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En torno al concepto de episteme

Raúl Prada Alcoreza :: 18.02.17

Una de las tareas de la descolonización es pues lograr acercarse a esas otras formas, arquitecturas, armaduras, estructuras, de relaciones corporales, simbólicas y cognitivas, de las sociedades antiguas y ancestrales, así como de las sociedades resistentes, en la actualidad, en el espesor del presente. Por otra parte, en esta perspectiva, plantearse seriamente la construcción conceptual adecuada a esta tarea.

En torno al concepto de episteme
Raúl Prada Alcoreza

Episteme quiere decir, en griego, ciencia; también se puede traducir como saber, así como conocimiento. El concepto ha adquirido connotación en la filosofía moderna, sobre todo, con la referencia a los metalenguajes; que pueden adquirir características lógicas, así como características especulativas. Un ejemplo de lo primero, aunque mezclado con lo segundo, son los Investigaciones lógicos de Edmund Husserl[1]; otro ejemplo, de los segundo, aunque mezclado con la historia de la ciencias, adquiriendo una tonalidad de filosofía de las ciencias, son los escritos epistemológicos de Gastón Bachelard[2]. Sin embargo, la fama, por así decirlo, del concepto de episteme se da con las investigaciones y reflexiones epistemológicas de lo que se va a conocer como el desenvolvimiento del positivismo; que busca llevar adelante, lo que una vez fue el objetivo de Augusto Comte, construir una filosofía física, opuesta a la filosofía especulativa. El Círculo de Viena (1921-1936) va a ser como el centro de la revolución epistemológica.

Podemos citar, dejando pendiente otros recorridos epistemológicos, como segundo momento crucial para el desarrollo del concepto de episteme, así como de la definición conceptual de epistemología, a la Estructura de las revoluciones científicas de Tomas Kuhn[3]. Donde el historiador y filósofo de las ciencias propone rupturas epistemológicas en los paradigmas científicos. Podemos decir, que, de alguna manera, las rupturas y desplazamientos epistemológicos de Bachelard se corresponden, aunque de otra manera y bajo otras consideraciones, con las rupturas epistemológicas de Kuhn.

En esta resumida y brevísima historia del concepto de episteme y de la definición conceptual de epistemología, podemos citar dos momentos más, por su importancia e incidencia en el uso del concepto mismo y su difusión. Un tercer momento del concepto de episteme es el que corresponde a lo que llamaremos teoría de la ideología de Karl Marx. La importancia de este desplazamiento conceptual en lo que respecta al concepto o a la concepción epistemológica, implícita en Marx, radica en la crítica del fetichismo de la mercancía; es decir, la crítica de la economía política, considerada como ideología. Si bien es cierto, que este aporte es anterior tanto de la revolución epistemológica del Círculo de Viena, así como de las rupturas y desplazamientos epistemológicos y paradigmáticos de Kuhn y de Bachelard; sin embargo, la lectura epistemológica de Marx se hace en el contexto de la atmósfera teórica kuhniana y bachellerdiana, hecha principalmente por parte de Louis Althusser[4]. En este sentido, podemos considerarlo tercer momento en el desarrollo del concepto de episteme.

El cuarto momento corresponde al desborde de las llamadas teorías nómadas, a la crítica arqueológica y genealógica de Michel Foucault[5]. Es cuando se produce no solo un desplazamiento teórico en lo que respecta al concepto de episteme, sino algo así como una ruptura en la manera de concebir y estructurar el concepto. Está muy lejos de los que consideraron a la epistemología como ámbito de las meta-teorías; lejos del positivismo del Círculo de Viena; diferente, en otro lugar, a las rupturas epistemológicas de Kuhn; se puede hablar de cierta analogía o hasta herencia con la concepción de desplazamientos y rupturas epistemológicas de Bachelard. Sin embargo, Foucault concibe la episteme materialmente, como zócalo epistemológico. De acuerdo a la interpretación de la época del colectivo y círculo Episteme, decíamos, compartiendo e interpretando a Foucault, que la episteme es como el substrato material de prácticas, relaciones, procesos, de la formación de conocimientos[6].

No hablamos del pensamiento complejo como un quinto momento del desarrollo del concepto de episteme, pues no consideramos al pensamiento complejo como un acontecimiento epistemológico, sino mucho más; el pensamiento complejo reincorpora el pensamiento al cuerpo, a las fenomenologías corporales y sociales, a los ciclos vitales integrados de las ecologías planetarias. Entonces, se trata de un acontecimiento epistemológico-ecológico. Nos remitimos a los textos que tratan la tematica y los tópicos de este acontecimiento[7].

