La socióloga y matemática mexicana Raquel Gutiérrez, quien vivió y estuvo presa en Bolivia en la década de los años 90 por su pertenencia al Ejército Guerrillero Túpac Katari, ha vuelto a Bolivia para hacer activismo, aunque no para quedarse. La también expareja del vicepresidente Álvaro García Linera es una intelectual crítica con el Gobierno, pero cree que algo nuevo empieza a moverse.
Página Siete / La Paz
http://www.paginasiete.bo/nacional/2017/6/18/raquel-gutierrez-ellos-gobierno-suben-cada-precio-disentir-141501.html
La socióloga y matemática mexicana Raquel Gutiérrez, quien vivió y estuvo presa en Bolivia en la década de los años 90 por su pertenencia al Ejército Guerrillero Túpac Katari, ha vuelto a Bolivia para hacer activismo, aunque no para quedarse. La también expareja del vicepresidente Álvaro García Linera es una intelectual crítica con el Gobierno, pero cree que algo nuevo empieza a moverse.
Cataloga al Gobierno como “régimen político del extractivismo”; dice que quieren hacer creer a la gente que sólo hay el Gobierno o la derecha, lo que es una falsedad y repara en la difícil tarea de disentir en Bolivia citando a Gualberto Cusi como un ejemplo de aquello.
¿Cuál es tu evaluación del proceso político que vive Bolivia desde que te fuiste hasta ahora?
Yo me fui cuando el problema no era el proyecto político del MAS, el problema era cómo transformábamos a los líderes en su conjunto, cómo expropiábamos a las transnacionales, cómo recuperábamos la capacidad de intervenir en asuntos públicos… Pero, regreso en 2006 y ahí empiezan ciertos asombros. Creo que era un momento de una gran apertura y un momento de mucha fuerza. Regreso justamente el día en el que se está estableciendo la Asamblea Constituyente y mantengo una especie de mirada con cierta duda hacia la organización y la estructura partidaria del MAS, a las prácticas criticadas de cierta izquierda que le encanta concentrar el poder de mando en las alturas, en la cúspide del mando político. Yo ya tenía ciertas dudas. Pero, en el momento que empieza a perfilarse un pacto de la Constitución siento que es un momento malo y que prefiero sustraer mi cuerpo de ello, conservar mi energía, dedicarme a otras cosas y volver a venir cuando vuelva a sentir que está abriéndose algún tipo de posibilidad.
¿De qué pacto estás hablando, del pacto con la oposición que se hizo para la Asamblea?
El pacto a partir del cual se legaliza el latifundio; el pacto después de la masacre del Porvenir, y a partir del cual hay un acuerdo entre la oligarquía más rancia y más añeja del oriente con el MAS; y después ellos mismos se vuelven candidatos. No lo pueden explicar cómo una acción de sagacidad política diciendo que para neutralizar a tu enemigo lo vuelves tu compañero; a mí eso no me hace sentido. No.
García Linera decía que había que derrotar al enemigo para crear una hegemonía necesaria para gobernar.
Hegemonía rima con tiranía. Si tú lo que quieres es establecer los términos de un gobierno a toda costa, necesitas eso; si tú quieres seguir manteniendo un impulso de las capacidades de transformación social desde abajo, tienes que hacer otra cosa. Paulatinamente fueron expropiándose las consignas, las capacidades organizativas, para volverlas este discurso matraca, este discurso muy repetitivo que es muy engañoso porque está bien estructurado, pero no nos permite entender lo que pasa y ahí me parece que es un momento importante para correrse de lugar.
¿Cuál pudo haber sido el otro camino? ¿Era posible avizorar otro tipo de administración de la situación entonces?
Ir al terreno de lo que hubiéramos hecho es muy especulativo, lo que yo sí puedo decirte es que había tendencias que promovían modos distintos de hacer las cosas y que fueron bloqueadas. La primera mentira que yo creo que se ha instalado es la de “este es el único camino porque se bloquearon todos los demás”. Ya entre 2001 o 2002 había una disposición de organizar una Asamblea Constituyente sin mediación partidaria, rompiendo la representación política partidaria que nos había impuesto el neoliberalismo y son ellos mismos los que deciden darle balones de oxígeno a eso; son ellos los que reorganizan la representación política de la derecha, no somos nosotros o sea no somos los que habíamos estado en la calle gritando “Asamblea sin intermediación partidaria y control social del agua”. Ellos reconstituyeron la derecha, no por bobos, sino para tener un enemigo funcional porque lo que realmente necesitaban era disciplinar a la sociedad.
