacional circunscribiéndolo al espacio demarcado de lo nacional; no hay historia del capitalismo nacional, sino historia del capitalismo mundial. Las economías nacionales forman parte de la economía-mundo capitalista; así como los Estado-nación forman parte del sistema-mundo capitalista, de su geopolítica estructurada. De la misma manera, cuando abordamos el análisis de las economías extractivistas y de los Estado rentista, debemos abordar el análisis comprendiendo al sistema-mundo en la dinámica de sus cadenas productivas, de los monopolios de los mercados, de la globalización del consumo. El fenómeno del extractivismo es también un fenómeno global. Es más, en el caso del impacto ambiental, dicho en los términos livianos de las ONGs ambientalistas, en otras palabras, en el caso de la crisis ecológica, debemos efectuar el análisis de los impactos no solo con enfoque mundial, sino planetario.

En lo que respecta a las evaluaciones críticas de los impactos ecológicos del extractivismo y del desarrollismo, debemos salir de las circunscripciones nacionales, pues este recorte no es adecuado para comprender la complejidad del desequilibrio ecológico. Así como es en el sistema-mundo capitalista donde se encuentran los Estado-nación, también los efectos del impacto ecológico no se circunscriben a la geografía política nacional, que abarca a los territorios contenidos; el planeta, en lo que respecta a las dinámicas ecológicas, es el continente de todos los ecosistemas. En consecuencia, el análisis tiene que ser abordado desde esta perspectiva integral.

El debate entre desarrollistas, sean de “izquierda” o de “derecha”, y ambientalistas, sean de un estilo de “izquierda” verde o un estilo de liberales verdes, se encuentra en un punto de estancamiento; después de haber aclarado, descriptivamente, los efectos destructivos del impacto ambiental. Esto se debe a que se sigue discutiendo en el marco de las circunscripciones nacionales. No se puede salir de este estancamiento si no hay desplazamientos epistemológicos a la mirada integral planetaria.

¿Qué significa esto? Si tomamos en cuenta los argumentos de la “izquierda” desarrollista, que dice que de lo que se trata es de la industrialización y no persistir en el modelo primario exportador; vemos que lo que se ha dejado pendiente es el análisis de lo que implica esta posición en el contexto del sistema-mundo capitalista. Visto de manera circunscrita a lo nacional, hasta puede parecer positiva esta posición, pues aparentemente es un camino para salir de la dependencia; sin embargo, visto integralmente, abarcando a lo que ocurre en la economía-mundo capitalista, vemos que de positivo no tiene nada esta posición.

Veamos la hilera de opciones, en lo que respecta a las salidas soberanas, desde la recuperación de la propiedad de los recursos naturales hasta la industrialización. La nacionalización mejora la estructura de los términos de intercambio; hay más ingresos para el Estado-nación subalterno; además de contar con la propiedad y la administración de los recursos naturales. ¿Qué ocurre a nivel mundial? Lejos de debilitarse la economía-mundo capitalista, se reestructura; modifica su ámbito de relaciones entre centros y periferias, garantizando la continuidad de la acumulación ampliada de capital. Los Estado-nación donde se produjo la nacionalización, mejoran sus condiciones de relaciones de intercambio; empero, no salen de la dependencia.

¿La industrialización es una salida a la dependencia? Ciertamente es mejor exportar materias primas en condiciones soberanas que hacerlo en condiciones impuestas por las empresas trasnacionales extractivista; mucho mejor si se exporta metal fundido que materia prima, mucho más si se llega a la exportación de bienes industriales. Resulta hasta excelente si se llega a la condición de potencia emergente industrial, potencia económica, que no serlo, y seguir en la condición de país primario exportador. Sin embargo, ¿se sale de la dependencia en la geopolítica estructurada del sistema-mundo capitalista? Un ejemplo, Brasil, la potencia emergente que ya se encuentra en el quinto o cuarto puesto en el ranquin económico internacional, no ha salido de la dependencia; sigue amarrada a una combinación perversa entre estructura extractivista, estructura industrial, incluso de segunda y tercera generación, y la expansión de la producción agroindustrial de transgénicos. A esta composición la figura como ornitorrinco el connotado economista y teórico crítico Francisco de Oliveira[1]. Otro ejemplo, China, no solo potencia emergente, es decir, ya no solo ubicado en la estructura intermedia de la geopolítica del sistema-mundo capitalista, sino formando parte del mismo centro de este sistema-mundo y de esta economía-mundo, tampoco ha salido de la dependencia respecto a las dinámicas del sistema-mundo capitalista. Se puede hablar de distintos niveles de dependencia y decir que son mejores unas formas de dependencia más independientes que otras formas de dependencia más dependientes. Si, empero, de lo que se trata es de la independencia en sentido pleno; es decir, en sentido de autonomía de gestiones y de autodeterminación.