El uso del concepto de episteme y de la definición conceptual del campo epistemológico se ha difundido amplia y variadamente; adquiriendo connotaciones de todo tipo, así como usos lingüísticos e ideológicos distintos; tampoco podía faltar su vulgarización. Se habla de rupturas epistemológicas como si se tratara de atender, con este nombre, a los desenvolvimientos y desplazamientos ideológicos, dados en las formaciones discursivas. Las ciencias sociales y humanas, en sus investigaciones recientes, han incorporado sin más el concepto de episteme, así como la definición conceptual de epistemología, las connotaciones de desplazamiento y ruptura epistemológica, para interpretar sus propias pesquisas e investigaciones históricas, sociológicas y antropológicas. Puede que estas incorporaciones a-críticas e injertadas les ayuden en la interpretación de sus investigaciones, indudablemente valiosas, y a componer mejor sus narrativas; empero, traen a colación un problema. El término episteme adquiere una flexibilidad mayor, que no es sostenible teóricamente, aunque ayude a definir y ubicar desplazamientos discursivos.

Sin embargo, este problema del uso a-crítico del concepto de episteme, no es el más complicado; hay otros, mucho más problemáticos. Sobre todo, aquellos que tienen que ver con los usos en la vulgarización conceptual, utilizándose más como metáfora que como concepto. Empero, los que lo usan no son conscientes de esto; para ellos, el uso es apropiado y pertinente; creen que siguen hablando de episteme y en el campo de la epistemología, cuando lo que hacen es una alocución ideológica, en los debates que tienen.

Uno de estos usos, desbordados ya del campo epistemológico, re-abordados, mas bien, en los campos de la ideología, es el que le da el discurso de-colonial. Habla frecuentemente de episteme como de saberes; empero, no en el sentido de la arqueología del saber, sino de saberes como paradigmas culturales. Aquí ya tenemos otro problema conceptual y teórico; ¿por qué llamar a las construcciones hermenéuticas y cognitivas de las culturas antiguas y ancestrales saberes; es más, epistemes? Al respecto, parece más adecuada la interpretación de Claude-Levi Strauss, que las denominaba armaduras culturales, desde la perspectiva estructuralista. ¿Por qué reducirlas a las configuraciones dualistas de la episteme moderna?

Las relaciones de las sociedades antiguas y ancestrales con lo que la modernidad llama conocimientos, no es la misma que las relaciones estructuradas e institucionalizadas en la modernidad. Para la modernidad se trata de una división del trabajo, de la diferenciación entre teoría y práctica; división sustentada en la separación entre mente y cuerpo, razón y técnica; mejor dicho, entre razón y acción, incluso entre razón y pasión. Las configuraciones representativas modernas responden a la transversalidad producente del esquematismo dualista. En consecuencia, la ciencia es conocimiento objetivo, la teoría es interpretación lógicamente sostenible, el saber es información, retención de la información y anticipación. Como se puede ver, por una parte deambula y se desarrolla la razón, en términos antiguos, el espíritu; por otro lado deambula el cuerpo, convertido, en la modernidad, en instrumento de trabajo.

En estas condiciones de posibilidad históricas-culturales-epistemológicas, se entiende que episteme corresponda a los desplazamientos de su propia arqueología conceptual; ciencia, conocimiento, saber, meta-teoría, paradigma, zócalo. Se comprende que se hable de desplazamientos y rupturas epistemológicas. Sin embargo, cuando nos referimos a relaciones distintas, de las sociedades antiguas y ancestrales, con los procesos de simbolización, significación, representación, fijaciones cognitivas – expresadas no en teorías, sino en otras tramas culturales, las cuales no parecen separar mente de cuerpo, espíritu de materia, pensamiento de vida –, el uso a-crítico del concepto de episteme, no parece lograr su expresión y exposición. Lastimosamente, en el mejor de los casos, el término episteme figura en pretensiones discursivas, para aclarar lo que se quiere decir. En el peor de los caso, el término episteme se introduce en discursos que más que aclarar confunden.

