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¿Cómo se escogió y cómo funciona el Concejo Indígena de Gobierno?

Carlos González :: 19.06.17

Carlos González, abogado agrario que atiende varios casos de despojo en comunidades indígenas en México, e integrante de la coordinación del CNI, nos ayudó a comprender los pormenores de esta propuesta y los objetivos que busca alcanzar el CIG, resolviendo algunas interrogantes sobre el significado real de esta iniciativa y su horizonte más allá de las elecciones presidenciales de 2018.

Indígenas
Concejo Indígena de Gobierno de México: “Buscaremos caminar con quien nos escuche”

Posted on 06/19/2017
http://www.colombiainforma.info/concejo-indigena-de-gobierno-de-mexico-buscaremos-caminar-con-quien-nos-escuche-parte-i/

19 jun. México – En un contexto de guerra y despojo contra los pueblos indígenas, en octubre de 2016 el Congreso Nacional Indígena -CNI- y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional -EZLN- celebraron el 20 aniversario del CNI proponiendo la conformación de un Consejo Indígena de Gobierno -CIG- y el nombramiento de una vocera indígena, María de Jesús Patricio Martínez, para ser postulada como candidata independiente en las elecciones presidenciales de junio de 2018.

Por Sonia Håkansson, Gisela Delgadillo, Jacobo del Castillo, Timo Dorsch y Heriberto Paredes.
Fue durante el 26 y 28 del pasado mes de mayo cuando la Asamblea Constitutiva del CIG se formó en asamblea y nombró a María Jesús Patricio, originaria de la comunidad náhuatl de Tuxpan, Jalisco, como vocera. El Centro Integral de Capacitación Indígena (CIDECI-Unitierra) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas —donde tuvo lugar la asamblea— reunió a más de 1800 indígenas entre delegados e invitados, 200 bases zapatistas, la comandancia del EZLN y más de 700 visitantes externos, entre ellos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y prensa. Todos estuvieron expectantes ante este proceso de diálogo que anuncia el inicio de la construcción de una nueva fuerza política indígena, que buscará generar una alternativa real a la necropolítica mexicana, reivindicando el derecho y el deber que tenemos de gobernarnos bajo otras lógicas.

En entrevista durante esta asamblea constitutiva, Carlos González, abogado agrario que atiende varios casos de despojo en comunidades indígenas en México, e integrante de la coordinación del CNI, nos ayudó a comprender los pormenores de esta propuesta y los objetivos que busca alcanzar el CIG, resolviendo algunas interrogantes sobre el significado real de esta iniciativa y su horizonte más allá de las elecciones presidenciales de 2018.

Coméntanos, desde que se anuncia la propuesta de la conformación de un Concejo Indígena de Gobierno, ¿cómo se han desarrollado las discusiones en las comunidades y cómo fue el proceso de elección de concejales y concejalas?

Carlos González: Como ustedes saben, en el quinto Congreso Nacional Indígena que se realizó en octubre de 2016 el EZLN, ante la situación de guerra y exterminio acelerado que están viviendo nuestros pueblos hizo la propuesta de conformar un Concejo Indígena de Gobierno y proponerlo como candidato a la presidencia de la república. Es decir, incursionar en el espacio electoral con la finalidad de visibilizar a nuestros pueblos.

En un escenario totalmente adverso para los pueblos indígenas, hace más de 20 años, en 1994, la guerra que declaró el EZLN al Estado mexicano hizo visible la existencia de los pueblos indígenas de México y la enorme pobreza, la explotación tan grave que vivían y que viven. A la fecha en que se realizó el quinto Congreso en octubre ocurría lo mismo. Había una invisibilización absoluta —de nuevo— de las exigencias y de las demandas de los pueblos indígenas. Entonces, la propuesta nace ante esta situación de guerra y despojo terriblemente agravada y en una situación de enorme violencia en este país.

Primeramente esta propuesta servirá para visibilizar a nuestros pueblos, para que los problemas y las exigencias que tienen los pueblos indígenas se pongan de nuevo en un lugar importante en la agenda de los políticos y en las agendas de discusión de este país. En segundo lugar, ante esta coyuntura —repito— de guerra y profunda represión que se vive en el país, aprovechar este momento para acercarnos con otros pueblos indígenas y hacer crecer al Congreso Nacional Indígena. En tercer lugar, acercarnos con la sociedad no indígena para plantear que a este país se lo está cargando la chingada y que es necesario construir algo diferente. No importa si es un Concejo Indígena de Gobierno o no, ocupamos otro modo de gobernarnos distinto al que impone el capitalismo. Estos son los propósitos centrales de la propuesta que se discutió en octubre.

