Izquierdistas, centristas, derechistas y extremos dicen que hacen política cuando sólo disputan a sangre y fuego los cargos estatales. Si se fueran para su casa y nos dejaran organizarnos por barrios, comunas y regiones, verían que podemos hacer política en la forma de administración de los asuntos de todos. La política no es la elección, eso es un grave error bien aprovechado por los partidos. La política es la democracia vivida en el barrio y centros de estudio o trabajo, la participación, la asamblea, la deliberación en conjunto, el autogobierno local. La gente no consigue ver su propia potencia, ya que para eso están los militantes partidarios que agitan su propio valor y atacan la calidad o moralidad de los otros en disputa.
Veamos por ahora el ejemplo de los centros de estudiantes y federaciones estudiantiles, pues ya hemos hablado bastante de los sindicatos, centros de trabajo y barrios, aunque con esos temas no se termina, pues poco a poco van surgiendo por todos lados las voces del protagonismo social sin partidos.
La resistencia contra los estados y gobiernos
Izquierdistas, centristas, derechistas y extremos dicen que hacen política cuando sólo disputan a sangre y fuego los cargos estatales. Si se fueran para su casa y nos dejaran organizarnos por barrios, comunas y regiones, verían que podemos hacer política en la forma de administración de los asuntos de todos. La política no es la elección, eso es un grave error bien aprovechado por los partidos. La política es la democracia vivida en el barrio y centros de estudio o trabajo, la participación, la asamblea, la deliberación en conjunto, el autogobierno local. La gente no consigue ver su propia potencia, ya que para eso están los militantes partidarios que agitan su propio valor y atacan la calidad o moralidad de los otros en disputa.
Veamos por ahora el ejemplo de los centros de estudiantes y federaciones estudiantiles, pues ya hemos hablado bastante de los sindicatos, centros de trabajo y barrios, aunque con esos temas no se termina, pues poco a poco van surgiendo por todos lados las voces del protagonismo social sin partidos.
El estudiante viene a prepararse para una vocación y profesión, la que de analiza sin gente, ya que sería delicado hablar de máquinas, procesos, organizaciones y administraciones considerando a las personas que serán afectadas, ya que en ese caso nadie aplicaría una metodología destructiva sobre la tierra, al mar y la naturaleza, como los transgénicos, pesticidas y herbicidas como el glifosato, prohibido en diferentes lugares por cancerígeno y empujado por Monsanto para derribar barreras y permitir los estados las fumigaciones masivas aéreas.
El estudiante de arquitectura puede dibujar y diseñar casas, barrios y ciudades. La gente será compradora y esa tarea se deja al mercado. Que la gente participe o diga algo antes de diseñar la casa, quedaría raro. El estudiante podría visitar o participar en barrios y diseñar con la gente, pero es claro que eso no le ayudará a conseguir pega posteriormente o ganarse el sustento en su atelier privado.
En fin que si vemos las otras áreas, aún las más personales o corporales como la educación, la salud, psicología, etc, y qué decir del derecho y la ingeniería, la gente es aleatoria y circunstancial, como que estuviéramos haciendo funcionar los detalles de la burbuja del Show de Truman. Podemos decir tranquilamente que las profesiones se entienden y operan de forma técnica y superficial, ajenas al ser y al mundo de la vida y del amor. Como instalando burbujas en la conquista de la luna.
Para evitar la crisis existencial de los educandos y favorecer la despersonalización, se les meten dos cosas: la política y el carrete. Con la política partidaria de lucha y acceso al poder no sólo se ofrece al joven mejor asidero de futuro y perspectivas, sino también se tranquiliza su consciencia haciéndole creer que está haciendo algo por los demás, o sea, no estoy tan deshumanizado, ¿viste? Pienso en los demás, tengo a la humanidad en mi corazón, lloro por los niños hambrientos de Biafra y votaré Frente Amplio ya que los viejos de la política están todos podridos y nosotros los jóvenes de la política somos la salvación de la patria. Somos estudiantes y profesionales honestos, éticos, limpios y buenitos. Más individualistas que otro poco, pero no le hacemos daño a nadie gastándonos lo indecible el fin de semana en el carrete, dándonos y acostumbrándonos a la buena vida de feliz consumismo, disfrutando el hedonismo a cañón sin importarnos que ello alimente nuestro ego individual.