¿Son independientes, en sentido pleno, las tradicionales potencias del sistema-mundo capitalista? Se puede decir que su independencia llega a afirmarse con el control de la economía-mundo, así como de cierta forma, de manera, mas bien, relativa, control del orden mundial; sin embargo, no son independientes de las contingencias y las crisis de la economía-mundo, de los ciclos largos y medianos del capitalismo; tampoco de la urgencia de contar con reservas de recursos naturales, así como de mercados seguros. Del mismo modo que podemos hablar de distintos niveles de dependencia, también podemos hacerlo definiendo distintos niveles y grados de independencia. El sistema-mundo capitalista tiene amarradas a todas las economías nacionales, sean del centro o de la periferia, o del nivel intermedio, la bisagra, entre centros y periferias; lugar que ocupan las potencias emergentes. Se puede decir que las dinámicas del sistema-mundo capitalista generan niveles y grados de dependencia, así como niveles y grados de independencia, en las economías nacionales y en los Estado-nación. Sin embargo, todas las economías nacionales son dependientes del sistema-mundo capitalista, de sus funcionamientos, comprendiendo tanto sus lapsos de auge, así como sus lapsos de crisis.

Ahora bien, situándonos, en la coyuntura y la situación del Parque Madidi, la Reserva Biológica y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, nos encontramos no solamente ante la condición vulnerable a la que empuja la economía extractivista y los proyectos desarrollistas, no solo a la reiteración de la misma discusión entre ambientalistas y desarrollistas, sino ante un ataque de envergadura del desarrollismo a un ecosistema de alta cualidad biodiversa y cultural. Ecosistema amazónico que se encuentra en el continente mayor de dinámicas de ecosistemas entrelazados amazónicos; en consecuencia, los efectos de los impactos se extienden a las ecologías amazónicas. Es más, ecológicamente no se puede separar el continente de ecosistemas andinos del continente de ecosistemas amazónicos; se encuentran integrados, no solamente por las redes de las cuencas, sino por las corrientes climáticas, además de la producción compartida de la atmosfera oxigenada. Fuera de que sus poblaciones se encuentran también articuladas, abarcando la pluralidad social y la multiplicidad cultural. Siguiendo este recorrido envolvente, todo el continente, ahora en sentido geográfico, es decir, Abya Yala, los demás continentes, los océanos, en otras palabras, todo el planeta, al estar integrados, conforman la totalidad ecológica donde impactan los efectos de destrucción ecológica.

¿Qué persigue el “gobierno progresista” boliviano con el proyecto hidroeléctrico de El Bala? ¿Cubrir las necesidades energéticas nacionales y vender el excedente, que estima de unos 10 mil megavatios (MW), después de abastecer con 3 mil megavatios (MW) el consumo nacional, para ampliar los ingresos del Estado y hacer crecer la economía nacional? Eso es lo que dice en su argumentación expuesta. ¿Eso es todo? Si tomáramos en cuenta estos argumentos, sin todavía discutirlos, lo que no visualizan los populistas y desarrollistas de “izquierda” es que lo que hacen es formar parte de cadenas de producción energética de la economía-mundo y del sistema-mundo capitalista. Aportan al crecimiento y desarrollo del sistema-mundo capitalista. Esto no tiene nada de “antiimperialista”, como les gusta autodefinirse. En consecuencia, en el mejor de los casos, si todo va bien, como lo proyectado, conforman una dependencia en otro nivel económico, más globalizado, más articulado.

¿Los ingresos que genere esta exportación energética incidirán positivamente en la estructura económica y en la estructura social del país? Ni los ingresos derivados del ciclo económico extractivista de la plata, del ciclo extractivista del estaño, del ciclo extractivista del petróleo y del gas, han terminado de transformar las estructuras económicas y las estructuras sociales; no las han sacado de su condición vulnerable, de su condición extractivista y de su condición de dependencia. Se puede hablar de mejoras en las condiciones de vida populares, a consecuencia los cambios ocasionados por la revolución de 1952; en el presente, de mejoras de las condiciones de vida de contingentes populares, en las gestiones del “gobierno progresista”, sobre todo, debido a las incidencias de medidas tomadas en la primera gestión de gobierno; empero, estas mejoras no tienen el alcance de transformaciones estructurales, institucionales, económicas y sociales. ¿Por qué tendríamos que esperar que lo que ocurra con los megaproyectos hidroeléctricos lo va hacer?

