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México: Parece pesadilla…

Cambio de Michoacán :: 08.06.17

La sociedad civil reclama “no más partidos”. Sin embargo, el sistema les alimenta, les apapacha, les da enormes cantidades de dinero que bien podrían utilizarse en conceptos realmente prioritarios.

Parece pesadilla…
Xuchitl Vázquez Pallares
Jueves 8 de Junio de 2017
http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc24285

Me siento en una película de ficción chafa. Con Godzilla caminando entre las calles, destrozando no sólo lo material, sino sobre todo las esperanzas de vivir en un país democrático. Digo película chafa porque si fuera una de calidad, Godzilla sería muestra de que por respeto al entorno, a la ecología, los dinosaurios aún sobreviven. Sábado 10 de junio, se cumplen 48 años de una fecha fatídica en la lucha por la democracia y los derechos civiles en este país. Sábado 10 de junio, se cumplen 48 años de una fecha fatídica en la lucha por la democracia y los derechos civiles en este país. (Foto: Disse) Pero no es así, la especie reptil que a todos nos sorprende y causa admiración cuando somos niños ha sido representativa en el comic sátiro-político, de aquellos que se autodenominan políticos pero que no lo son. Se han tornado en reptiles, en seres ponzoñosos que no sueltan el poder, y para no perderlo recurren no a gobernar bien o realizar buenas acciones en pro del país y así tener siempre adeptos, sino a corromper, a cohesionar, a incluso matar al que se le opone. Muerden, atacan, arrebatan, arañan, comicio tras comicio, día tras día. Lo peor de todo es que trasciende filiaciones partidistas y alternancias sexenales, una de sus más eficaces armas es sin duda la impunidad. Quien no era se torna para poder entrar al sistema que les protege y solapa, y así las prácticas que se creían cosa del pasado son cosa del presente, como si estuviéramos viendo una película de viaje al pasado y de retorno. El clientelismo, la vetocracia empresarial, las componendas entre cuates, el patrimonialismo, el peculado, la compra de votos y/o de conciencias, las tarjetas compradoras de voluntades, inventadas por el sistema político imperante, que funcionan a través del desfalco de las arcas. Todo esto aterra e indigna, y lo más preocupante es que son prácticas invisibles, muy presentes a la vista de todos y que todos los partidos las practican. Es ahí cuando la sociedad civil reclama “no más partidos”. Sin embargo, el sistema les alimenta, les apapacha, les da enormes cantidades de dinero que bien podrían utilizarse en conceptos realmente prioritarios, como la cultura, la salud, la tecnología, la investigación, la creación de refinerías, la reforestación, etcétera. Para permanecer en el poder se valen de todo, incluso el uso del garrote para “calmar” a quien les cuestiona. Pasado mañana, sábado 10 de junio, se cumplen 48 años de una fecha fatídica en la lucha por la democracia y los derechos civiles en este país. Amerita reflexión el que si comparamos como estamos ahora y como estábamos entonces, vemos que en vez de avanzar hemos retrocedido. Hemos vuelto a tiempos del dedazo, de la prohibición de pensar y cuestionar. Las elecciones del pasado domingo son muestra fehaciente de la falta de democracia en este país. Y no lo digo porque haya ganado uno u otro partido, sino por las sucias tácticas practicadas durante el proceso. Eso es lo grave estimado lector, que en vez de hacer lo posible para que México viva realmente una democracia le dan estocadas mortíferas a la libertad y la justicia. La violencia se ha posicionado sobre el diálogo y el respeto, siguen ocurriendo asesinatos y desapariciones que parecieran de la teleserie La dimensión desconocida. Como el caso de la desaparición de 80 jornaleros de Chihuahua desparecidos tras haber reportado abuso laboral. 80 indígenas de la región de Baborigame, en el municipio de Guadalupe y Calvo, estaban siendo explotados, les pagaban salarios bajos y les cobraban, al más vil estilo del Porfiriato, distintas “prestaciones”, como la comida y el transporte, lo que los dejaba con una percepción inferior a los 90 pesos diarios por jornadas de ocho horas. No olvidemos el asesinato de Isidro Baldenegro López, indígena rarámuri (tarahumara) defensor de los bosques y de los derechos de los pueblos originarios, quien por su larga lucha contra los talamontes obtuvo en 2005 el Premio Ambiental Goldman, máximo galardón internacional para los defensores del medio ambiente. Isidro Baldenegro López fue asesinado en su domicilio, en la comunidad de Coloradas de la Virgen, municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua. Isidro continuó la labor de su padre, Julio Baldenegro, quien fuera asesinado en 1986 por defender el bosque. Isidro, al igual que su padre, lideraba acciones que buscaban detener la tala y recuperar los derechos agrarios usurpados a la población indígena. Parece ser que matar ambientalistas y periodistas que obstruyen los intereses de grandes empresarios y caciques locales se está volviendo costumbre en este país. El fin de semana pasado fue balaceada en Ometepec, en la región de la Costa Chica de Guerrero, afuera de la estación de radio donde laboraba como locutora, la activista Marcela de Jesús Natalia, quien falleció el pasado lunes sin que se encuentre a los responsables de su muerte. Marcela de Jesús Natalia era comunicadora en el Sistema de Radio y Televisión, sobre todo era líder de su comunidad. En su trabajo en la radio promovía la cultura y valores indígenas, principalmente de su pueblo Ñom’daa (Amuzgo). Recuerdo perfecto el 10 de junio de 1971, centenares de estudiantes fueron atacados a tiros por paramilitares en la Calzada México-Tacuba para evitar que se movilizaran en demanda de la liberación de presos políticos, la derogación de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León y para exigir la desaparición de los grupos porriles en escuelas de educación media y superior. Fue la primera gran movilización estudiantil después de la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Era presidente de la República Luis Echeverría Álvarez y en la Regencia del Distrito Federal estaba Alfonso Martínez Domínguez. Según consta en documentos que hoy están en el Archivo General de la Nación bajo el registro 2438, el contenido de las tarjetas fue: “Nota: recomienda el señor regente aplicar todo el rigor del tratamiento, se trata de cabecillas”. Según las constancias documentales de este tema, existentes en el Archivo General de la Nación desde el 23 de junio de 1971, la PGR, a cargo Julio Sánchez Vargas, supo por un reporte de la Dirección Federal de Seguridad que Díaz Escobar, alias El Maestro, era el jefe de los Halcones, pero nunca se actuó en su contra. Era parte e instrumento del sistema. Se sabía que el cuerpo especial, conocido como Halcones, fue creado por mandato de Corona del Rosal en 1966 y siguió actuando durante la gestión de Alfonso Martínez Domínguez. Se les veía hacer prácticas afuera de la alberca olímpica. No obstante que la herida del 68 aún latía y se sabía de la actitud represora del Estado, se volvió a salir a la calle, se dejaba atrás el miedo. Los actos de injusticia y represión aún marcaban nuestros corazones. No nos dábamos por vencidos, el anhelo de otro país latía y aún late fuerte en muchos corazones.
vazquezpallares@gmail.com


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