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Tipnis: Siembra mitos y cosecharás carreteras

Pedro Portugal Mollinedo :: 03.09.17

El Gobierno implementó la ocurrencia del pachamamismo que ahora le pasa factura con el tema del TIPNIS. Ese discurso vacío se fundaba en una supuesta y radical alteridad del indígena y en la superioridad moral de esa esencia. Los primeros años de Gobierno del MAS estuvieron impregnados de esa cháchara: Cosmovisión andina, suma qamaña, complementariedad, autonomías, justicia comunitaria, reserva moral de la humanidad…
Ese discurso debía ir acompañado de medidas políticas concretas. Dado lo incorpóreo de esas premisas ideológicas, las políticas públicas cedieron espacio a lo folklórico y a lo exótico.

TIPNIS: Siembra mitos y cosecharás carreteras

sábado, 02 de septiembre de 2017
Pedro Portugal Mollinedo
http://www.paginasiete.bo/opinion/2017/9/2/tipnis-siembra-mitos-cosecharas-carreteras-150586.html

El Gobierno implementó la ocurrencia del pachamamismo que ahora le pasa factura con el tema del TIPNIS. Ese discurso vacío se fundaba en una supuesta y radical alteridad del indígena y en la superioridad moral de esa esencia. Los primeros años de Gobierno del MAS estuvieron impregnados de esa cháchara: Cosmovisión andina, suma qamaña, complementariedad, autonomías, justicia comunitaria, reserva moral de la humanidad…

Ese discurso debía ir acompañado de medidas políticas concretas. Dado lo incorpóreo de esas premisas ideológicas, las políticas públicas cedieron espacio a lo folklórico y a lo exótico. Los primeros años del experimento masista fueron de rituales, de ceremonias “milenarias” y de fraudes litúrgicos: entronizaciones y matrimonios individuales con decorado ancestral para sus principales autoridades, y matrimonios colectivos con promesas de retribución material para los indígenas.

Sin embargo, la embriaguez que provocaba en los militantes y operadores oficialistas ese discurso, exigía concretarse y no ser sólo manifestaciones de catarsis colonial.

En lo concreto, ese discurso se fusionó primero a la narración posmoderna y culturalista liberal, que ya había ensayado en Bolivia aplicaciones de políticas públicas respecto a los indígenas con el tema de las Tierras Comunitarias de Origen, TCO, y de la Educación Intercultural Bilingüe. El MAS se sumó a la política neoliberal que aparentemente repudiaba, cambiando sólo el encabezado de sus planteamientos: Las TCO pasaron a ser Territorio Indígena Originario Campesino y la Educación Intercultural a Reforma Ley de educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez, de la misma manera que el Bonosol de Gonzalo Sánchez de Lozada pasó a ser el Bono Dignidad del MAS.

Pero esa aplicación se volvió más confusa al ser justificada con un nuevo discurso izquierdista, fruto del “aporte” de asesores principalmente españoles en la Asamblea Constituyente. Ese discurso que impregnó las bases legales del nuevo estado plurinacional es, como lo señala Mark Lilla en un reciente libro sobre la izquierda estadounidense en la era Trump, generado por la izquierda norteamericana que llegó a influir a la europea y, a través de ella, al progresismo latinoamericano. Lo característico de ese discurso es su disfuncionalidad al estar -desde hace ya tiempo- obsesionado con la identidad y despectivo con los objetivos políticos para el conjunto de la sociedad.

Y, precisamente, son objetivos para el conjunto de la sociedad boliviana los que nos son necesarios, en el plano de la aplicación de políticas nacionales y en el proceso de construcción de referencias comunes: ¿Cómo culminar la necesidad del Estado nación si saltamos alegremente a una ficticia plurinacionalidad?

Todos esos desahogos paulatinamente perdieron impulso en la nueva administración, seguramente porque la gestión concreta del poder les certificaba la patraña de la ideología que les guiaba: ausencia de una supuesta economía comunitaria; facetas escabrosas y nada románticas de la justicia comunitaria; desinterés por la obsesión identitaria en quienes precisamente tienen una identidad definida, los pueblos indígenas; dejadez por el tema de las autonomías en esos pueblos, los que, además, no ocultan su embeleso por el desarrollo y el crecimiento.

Contrariado en sus mitos y huérfano de ideas de recambio, al Gobierno no le queda sino entregarse maniatado a lo que inicialmente abyectaba: El desarrollismo, el extractivismo y el uso colonial de los mecanismos de Estado. El pachamamismo es así la antesala grotesca del proyecto de camino que partirá y destrozará -si llega a realizarse- esa reserva natural. Las declaraciones de Evo Morales en foros internacionales, en sentido de que los Derechos de la Naturaleza están antes que los Derechos Humanos (discurso que más puerilmente repetía el ex canciller David Choquehuanca cuando indicaba que los derechos de las hormigas son más importantes que los Derechos Humanos) quedarán como referentes históricos de la inutilidad del romanticismo con excusa indígena y de la necesidad de encarar de manera realista las tareas pendientes de desarrollo y unidad nacional.

Pedro Portugal Mollinedo es director del periódico digital Pukara, es autor de ensayos y estudios sobre los pueblos indígenas de Bolivia.


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