¿Tu propuesta era más bien que los movimientos populares se apropiaran del proceso y que tomaran el poder realmente y no solamente estos dos líderes que gobiernan Bolivia?
Exacto, siento que de manera muy temprana empezó a verse la intención que tenían justamente de quedarse en una hegemonía. La clave de la hegemonía es finalmente la reconstitución de la propia fuerza del Estado y entonces hay que reconstruir una relación Estado-sociedad que a mi juicio se parece muchísimo a la que teníamos antes, unos deciden y producen decisión, y otros acatan.
¿Qué cosas más te desencantaron de este proceso?
Otro momento de gran desencanto y sentí un enojo muy grande es el momento en el que se anunció la nacionalización de los hidrocarburos. Ver en las fotos de la prensa en el Palacio de Gobierno una imagen de Evo con un casco petrolero y plantear algo así como “gracias señor Presidente por la nacionalización”. Era toda la simbología que se estaba usando, se está tratando de establecer una relación de tutelaje; se está tratando de establecer el reconocimiento general de que quien va a tener el monopolio de la decisión son ellos y de que tú, el lugar que tienes es el lugar de agradecido admirador de lo que están haciendo tan sabia y amablemente. No estaba mal la medida, no estaba mal cómo lo estaban haciendo; a mi juicio era un buen camino, era un camino para transitar y para llevar adelante cosas diferentes, pero la cosa es como lo dices, que estás tratando de auspiciar con tu máquina propagandística.
Pero, eso que era simbólico luego se convirtió en un hecho real.
Un hecho real. Iban comenzando a plantear un marco de intelección de lo que iban a hacer: consagrarse como los grandes dadores, los grandes caudillos lúcidos y valientes que pueden conducir. O sea, esa figura la ocupó Fidel, en paz descanse, y luego no la ha ocupado nadie más realmente con capacidad.
Y ahora que el mesianismo ya se ha instalado, ¿qué viene después?
A mí me preocupa mucho porque es muy probable, la pura verdad muy probable, que ellos logren mantenerse. Me da la impresión, pero también creo que van a lograr mantenerse por caminos muy sórdidos. Ahora estuve en Cochabamba y tuve oportunidad de escuchar de primera persona los testimonios y las historias que iban contando personas que están en luchas locales dispersas. Muy agraviadas, contaban cómo las organizaciones sociales, que en otro momento sirvieron para luchar, hoy sirven para hacer acatar las decisiones desde arriba.
¿Eso qué se llama?, ¿cómo catalogarías a este Gobierno?
Corporativismo prebendal en un grado extremo; es decir, un eficientísimo aparato de control, típico corporativismo autoritario. Yo siento que esto empezó a pasar desde que se inventó ese oxímoron que era “el gobierno de los movimientos sociales”, porque lo que se hacía era clasificar desde el Gobierno los movimientos legítimos; ellos nos expropiaron la capacidad de establecer y de distinguir lo autorizado de lo no autorizado. Es decir, ellos se autoarrojaban la prerrogativa, de decir quién sí es un movimiento social y quién no.
También pasó con los medios de comunicación…
Así nos va, y por eso se necesita una máquina enorme de propaganda, porque no se sostiene esta cosa, este gran aparato de simulación, si no es teniendo una buena máquina de producción de información que aletargue. Entonces pensaría en un corporativismo autoritario, pero también pensaría en algo que vienen discutiendo desde Argentina que le llaman régimen político del extractivismo o sea el extractivismo necesita un régimen político que contenga a la sociedad, que sea capaz de contener sus luchas. Lo que hay ahora son programas asistenciales que hay en todas partes, hay medianamente una distribución de la renta, pero por otro lado hay concentración de la propiedad, concentración de la riqueza y pacto con las transnacionales. Es también una especie de nacionalismo simulado. En un régimen político del extractivismo, el aparato gubernamental tiene dos tareas: establecer el régimen legal y permitir que las transnacionales usen el agua prioritariamente, hagan lo que quieran, exploten como quieran, desconozcan la regulación laboral; y por otro lado contener la protesta.
Y ese régimen político del extractivismo puede convertirse en un proyecto político de largo plazo…
Es que ese es el juego.
Los ideólogos del MAS dicen quienes están contra el extractivismo quieren convertirnos en guardaparques y que el aporte de Bolivia a la contaminación del planeta es irrelevante. ¿Puede el MAS sostener este discurso contra las evidencias? ¿Estamos condenados a perpetuar el extractivismo como única opción de desarrollo?