Lo primero que hay que entender es que no es una propuesta electoral. Las elecciones y ganar la presidencia de la república nos valen una chingada, no es algo que nos interese. Nos interesa tener el espacio para rearticularnos, para volvernos a unir como pueblos indígenas, para fortalecer el CNI y para dialogar con la sociedad no indígena sobre el futuro de este país.

En los últimos meses, esta propuesta nos ha permitido articularnos con muchísimos pueblos que hacía tiempo ya no participaban en el Congreso Nacional Indígena y con pueblos nuevos que nunca habían participado. El recuento de la asamblea marcó que había integrantes de 58 lenguas diferentes, en diciembre eran 43 lenguas distintas; es decir, hubo un crecimiento importante por lo menos cuantitativo; muchos pueblos se están interesando en la propuesta. Más allá de si se nombra a los concejales, lo primero que nos importa es que el primer propósito se está logrando. Esta propuesta nos está acercando a otros pueblos indígenas, a comunidades que habían dejado de participar, a organizaciones indígenas significativas dentro del movimiento que hacía 10 o 15 años se habían retirado del CNI y que ahora se están acercando.

No cuento con la cifra exacta, pero tenemos más de 200 invitados de pueblos indígenas que vienen a observar el proceso y que están interesados en hacerse partícipes. En Estados como Chiapas, Oaxaca o Veracruz hay una efervescencia y un interés grande por la propuesta. En ese sentido, el proceso de platicar, proponer y de consultar la propuesta ha sido importante. Ha tenido un impacto cuantitativo en la geografía de los pueblos indígenas y nos ha permitido cubrir extensiones numerosas del país como Baja California, Sonora, donde hubo un interés grande por participar en el CNI; en Chihuahua, Sinaloa, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Colima, y así hasta llegar a Campeche y Yucatán. Y decimos nosotros que cualitativo también porque nos está llevando a reflexionar de una manera colectiva y conjunta la guerra que estamos viviendo.

Esta propuesta no nos lleva a discutir las estupideces que está diciendo la clase política mexicana. Nadie ha discutido si le vamos a quitar votos o no al Peje -AMLO- o si Salinas de Gortari está detrás de nosotros o le hacemos el juego al PRI, eso nos vale una chingada. Estamos discutiendo cómo los militares, las corporaciones de seguridad pública están relacionadas con los cárteles del crimen organizado y cómo detrás de esto hay una ofensiva brutal de los empresarios capitalistas a los que se les está siendo concesionadas porciones muy extensas del territorio para minería, para extraer petróleo y gas, que están interesados en proyectos de infraestructura turística, urbana, la construcción de autopistas[…] Por ejemplo, el caso de Xochicuautla, el proceso lleva años tratando de impedir la construcción de una autopista.

El nombramiento de concejales va un poco lento porque las comunidades están viviendo procesos difíciles en este momento y el nombramiento de los concejales significa tomar pausas y tomar decisiones. Por ejemplo, en la sierra wixarika, estuve con las autoridades de San Sebastián Teponahuaxtlán, y están terriblemente preocupados: el día 20 de mayo mataron al excomisariado de bienes comunales, el compañero Miguel Vásquez. Había salido en marzo y había dejado el cargo como comisariado. Lo mataron de un modo violento. Primero agarraron a su hermano, lo mataron para provocarlo a que fuera a buscarlo y después a él lo mataron. Fue el Cártel de Jalisco (Nueva Generación). Allá existe un conflicto de tierras extenso, de más de 10 mil hectáreas. Yo ahora soy el abogado que lleva 45 juicios para procurar la restitución de esas tierras, pero a parte hay intereses mineros significativos en esa parte de la Sierra Madre.

Con todo esto que planteas, nos preguntamos si ya hubo algún acercamiento de otros sectores de la población no indígena con objetivo de dialogar y decirles: ‘oigan, no estamos discutiendo si un voto u otro voto sino el futuro del país’. ¿Ha habido ese acercamiento?

