Se va explicando de a poco la necesidad de los poderosos de subir los puentes de las fortalezas y enmurallar sus castillos.
Bombas en Siria, amenazas a Venezuela y región, ahora flota a Corea, ¿Quién sigue?
Se va explicando de a poco la necesidad de los poderosos de subir los puentes de las fortalezas y enmurallar sus castillos.
Las pugnas por los estados entre izquierda y derecha han resultado en el debilitamiento de los gobiernos progresistas que han ido perdiendo bases internas de apoyo debido a su deseo de ser más papistas que el papa, es decir, más capitalistas, explotadores y extractivistas que el capital que los envuelve y los utiliza para contener las dinámicas protagonistas de los pueblos y comunidades que se expanden por todos lados desde abajo, haciéndoles creer que se puede desviar la acumulación de ganancias hacia medidas que beneficien a los pueblos, que sólo pueden ser unas pocas, pues el capital no está dispuesto a “contribuir” más a los derechos del pueblo administrados desde los estados, pues le está afectando en sus márgenes de ganancia.
Por ello las empresas han dejado de invertir masivamente en la producción de mercancías de los países dependientes, se ha cerrado bruscamente el modelo desarrollista de sustitución de importaciones de despliegue de industria local que mejore los precios de ventas en los mercados locales y global, de allí que podemos obervar la expansión de los capitalistas chilenos hacia otros países en las líneas de grandes tiendas, transportes y otros, en tanto capitalistas extranjeros nos traen sus cadenas de farmacias y los unos con los otros construyen carreteras, viaductos, puentes y puertos para agilizar la circulación de esos productos de consumo masivo que compiten o se ligan con los productos chinos, pero ello sólo favorece a las grandes familias propietarias “nacionales” (Odebrecht, Luksic, Slim, etc, pilares “locales” del capitalismo globalizado), en tanto la búsqueda de acumulación masiva se orienta hacia la producción de transgénicos, agricultura de monocultivo, minería, pesca industrial, forestales, hidrocarburos e hidroeléctricas, las que se esconden detrás del “aumento del consumo”, que es un pelo de la cola en comparación con las necesidades de los mega proyectos destructivos.
Hoy día la producción masiva se hace mediante la tecnología que utiliza muy poca mano de obra y el uso extraordinario de materias primas a transformar, de combustibles, agua y energía, de allí que el despojo y utilización extensiva-intensiva de las tierras, bosques, aguas, etc. sea cada vez más profundo desplazando millones de personas de sus territorios, que no sirven como mano de obra calificada, lo que ha llevado al control y modificaciones poco democráticas de las escuelas y universidades, en tanto los sistemas de salud se orientan al cuidado y mantención de la mano de obra tecnológica y un mínimo de cohesión y paz social.
Las rebeliones han sido sofocadas por las izquierdas gobiernistas y por las izquierdas no gubernamentales que disputan la conducción de la administración pública y algunos resortes económicos que quedan atrapados inexorablemente por la necesidad de acumulación. De tanto apretar y mentir a la gente las izquierdas y derechas, han favorecido la fuga institucional y la multiplicación de alternativas de salvaguardia y sobrevivencia, lo que aún no consigue transformarse en válvulas de irrupción masiva como fue en la época en que la población derribaba gobiernos y se autoorganizaba por todos lados con las izquierdas trepando sobre sus hombros para iluminar caminos que finalmente terminaban en lo mismo: o se caían dando paso a las derechas, o se transformaban en dictadores represivos y destructoras de la madre tierra.
La derecha gobernante asegura el buen funcionamiento de las máquinas estatales que deben subordinarse a las necesidades y requerimientos de la acumulación, pero no aseguran la integración de la población, por eso necesitan la ideología nacionalista que haga a los incautos cerrar filas en torno a “la patria”.
La izquierda gobernante asegura, o mejor aseguraba, que la población apoye medidas que les interesan, sin saber que con eso se tapa y esconde el modelo que hará la violación con vaselina y preservativo. Sin embargo esa captura izquierdista de población para servir al modelo, ha llegado a su fin. En Brasil quedó claro que la gente salió a las calles por millones ante el tarifazo sin ninguna vanguardia y luego contra las faraónicas instalaciones deportivas del mundial y las olimpiadas. La derecha no estaba interesada en esa lucha, salvo para ganar votos, pero no la pudo conducir, y la izquierda desesperada veía como la gente se le escapaba de las manos, lo que llevó al PMDB, aliado del PT en el gobierno, a retirarlos de allí. No sirven. Por eso el PC chileno necesita votos, dirigentes sociales y presencia en las marchas NoAFP, etc, pues de otro modo no sirve a la coalición gobiernista.