¿Se han evaluado los costos ecológicos de toda esta historia económica extractivista, combinada, a partir de un determinado momento, con la historia económica del desarrollismo? Esto es lo que no hace la contabilidad capitalista; no entra en sus cálculos el costo ecológico, para decirlo de ese modo, técnico y operativo. Transfieren estos costos a la naturaleza y a las futuras generaciones; en el presente o los presentes donde acaece esto, transfieren los costos también a la sociedad y a las poblaciones orgánicas. Ese cálculo económico es una ficción, precisamente al prescindir de estos costos ignorados. Sin embargo, todo el mundo se hace de la vista gorda.

Para decirlo popularmente, al “gobierno progresista”, que además se denomina de “defensor de la madre tierra”, le importa un queso el impacto ecológico, social y cultural; menos los costos inconmensurables de la destrucción ecológica. Su compulsión desarrollista, para decirlo, en los mejores términos, sin tocar otros temas, lo lleva al delirio del goce inmediato sin garantizar su permanencia en el tiempo. Si recurriéramos a un cálculo realista, usando una aritmética adecuada, incluso la misma que usa el cálculo macroeconómico del PIB, constataríamos que no hay ganancia, sino pérdida, al tener como referente al planeta, al mundo, a la biodiversidad de la que formamos parte. La ganancia de la que se habla no es más que lo que se lleva, en la contabilidad restringida, la burguesía y la hiper-burguesía a grandes costos destructivos de las formas de vida.

No vamos a tocar temas conocidos, como las magnitudes de la depredación, de la contaminación, de la desforestación, y sus impactos destructivos en los ecosistemas y sociedades; nos remitimos a las investigaciones especializadas, que son elocuentes en los indicadores de la destrucción[2]. Nos interesa, ahora, señalar las paradojas perversa de un “gobierno progresista”.

Paradojas perversas del desarrollismo

Primera paradoja

El “gobierno progresista” se desnuda con su discurso tardío desarrollista; muestro sus ateridos conservadurismos.

Segunda paradoja

El “gobierno progresista”, que dice responder a la Constitución del Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, Constitución que establece un modelo ecológico, combinado con el modelo de industrialización, que establece el principio categórico de que los recursos naturales no son mercantilizables, sino destinados al vivir bien; en la práctica política y en el ejercicio del poder, hace denodados esfuerzos por hacer marchar proyectos extractivistas y desarrollistas descomunales. Atentando contra la madre tierra, los derechos de los seres de la madre tierra, desconociendo los derechos constitucionalizados de las naciones y pueblos indígenas, amenazando al porvenir de la generaciones futuras, de la humanidad y de las sociedades orgánicas.

Tercera paradoja

El “gobierno progresista”, que se considera soberano, formar parte de un Estado-nación soberano, se compromete en un proyecto hidroeléctrico que hace dependiente a la economía nacional de la economía de la potencia emergente de Brasil. Esto no quiere decir, que descartamos la necesaria integración económica del continente; empero, esto solo es posible por la articulación complementaria de las economías; no en el marco de las dinámicas de la economía-mundo capitalista, en la geopolítica del sistema-mundo capitalista, que genera dependencias perversas.

Cuarta paradoja

El “gobierno progresista”, que se considera “gobierno indígena”, además de “gobierno de los movimientos sociales”, se aboca a expandir la economía colonial del capitalismo dependiente; combinando esta expansión con proyectos desarrollistas de generación de energía. Cuyo destino es alimentar al crecimiento y desarrollo económico desigual y combinado en el continente; continente cartografiado por una geopolítica diferenciadora, valorizando la contabilidad aritmética de este crecimiento y desarrollo económico; prescindiendo de los costos ecológicos, inscritos en la huella ecológica y la destrucción de la naturaleza. Ocultando los costos culturales, que pagan con su desaparición las naciones y pueblos indígenas.

Quinta paradoja

Si en la historia de la minería en Bolivia, el resultado taxativo es que quedan cementerios mineros, mientras que la riqueza circula por el mundo, sufriendo transformaciones materiales y productivas, que benefician económicamente a las empresas trasnacionales y a la hiper-burguesía mundial, ¿cuál va ser el resultado de la destrucción de la Amazonía? La paradoja perversa del gobierno progresista es que se ha convertido en una maquina depredadora, develando que su “progresismo” no solamente desnuda su aterido conservadurismo, sino también devela su función destructiva de la vida.

[1] Francisco de Oliveira: El neo-atraso brasilero. Siglo XXI-CLACSO.

[2] Ver Consideraciones sobre un megaproyecto; El Bala. FOBOMADE. El Nuevo Proyecto “El Bala”. También Reflotando el proyecto El Bala. Así como Crónica de los principales desaciertos socioambientales en los últimos seis años. Parte II de II. FOBOMADE. La Paz.


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