C.G: A partir de diciembre se ha empezado de manera lenta este proceso de acercamiento con la sociedad no indígena, pero nosotros esperamos que se detone a partir de que se constituye el CIG, que es al que propiamente le tocaría dialogar con la sociedad no indígena para impulsar la propuesta que estamos haciendo. A la fecha hemos tenido reuniones con los colectivos y grupos de la Sexta, pero también con grupos importantes de maestros. Ha habido mucho interés por parte de grupos magisteriales, de grupos que pertenecen a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y grupos que no pertenecen a la CNTE, pero que son del SNTE y que están interesados en conocer la propuesta, y algunas reuniones aisladas con otros sectores.

Con los 71 concejales y concejalas que se han nombrado, hasta ahora, ¿cómo se van a organizar? ¿cómo se va a gestionar su labor?

C.G: Justamente, uno de los puntos de esta asamblea es la estructura orgánica del Concejo. Lo que se había discutido y propuesto en diciembre es que se formen comisiones al interior del Concejo para que atiendan diversas tareas que va a tener que atender: la relación con organizaciones de la sociedad civil, tareas financieras, la relación con los medios de comunicación.

El CIG electo hasta ahora va a crecer, lo van a integrar todos los concejales que se han nombrado en las regiones que ya tenemos acordadas a lo largo del país; y ese Concejo Indígena de Gobierno es el que vamos a proponer como candidato a la presidencia de la República. Además, va a tratar de recorrer todo el país para platicar con nuestros pueblos y con la sociedad no indígena; para visibilizarnos y expresarnos en los medios de comunicación, en los espacios de radio y de televisión que se nos abran y finalmente para proponer, denunciar y hacer visible el despojo, la explotación y la guerra que estamos viviendo.

Ya no nos interesa quién va a ser el presidente, si le vamos a quitar votos a la izquierda o la derecha, eso no nos interesa, eso es algo que ya está cocinado. El que llegue a la presidencia de la República es el que decide los grandes grupos empresariales junto con el puñadito de políticos que administran este país. Son los que van a decidir y eso no nos interesa a nosotros. Nos interesa manifestarle a la sociedad que las condiciones de vida humana se están erosionando en este mundo. Por ejemplo, el pueblo Cochimí perdió su lengua hace dos años, del pueblo Paipai y del pueblo Kiligua quedan menos de 50 hombres y mujeres y sus tierras están arrendadas para campos eólicos. Del pueblo Kumiai quedan menos de 900 hombres y mujeres y buena parte de sus tierras ya están rentadas para campos eólicos. El pueblo Cucapá son menos de 200 hombres y mujeres y sus tierras están arrendadas para basureros agrotóxicos para minería. En Tabasco, en Veracruz, en San Luis Potosí los territorios de pueblos enteros están concesionados para fracking, para explotación de petróleo.

Me platicaban en la sierra de Chihuahua que el pueblo Rarámuri, en los últimos 10 años, ha perdido su lengua de modo absoluto, un pueblo sólido culturalmente. Ellos calculan que aproximadamente en los últimos dos años, el 30% de su población ha perdido la lengua, más o menos el porcentaje que vive en las ciudades en la pobreza absoluta, casi en la mendicidad. En Xochistlahuaca, municipio que era monolingüe, el 98% de la población hablaba el ñomdha, un porcentaje pequeño el na’savi, otro porcentaje menor el nahualt. En las escuelas primarias, al niño que habla el ñomdha le cobran dos pesos de multa.

Entonces, hay un proceso de exterminio, no nada más físico, como lo vivimos en Ostula, como lo hemos vivido en la meseta p’urhépecha o como parece que se quiere vivir en la Sierra Wirrarika. No solo es la desaparición, la muerte, el encarcelamiento… no solo es el despojo bruto de territorios. Hay una succión, un exterminio cultural gravísimo, terrible; y hay quien se alegrará, que diga que es la avanzada del progreso, como decía Joseph Conrad, que hay que acabar con la Torre de Babel. Nosotros decimos que no. Con cada lengua que se destruye, se destruye una parte de la cultura milenaria de la humanidad, de su existencia en la tierra. Estamos destruyendo en unos cuantos años toda la herencia cultural, todo el bagaje cultural, toda la sabiduría que construimos por generaciones durante más de 30 mil años. Nos estamos condenando a la destrucción absoluta.

Autores varios DM/18/6/17/10:11


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