Bolivia fue extractivista porque hubo ocupación colonial. Vamos a mantener la vocación extractiva porque nos están volviendo a colonizar. ¿Quién nos está colonizando, la vocación extractiva es nuestra o no es nuestra? Escuché a los compañeros del CEDIB hace unos días documentar el carácter nuevamente extractivista de este modelo y por eso la presión fiscal hacia las poblaciones urbanas, porque el IDH sigue sólo garantizando el 25% del erario público. El 75% se lo tienen que sacar a alguien de alguna parte. Quiere decir que estamos viviendo la vocación extractiva impuesta por el conquistador.
¿Tú crees que todavía es posible salvar el proceso boliviano o es que se ha retrocedido 10 años en la construcción de un modelo de los movimientos populares?
Está muy difícil tu pregunta. Yo lo que digo son dos cosas: nos están chantajeando y estableciendo una pinza, y la pinza es Gobierno o derecha y esa pinza es falsa y hay que movernos del lugar. Cuando se hace una crítica, cuando se dice una voz disidente, cuando se da cuenta de una disidencia, no necesariamente se habla desde la derecha y eso es lo que quiere ser negado todo el tiempo. La segunda cosa que pienso es que el siguiente chantaje es que no digas nada, cualquier cosa que digas, si es crítica es de derecha. ¡Eso es falso, eso es falso, eso es falso! La otra cosa es que la derecha puede ser peor, lo cual es verdadero porque siempre podemos ir para peor.
Ahora no se perciben alternativas. Entonces, ¿quién canaliza el descontento?
Quién canalizó la guerra del agua, quiénes han construido las opciones que abrieron este proceso de cambio. Hay todo un esfuerzo sistemático de producción de olvido, parece que el mundo apareció el día de la coronación del Evo, a ver, a ver, eso es falso de toda falsedad. ¿Cómo logramos hacer que Goni dejara de matar, que Goni dejara de hacer lo que quería, cómo le hicimos? Porque todos le hicimos, todos contribuimos y se fue generando un momento de efervescencia y confianza. Yo no tengo las respuestas, pero yo lo que quiero, cumpas, hermanas, es que cambiemos las preguntas.
¿Qué de bueno ha dejado este proceso durante 10 años? ¿O es que hubo sólo una equivocación tras otra?
No creo que nos hayamos equivocado; es que hubo grandes presiones, lo que sí creo que nos equivocamos es en concederles a ellos la responsabilidad de hacer las cosas por nosotros. Eso no se hace, y que entonces cuando todavía no tenían tanta fuerza y nosotros podríamos haber tenido una fuerza establecida, y no lo logramos. Y después, en el momento del TIPNIS como en el momento del gasolinazo, en el momento del referendo, hemos hablado, hemos dicho, no está bueno que alguien se perpetúe más de 10 años, a ver a título de qué. O sea, ¿no habemos más? ¿Se necesita eso de veras? Yo creo que no. Nos quieren convencer de que sí. Vamos pensando cómo podemos volver a construir un discurso, no es una tarea sencilla, es una tarea para la cual hay que estar dispuesta a atravesar un camino muy duro y no en vano estoy aquí en Mujeres Creando, que son quienes han aguantado estigma, insulto, por muchos años, aquí siguen. Ellos lo que hacen es que suben cada vez más el precio por disentir. Ahí está el magistrado Cusi para decirnos esa barbaridad, lo que no se debe hacer, violar todo el respeto que se le debe tener a una persona.
Tú ahora trabajas con el tema de las mujeres. ¿Cuál crees que ha sido el sumas y saldos de estos 10 años en cuanto a participación de la mujer en Bolivia?
A mí eso sí me asusta, eso sí me espanta. He escuchado, particularmente a Evo, diciendo “compañeros, vayan y embaracen a las compañeras del TIPNIS, para que no nos estén molestando a los cocaleros, de una vez haremos familia”. ¡Por favor! Si desde la cumbre del mando político se emiten esos discursos tan misóginos, tan machistas, tan autoritarios, entonces se autoriza a la cadena de mando descendente a hacer lo mismo. Tenemos cuotas, la simulación la saben muy bien. ¿Que hay que tener 30% de mujeres?, sí, hay que tener. Pero, esa lógica autoritaria y misógina que está establecida a mí me preocupa mucho. Creo que hay una reinstalación de un imaginario misógino, que va a costar trabajo y esfuerzo desmontar.