Para el colmo, se deriva en delirios discursivos como cuando se emite el término “epistemicidio”. Sabemos lo que suicidio significa, también algunas de sus connotaciones, incluso transformaciones lingüísticas, como deicidio; sin embargo, ¿qué quiere decir “epistemicidio”? Para el discurso de-colonial significa la muerte o, si se quiere, el asesinato de una cultura, de sus saberes y conocimientos propios, heredados. Pero, ¿es coherente hablar así, expresarse de ese modo, sobre todo, teniendo en cuenta lo que se quiere decir? ¿Cómo se puede matar a una episteme? Se puede llegar a aceptar, manteniéndonos en el pensamiento moderno, que la episteme, es decir, la ciencia, el conocimiento, el saber, dados, pueden morir, fosilizándose o dejándose de usarlos o acudir a ellos. Pero, incluso así, la memoria social, incluso memoria institucionalizada, como la historia, los sigue preservando e interpretando.

Cuando nos encontramos ante construcciones arquetipicas simbólicas, significativas, representativas, cognitivas, distintas, a las dadas en la modernidad, lo que acabamos de aceptar, a duras penas, ya no es sostenible. Primero, para comenzar, porque ninguna ciencia, conocimiento, saber, teoría, es autónoma; no se reproduce por sí misma; para que exista y se preserve, se reproduzca y se transforme, es menester que las prácticas, actividades, relaciones sociales, lo hagan, constantemente. Son estos procesos sociales los que sostienen a esas instituciones que llamamos ciencias, conocimientos, saberes, teorías. Segundo, que, al tratarse de otras conformaciones y configuraciones arquetípicas, dadas en las relaciones corporales, en las corporeidades sociales y en los espesores territoriales y culturales, sería un abuso del término hablar de “epistemicidio”; siendo ya “epistemicidio” un término absurdo inventado.

Como dijimos en ensayos anteriores, las sociedades y culturas no desaparecen, forman estratos de tejidos espacio-temporales-territoriales-sociales, en la simultaneidad dinámica de su devenir experiencia, devenir memoria, devenir vida[8]. Si la mirada o el enfoque moderno no puede visualizar estos tejidos, es su problema; problema relativo a su miopía o limitada visión. Pero, que la episteme moderna no pueda visualizar, entonces, en consecuencia, no pueda configurar, tampoco representar estos tejidos sociales, no quiere decir que no existan.

Una de las tareas de la descolonización es pues lograr acercarse a esas otras formas, arquitecturas, armaduras, estructuras, de relaciones corporales, simbólicas y cognitivas, de las sociedades antiguas y ancestrales, así como de las sociedades resistentes, en la actualidad, en el espesor del presente. Por otra parte, en esta perspectiva, plantearse seriamente la construcción conceptual adecuada a esta tarea. Esto está muy lejos de las improvisaciones teóricas de la formación discursiva de-colonial.

NOTAS

[1] Ver Devenir fenomenología y devenir complejidad.

http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/devenir-fenomenologia-y-devenir-complejidad/.

[2] Ver de Gastón Bachelard La formación del espíritu científico. https://ateneodecomunicacion.files.wordpress.com/2012/08/la-formacic3b3n-del-espc3adritu-cientc3adfico-por-gastc3b3n-bachelard.pdf.

[3] Ver de Tomas Kuhn Estructura de las revoluciones científicas. http://www.conductitlan.net/libros_y_lecturas_basicas_gratuitos/t_s_kuhn_la_estructura_de_las_revoluciones_cientificas.pdf.

[4] Ver de Louis Althusser Para leer El capital. También La revolución teórica de Marx. file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Downloads/Louis%20Althusser%20-%20Para%20leer%20El%20Capital.pdf.

https://docs.google.com/file/d/0BxnMosHeCMaATFRKamk1Z2VTYjA/edit.

[5] Ver de Michel Foucault Las palabras y las cosas. http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/682.pdf.

[6] Ver Pensar es devenir. https://pradaraul.wordpress.com/2016/04/15/pensar-es-devenir/.

[7] Ver Episteme compleja. https://pradaraul.wordpress.com/2015/02/13/episteme-compleja/.

[8] Ver Cuerdas compositoras del multiverso. También Imaginación e imaginario radicales; así como Más acá y más allá de la mirada humana.

http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/cuerdas-compositoras-del-multiverso/.

https://voluntaddepotencia.wordpress.com/imaginacion-e-imaginario-radicales-en-devenir-y-dinamicas-moleculares/.

https://pradaraul.wordpress.com/2016/04/17/mas-aca-y-mas-alla-de-la-mirada-humana-3/.


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