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Preguntas mapuche para el “nuevo referente” de la izquierda chilena

Alianza Territorial Mapuche ATM :: 06.12.16

¿Cómo definen conceptual y operacionalmente al Estado nacional, y cómo esa concepción se diferencia de las concepciones de la izquierda tradicional o clásica?. Si hasta hoy, el Estado por medio de sus sucesivos gobiernos ha destruido planificada y sistemáticamente el modelo organizacional mapuche ¿reproducirán esa tradición o devolverán al pueblo mapuche la libertad jurisdiccional del ejercicio de autoridad al igual que el territorio?.

PREGUNTAS MAPUCHE PARA EL “NUEVO REFERENTE” DE LA IZQUIERDA CHILENA.
http://alianzaterritorialmapuche.blogspot.cl/2016/11/preguntas-mapuche-para-el-nuevo.html

Un sector importante de la sociedad mapuche actual observa con atención el proceso político chileno y su herencia y transmisión mediante castas desde la constitución misma del estado 200 años atrás, herederos que van desde sus criollos fundadores hasta mercenarios “eruditos” y militares europeos contratados para la defensa de su poder, o colonos traídos para “civilizar”, “producir” y “mejorar la raza”. En ese breve recorrido histórico del estado, han emergido distintos actores sociales organizados o individuales, cuyos slogans y consignas han transitado desde la “libertad”, el “voto popular”, “educación popular”, “un obrero, un combatiente”, “la tierra para quien la trabaja”, “reforma agraria”, “universalidad de la universidad”, “rebelión popular de masas”, “hasta la victoria siempre”, “poder popular”, “educación pública”, “asamblea constituyente” (moda muy oportuna hoy por hoy), etc.. Muchas de las cuales, teniendo raíces “populares” rápidamente han sido apropiadas y cooptadas por parte de políticos e “intelectuales” de las élites, para ser incorporadas torcidamente como “política pública”, no sin previo pago de los correspondientes costos o alto precio por parte de los excluidos de siempre (muerte, fusilamientos, cárcel, tortura, ejecuciones).
En la actualidad, muy probablemente, los movimientos, partidos y agrupaciones sociales y estudiantiles en los que participan los diputados chilenos Jeorgio Jakson y Gabrial Boric sean quienes encarnen una buena parte de las disputas por el poder del Estado, en el escenario político futuro al interior de las élites chilena y sus futuros gobernantes. Esto, pareciera comenzar a perfilarse luego de las recientes elecciones municipales donde la gran mayoría de los chilenos y de los mapuche no votó. Personeros que, acompañados de las agrupaciones señaladas han demostrado la posibilidad cierta de romper con el famoso “duopolio” del cual MEO tanto habló y finalmente no fue capaz de lograr gracias –entre otras causas- a su marcado personalismo al cual SQM le ha puesto la lápida tanto a él como a algunos de sus derrotados aliados. Especial atención merece lo ocurrido en la ciudad de Valparaiso con la elección del nuevo alcalde.
No nos corresponde a los mapuche (como colectivo) preguntarnos acerca de la adscripción ideológica formal (occidental) de este nuevo conjunto político emergente, pero sí de su concepción de Estado-nación, en el contexto de la experiencia histórica de los procesos de construcción del estado-nación en el mundo y su relación de poder con las colectividades nacionales o pueblos que forzadamente han quedado “a su merced”.
Este “nuevo referente”, –¿posible “frente amplio”?- públicamente ha venido esbozando un discurso vinculado a la izquierda alejada de aquella que dice ser izquierda administrando el modelo neoliberal (Concertación y/o nueva mayoría); y han planteado –entre otras cosas- la asamblea constituyente como la mejor herramienta para un proceso de transformación del modelo chileno y las relaciones de la sociedad en sus distintos niveles, con una fuerte vinculación participativa de los llamados “movimientos sociales” orientado a la conquista de derechos sociales con un estado capaz de garantizarlo. ¿quieren más estado?.
Y respecto de los derechos mapuche, han dado muestras de solidaridad con los presos políticos, visitado comunidades militarizadas y denunciando la criminalización de la “protesta social mapuche”. Todo eso, parece generar una natural simpatía tanto entre los jóvenes como entre algunas agrupaciones mapuche y estudiantiles a nivel general.
Si bien, no buscamos aquí abordar las propuestas, discusiones ni supuestos ideológicos ni menos de las proyecciones que se vienen configurando bajo este naciente “actor” político chileno (de existir articulación futura), lo cierto es que -bajo un probable escenario de irrupción en el poder del Estado- podemos plantearles algunas interrogantes de futuro, orientadas especialmente a las relaciones chileno-mapuche, que debieran ser maduradas dado el carácter colonial del estado que buscan transformar, y cuáles serán las ideas que allí promoverán: ¿Cómo definen conceptual y operacionalmente al Estado nacional, y cómo esa concepción se diferencia de las concepciones de la izquierda tradicional o clásica?. Si hasta hoy, el Estado por medio de sus sucesivos gobiernos ha destruido planificada y sistemáticamente el modelo organizacional mapuche ¿reproducirán esa tradición o devolverán al pueblo mapuche la libertad jurisdiccional del ejercicio de autoridad al igual que el territorio?. Entendiendo que el poder es salvaguardado por dispositivos de todo tipo, entre ellas las fuerzas represivas armadas, ¿cómo controlarán su ingobernabilidad, su poder paralelo al interior del estado y su interdependencia histórica con las élites dirigentes?. ¿Cuáles serán los mecanismos a través de los cuales se relacionarán –desde el poder del estado- con los pueblos indígenas? ¿Optaran por devolver el territorio al pueblo mapuche para ejercer libremente su forma de vida u optarán por los clásicos mecanismos integracionistas de incorporación de “representantes indígenas” al interior de los distintos poderes del estado como forma de “administrar el conflicto”? ¿Qué procedimientos adoptarán para la cuantificación y determinación de la deuda histórica del estado con el pueblo mapuche y los mecanismo de pago?. Interesante sería conocer también la noción de “diálogo” en la que se moverán, que hoy que es sinónimo de manipulación, engaño y cooptación.

Por último, señalaremos la necesaria distinción a tener en cuanta en el rol de los actores sociales de determinados contextos. Ser estudiantes y dirigir sus demandas en un determinado momento no implica necesariamente, trasferir esas capacidades de conducción a otros planos y desde otra posición, no parece real. Sin ánimo de comparación, muchos líderes estudiantiles que lucharon contra la dictadura terminaron en las agencias de administración y departamentales heredadas de ella; al igual que cierto discurso “radical” de personas mapuche. Distinción necesaria para manejar las expectativas que se puedan tener según el entusiasmo, la voluntad o el discurso persuasivo de un determinado momento.
Reflexión aparte nos corresponde hoy a nosotros los mapuche respecto al modo de relacionarnos con los wigka y sus sucesivos gobiernos, como también, cuestionarnos si quedamos atrapados del lenguaje y lógicas ajenas en el marco del proyectos estatales (AC, ONU, escaños reservados, etc), o si apostamos por afianzar el proceso de “reconstrucción” interna basadas en el autorreconocimiento como nación (Taiñmapunchegen mew).

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