Algunos salen con capucha a dejar la tendalada, pues hay que ser “combatiente”, hay que ser vanguardia, puesto que somos los buenos, los elegidos, los auto-escogidos para cumplir la misión de salvar a la humanidad de si misma, pero de lejitos, de allá arriba de puestos de mando, y ya verán que mandaré con sensibilidad. A ustedes gente no los conozco, nunca he hablado con ustedes, nunca he ido a su barrio (salvo cuando me llevan los autonomistas o los anarquistas, pero como los cacho, no voy con ellos, no soy tonto, tal vez vaya con los RD o la UNE, pero con la Jota nica y menos con los miristas o frentistas, ni los troskos ni tanto otro partido que nos meten para descubrir el lado “humano” de la vida por fuera de lo humano, tratándose sólo de dirigir el “ganado humano”, “caminen, humanos, es por su bien”)
Si nos retiramos de los partidos y la pugna por el poder, podemos descubrir en y con la profesión a la gente y a la naturaleza. Me resultó triste cuando una chica me dijo que estaba pensando en el tema ambiente como parte del programa de su partido, y hasta hoy me queda esa tristeza, pues ella tiene un corazón muy lindo, que podría desplegarse libremente, pero que en vez de mirar y amar directamente a la madre tierra y a los demás humanos, tenga que hacerlo indirectamente a través de un raciocinio instrumental, lo que evita que el corazón se conecte cara a cara con los demás a través del flujo y circulación de los afectos y del común. Duele.
A esa gente, deshumanizada por la política de empuja-empuja tras el poder, la arrojan a la arena tras las consignas propias que intentan hacer valer como valor humano por encima del resto, como la derecha fascista o como el capitalista de estado del socialismo estatal y del progresismo. Veamos:
Si la derecha está en el gobierno, los muertos son de la represión.
Si la izquierda está en el gobierno, los muertos son de la ofensiva derechista.
Con ese criterio los izquierdistas ni se inmutan con los casi 100 muertos que ya van por la represión a las protestas en Venezuela. En ese país la población se ha cansado de la puga izquierda-derecha y ya hay barrios chavistas que han retirado su apoyo a Madudo, por burócrata y represor.
Interesa la gente o interesa que el club esté allá arriba al mando? Ya hemos visto una y otra vez que la política de lucha por el poder no sirve, que unos caen y los otros sube, y así nos tienen como yendo una y otra vez al estadio a ver si alguna vez nuestro equipo sale campeón y si sale lo celebramos sin importar que luego nos derroten nuevamente. Ya ganaremos más adelante y sudamos terriblemente en cada partido.
Pero la política no debe ser así, sino que debe ser la dinámica de cambio y si no funciona por las elecciones ni por la lucha armada, entonces vamos a aprender de los mapuche, de los zapatistas, de los nasa, de los kurdos, en fin de tantos otros.
Dime sinceramente si te duelen los casi 100 muertos del pueblo venezolano, o había que matarlos por momios.
Parece que el tema fuese quien manipula a quien. Yo digo. Fuera todas las vanguardias y partidos, hagamos los cambios en el mundo de la vida cotidiana e, nuestra familia, barrio, centro de trabajo o estudio. No armes más partido o coleto, gallo o galla, termina con eso, basta que con dos o tres vecinos planifiques vivir todos juntos (o los más posibles) el barrio. Ahí está la vida, no en la afinidad intelectual.
Abrazos
Jaime Yovanovic (Profesor J)
unlibre@gmail.com
http://clajadep.lahaine.org