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Dibujo a mano alzada, mediante escritura, del inquisidor moderno


Raúl Prada Alcoreza :: 05.06.17

Se creen “revolucionarios”; es más, incluso radicales. Pero en sus esquemas de comportamiento y su esquematismo simple de pensamiento expresan, sin darse cuenta, los conservadurismos más recalcitrantes. Son machistas, patriarcalistas y autoritarios; están enamorados del símbolo del caudillo, la convocatoria del mito. Consideran que el mundo se divide entre fieles e infieles, como en la época de la inquisición o de las guerras santas.
Los que están con ellos o son como ellos mismos, son “revolucionarios” o “anti-imperialistas”. Su “anti-imperialismo” se reduce a defender al gobierno que consideran “revolucionario”, “anti-imperialista”, incluso “anti-colonial”; sin embargo, cuando este gobierno se enmarca en el modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente, como hicieron todos los gobiernos de la oligarquía, en sus distintas tonalidades – lo que implica aceptar los condicionamientos de la geopolítica del sistema –mundo capitalista -, no son capaces de explicar esta contradicción. Acuden a hipótesis ad hoc, considerando que se trata de transiciones. Las que no terminan nunca o más bien se tratan de transiciones regresivas.
ya no se trata de tomar el poder, sino de destruirlo. De construir colectivamente, participativamente y de manera consensuada, la institucionalización dinámica y cambiante de la potencia social liberada.


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