El peronismo argentino no pudo llevar más allá su sistema bonapartista de estar bien con dios y con el diablo, a pesar del disfraz de angelitos izquierdosos apuntalados por la izquierda parasitaria que se plegó al modelo kirchnerista.
La derrota de los gobiernos progresistas fue la derrota de la alternativa del capital de subordinar a las masas latinoamericanas, aunque esos títeres izquierdistas decían que podían ir más allá y ahora culpan a la caida de los precios de las materias primas y a la corrupción.
Y por qué no pudieron subordinar a la población? Simplemente porque el modelo de acumulación tiene en la actualidad como eje la desposesión por despojo de territorios (como el Arco Minero del Orinoco en Venezuela o el canal interoceánico en Nicaragua), lo que transforma a la población en descartable, ya que ni trabajo tienen para la gente, además que las comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes, villas y poblados, lejos de someterse, han levantado en todas partes la defensa de la madre tierra y de la vida con lo que no sólo no se subordinan al sistema, sino que están haciendo otro, el cambio civilizatorio desde abajo.
Ese es el peligro para el capital que lleva a reorganizar sus fortalezas en los países poderosos y cerrar compuertas. No era allí que debían ir los millones de expulsados de sus tierras, sino que debían concentrarse en las periferias de las ciudades para ser prisioneros de la militarización que tiene como pretexto a los narcos. Pero ello se rebalsó. Y sigue aún más. Era hora de intervenir.
En Ecuador y Nicaragua no van a entrar, pues sus gobiernos progresistas han asumido muy bien las políticas derechistas y las necesidades del mercado. En Venezuela van a presionar, en tanto no se consiga la alianza gobierno-parlamento que potencie el Arco Minero. Siempre es posible que lleven una flota al Caribe, ya que la amenaza envuelve “Venezuela y región”. No se puede descartar una fuerte presión hacia Honduras y Guatemala, de fuerte movilización y protesta comunitaria y ciudadana, además de El Salvador, que está legislando contra el extractivismo minero, lo que traerá enormes consecuencias. De entrar en Centromérica, sería una fuerte presión hacia México insurgente donde las comunidades indígenas están armando su gobierno nacional propio incluyendo sectores sociales y familiares de desaparecidos y asesinados.
En Paraguay están las condiciones para una asonada e intervención, a menos que la población trague la reelección presidencial y deje de andar incendiando.
En Siria la idea no es sólo arrinconar al gobierno, sino también neutralizar la expansión del confederalismo democrático y poner en vereda a Erdogan, presidente de Turkía, que está en la cuerda floja aumentando la represión interna sin poder acabar con la resistencoa kurda. En Corea, el gendarme necesita detener el proceso de fabricación de misiles y la bomba nuclear que alcanzaría las costas de norteamérica.
Estamos ante un proceso de readecuaciones militares y geopolíticas que nada de extraño culmine en una nueva militarización de países en Asía, Abya Yala y África, aunque ya los rusos han movido flota hacia las costas de Siria y Líbano.
Sin embargo el avance sostenido y modificaciones en las estrategias de las comunidades indígenas que apuntan al reforzamiento de la defensa territorial y de la vida, harán que este proceso sea largo, de avances y retrocesos por ambos lados: el capital y los pueblos, donde los gobiernos ya casi no tienen papel que cumplir, pues deben escoger entre el capital globalizado y la emergencia de los pueblos desde abajo. Las amenazas de guerra y de militarización tendrán que ser enfrentadas por los pueblos arrastrando a los gobiernos y subordinándolos a los intereses, ritmos y requerimiento de la madre tierra y del buen vivir.
En la siguiente entrega haremos una síntesis de las readecuaciones y estrategias indígenas de resistencia y salvaguardia de los territorios y la vida en nuestro continente Abya Yala.
Jaime Yovanovic (Profersor J)
unlibre@gmail.com